En Bolivia, las mujeres conquistaron espacios en el Carnaval de Oruro

 

Machas caporales en el Carnaval de Oruro 2020. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

Vea la cobertura especial de Global Voices sobre cómo las mujeres luchan contra la violencia de género en América Latina.

Antes de que la pandemia COVID-19 forzara las naciones del mundo a cerrarse, los colores hervían y la música retumbaba en el Carnaval boliviano de Oruro. 

Bandas y bailarines ostentaban trajes bordados a mano y de tonos rechinantes combinados con luces y fuegos. Los músicos bailaban y los bailarines cantaban. 

A 3.735 metros de altitud, 35.000 bailarines y 5.000 músicos derrocharon folklore este año en su peregrinación de 4 kilómetros por devoción a la Virgen del Socavón. El Carnaval de Oruro, al suroeste de Bolivia, ha sido declarada Obra Maestra el Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO. 

Mujeres miembros de una banda en el Carnaval de Oruro 2020. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

Si bien es un escenario de celebración, también es un espacio que refleja las desigualdades entre hombres y mujeres. Excluidas desde los inicios del carnaval, las mujeres y la diversidad sexual instalaron allí una arena de reivindicación.

En la arena musical, el Festival de Bandas fue dirigido por una mujer por primera vez en 2020 después de 18 años de que se creó la banda. La directora, pianista y soprano Vanina Miranda, junto con otros tres directores, seleccionó y preparó las partituras de 23 canciones y dirigió su interpretación. 

Platilleras de una banda en la entrada folklórica en honor a la Virgen del Socavón en Oruro. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

Hace menos de diez años, las primeras incursiones de mujeres en las bandas motivó el siguiente pie de foto: «Bellas mujeres dan otro «toque» a las bandas». Calificar los cuerpos de las mujeres — aunque nada tenga que ver con su oficio; y tampoco sea algo que se observe en los hombres — es el acompañamiento oportuno al ritmo patriarcal.

Un cambio de partitura se marca cuando se crean la Banda Instrumental Femenina Candelaria y la Banda Santa Cecilia, en 2017 y 2018 respectivamente. Estas dos bandas fueron creadas y están compuestas sólo por mujeres.

Mujeres interpretan virtudes en la manifestación cultural de la Diablada que incluye danza, música y vestimenta. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

En la arena de la danza, las mujeres también desobedecen el compás machista de la asignación de roles.  Una muestra es la Diablada, donde se representa la lucha entre el el bien y el mal. Antes, las mujeres sólo podían personificar los personajes diabólicos. Recientemente hay mujeres con estética de ángeles femeninos que representan siete virtudes y acompañan al Arcángel San Miguel.

Las Machas son uno de los personajes de los grupos del baile Caporal. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

En la danza Caporal,son también recientes las Machas, versión femenina de los Caporales. Que se llamen «Machas» y no «Las Caporales/as» hace evidente la necesidad de referirse a lo masculino (del macho), para nombrar la fuerza de las mujeres. Otro aspecto curioso es que los hombres no buscan representar a las cholitas, personaje femenino de la danza Caporales.

Las mujeres trans abrieron la puerta para ir a carnavalear

Hasta los años 1970, en el Carnaval de Oruro, la única presencia femenina era la de la Virgen del Socavón, las mujeres biológicas no podían participar debido al conservadurismo, y lo femenino era representado por trans, homosexuales y hombres heterosexuales, explica el investigador y gestor cultural David Aruquipa.

Los personajes femeninos de la danza de la Morenada son la China Morena, en sus variaciones como tradicional con y sin máscara y chola antigua con distintos largos de pollera y botas; y la Figura, el más sexualizado. Fotos tomadas por Fabiola Gutierrez.

En la danza de la Morenada, los hombres se disfrazaban de mujeres para representar a la tradicional China Morena. En los años 60 y 70, se sexualizó al personaje de la China Morena y se creó una estética travesti: se acortó la falda, se alargó las botas en caño y plataforma y se incluyó bordados de fantasía en la vestimenta. Convirtió a la China Morena en la «China Morena Mariposa», explica Aruquipa. 

Pero a mediados de los años 70, se prohibió que las mujeres trans participaran porque una bailarina — Barbarella — le había dado un beso al presidente de facto Hugo Bánzer, relata Aruquipa. Luego se incorporaron las mujeres biológicas.

Figuras de la Morenada en el Carnaval de Oruro. Vienen de la China Morena Mariposa, creación de travestis en los años 70. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

En los carnavales el machismo también cambia de disfraz

Aunque los carnavales se perciben como permisos para el desenfreno, allí también se busca controlar los cuerpos de las mujeres. Antes las mujeres no tenían el permiso de bailar o hacer música; ahora tienen que aceptar el acoso sexual en el espacio público.

El acoso a las mujeres jóvenes se traduce en indicaciones como «¡muévelo, muévelo!», silbidos y pedidos de besos. Si no acceden, se las acusara de amargadas. Sucede con los hombres bailarines pero en menor medida y sin sanción. A las adultas mayores se les grita suegra. Entonces, el rol asignado a las mujeres es el de cuerpos que atienden demandas eróticas o de maternidad.  

También, se aplica una suerte de división sexual del ocio. ¿Qué espacios — lejos de los cuidados, la familia o el hogar — tenemos las mujeres bolivianas para desfogarnos sin estar amenazas por el acoso sexual, las violaciones o los feminicidios? Mejor dicho, ¿acaso tenemos esos espacios?

Chinas Supay en el Carnaval de Oruro 2020. Foto tomada por Fabiola Gutierrez.

Una posible respuesta viene de otro rito boliviano de carnavales. En Tarija, al sur de Bolivia, existe el festejo de Comadres. La tradición consiste en celebrar la amistad entre mujeres con el intercambio de cestas con comestibles, flores y serpentinas. Ocurre el jueves previo al carnaval y las mujeres cuidan que no haya injerencia masculina. Se ha expandido a otras ciudades de Bolivia como fiesta temática en bares y también fue tomado por el movimiento anarcofeminista Mujeres Creando que convocó este año a la Fiesta de Comadres Bandidas.

Seguiremos ingeniando modos para desobedecer juntas los mandatos patriarcales. Con menor o mayor conciencia feminista, nos aliamos como comadres y travestimos la realidad. Lo dijo la feminista Emma Goldman, como si el Carnaval de Oruro conociera: «Si no puedo bailar, no es mi revolución».

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