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Día de los Inocentes de Abril, COVID-19 y la «minoría recalcitrante» de Trinidad y Tobago

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Historia, Ideas, Medios ciudadanos, Política, The Bridge

Imagen del doctor Eric Williams por Joop van Bilsen / Anefo [1]CC0 [2], Link [3]. Captura de pantalla de la pagina Dictionary.com [4]. Remezclada por Georgia Popplewell.

La versión original [5] de este artículo se publicó en el blog del autor. 

Tal vez te sorprenda saber hasta qué punto la palabra «recalcitrante», especialmente cuando está casada con el término «minoría», forma parte del vocabulario popular en Trinidad y Tobago.

Como escribió el famoso académico Gordon Rohlehr [6] en 1997, la frase «minoría recalcitrante» tiene una resonancia particular en el «estado joven, multiétnico, multicultural y recientemente independizado» (Rohlehr 1997, 849). Trinidad y Tobago se independizó de Gran Bretaña en 1963, pero la descripción de Rohlehr en 1997 de la sociedad como «joven» y «recién independizada» sigue siendo válida cuando se considera la visión a largo plazo de la historia. Cien años en la vida de una civilización son muy cortos, las realidades culturales, las jerarquías sociales y las actitudes públicas que esperamos que cambien (para mejor) con el tiempo a menudo no cambian.

El 1 de abril 2020, el primer ministro Keith Rowley, en una de las ya rutinarias conferencias de prensa sobre COVID-19, abrió su discurso con un debate sobre diversos temas. Dio contexto a la situación global del coronavirus, las luchas de las economías turísticas, las consideraciones del Gobierno de condiciones más humanas para los presos, además de una importante justificación del enfoque estatal de usar la persuasión moral en lugar del castigo y la disciplina como herramienta legislativa en este momento.

Durante su discurso, Rowley utilizó también la frase «minoría recalcitrante». Escuchaba el discurso con mi familia, y mis hermanos y yo contestamos: «¡Maldita sea!, conocemos el peso histórico de ese término. Nos preparamos para el contragolpe de los medios sociales».

Quienes separan las intenciones del lenguaje de sus resultados y resonancias podrían referirse a la frase de Rowley como un «error de relaciones públicas». Quienes están en sintonía con lo que la gente siente podría llamarlo culturalmente ofensivo. Y por supuesto, quienes se ofenden por el término podrían acusar que es fundamentalmente racista.

El término «minoría recalcitrante» es específico a la historia de Trinidad y Tobago y el Día de los Inocentes del 1 de abril y está estrechamente relacionado al Movimiento Nacional Popular (MNP), partido político liderado por Rowley, y a su fundador, Eric Williams, [7], la primera persona en ejercer el cargo de primer ministro del país.

Antes de la posibilidad de un estado único independiente en Trinidad y Tobago, Williams hizo una campaña por la Federación de las Indias Occidentales [8], fugaz proyecto que imaginaba la formación de una unidad política integrada por varias colonias británicas del Caribe.

En marzo de 1958, el Partido Laborista Demócrata (PLD), en una campaña muy reñida que alimentó la animosidad raciales y la desconfianza, derrotó al PNM, liderado por Williams, y a su afiliado Partido Laborista Federal de las Indias Occidentales en las elecciones federales. La derrota por el PLD, que recibió un apoyo sustancial de los indios-trinitarios, impactó a Williams y envalentonó a sus críticos. También reforzó la creencia de Williams de que la visión política del «nacionalismo de las Indias Occidentales» la socavaban algunas fuerzas nacionales y racistas opuestas a un proyecto federal.

El 1 de abril de 1958, en un discurso a sus partidarios en la Universidad de Woodford Square, Williams intentó explicar las posibles razones del resultado electoral que, desde su punto de vista, «plantea[ba] una peligrosa amenaza para la estabilidad de nuestro país y de la nueva nación». A menudo se creyó erróneamente que Williams empleó todo el discurso por denigrar a los indo-trinitarios. Lo que en realidad intentaba hacer era establecer comparaciones entre la India de Jahawarlal Nehru y la «nación india» de activistas locales, llamó progresistas a los primeros e invirtió en la solidaridad interracial, a diferencia de los segundos.

Colin Palmer, en Eric Williams and the Making of the Modern Caribbean [9]  (Eric Williams y la formación del Caribe Moderno) (2006),cuenta el episodio así:

…Williams went on to denounce the Trinidadian advocates of “an Indian nation” as “the recalcitrant and hostile minority of the West Indian nation masquerading as ‘the Indian nation’ and prostituting the name of India for its selfish, reactionary political ends.” This was arguably, the most controversial and criticized speech that Eric Williams delivered during his long political career. (266)

…Williams procedió a denunciar los defensores trinitenses de una «nación india» como la «minoría recalcitrante y hostil de la nación antillana que se hace pasar por ‘la nación india’ y prostituye el nombre de India para sus fines políticos egoístas y reaccionarios». Esto fue, sin duda, el discurso más controvertido y criticado que Eric Williams pronunció durante su larga carrera política. (266)

Palmer argumenta que este «desafortunado uso del lenguaje» fue aprovechado por los críticos de Williams como un medio para abarcar lo que creían ser su actitud general hacía «toda la raza» de los indio-trinitenses. Según Palmer, «es improbable que esta fuera su intención, dado que el PNM incluyó a muchos a favor de la federación e indio-trinitenses– al igual que el PLD» (266). Gordon Rohlehr, curiosamente, tiene una interpretación algo diferente:

“It is not clear to this commentator whether by “recalcitrant minority” he meant Indo-Trinidadians or the cadre of French Creoles, other whites, off-whites and coloreds…” (857).

No está claro para este comentarista si con «minoría recalcitrante» se refería a los indio-trinitenses o al grupo de criollos franceses, otros blancos, blanquecinos y de colores…» (857)

El legado de Williams es complejo, como lo fue su relación con las distintas etnias y grupos sociales de la multiétnica Trinidad y Tobago. Abogó, por ejemplo, por la plena participación de los indio-trinitenses en la vida política y cultural de la sociedad como de su partido político; pero rechazó la enseñanza oficial del hindi en las escuelas, por temor a que socave el espíritu nacionalista de la educación. Para Williams, hacer distinciones culturales entre indios (y africanos) era un anatema al nacionalismo. Sin embargo, su deseo de un nacionalismo no racial seguía siendo fundamentalmente construido en términos afrocriollos.

Un estudio de los antecedentes históricos de la frase «minoría recalcitrante» nos ayuda a ilustrar la realidad cultural del Trinidad y Tobago en la década de 1950, y también el reto que tenemos que afrontar para gobernar en 2020. Lo que está en juego aquí no es ni el intento de lenguaje ni el significado literal de esas dos palabras; más bien estamos aquí para comprender, criticar y aprender de sus resonancias culturales. Las diferencias étnicas, raciales, culturales, de género y de edad son parte de todas las sociedades. El conocimiento histórico es la condición previa para trabajar a través de ellas.

¿Quién hubiera predicho que un discurso hecho el 1 de abril de 1958 resonaría en el mismo día del 2020 a través de un discurso hecho por otro líder del mismo partido político? Aquí mi intención no es debatir si el primer ministro tenía o no malas intenciones al usar ese término –no puedo leer su mente. Pero puedo leer el lenguaje y ponerlo en un contexto histórico. Escribo para rechazar las respuestas públicas ahistóricas que han copiado y pegado o publicado capturas de pantalla de dictionary.com del término recalcitrante para apoyar sus argumentos de que el término «minoría recalcitrante» no es ofensivo para los indiotrinitenses.

El lenguaje no es neutral. Los significados políticos son parte del lenguaje. Ya sea que se trate de la descripción que hace Hillary Clinton de los jóvenes delincuentes (negros) en la década de 1990 como «superdepredadores» o del racista «silbato de perro» de David Cameron contra Sadiq Khan en las elecciones para la alcaldía de Londres de 2016, las plataformas políticas dan un mayor contexto al lenguaje porque los discursos que se presentan allí reflejan la intención y las ideologías de la política pública- -o, al menos, la mentalidad de los responsables de las decisiones públicas.

Estas son las recientes palabras del primer ministro Rowley en la conferencia de prensa del 1 de abril:

I want to say that if it turns out that the biology is against us we will take further measures if it turns out that we cannot encourage and control the recalcitrant minority (that famous phrase) then the force of law is with us [emphasis added].

Quiero decir que si resultara que la biología está contra nosotros, tomaremos más medidas si resultara que no podemos alentar ni controlar a la minoría recalcitrante (esa famosa frase), entonces la fuerza de la ley está con nosotros [énfasis añadido].

El hecho de que dijera «esa famosa frase» demuestra que es consciente del peso histórico y político –no fue un error, sino un uso deliberado del lenguaje. Sin embargo, ¿cuál es la utilidad de este término en un discurso nacional? ¿Hace que el mensaje sea más efectivo? Cuando la división étnica y el malentendido son parte de nuestra sociedad, ¿cómo esta elección del lenguaje desafía estos problemas?

El reto para el primer ministro de considerar su elección de las palabras es un reto para todos los líderes públicos de usar conscientemente un lenguaje que incluya y no excluya. Lavarnos las manos puede ayudar a parar la difusión del coronavirus, pero no podemos lavarnos las manos de nuestra historia.

Referencias:
Palmer, Colin A. 2006. Eric Williams and the Making of the Modern Caribbean. Kingson, Jamaica: Ian Randle Publishers.
Rohlehr, Gordon. 1997. “The Culture of Williams: Context, Performance, Legacy.” Callaloo (Autumn): 849-888.