La pandemia empuja a más de 34,000 migrantes venezolanos de regreso a su tierra

Captura de pantalla de un vídeo de Euronews, publicado el 13 de abril 2020.

Caminando por trochas, en buses o en camiones de carga, decenas de miles de venezolanos en el exilio intentan volver a Venezuela. El retorno masivo desde países vecinos, como Perú, Ecuador y Colombia, se debe, según los migrantes, a la falta de trabajo, la dificultad para pagar alquiler diario y sobrevivir durante la crisis generada por el COVID-19 en los países donde habían llegado meses o años atrás.

Según el periódico colombiano El Tiempo, 500 migrantes llegan por día a la ciudad fronteriza de Cúcuta para retornar a Venezuela. Hasta el 15 de abril, un total de 34,000 personas han pasado por la ciudad.

El regreso en masa de personas a Venezuela es excepcional si se tiene en cuenta que cerca de 5 millones de venezolanos han emigrado en los últimos cuatro años a causa del colapso de la economía, la hiperinflación, la escasez de servicios y la precariedad de la salud pública de este país.

Hasta hace un mes, los datos oficiales indicaban que más de 1 millón 825 mil migrantes estaban establecidos en Colombia, mientras que el gobierno de Perú calculaba 800 mil y el de Ecuador 400 mil venezolanos viviendo en su territorio. Según la Agencia de la ONU para Refugiados, ACNUR, cientos de miles de venezolanos han permanecido sin documentación regular en estos países. Esto los hace vulnerables a la explotación laboral y sexual y a la xenofobia.

La precaria situación de los venezolanos en el exterior empeoró con las medidas de cuarentena y de aislamiento tomadas por los gobiernos de Colombia, Ecuador y Perú para combatir la pandemia del coronavirus. El cierre de los comercios y el confinamiento obligatorio han afectado duramente a los migrantes venezolanos dado que la mayoría busca la subsistencia diaria en la economía informal.

«Queremos ir a casa»

A pesar del cierre de fronteras decretado por el gobierno de Colombia, cientos de venezolanos en Ecuador se han agolpado en inmediaciones del puente fronterizo entre Ecuador y Colombia para demandar el paso hacia Colombia y seguir la travesía de 1.800 kilómetros rumbo al norte hasta el borde con Venezuela.

Mientras tanto, en las zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela, el gobierno colombiano ha habilitado corredores humanitarios con medidas de control sanitario para facilitar el paso de los migrantes que regresan a su patria.

Aunque algunas autoridades regionales han facilitado buses y camiones para el traslado de los venezolanos hasta Cúcuta y Arauca, ciudades fronterizas en Colombia, la mayoría de los migrantes que tratan de retornar encuentran dificultades de transporte. Por lo tanto, emprenden su éxodo a pie o buscan aventones en las carreteras.

Cientos de familias migrantes están atascadas en medio de su trayecto. En Bucaramanga, una ciudad a 200 kilómetros de la frontera, se les ve con sus pocos enseres asentados en el Parque del Agua esperando un medio de transporte para Venezuela. El gobierno local ha contratado algunos buses para movilizar a los migrantes y evitar, según palabras del gobernador del Santander, riesgos de propagación del virus en la región.

Hay situaciones en que los migrantes saben que no pueden regresar pero tampoco tienen recursos para quedarse. Es el caso de Eduardo José Rondón y su esposa, quienes llegaron a Colombia hace cuatro meses caminando desde Puerto Orzar, al oriente de Venezuela. Se establecieron en Bucaramanga, una ciudad cercana a la frontera donde él se ganaba el sustento diario en un estacionamiento cuidando autos.

Eduardo Rondón dijo a Global Voices que no puede retornar a Venezuela porque su esposa está embarazada y va dar a luz en pocos días.

«En el hospital [de Bucaramanga] han prometido atenderla”, dijo Rondón a Global Voices y agregó que su esposa quiere quedarse en Colombia para tener su bebé en un sitio que ella considera seguro.

Sin embargo, se ven en una encrucijada: “nos van a desalojar de la pieza porque llevamos varios días sin pagar. ¡Pero es que no hay tampoco con que comer! No se qué vamos a hacer”.

Venezuela poco preparada para la recepción

El gobierno de Venezuela ha lanzado en agosto 2018 el «Plan Vuelta a la Patria«, descrito como una estrategia diplomática y económica para facilitar la repatriación de ciudadanos venezolanos en necesidad económica que voluntariamente desean regresar a su país. Bajo este plan cientos de familias han retornado en avión y en bus desde varios países incluidos Brasil y República Dominicana.

Sin embargo, los migrantes que logran cruzar la frontera Colombo-Venezolana por trochas o buses se encuentran con un recibimiento poco alentador como lo muestran las redes sociales en la ciudad de San Antonio en Venezuela. El escritor y consultor político Gustavo Azócar lo describe como «caos»:

Las autoridades venezolanas, según muestran los medios oficiales, hacen controles sanitarios y trasladan a los retornados a albergues temporales para que pasen dos semanas de aislamiento. Pero se han presentado denuncias por fallas en la logística y suministro de alimentos para atender a los repatriados quienes en algunos casos se sienten maltratados por las condiciones de confinamiento.

En Colombia, luego de duras críticas por la falta de coordinación a nivel nacional y de liderazgo para apoyar a los migrantes venezolanos durante la pandemia, el presidente de Colombia Iván Duque afirmó que su gobierno seguirá apoyando a la población migrante que reside en Colombia, especialmente los más vulnerables y pidió paciencia mientras se distribuyen ayudas humanitarias. También condenó la discriminación y la xenofobia contra inmigrantes venezolanos «ellos necesitan lo mejor de la solidaridad colombiana».

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