De Brasil a Kosovo y hasta Filipinas, la ciudadanía protesta desde sus ventanas durante confinamiento

La ciudadanía brasileña protesta desde sus hogares durante la cuarentena, mientras televisan el mensaje del presidente Jair Bolsonaro el 24 de marzo. Foto: captura de pantalla del video de Deutsche Welle/YouTube.

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Es muy probable que, mientras leas esto, estés en confinamiento. Una de cada tres personas en el mundo está cumpliendo alguna regla de distanciamiento social impuesta por los Gobiernos para desacelerar la propagación del COVID-19, que ha cobrado más de 100 000 vidas desde que se detectó el virus por primera vez en diciembre de 2019 en China.

Los confinamientos han estado bajo la lupa de varios grupos de derechos humanos; han instado a los Gobiernos a ser cuidadosos al restringir libertades civiles bajo estas circunstancias excepcionales. Sin embargo, dichos confinamientos suponen una paradoja cuando de responsabilidad se trata: ¿cómo es que la ciudadanía puede estar segura de que las autoridades no van a hacer mal uso de sus facultades de emergencia ante las protestas públicas que representan un peligro inmediato hacia los demás?

Por fortuna, la gente encontró algunas opciones: desde Kosovo a España; desde Brasil hasta Filipinas, se oyen protestas con cacerolazos, desde balcones y ventanas, que representan una opción segura ante el COVID-19 para llamar la atención de la clase política.

Cabe mencionar que estas protestas no son nada nuevo. En efecto, como lo documentó el historiador, Emmanuel Fureix, este tipo de protesta data de 1830 en Francia. En ese entonces, los republicanos que se opinían a la monarquía de Luis Felipe usaron vajillas para hacer ruido en señal de protesta. A este acto se le llamó charivari.

Más adelante, este acto de resistencia llegó a otras partes del mundo. En 1961, durante la guerra de independencia argelina, se hubo una protesta que se hizo conocida como la «noche de las cacerolas». Otra de las más famosas protestas se dio en Chile en 1971, durante la administración de Allende. En 2012, se llevaron a cabo las protestas estudiantiles de Quebec, seguidas de las protestas en el Parque Gezi, en Turquía, durante 2013. Hoy se ha hecho muy popular en Latinoamérica:  se le conoce como cacelorazo en países de habla hispana y panelaço en Brasil.

Desde sus ventanas, kosovares piden a las autoridades que prioricen la vida sobre la política

En Kosovo, durante una semana entera, la ciudadanía estuvo se manifestando con cacerolazos desde sus balcones y ventanas para mostrar su descontento sobre la situación política actual: una lucha de poderes dentro del gobierno de coalición por las medidas de emergencia.

Los manifestantes no pudieron prever que el primer ministro perdería una moción de censura el 25 de marzo, lo que provocaría que el gobierno de Kosovo fuera el primer país del mundo en caer en crisis por coronavirus.

NOTICIAS – El canal televisivo de Kosovo transmitió en vivo cómo la gente se manifestaba desde sus balcones, mientras comenzaba la votación para derrocar al gobierno.

Ahora que el Gobierno de Kosovo ha caído, la decisión de formar uno nuevo o disolver el Parlamento del país y convocar a un periodo de elecciones anticipadas recae en el presidente Hashim Thaçi, directo beneficiario de la destitución del primer ministro. No obstante, convocar a elecciones en medio de una pandemia parece imposible, lo que deja al aire varios asuntos importantes:

Se aprueba la moción: el Gobierno colapsa, se expone a un ambiente de profunda incertidumbre, en cuarentena, luchando contra el COVID-19 y por llegar a un acuerdo entre Kosovo y Serbia. La lista que atormenta al ciudadano promedio de Kosovo es larga.

Cazerolada española contra el rey

El 19 de marzo de 2020, mientras el rey de España, Felipe VI, daba su discurso en cadena nacional en el que convocaba a la unión para enfrentar el COVID-19, la gente se asomó por sus balcones y ventanas para exigir que su padre, Juan Carlos I, donara cien millones de euros al sistema público de salud, que había recibido del rey de Arabia Saudita y que supuestamente estarían guardados en un banco suizo.

España: protesta masiva con cacerolazo, mientras el rey se dirige a la nación en cadena nacional. Desde su confinamiento, la gente se asoma por sus balcones en señal de rechazo a la corrupción dentro de la realeza.

Unos días después, se dio una protesta similar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su régimen como una forma de reproche por cómo están manejando la pandemia de COVID-19:

El 1 de abril, tanto los de derecha como de extrema derecha, volvieron a convocar a protesta en medios sociales, con la etiqueta #Cacerolada21h para expresar su descontento sobre cómo el Gobierno está manejando la crisis de COVID-19. Sin embargo, este llamado casi tuvo poca o ninguna respuesta en algunas partes de España.

Un mes entero de protestas nocturnas contra el presidente brasileño, Jair Bolsonaro

Desde el 17 de marzo no han dejado de sonar la cacerolas en cada hogar de Brasil. Comienzan todos los días a partir de las 20:30 horas, en señal de protesta por cómo las políticas del presidente, Jair Bolsonaro, están abordando la pandemia de COVID-19 en un país donde habitan más 200 millones de personas:

«¡Afuera Bolsonaro!» -Grita el centro de São Paulo.

La primera noche se llevó a cabo la protesta un día antes de lo planeado en medios sociales. A lo largo del país, ciudades de norte a sur –hasta en barrios que hacían sonar sus cacerolas para exigir la destitución de la presidenta de izquierda, Dilma Rousseff, unos años atrás–, la gente gritaba «¡Fuera Bolsonaro!”.

La noche siguiente, el 18 de marzo, apenas media hora después del comienzo de las protestas, Bolsonaro intentó tergiversar este acto de resistencia y lo puso a su favor: pidió a la ciudadanía que hiciera sonar esas cacerolas en apoyo a su gobierno:

- El dioario Hoy (TV Globo) y Veja en línea publicaron ostentosamente que se llevaría a cabo UN CACEROLAZO hoy a las 20:30 horas contra el presidente Jair Bolsonaro.
– Y fue esa misma prensa, que sostenía ser imparcial, que NO PUBLICARÍA otra PROTESTA CON CACEROLAZO a las 21:00 horas EN APOYO AL GOBIERNO DE JAIR BOLSONARO.

El presidente ha estado minimizando los efectos de la pandemia; dice que el COVID-19 es “un resfriado cualquiera” y señala que tanto la cobertura de los medios como las medidas de distanciamiento social adoptadas por gobernadores de otros estados son «histéricas». En varios estados se bloquearon las carreteras, se suspendió el servicio de transporte colectivo, se cancelaron actividades y se cerraron las escuelas.

Bolsonaro se ha dirigido tres veces a la nación por televisión, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el COVID-19 como pandemia el 11 de marzo. Sus mensajes han sido considerados como confusos y erráticos, yaque por un lado critica a gobernadores de otros estados, y por el otro invita a la «unión».

Desde comienzos de abril, el presidente brasileño ha cambiado de parecer: primero, hizo un llamado al comercio y a las escuelas para que se activen nuevamente y, luego, defendió el «aislamiento vertical» –obligatorio para quienes pertenezcan a grupos de alto riesgo de contagio–. Al igual que el presidente estadounidense, Donald Trump, promueve el uso de la cloroquina para curar el COVID-19, a pesar de que no existe evidencia científica suficiente de su eficacia.

Ayudado de propaganda y cámaras, Bolsonaro ha hecho recorridos a pie a lo largo de la capital, Brasilia, hablando y saludando de mano a sus simpatizantes. En su último recorrido del 10 de abril, dijo: «Nadie me quitará el derecho de transitar libremente».

Tanto aliados como líderes del Congreso Nacional lo han criticado por contravenir las recomendaciones de la OMS.

Protesta desde casa en Filipinas

Kadamay, grupo urbano pobre de Filipinas, organizó un cacerolazo para reclamar la demora en las entregas de apoyo gubernamental para comida. Aunque la orden de confinamiento tenía como objetivo contener la propagación del COVID-19, afectó mucho el sustento de los vendedores ambulantes y otros trabajadores del sector informal:

La falta de un plan claro sobre cómo se distribuiría el apoyo a los hogares más necesitados motivó que Kadamai se organizara y protestara con un kaldero vacío (cacerola) dentro de sus casas. Una etiqueta de Twitter #ProtestFromHome [protesta desde casa] se hizo tendencia el 22 de marzo, después de que la campaña ganara el apoyo de las redes en el país. La Policía reaccionó y acusó a Kadamay de ser antifilipino.

La protesta también exigía que el Gobierno hiciera pruebas masivas para detectar el COVID-19, y estableciera como primera prioridad el envío de apoyo a las comunidades más afectadas.

En Argentina, las mujeres protestan con cacerolazo contra la violencia doméstica

En Argentina, no se hicieron esperar los cacerolazos en protesta contra el aumento de la violencia hacia las mujeres durante la cuarentena. Miles de mujeres se sumaron a estas protestas, lo que provocó un llamado a la clase política para reducir su salario:

Protección al sector vulnerable en Uruguay

El cacerolazo también fue un método al que recurrieron muchos uruguayos para exigir medidas de protección social a los sectores más vulnerables durante la crisis de COVID-19. Sin embargo, hubo otros que quisieron contrarrestarla con aplausos y entonando el himno nacional:

Así como los ciudadanos del mundo están unidos en la lucha contra la pandemia de COVID-19, parece que ahora que las protestas callejeras son imposibles, también están unidos golpeando ollas y sartenes.

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