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¿Podrá ayudar el COVID-19 a llevar adelante la paz en Yemen?

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Yemen, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política, Respuesta humanitaria, COVID-19, The Bridge
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Edificios en un barrio de Sanán, Yemen, en escombros meses después de un ataque aéreo, octubre de 2015. Foto [1] de Almigdad Mojalli. Cominio publico [2] de Voice of America [3].

Por Hooria Mashour

Yemen está en medio de un conflicto armado [4] desde que los rebeldes hutíes con apoyo de Irán [5] derrocaron al Gobierno en septiembre de 2014. Se le considera [6] la peor crisis humanitaria [6] del siglo XXI. Cerca del 80 % de la población está en necesidad de urgente asistencia humanitaria y en mayo, cuando los yemeníes celebraban su quinto Eid-Al-Fitr desde el inicio del conflicto, sufren la acumulada agonía de guerra y enfermedades relacionadas, además del COVID-19.

Aunque el primer caso de COVID-19 se confirmó oficialmente en Yemen el 10 de abril [7], para fines de mayo el virus se ha difundido por todo el país, la cantidad de contagios ascendía [8] a 278 y 57 personas han muerto. Se teme [9] que los casos no informados sean muchos más. El nuevo coronavirus también circula en Yemen junto con otras enfermedades mortales, como malaria, cólera, dengue y chikungunya [10].

El 25 de marzo, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, recurrió [11] a facciones en conflicto en Yemen para cesar las hostilidades y centrar sus esfuerzos en enfrentar el virus. Arabia Saudita tomó una decisión unilateral de cese al fuego [12] en abril, pero el conflicto en Yemen continuó. Mientras los líderes se han estancado en una respuesta unificada para poner fin a la violencia para enfrentar el virus, varios grupos de activistas presionar para un cese al fuego, y piden que termine el prolongado conflicto.

Se estima que para finales de 2019, más de 233 000 [13] personas murieron en el conflicto armado que ocurría en Yemen en diferentes frentes, entre hutíes y fuerzas gubernamentales con apoyo de la coalición liderada por Arabia Saudita en el norte, y entre separatistas respaldados por Emiratos Árabea Unidos y fuerzas gubernamentales.

Estos factores, además de las amenazas en curso de grupos extremistas [14] en algunas partes del país, han convertido a Yemen en un estado frágil con una economía desplomada [15]. La frágil infraestructura y la débil economía de Yemen no pueden resistir el potencialmente devastador impacto del COVID-19, que ha hecho tambalear a economías más sólidas.

Sociedad en negación

A pesar de la fragilidad [16] del sistema de salud de Yemen, hay una amplia negación social y política sobre la gravedad del COVID-19. Aunque las autoridades de facto han impuesto toques de queda temporales en diversas regiones, las personas no se quedan en casa ni observan las medidas de distanciamiento social. Mientras la mitad de la población mundial vive bajo diversos grados de confinamiento y órdenes de quedarse en casa, los yemeníes han seguido saliendo encargarse de sus asuntos diarios —incluidas reuniones religiosas y sociales [17] relacionadas con el recién concluido mes sagrado de Ramadán y las celebraciones de Eid— a pesar de las advertencias [18] de que el COVID-19 podría convertir a Yemen en una peor zona de desastre.

Por su parte, los políticos locales no han reconocido la enormidad de este desafío ni suspendido sus disputas internas ni por un breve momento, para colaborar y luchar contra este desafío urgente de salud pública.

El llamado [11] del secretario general Guterres de un cese al fuego fue ignorado y el Gobierno, con resplado saudita, sigue enfrentando dos desafíos: de los separatistas en el sur y los hutíes en el norte. El conflicto armado en el norte incluye un elemento regional, mientras los hutíes siguen lanzando misiles balísticos [19] hacia Arabia Saudita, y Arabia Saudita responde con ataques aéreos contra Saná, la mayor ciudad del país.

¿Cambiar a conversaciones de paz en línea?

Aunque los líderes no han logrado unificarse contra el COVID-19, los activistas yemeníes están trabajando para transformar esta crisis de salud pública en una oportunidad para que se imponga el cese al fuego.

La Red Solidaridad de Mujeres [20], a la que pertenezco, emitió una declaración conjunta [21] con otros ocho grupos de mujeres el 15 de abril en el que pdieron un cese al fuego y pidieron que las autoridades de todos los lados políticos colaboraran con organizaciones de la sociedad civil para prepararse para el COVID-19 con zonas de cuarentena, sistemas de pruebas y capacitación. Están en riesgo particularmente las personas internalmente desplazadas y los pobres.

El COVID-19 ha obligado millones en todo el mundo a llevar sus actividades en línea. Tal vez este cambio podría presentar una oportunidad para facilitar mejor el proceso de paz en Yemen, y retirar muchas habituales obstáculos logísticos relacionados con viajes, visas y alojamiento. Las negociaciones de paz en línea no son nuevas. La Red Solidaridad de Mujeres, que incluye a más de 250 mujeres líderes repartidas en todo el mundo, también ha estado realizando reuniones virtuales frecuentes facilitadas por Peace Track Initiative [22].

Llevar en línea las conversaciones de paz de Yemen permitiría a los líderes dedicar más tiempo para charlas que incluyen a interesados de todo el mundo en diferentes zonas horarias. Por ejemplo, Martin Griffiths, enviado del secretario general de Naciones Unidas a Yemen, ha estado sosteniendo conversaciones en línea [23] con diversos líderes políticos yemeníes.

Sostener conversaciones de paz en línea también permitiría que participaran los principales interesados que suelen ser excluidos [24] de charlas de paz tradicionales, como mujeres y grupos de la sociedad civil.

Millones de yemeníes sufren como resultado de la guerra. Antes de que miles caigan a causa del COVID-19, los políticos deben darse cuenta de que no pueden combatir la enfermedad sin colaboración.

Hooria Mashour es activista política y defensora de derechos humanos especializada en género y justicia transicional. Fue ministra de derechos humanos en el Gobierno de Consenso entre 2012 y 2014, y antes fue funcionaria del Comité Nacional de Mujeres. Mashour integra la Red Solidaridad de Mujeres y ha recibido una beca de Peace Track Initiative Feminist.