Demolición de estatuas: Francia enfrenta su pasado colonial y esclavista

Estatua del general Faidherbe en Lille, norte de Francia. Foto publicada en Flickr por el usuario Fred Romero (licencia CC 2.0).

Desde hace varias semanas, cuando la movilización contra el racismo atravesó el mundo, Francia seguía dividida por la suerte reservada a las estatuas que representan figuras históricas vinculadas al esclavismo o el colonialismo.

Movimiento global de toma de conciencia sobre racismo en nuestras sociedades

La muerte de George Floyd en Estados Unidos el 25 de mayo y la renovación del movimiento Black Lives Matter [Las vidas negras importan] a escala mundial reavivaron el debate sobre racismo sistémico hacia los negros en el seno de varias sociedades occidentales. Francia no es ajena a este debate, que se ha ampliado desde la muerte de Adama Traoré, francés de origen malí, luego de agentes policiales lo arrestaron en 2016. Su familia sigue pidiendo justicia.

Una parte de este debate se destaca: las estatuas de figuras históricas controvertidas. El 7 de junio en el puerto inglés de Bristol, punto central de comercio de negros en los siglos XVII y XVIII, la estatua del comerciante de esclavos Edward Colston fue demolida por militantes de Black Lives Matter. En Bélgica, varias estatuas del rey Leopoldo II –arquitecto de la colonización del Congo y responsable de atrocidades contra el pueblo congolés 1885 y 1908 — fueron destrozadas en junio y hubo una petición para su retiro.

En Francia metropolitana y de ultramar se cuestiona a diferentes figuras

En Francia, el debate tuvo poca atención mediática. No obstante, las figuras de patrimonio disputadas son numerosas en esta antigua potencia colonial, cuyo imperio constituido entre los siglos XVI y XX se extendió por todos los continentes, llegó a su apogeo con una superficie de 12 millones de km2.

En Lille, es la figura del general Louis Faidherbe, nativo de esta ciudad del norte de Francia, la que plantea problemas. Según el colectivo Faidherbe doit tomber [Faidherbe debe caer], este militar célebre por sus hazañas en la guerra franco-prusiana de 1870 fue también “actor clave de la conquista de Senegal” y responsable de sangrientas campañas “pacificadoras” a mediados del siglo XIX.

En París, el busto de Jean-Baptiste Colbert, ministro en el siglo XVII durante el reinado de Luis XIV, colocado delante de la Asamblea Nacional, también está en la mira. Fue autor del Código Negro para las Antillas francesas, publicado en 1685, que definía los derechos de los propietarios sobre sus esclavos, a los que califica como «bienes muebles”. La esclavitud estaba prohibida en la metrópolis, pero se praticaba en las colonias. En 2017, Louis-George Tin, presidente del Consejo Representante de Asociaciones Negran (CRAN) declaró: “Colbert era enemigo de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad” (lema de la República Francesa). Más recientemente, el exprimer ministro Jean Marc Ayrault pidió cambiar el nombre de los lugares que llevan su nombre.

Otra figura controvertida es Georges Cuvier, naturalista y anatomista de comienzos del siglo XIX, con estatuas en varias ciudades de Francia. Representaba las teorías científicas racistas de la época, e impulsó que se disecara el cadáver de Saartjie Baartman, apodada la Venus hotentote. Fue denunciado por el grupo Coordinación Acción Autónoma Negra:

ESCLAVISTAS POR TODOS LADOS
REPARACIÓN EN NINGUNA PARTE
Géorges Cuvier
Anatomista y naturalista
Teórico del racismo genético. Disecó el cadáver de Sawtche, Sarah Baartman, conocida como la Venus hotentote
.
———————–
«Francia no es racista». Realmente hay que haber nacido antes de la vergüenza para pensarlo y decirlo en un país donde la apología de los esclavistas está en todas las calles, estatuas y edificios.
¡Del 8 al 30 de junio saquémoslos de su cómodo anonimato!

En ultramar, en los territorios del imperio colonial francés ahora vinculados a la república, la cuestión persiste. En Martinica, dos estatuas de Victor Schoelcher (1804-1893), figura abolicionista que pedía indemnización a los colonos propietarios de esclavos, fueron destruida el 22 de mayo. En Guyana, las autoridades locales pusieron su estatua quedó bajo protección policial:

⚪️ Guyana: una noche en la plaza Victor Schoelcher de Cayena, donde la estatua del abolicionista está bajo protección policial desde hace 24 horas, en los inicios de las conmemoraciones locales por la abolición de la esclavitud.

En Reunión, departamento francés de ultramar en el océano Índico, los habitantes piden el reemplazo de la estatua de Mahé de La Bourdonnais, antiguo gobernador de la isla que lucró con el comercio de esclavos y que lo usaba para trabajos públicos.

Yo tengo una verdadera pregunta: ¿cuándo tumbamos la estatua de Mahé de La Bourdonnais? ¿Cuándo tumbamos esa mierda?

Entre retiro del espacio público y necesidad de contextualización: buscar un equilibrio

Si bien algunos piden demolición pura y simple de las estatuas ligadas a la colonización y la esclavitud, otros consideran que es preferible usar paneles explicativos de la historia que ubiquen la figura histórica en su contexto.

Karfa Diallo, director de la asociación Memorias y repartos, promociona desde hace tiempo la contextualización de los nombres de las calles como de las estatuas que pertenecen al pasado colonial o esclavista de Francia. Declaró a France Inter :

[Nous demandons] que quelques symboles tombent et que le reste des rues soit accompagné d'un dispositif explicatif qui permette de sauvegarder la mémoire que nous avons de ce crime contre l'humanité.

[Exigimos] que algunos símbolos caigan y que el resto de las calles estén acompañada de un dispositivo que explique que permita salvaguardar la memoria que tenemos de este crimen contra la humanidad.

Para el colectivo f Faidherbe doit tomber, todo depende de la manera de contextualizar:

Si c’est pour raconter que le colonialisme a des aspects « positifs », […] pas sûr que cela soit la solution. S’il s’agit en revanche d’indiquer clairement, sur ces statues elles-mêmes, ce qu’est fondamentalement le colonialisme, à savoir un crime abominable dans son principe même, alors une telle solution pourrait se défendre.

Si es para decir que el colonialismo tiene aspectos «positivos» […], no creo que esa sea la solución. Si se trata de dejar en claro en las propias estatuas qué es fundamentalmente el colonialismo, un crimen abominable en su propio origen, entonces esa solución podría defenderse.

Las estatuas: ¿historio o memoria?

Ante estas exigencias, otros defienden la presencia de estas estatuas en el espacio público, e invocan la necesidad de no censurar la historia, Para el historiador Dimitri Casali, retirar las estatuas no es una solución. En 2017, escribió en una columna en The Huffington Post :

On ne réécrit pas l'Histoire. Déboulonner les statues de nos Grands Hommes c'est ouvrir la boîte de Pandore du révisionnisme historique. […] L'Histoire, on doit l'assumer. C'est autant glorieux qu'honteux.

No se reescribe la historia. Demoler las estatuas de nuestros grandes hombres es abrir la caja de Pandora del revisionismo histórico. […] La historia debemos asumirla. Es igualmente gloriosa y vergonzosa.

Sin embargo, algunos cuestionan la utilidad de las estatuas y apoyan la historia.

Para Françoise Vergès, politóloga, historiadora y militante feminista entrevista por la cadena de YouTube Histoires Crépues, el retrato de estas estatuas es una cuestión de “justicia memorial» que “no tiene que ver con la eliminación de la historia». Los personajes representados en las ciudades francesas serían el resultado de “elecciones políticas”.

Según Françoise Vergès, el retiro de las estatuas racistas y coloniales es una cuestión de JUSTICIA MEMORIAL.

Los monumentos públicos no son «Historia». Son elecciones políticas memorables. Opciones que tenemos derecho a cuestionar.

Las demandas para su eliminación son parte de una amplia lucha antirracista que debe complementarse con una mejor enseñanza de nuestra historia colonial.

En un discurso televisado a la nación, la posición del presidente Emmanuel Macron al respecto fue muy clara:

La République n’effacera aucune trace ni aucun nom de son histoire. Elle n’oubliera aucune de ses œuvres, elle ne déboulonnera pas de statue. Nous devons plutôt lucidement regarder ensemble toute notre histoire, toutes nos mémoires.

La república no eliminará ningún rastro ni ningún nombre de su historia. No olvidará ninguna de sus obras, no retirará la estatua. Sobre todo, debemos mirar de manera lúcida juntos nuestra historia, todas nuestras memorias.

Al margen de este debate que seguirá aumentando, los cibernautas promovieron la etiqueta #JeVeuxUneStatueDe [Yo quiero una estatua de] para presentar las figuras históricas negras que quisieran ver en los espacios públicos:

Yo quiero una estatua de Anarcha, la esclava negra explotada sin anestesia por el médico estadounidense James Marion Sims, inventor del espéculo.

Yo quiero una estatua de Suzanne Belair, conocida como Sanite Belair, mujer que luchó contra el restablecimiento de la esclavitud en Haití. Fue capturada, juzgada por un tribunal colonial y decapitada.

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