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«Siéntate con ese malestar»: Dos trinitenses blancos hacen público el racismo

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Educación, Etnicidad y raza, Juventud, Medios ciudadanos
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Dos manifestantes blancas muestran una pancarta que dice «El silencio no es una opción», como parte de las protestas por la muerte de George Floyd en Washington D.C., 30 de mayo de 2020. Foto [1] de Victoria Pickering vía Flickr (CC BY-NC-ND 2.0 [2]).

Después de la muerte de George Floyd [3], estadounidense que murió a manos de un policía blanco en Mineápolis el 25 de mayo de 2020, ha habido protestas de Black Lives Matter [4] (las vidas negras importan) no solo en Estados Unidos [5] sino en todo el mundo [6].

En el Caribe, la muerte de Floyd ha dado lugar a un amplio debate en línea [7] sobre las complicadas relaciones raciales de la región. En Trinidad y Tobago, esto se ha visto alimentado [7] por las observaciones irrespetuosas de propietarios de empresas y otras personas que se considera que tienen posiciones privilegiadas en la sociedad.

Un punto clave de la discordia ha sido eluso de la frase «All Lifes Matter» (Todas las vidas importan) en respuesta a las expresiones de apoyo al movimiento «Black Lives Matter» (Las vidas negras importan), con muchos de los ancianos blancos o «contiguos blancos [8]» (N. del T: persona que pertenece a una minoría, pero que usa y a veces se beneficia del privilegio blanco)  trinibagoanos que no reconocen que la frase –que muchos interpretan como unificadora o que lo abarca todo– es otra forma de menosprecio.

Ahora, dos jóvenes trinibagoaneses, Anya Quesnel [9] y Charlie Reid [10], que vive en Nueva York, han publicado sus pensamientos sobre el tema, con un espejo a su comunidad para mostrarles las formas en que participan del racismo, con la esperanza de que el autoexamen les inspire a utilizar su privilegio para crear equidad.

¿Qué es el «privilegio de los blancos»?

Recordando un incidente en el que a su madre le fiaron una pizza porque no tenía dinero en efectivo para pagar al momento de la entrega; Reid define así [10] el privilegio de los blancos:

Though your life may be chock-full with struggle, though you may have worked honest and hard for every cent you’ve ever earned, the colour of your skin has not been something that has significantly made your life harder. Your whiteness has not been something you must compensate for. Your whiteness has not caused you grave trauma. And if for some unique reason — in a Trinidadian context — your whiteness has caused you discomfort, never will it be comparable to the trauma our non-white brothers and sisters experience and have experienced.

Aunque tu vida esté repleta de lucha, aunque hayas trabajado duro y honestamente por cada céntimo que has ganado, el color de tu piel no ha sido algo que te haya hecho la vida significativamente más dura. Tu blancura no ha sido algo que debas compensar. Tu blancura no te causó un grave trauma. Y si por alguna razón única –en el contexto trinibagoense– tu blancura te ha causado malestar, nunca será comparable al trauma por el que nuestros hermanos y hermanas no blancos pasan y han pasado.

Sin embargo, en el contexto de Trinidad y Tobago, Raid ha notado que el privilegio está estrechamente relacionado con el nepotismo que, según él, «se ha acoplado con la raza para evolucionar en este híbrido de privilegio blanco que hace que el privilegio blanco que experimento y he presenciado en Estados Unidos esté totalmente fuera del agua».

El problema es que «no vemos el color»

En una sociedad multicultural como Trinidad y Tobago, la diversidad es evidente. Quesnel lo colocó [9] en contexto histórico:

One should never be looking at any part of Trininess without nuance and respect for the complexity of what it means to be a post-colonial (not decolonized) nation. […] By claiming that ‘we doh see colour, we doh see race’, we are ignoring that certain bodies are marked differently to others, and to harmful ends. When you tell your Black friends that you do not ‘see them as black’ you are 1) already displaying your assumption that blackness is inherently a ‘bad thing’, 2) you are invalidating the lived experiences of that friend that have been shaped by their blackness (as yours have been shaped by your whiteness). You are not being racist when you acknowledge that race exists. You are being racist when you fail to acknowledge your own prejudices.

Nunca se debe mirar ninguna parte de Trinidad sin matiz y respeto por la complejidad que supone ser una nación poscolonial (no descolonizada) […] Si afirmamos «no vemos el color, no vemos la raza» estamos ignorando que algunos cuerpos están marcados diferente de otros, y con fines perjudiciales. Cuando dices a tu amigo negro que «no los ves como negros», estás: 1) mostrando tu creencia de que el negro es esencialmente «algo malo»; 2) anulando las experiencias vividas de ese amigo que han sido moldeadas por su negrura (como las tuyas han sido moldeadas por tu blancura). No estás siendo racista cuando reconoces que la raza existe. Estás siendo racista cuando no reconoces tus propios prejuicios.

Reid añadió [10]:

Colour blindness is erasure. By not ‘seeing’ the colour of a person’s skin, you are not acknowledging their hurdles and your privileges. And so, stop being blind. If you are white, see your whiteness, see your neighbor’s blackness, see all the colours in between, celebrate it, witness it, and most importantly, take responsibility for the way the world treats you as a result of it. If you cannot see how the world treats you differently — that’s where your homework begins.

Estar ciego ante el color es supresión. Si no «ves» el color de la piel de una persona, no estás reconociendo sus obstáculos y tus privilegios. Entonces, deja de ser ciego. Si eres blanco, ve tu blancura, ve la negrura de tu vecino, ve todos los colores en medio, celébralo, sé testigo, y lo más importante, asume la responsabilidad cómo el mundo te trata en consecuencia. Si no puedes ver cómo el mundo te trata diferente… ahí es donde empieza tu tarea.

Lidiar con el malestar

Parte del proceso es tener conversaciones difíciles y enfrentarse a realidades crudas, a menudo desagradables. ¿El consejo [9] de Quesnel?

Sit with that discomfort. Ask why. Know that that your life is always, always, shaped by the privileges you have been afforded because of your whiteness.

Siéntate con ese malestar. Pregúntate por qué. Date cuenta de que tu vida está siempre siempre moldeada por los privilegios obtenidos por tu blancura.

Sobre afirmar que el «racismo al revés no existe», Reid añadió [10]:

Perhaps, as a white Trini, you did in fact experience discomfort or harassment because of your whiteness. In Trinidad, as a racial minority, I have experienced hostility due to the colour of my skin [but] the cost of the discomfort that I experienced was inconceivably small to the cost people of colour experience due to racism and racist systems. So, we must discuss and continuously call out the systems at play.

Quizá, como trinitense blanco, has experimentado molestias o acosos por tu blancura. En Trinidad, como minoría racial, he experimentado hostilidad por el color de mi piel [pero] el costo de la incomodidad que sentí fue infinitamente pequeño en comparación con el costo que la gente de color tiene por el racismo y a los sistemas racistas. Por lo tanto, debemos discutir y retar continuamente los sistemas en juego.

La cuestión de la cultura

En un espacio multicultural donde revindicar la propiedad de la cultura puede ser complicado, Quesnel desafíó [9] a la gente a actuar según lo que dice:

Listen now. Let us be very aware of where the Trini ‘culture’ we parade so proudly came from: struggle. Specifically the struggle of black and brown Trinis to claim a space in the colonized society. […] If we so proud to be Trini to the bone why we bad talk public schools, send our children to private schools in the west when some of us sitting on money we could funnel into reforming public school education and bettering public facilities? Show that T&T pride by investing at home, by investing in home. Loving where you come from is more than patriotic talk for social capital.

Escuchen ahora. Seamos muy conscientes de dónde viene la «cultura» trinitense que mostramos con tanto orgullo: la lucha. Específicamente la lucha de los trinitenses negros y marrones por reclamar un espacio en la sociedad colonizada […] Si estamos tan orgullosos de ser trinitenses hasta los huesos, ¿por qué hablamos mal de las escuelas públicas, enviamos a nuestros hijos a escuelas privadas en el oeste cuando algunos sentados en dinero podríamos canalizar en reformar la educación de las escuelas públicas y mejorar las instalaciones públicas? Muestren el orgullo de Trinidad y Tobago con inversiones en casa, con inversiones en casa. Amar el lugar de donde vienes es más que una charla patriótica para el capital social.

El lenguaje de la raza

Ambos jóvenes eran conscientes de que la forma en que se habla de la raza importa. Ya sea el uso de terminología peyorativa, la negación de que el racismo y la separación social basada en el color de la piel existe, o la discusión de temas delicados como el crimen en términos de raza, las palabras tienen poder.

Dado que una de las estrofas más queridas del himno nacional es «Aquí cada credo y raza encuentran un lugar igual», Quesnel aconsejó [9] a las personas que se educaran y entablaran un dialogo:

Know YOUR history. Sit with the discomfort, rage, confusion that kind of work and introspection does. We need to examine and reimagine the ‘place’ every creed and race [is] trying to find equality in. […] If we cannot talk about the legacies of trauma, plundering, violence, genocide and prejudice that are ever present in our day to day- there will be no equality. If the art, voices, feelings, experiences and dreams of Black people are devalued constantly, there will be no equality.

Conoce TU historia. Siéntate con el malestar, la rabia y la confusión que produce ese tipo de trabajo e introspección. Necesitamos examinar y reimaginar el «lugar» donde cada credo y raza [están] tratando de encontrar igualdad […] Si no podemos hablar de los legados de trauma, despojo, violencia, genocidio y prejuicios que están siempre presentes en nuestro día a día, no habrá igualdad. Si el arte, las voces, los sentimientos, las experiencias y los sueños de los negros se devalúan constantemente, no habrá igualdad.

Reid, que admitió que estaba luchando con «cómo decir todo esto perfectamente» y consciente de no querer ser el «centro de este discurso», admitió [10] que una vez pensó en el racismo «como esta cosa mala que los negros enfrentan»:

As I became more educated, I thought of racism as this bad thing that affects all people of colour, and not whites, and as a white person, it was my job not to be ignorant and make it harder for them. Today, I see racism as an issue that white people have. […] This is […] not to put white people at the center of this narrative, but rather to put white people at the center of accountability. […]

The time has long come for us as white people, especially as white Trinis, to talk about racism, as uncomfortable as it may be. It is not enough to say to yourself, ‘But I’m not racist.’ As — a golden tidbit — you are. We all are. I am. We are racist by the very fact that we operate and exist and benefit from the systems that have long favored our whiteness. Uprooting this will take lifetimes of concerted efforts. And people of colour have had enough. It’s time for us in our whiteness to say something, do something, fix something — fix it.

Mientras iba avanzando con mis estudios, pensé que el racismo era algo malo que afectaba a todas las personas de color, y no a los blancos, y como persona blanca, mi trabajo no ignorar ni hacérselo más difícil. Hoy, veo el racismo como un problema que tienen los blancos […] Esto es […] no para poner a los blancos en el centro de esta historia, sino ponerlos al centro de la responsabilidad […]

Ha llegado el momento de que nosotros, los blancos, especialmente como blancos trinitenses, hablemos de racismo, por muy incómodo que sea. No basta con que te digas: «Pero yo no soy racista». Como… una golosina de oro… lo eres. Todos lo somos. Yo lo soy. Somos racistas por el hecho que operamos, existimos y nos beneficiamos de los sistemas que, desde siempre, han favorecido nuestra blancura. Desarraigar esto llevará vidas de esfuerzos concertados. Y la gente de color ya ha tenido suficiente. Es hora de que en nuestra blancura digamos algo, hagamos algo, arreglemos algo… arreglémoslo.