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Parte II: Bloqueos a la atención médicas de las mujeres durante COVID-19 en África Oriental

Categorías: África Subsahariana, Kenia, Derecho, Derechos humanos, Desarrollo, Desastres, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Mujer y género, Respuesta humanitaria, Viajes, COVID-19

Dos pasajeras viajan en «mototaxi» en Uganda, 23 de marzo de 2010. Foto de Daryona [1] vía Wikimedia Commons (CC BY 2.0). [2].

Nota del editor: Esta historia es parte de una serie de dos artículos sobre las mujeres y la atención médica durante COVID-19 en África Oriental. Lee aquí la primera parte [3].

En toda África Oriental, matronas [4] y otros profesionales sanitarios calificados asisten, de forma segura, a las mujeres durante el parto para reducir el riesgo de mortalidad materna e infantil.

Sin embargo, las medidas de COVID-19, como prohibición de viajar y los toques de queda nocturnos, han creado barreras físicas potencialmente peligrosas entre estas mujeres y los profesionales sanitarios durante el parto.

La actual pandemia de COVID-19 representa una amenaza válida y constante para el acceso libre a una total atención de saluda materna [5].

Durante la pandemia, muchas mujeres embarazadas no han podido acceder a los centros médicos [6] a tiempo durante el parto o simplmente no han podido. Bajo los toques de queda nocturnos, los proveedores de transporte no han podido, o no han querido, llevarlas a los hospitales por miedo a sufrir acoso por parte de las agencias de seguridad.

A mediados de abril de 2020, en Kenia [7], casi un mes después de que se pusieran en marcha las medidas de COVID-19, al menos cinco mujeres y tres niños [8] murieron durante o inmediatamente después del parto.

Tres murieron en el condado de Makueni por los problemas de acceso a las estructuras médicas públicas durante el toque de queda. A una de las mujeres la rechazaron en la noche dos matronas locales y un conductor de boda-boda (moto) que se negó a acompañarla con su marido al hospital por miedo a un altercado con la Policía por no respetar el toque de queda.

La mujer, que era madre de seis niños, murió en Makueni al día siguiente mientras esperaba una transfusión de sangre. El miedo al acoso policial entre los motoristas se debe, en parte, a recientes incidentes de violencia contra los proveedores de servicio de transporte.

En febrero de 2020, en Kenia un agente policial mató a un motociclista [9] a tiros tras llevar al hospital a un niño que casi se había ahogado. En marzo de 2020, también en Kenia, oficiales policiales mataron a otro motociclista [10] mientras volvía a casa después de acompañar una mujer embaraza al hospital.

La televisora keniana KTN News informó que las tasas de mortalidad infantil aumentaron debido al temor de «superar las horas de toque de queda»:

Aumenta la mortalidad infantil en Kisumu ya que las madres temen no respetar el toque de queda y las pruebas de COVID-19.

En Uganda [14], al menos 11 mujeres murieron [15] por los retrasos para acceder a las estructuras sanitarias durante el parto.

Esto siguió a una prohibición de transporte y un toque de queda emitidos por el Gobierno para restringir el movimiento solo a quienes tengan autorización. Si bien se exoneró [16] después a las mujeres embarazadas de esta prohibición, continuaron los problemas [17] para acceder a las estructuras médicas ya que había limitaciones para acceder a los servicios de ambulancia y a toda otra forma de transporte público durante el toque de queda.

Zimbabue [18] enfrentó a la misma situación. Los enfermeros informaron de una reducción en la cifra de mujeres embarazadas que acudían a los centros para dar a luz y para otros servicios de maternidad; también las propias mujeres contaron sus dificultades para acceder al transporte público debido al actual confinamiento nacional y los miedos de enfrentar maltrato de los agentes policiales.

Durante la pandemia de COVID-19, los Gobiernos deben revisar, establecer y aplicar las medidas que garanticen a las mujeres y niñas embarazadas el acceso a estructuras sanitarias bien equipadas y dotadas del personal necesario.

Obligaciones del Estado en virtud de la leyes internacionales de derechos humanos

En virtud de los instrumentos jurídicos internacionales de derechos humanos, como el Estatuto Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos [19] y el Protocolo de Maputo [20], firmados por 43 de los 55 Estados africanos que protegen y promueven los derechos de la mujer en África, los Estados deben elaborar y aplicar medidas que garanticen el acceso físico a las estructuras, bienes y servicios sanitarios.

Esencialmente, estas medidas deben tratar de reducir la cantidad de medidas adoptadas por una persona –en este caso, las mujeres embarazadas– para acceder a atención de salud. Esto incluye la obligación de adoptar medidas especiales y particularizadas para garantizar la accesibilidad física de grupos vulnerables y marginados, como personas con discapacidad, poblaciones procedentes de entornos socioeconómicos bajos y de las zonas rurales y remotas.

Se deben también adoptar medidas especiales para garantizar el acceso físico a la atención médica durante las emergencias, como un conflicto o una pandemia.

Pasajera de moto boda-boda en Uganda, 23 de marzo de 2010. Foto de Daryona [1] vía Wikimedia Commons (CC BY 2.0 [2]).

«Las ruedas de la vida»

El acceso a los servicios de ambulancia [21] sigue siendo inadecuado en muchos Estados africanos pero, sin duda, algunas autoridades han adoptado medidas para asegurar el acceso al transporte a los centro de atención médica durante la pandemia.

Wheels for Life [22] (Las ruedas de la vida), iniciativa entre el Ministerio de Salud de Kenia, AMREF y Bolt [23] es un buen ejemplo de colaboración entre sector privado y público que garantiza que las mujeres en labor de parto puedan acceder al transporte gratuito en taxis desde sus hogares hasta los centro de salud con una llamada gratuita al número 1196.

Este servicio de taxi opera en Kenia durante las horas del toque de queda, entre las 9 de la noche y las 4 de la mañana todos los días [24]. El 6 de junio de 2020 se modificó el horario y quedó entre las 7 de la tarde hasta las 5 de la madrugada [25]. Sin embargo, esta iniciativa está reservada a los habitantes de Nairobi, la capital, y excluye a todas las mujeres embarazadas que viven en otras zonas de Kenia, sobre todo las que viven en zonas rurales. Además, estos taxistas solo operan en los vecindarios acomodados pues se sienten inseguros en conducir en las áreas más pobres.

Las autoridades podrían asociarse a compañías de taxi serias o taxistas privados, incluso los taxis boda-boda, para que el servicio sea más inclusivo y funcione en todo el Kenia, sobre  todo en zonas rurales donde los vehículos de motor suelen tener dificultades para acceder a las haciendas remotas por falta de suficientes carreteras.

Esto también se aplica a los numerosos asentamientos más pobres localizados en las áreas periurbanas y urbanas donde los vehículos más grande no puede circular por los estrechos callejones.

Sin embargo, los motociclistas de boda-boda fiables pueden circular tranquilamente hasta los lugares más difíciles de alcanzar para rescatar personas necesitadas.

Los proveedores de transporte seleccionados para asociarse con el Gobierno deben demostrar un buen conocimiento de las zonas donde irán a operar y los deben conocer los miembros de la comunidad y las estructuras de seguridad locales, que pueden ayudar la entrada y salida seguras de los llamados lugares «inseguros».

Obviamente, todas las medidas de transporte adoptadas por los Gobiernos, hasta las medidas especiales, deben siempre priorizar la seguridad y la protección de las mujeres embarazadas durante el trayecto a los centros de salud.

Es probable que la tasa de mortalidad maternal [26] aumente durante la actual pandemia, como el aumento de mortalidad maternal e infantil [27] observado durante la pandemia de ébola [28] de 2014 a 2016 en África Occidental.

Por eso, los Gobiernos de África Oriental deben tomar todas las medidas necesarias para proteger la vida de las mujeres antes, durante y después del parto. Estas medidas también contribuirán a reducir la mortalidad infantil durante y después del parto.


Lydia Muthiani y Nelly Warega son abogadas de derechos humanos que viven y trabajan en Kenia. Se especializan en promoción de los derechos de mujeres y niñas y forman parte de Utu Wetu, colectivo de expertos en derechos humanos que trabaja especialmente con derechos de la mujer.