«Terremoto juvenil» en Tailandia: Activismo en tiempos de COVID-19

Estudiantes encienden móviles durante una protesta en la Universidad Kasetsart, 29 de febrero de 2020. Foto de Chontchinca Jangrew. Fuente: EngageMedia/Coconet.

Este artículo de Chonthicha Jangrew se pubicó en Coconet, plataforma para la creación de un movimiento para los derechos digitales en la región Asia-Pacífico presentada por EngageMedia, organización de medios, tecnología y cultura sin fines de lucro. El artículo se editó y se reproduce en Global Voices como parte de un acuerdo para compartir contenido. 

La esperanza de un cambio político en Tailandia se ha fortalecido en 2020 tras una oleada de protestas estudiantiles en todo el país a consecuencia de la disolución, por parte de la Corte Constitucional, del partido opositor Future Forward (Futuro Hacía Adelante).

Esta decisión provocó unos manifestaciones espontáneas contra el primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-o-cha, y su autoritario régimen, que está en el poder desde 2014. Entre el 21 de febrero y el 14 de marzo, hubo al menos 79 manifestaciones espontáneas en las universidades, según el grupo Abogados Tailandeses de Derechos Humanos.

Esta ola de protestas, conocidas como «youthquake» (N del T. literalmente «terremoto juvenil» y se refiere a un «cambio cultural, político o social significativo surgido de las acciones o influencia de los jóvenes») refleja la creciente conciencia política de la juventud tailandés.

Con los jóvenes de su lado, los grupos demócratas vieron potencial para derrocar al gobierno militar.

Sin embargo, con la llegada del COVID-19 llegaron también las restricciones del Gobierno y la nueva sociedad civil tailandesa se vio, de pronto, golpeada por un decreto de emergencia que prohíbe las asambleas pública. Fue así que los activistas se movilizaron en línea.

Las autoridades tailandesas también habían aumentado la vigilancia de las actividades en línea.

Además el Gobierno tiene un Centro contra las Noticias Falsas que los criticos han apodado como el «Centro de Noticias Falsas», lo acusan de centrarse más en limitar los derechos a la libertad de expresión que en abordar la desinformación.

El centro es conocido por censurar la información y las críticas a la gestión de la pandemia por parte del Gobierno; incluso presentó cargos contra los ciudadanos por decir verdades obvias.

El artista Danai Ussama, de Phuket, fue detenido por la Policía en virtud de la Ley contra los Delitos Informáticos, tras haber afirmado en una plataforma en línea que no había controles de COVID-19 en el aeropuerto Suvarnabhumi, donde llegó tras regresar de un viaje a España en marzo de 2020.

Esas duras medidas no lograron silenciar a los disidentes.

Es más, el 4 de junio, la desaparición del exiliado político Wanchalerm Satsaksit en Camboya reavivó las protestas contra el gobierno militar. Al día siguiente, hubo más de 400 000 retuits con la etiqueta #SaveWanchalerm (Salven a Wanchalerm).

Etiquetas activistas y manifestaciones espontáneas en Twitter

En medio de las restricciones, Twitter se ha convertido en el principal espacio de la libertad de expresión en Tailandia. Una de las etiquetas virales durante COVID-19 ha sido #Nnevy, que surgió cuando los usuarios tailandeses de la plataforma desataron una guerra contra los troles nacionalistas chinos y crearon una «nueva solidaridad panásiatica».

Todo esto ocurrió después de que los seguidores chinos del actor tailandés Vachirawit Chivaree retuitearon una publicación suya en la que llamaba a Hong Kong una «nación».

Los usuarios tailandeses respondieron al ataque informático contra Chivaree, que parecía ser dirigido por unos troles partidarios de Pekín.

Poco después, los usuarios de Twitter de Hong Kong y Taiwán se unieron a la defensa, lo que dio lugar a la popular etiqueta #MilkTeaAlliance (Alianza del Té con Leche) y una análoga en tailandés que significa el «té con leche es más espeso que la sangre».

Joshua Wong, activista demócrata de Hong Kong, publicó una foto del actor con un mensaje que decía que Hong Kong apoyaba a los tailandeses que amaban la libertad y que se oponían a las persecuciones de China.

Incluso pidió que se construyera un alianza asiática contra la dictadura.

Entonces, la Unión Estudiantil de Tailandia propuso una campaña en línea para «protestar en casa» con fotos o carteles que comentaban el comportamiento del Gobierno con la etiqueta #MobFromHome [manifestación espontánea desde casa], que encabezó fue tendencia de Twitter en Tailandia.

Además de utilizar las etiquetas, los activistas demócratas en línea también adoptaron una estrategia llamada «bombardeo» o “ทัวร์ลง” , en la que un usuario pide a otros usuarios que critiquen juntos una publicación problemática.

En Tailandia, este tipo de movilización pública en línea ha sido utilizada para oponerse a las campañas de operaciones de información del Gobierno que comprendían ataques en línea contra disidentes y críticos.

Logro de masa crítica en plataformas en línea alternativas

Si bien Twitter ha sido la plataforma elegida por los activistas contra la juventud, dos acontecimientos sucedidos de forma muy seguida provocaron una disminución de la confianza general en la plataforma.

El 13 de mayo, la cuenta oficial de Tailandia de Twitter (@TwitterThailand) tuiteó su primer mensaje: «Sawasdee khrap, Thailand (¡Hola, Tailandia!). El 19 de mayo, Twitter anunció una actualización de su política de privacidad que permitía compartir las actividades de los usuarios y sus direcciones IP con «socios» para mejorar los anuncios dedicados.

Tras estas actualizaciones, la etiqueta #NoTwitterThailand [Sin Twitter en Tailandia] encabezó la página de tendencias del país ya que los tailandeses las veían como parte del programa gubernamental de vigilancia y restricciones de la libertad de expresión en línea.

Cada vez más usuarios empezaron a dudar de la seguridad y la privacidad de la plataforma después de que Buddhipongse Punnakanta, ministro de Economía Virtual y Sociedad, tuiteó sobre su reciente conversación con el director de Política Pública y Filantropía para la región de Asia-Pacífico de Twitter, cuya sede está en Singapur.

Rápidamente, los usuarios tailandeses de Twitter empezaron a pedir que se dejara de utilizar esa plataforma y pasar a «plataformas alternativas» de código abierto y descentralizadas. Una de esas plataformas es «Minds», sobre todo después de que la influente Sarinee Achavanuntakul tuiteó: «Digan adiós a Twitter y reúnanse en Minds».

Minds ya ha instalado el tailandés para acoger a usuarios tailandeses.

Esta nueva desconfianza en Twitter plantea preguntas sobre el futuro y la eficacia del activismo en línea.

¿Habrá suficientes usuarios tailandeses en esas redes sociales alternativas para alcanzar una masa crítica y, por lo tanto, poner en práctica cambios sociales concretos? ¿Cómo seguimos hablando de diversos temas en los movimientos sociales en línea? ¿Cómo transformamos la conciencia en el cambio que soñamos ver?

No es fácil contestar a esas preguntas pero, en el caso de la Tailandia, seguimos siendo testigos del «youthquake» y un mayor conocimiento político entre los estudiantes tailandeses.

Seguimos siendo también testigos de cómo los espacios abiertos en línea han llevado a un discurso más crítico con respecto al Gobierno.

La manipulación del espacio de información por parte de las autoridades simplemente ha acelerado este proceso.

*Chonthicha Jangrew (Lookkate) es cofundadora del Grupo de Restauración de la Democracia (DGR), activista tailandesa demócrata de derechos humanos. Ha defendido la libertad de expresión y de asamblea pública en Tailandia desde el golpe militar de 2014.

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