Desgarradores relatos de trabajadoras domésticas africanas en el Líbano

Retrato de la trabajadora doméstica Hellina Desta. En 2013, Hellina migró de Etiopía para trabajar en Beirut, Líbano, y trabaja con su actual empleador desde 2015. Foto tomada en Beirut, Líbano, 18,de agoto de 2015. Foto de UN Women/Joe Saade vía Flickr (CC BY-NC-ND 2.0).

Hacía fines de junio de 2020, había nueve nigerianas dormían en las calles de Beirut, Líbano, después de que fueron despedidas en el peor momento de la pandemia del coronavirus.

Las mujeres se acercaron a la Embajada de Nigeria en busca de ayuda, pero las rechazaron, según un informe de Middle East Eye del 23 de junio. Se informó que el embajador de Nigeria en el Líbano, Goni Modu, dijo a las mujeres que “regresaran con sus patrones” mientras esperan que las evacuaran.

Actualmente, el Líbano está atravesando por una difícil crisis financiera exacerbada por la pandemia que ha llevado a un aumento en el desempleo.

Sin embargo, estas nueve trabajadoras domésticas no tienen trabajos normales. Las trabajadoras domésticas africanas en los países del golfo Pérsico y árabes son esencialmente esclava domésticas, y las leyes laborales en estos países perpetúan la explotación y el abuso.

Esclavitud doméstica en países árabes y del golfo Pérsico

En abril, el libanés Wael Jerro anunció en Facebook la venta de la nigeriana Temitope Olamide Ariowolo, de 31 años, por mil dólares.

Jerro publicó el pasaporte internacional de Ariowolo en el grupo de Facebook «Comprar y vender en el Líbanon», según capturas de pantalla que obtuvo Middle East Eye antes de que eliminaran la publicación.

Un hombre fue arrestado en el Líbano presuntamente por poner en venta a una trabajadora doméstica nigeriana. En un aviso de Facebook dijo que se podía comprar a la trabajadora doméstica de 30 años por mil dólares. Leer más aquí.

A Jerro lo arrestaron después.

¡¡¡ACTUALIZACIÓN!!!
Actualización sobre el libanés Wael Jerro, que anunció la venta de una nigeriana en Facebook.

Como informamos ayer, hay una cacería humana en el Líbano por el libanés Wael Jaro, que puso en venta a una muchacha nigeriana en una publicación de Facebook.
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Último minuto sobre nigeriana que un libanés puso a la venta en Facebook. El Gobierno libanés acaba de anunciar el arresto del señor WAEL JERRO por un proceso contra ventas criminales de un ser humano, una joven nigeriana. 1/2

Pero Ariowolo se negó a volver a Nigeria incluso después de la intervención de la Comisión de Nigerianos en el Extranjero se ofreció a evacuarla.

Abike Dabiri, jefe de la Comisión de Nigerianos en el Extranjero, afirmó que 69 trabajadoras domésticas fueron llevadas de vuelta a Nigeria.

Cincuenta nigerianas víctimas de tráfico humano han sido rescatada en el Líbano y regresado a casa. Las han puesto en cuarentena como precaución contra el coronavirus.
En abril, una nigeriana que trabajaba como empleada doméstica en el Líbano fue rescata después de que la pusieron en venta en Facebook por mil dólares.
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En junio, la Embajada Libanesa en Nigeria suspendió las visas de trabajo doméstico para “abordar derechos, abusos e infracciones» del personal doméstico nigeriano en el Líbano.

Pero este abuso del personal doméstico no es exclusivo del Líbano, existe en toda la región del golfo Pérsico.

Estimados Geoffrey Onyeama [ministro de Relaciones Exteriores de Nigeria], Agencia contra el Tráfico Humano de Nigeria y Abike Dabiri-Erewa [presidenta de la Comisión de Nigerianos en el Extranjero] ayudan amablemente a damas nigerianas a quienes tratan como esclavas en nomber de empleadas domésticas en el Líbano, Omán para que regresen a casa. Varias están deprimidas, necesitan tu ayuda para volver a caas. Gracias.

En agosto de 2018, dos trabajadoras domésticas migrantes en Riyad fueron asesinadas por sus empleadores sauditas.

Por lo general, las muchachas son contratadas como trabajadoras domésticas por agencias registradas en Nigeria. El diario Daily Trust de Nigeria reveló que el contrato estipula que dentro de los primeros 24 meses, las trabajadoras “no deben pedir aumento, dejar de trabajar ni huir, ni negarse a trabajar o terminar el contrato ni por un día”.

Sistema de kafala y trabajo migrante

El sistema de kafala permite que un trabajador migrante labore en países árabes y del golfo Pérsico por medio de una mentira en su condición migratoria a su empleador. Las condiciones son de esclavitud porque el trabajador migrante suele ceder la mayoría de sus derechos a cambio de un contrato, lo que permite abuso con impunidad.

Baréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Líbano participan activamente en este sistema que ofrece mano de obra temporal y barata en periodos de prosperidad económica y la descarta en tiempos menos prósperos, según la Organización Internacional de Trabajo:

The migrant worker cannot enter the country, transfer employment nor leave the country for any reason without first obtaining explicit written permission from the kafeel [employer]. The worker must be sponsored by a kafeel in order to enter the destination country and remains tied to this kafeel throughout their stay. The kafeel must report to the immigration authorities if the migrant worker leaves their employment and must ensure the worker leaves the country after the contract ends, including paying for the flight home. Often the kafeel exerts further control over the migrant worker by confiscating their passport and travel documents, despite legislation in some destination countries that declares this practice illegal.

El trabajador no puede entrar al país, transferir el empleo ni dejar el país por ninguna razón sin primero obtener permiso escrito explícito del kafeel [empledador] El trabajador debe tener el patrocinio de un kafeel para entrar al país de destino y queda vinculado este kafeel en toda su estadía. El kafeel debe informar a las autoridades de inmigración si el trabajador migrante deja el empleo y debe asegurar al trabajador que deja el país al final del contrato, incluido el pago por su vuelo de vuelta. A menudo el kafeel ejerce mayor control sobre el trabajador migrante, le confisca su pasaporte y documentos de viaje, pesar a que la legislación en algunos países de destino declaran que esta práctica es ilegal.

Este sistema, que requiere la absoluta dependencia del trabajador en su empleador, es un evidente ejemplo de esclavitud moderna. Promueve el abuso de los trabajadores migrantes.

Por ejemplo, esta mujer de Tanzania se vio obligada a trabajar “como un robot” sin descanso ni días libres en Omán durante tres años. Su empleador le recordaba constantemente que “te compré por 1560 rials (4052 dólares estadounidenses) de Dubái. Devuelve ese dinero y te puedes ir», le decía cada vez que pedía comida o mejores condiciones de trabajo.

Por lo tanto, los trabajadores migrantes tienen dos sombrías opciones: aguantar las condiciones de explotación o escapar.

Pero quienes escapan no tienen derecho a compensación. Es más, los pueden “multar, detener indefinidamente y deportar», afirma la organización de defensoría Migrant Rights. No se detiene ahí, pues los migrantes abandonados por sus patrocinadores pueden “quedar varados por años, pues no pueden pagar el costo de un pasaje de avión de regreso a sus respectivos países».

No hay duda de que las leyes de kafala perpetúan la explotación de trabajadoras domésticas africanas. Sin embargo, los países africanos también son cómplices a veces.

El periodista etíope Zecharias Zelalem reveló que en 2007, el Gobierno etíope contrató una empresa de relaciones públicas de Estados Unidos que hizo presión en el Congreso estadounidense para “anular una ley que condenaba el historial de derechos humanos de Etiopía».

Para pagar a la empresa de relaciones públicas, expropiaron más de 600 000 dólares de su consulado en Jeda, Arabia Saudita. Los fondos malversados los habían recaudado etíopes en el extranjero para rescatar a “trabajadoras domésticas etíopes que languidecían en el Líbano”, supo Zelalem.

Se habló del caso en Twitter:

El misterio de los 640 000 dólares perdidos.
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Tras una avalancha de suicidios de trabajadoras domésticas etíopes en el Líbano, los etíopes ahí recaudaron 640 000 para apoyar a su comunidad. Luego desaparecieron. Nadie sabía a dónde habían ido a parar, hasta ahora.

En muchos países africanos, como Nigeria, políticas confusas, regulaciones legales débiles y débil aplicación de leyes, sumado a la desesperación de las víctimas para migrar a pastos más verdes en el extranjero, ha avivado este tráfico humano disfrazado de trabajo doméstico.

Trabajadoras domésticas migrantes marchan para pedir mejores condiciones de trabajo y leyes laborales, Beirut, Líbano, 19 de noviembre de 2015, vía Migrant Domestic Workers en Flickr (CC BY-ND 2.0).

El sistema de kafala contraviene directamente las normas laborales internacionales de la OIT que promueven «trabajos decentes y productivos, en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad».

Tristemente, solamente 29 países han ratificado el Convenio 187 sobre trabajo decente para trabajadores domésticos en 2011. De otro lado, países del Golfo Pérsico y árabes, como Omán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Líbano —y sus contrapartes africanas como Etiopía, Nigeria, Tanzania— aún deben ratificar y adaptar la ley.

La compensación por una amarga historia de exclusión e injusticia a trabajadores domésticos migrantes puede parecer improbable. Pero Myrtle Witbooi, presidenta de la Federación Internacional de Trabajadores Domésticos es optimista: «Algún día, todos seremos libres», dijo.

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