Brote de COVID destaca irresponsabilidad de militares estadounidenses en Okinawa

U.S. Air Force in Japan

«Sargento Keon Miller, Técnico de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, aviador de misión especial asignado al 33º Escuadrón de Rescate, mira por la ventanilla del artillero a bordo de un Pave Hawk HH-60G, 31 de julio de 2019, fuera de la Base Aérea de Kadena, Japón». La Fuerza Aérea estadounidense opera en la Base Aérea de Kadena en Okinawa, la mayor del Pacífico occidental y epicentro del brote de COVID-19 en julio de 2020. Foto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos del aviador de primera clase Matthew Seefeldt, de la cuenta Airman Magazine en Flickr (CC BY-NC 2.0).

Desde el 11 de julio, al menos 99 personas entre militares y contratistas estadounidenses en la prefectura de Okinawa, suroeste de Japón, han dado positivo en la prueba de COVID-19, lo que ha causado más tensión en la comunidad anfitriona japonesa que ha sido obligada a soportar ataques frecuentes, accidentes y degradación ambiental en los últimos 75 años.

Desde el 11 de julio, se han detectado contagios de COVID-19 en las bases estadounidenses en toda Okinawa. La mayoría de los casos vienen de la base de Futenma y otras bases de la Marina estadounidense cerca de Naha, poblada capital de Okinawa. Los marines estadounidenses parecen ser la mayoría de los 99 contagiados de Okinawa en julio.

Hasta ahora, 148 ciudadanos japoneses o residentes en Okinawa (a diferencia de los militares estadounidense de la prefectura) han dado positivo por COVID-19 desde febrero de 2020. Cuatro de estos casos fueron reportados después del 11 de julio, y desde el 13 de julio no se reportaron nuevos casos de COVID-19.

Con una población de 1.45 millones de personas, en Okinawa viven  al menos 47 000 militares estadounidenses y sus dependientes. Personal de la Marina, el Ejército y las Fuerzas Aérea están asignados en Okinawa y todos tienen generalmente sus propias reglas de conducta, con sus propias cadenas de mando.

Al igual que Okinawa, también el Japón continental tuvo pocas infecciones de COVID-19 en comparación con otros países desde que se declaró la pandemia en marzo. No obstante, a partir del 10 de julio, Tokio, con una población de 14 millones de personas, ha empezado a registrar más de 200 nuevos casos de la enfermedad durante varios días seguidos.

Hasta ahora, no hay explicaciones oficiales de las autoridades estadounidnenses sobre el brote en Okinawa entre el personal militar, o sobre su fuente. Sin embargo, circuló en redes sociales un video que mostraba una gran fiesta en una playa, donde los participantes parecían ignorar las directrices oficiales de distanciamiento social en lugares públicos del Gobierno de la prefectura de Okinawa.

Aquí circula un video de los mismos soldados de Estados Unidos, se rumorea que son parte de un «grupo» de COVID-19, que disfrutan de una celebración del Día de la Independencia. Aunque no son parte del grupo, ¿cómo es posible que 300 personas puedan reunirse, sin permiso, en un parque para reunirse, para beber y festejar? Aún así, la fiesta terminó después de las quejas de los vecinos, dejaron mucha basura.
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Supuestamente un video de una barbacoa en Okinawa donde podrían haberse originados los casos de COVID-19 entre los militares estadounidenses. No solo no hay nada de distanciamiento social sino que tampoco tenían permiso para una fiesta de más de 300 personas en el parque. Se fueron cuando los vecinos se quejaron y dejaron una tonelada de basura.

El vídeo original lo publicó en línea un usuario de Twitter bajo el nombre @IAMCITI, estadounidense que vive en Okinawa y que presuntamente organizó la reunión. Después de que se declarara un brote de COVID-19, eliminó rápidamente el video pero lo culparon de ayudar a propagar la enfermedad.

«Mi reunión en la playa no tiene casos confirmados de COVID-19, según la sanidad pública de Okinawa», dijo IAMICITI en un mensaje de Instagram a Global Voices el 13 de julio y que «por lo que sé, todos los participantes y mis amigos han dado negativos en las pruebas de COVID».

Sin información sobre lo que provocó el actual brote de COVID-19 de julio en Okinawa, ahora se especula en línea que un reciente despliegue de tropas de la Marina y de la Fuerza Aérea estadounidenses en Okinawa puede haber sido responsable del brote.

«Toda la situación de COVID estaba bajo control aquí hasta que se desplegaron aquí las recientes unidades. Era demasiado bueno para durar», dijo Redditor Fastbondgush, comentando sobre el brote de COVID-19 de julio en el foro r/USMC de Reddit, canal dedicado a conversaciones del Cuerpo de la Marina estadounidense. Como parte del «UDP», o Programa de Despliegue de Unidades, nuevas tropas son rotadas en un nuevo despliegue; se especula que nuevas tropas llegaron a Okinawa en junio desde Seattle, en el estado de Washington, fuertemente golpeado por la pandemia de COVID-19.

Tras el brote, el personal de las Fuerzas de la Marina y Aérea estadounidense quedaron esencialmente confinados en los cuarteles para evitar la propagación de COVID-19. Sin embargo, funcionarios de Okinawa expresaron frustración por tener poca o ninguna influencia sobre si las tropas estadounidenses practicaban el distanciamiento social y otras medidas preventivas. Por ejemplo, una vez que se identificó el brote, el Ejército de Estados Unidos puso en cuarentena a los soldados contagiados y al personal de las bases en hoteles locales en lugar de las más aisladas bases locales.

El Ejército tampoco hizo público el alcance del brote, sino que se comunicó privadamente con el Gobierno de Okinawa. El Gobierno de Okinawa decidió informar a la comunidad del brote entre el personal militar, pese al miedo de perjudicar las relaciones con las fuerzas estadounidenses, que a su vez operan en instalaciones médicas construidas con fondos del Gobierno japonés.

Okinawa, que alberga el 70 % de las instalaciones militares estadounidenses en Japón, se queja desde hace mucho tiempo de la conducta de los 45 000 militares que ocupan la prefectura. Más recientemente, la base aérea de Kadena minimizó un incendio que expuso a docenas de personas, incluso residentes locales, a gas cloro y humo.

Otros casos de alborotos, como el asesinato en 2016 de una mujer local a manos de un contratista militar estadounidense, siguen ocurriendo regularmente, y las autoridades militares de Estados Unidos han estado implicadas en la organización de campañas de desinformación contra los lugareños. Las tensiones por la construcción de bases siguen dominando la política local y nacional.

Este artículo se actualizó el 14 de julio 2020. 

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