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¿Cómo es traducir noticias durante una pandemia? Traductores de Global Voices cuentan su sentir

Categorías: Europa Occidental, Latinoamérica, Argentina, Chile, España, Italia, México, Salud, COVID-19, GV Community Blog

Foto de Pexels/Pixabay [1] bajo licencia Pixabay [2].

Global Voices cuenta con una comunidad de traductores que, junto a los autores, es el motor de este medio periodístico. Por ejemplo, los traductores de Global Voices en Español han traducido, desde el principio, las noticias diarias del COVID-19 que empezaron a llegar desde China [3], y luego de diversas partes del mundo, para que nuestros lectores estén al día con lo que sucede. Muchos han estado aun mas activos desde el inicio de la pandemia. Nuestros colaboradores cuentan cómo viven la pandemia en Chile, México o Italia, y cómo han adaptado sus rutinas a las circunstancias de confinamiento.

Samantha Santos [4] expresa su sentir de ver prácticamente desierta la usualmente ajetreada Ciudad de México:

Soy mexicana y vivo en la Ciudad de México, que se ve bastante desierta y da una sensación extraña de soledad porque la CDMX nunca había parado.

Estoy en proceso de adaptación a esta nueva realidad. Trato de llevar un vida sana y lo más rutinaria posible, pero en general, extraño todo. Y al mismo tiempo valoro y agradezco más.

Estamos ante la oportunidad de una nueva forma de ver y vivir la realidad, para poder hacer cambios profundos. Esta pausa nos hace ver que la otredad es parte de mí y yo soy parte de la otredad.

Desde Chile, Maria Angélica Marin [5] nos cuenta:

La actual pandemia, como a todos, me tomó por sorpresa con cosas en marcha, tratando de establecer prioridades, con un fémur recién quebrado. Felizmente no me ha molestado más de lo estrictamente necesario, ya superado su «periodo mas delicado».

Trato de seguir un poco las noticias sobre el comportamiento de la pandemia en los continentes, sus particularidades y los caminos tomados para hacerle frente. Me preocupan los países muy subdesarrollados sin recursos presupuestarios para enfrentar lo que significa gastos para hacer frente a la situación sanitaria producida por este mal.

Nuestra colaboradora Lara Pruna [6] nos cuenta el largo viaje de vuelta a casa que hizo en condiciones difíciles:

A mí me sorprendió el virus en Tokio, Japón. Justo mi visado finalizaba justo en mitad de la pandemia, y debía volver a casa, en Sevilla, España. Después de muchos intentos de encontrar y tras varias cancelaciones de vuelos, conseguí volver con mi familia. En los dos días de viaje vi cómo se iban intensificando las medidas de seguridad: el desierto en el que se habían convertido los aeropuertos, cada vez menos tiendas abiertas, el rechazo de dinero en efectivo en París y las interrogaciones, algo intimidantes, de la Policía de Madrid. Fui afortunada al encontrar un único sitio en la estación de Atocha, Madrid, que vendía comida, pues ese día no volvía a mi casa hasta entrada la noche.

Alan Emilio Suárez [7] es colombiano y vive en Italia, y nos cuenta cómo pasa la cuarentena:

Mi experiencia con la cuarentena fue más bien tranquila. Como en muchos otros países, se cometió el error de subestimar el contagio y sus efectos.

Pese a no tener un trabajo formal, pude seguir trabajando desde casa; soy ingeniero químico, y trabajo como profesor privado de materias científicas, como las llaman acá (matemáticas, física, química…), por suerte he podido seguir trabajando con muchos de mis alumnos. A veces hago traducciones al español.

Aproveché el tiempo para entrar en dos comunidades (Colapsología América Latina, y Transición Colombia, por ahora virtuales). También empecé a participar como voluntario en una asociación colombiana para hacer tutorías virtuales dos chicos de bajos recursos que necesitan ayuda para seguir conectándose con su escuela para hacer sus tareas escolares.

Desde el norte de España. Lourdes Sada [8] comparte su experiencia:

El confinamiento me pilló en un pueblo (en la provincia de Huesca, al norte de España). A veces me acerco a la capital para la compra, pero compro sobre todo en la tienda local, con mascarilla y guantes. Allí hacemos tertulia hasta que llega nuestro turno de atención. Es lo bueno de conocer a todo el mundo.

Tuve la suerte de empezar un trabajo que se puede hacer desde casa justo antes de que comenzara el confinamiento, así que he cambiado poco de vida. Aunque cuando tengo menos faena intento traducir algo para Global Voices (GV).

A Romina Navarro [9], que vive en Buenos Aires, Argentina, las cosas se les complicaron en pleno viaje de vacaciones:

Estoy haciendo teletrabajo, pero la actividad bajó bastante y me deja un poco más de tiempo libre. Eso lo aprovecho para distintas actividades, como más traducciones y artículos para GV.

También leo más artículos y veo algunos webinars de mi interés, veo series y películas, participo en «vivos» de amigos y conocidos que son músicos, escritores, etc., y por supuesto, disfruto más a mis gatos (que me padecen a mí, jaja).

Carlos Castillo [10], desde Santiago de Chile, hace una comparación del estado de su ciudad con un paciente algo voluntarioso:

Santiago de Chile se encuentra en cuarentena desde el inicio de la pandemia en el país. El quehacer diario transcurre preferentemente durante la mañana ya que en la tarde el poco comercio abierto comienza a cerrar sus cortinas. Al estallido social de octubre, se sumó esta contingencia.

Nuestra idiosincrasia está cimentada en un grado de irresponsabilidad alarmante, lo que se refleja en un gusto por evadir restricciones sanitarias y cuarentenas. Hay quienes no quieren que sus hijos vuelvan a clases, pero los llevan a hacer trámites de inmensas filas.

Santiago presenta síntomas de un paciente enfermo, pero que rehúsa guardar reposo. Trata de hacer su día a día de la mejor manera posible pese al dilema de contraer el virus o no tener dinero para sobrellevar la cuarentena.

Desde Lima, Peru, Gabriela García Calderón,  [11]refiere cómo ve las cosas desde la capital peruana:

Desde hace cuatro años trabajo en casa, así que la orden de #QuédateEnCasa [12] no afectó mi rutina. Con pena tuve que dejar mi práctica diaria de yoga, que me hacía empezar mis días de lunes a viernes a las 6 a.m. He limitado mis salidas a lo estrictamente necesario, es decir, comprar alimentos y medicamentos. Es duro para quien como yo gusta de caminar para ir de un lugar a otro, a veces hasta cuatro kilómetros.

No queda más que seguir las recomendaciones, no hacer caso a las malas noticias y mucho menos a las falsedades que solamente buscar generar pánico.

Bajo una pandemia, los traductores de Global Voices siguen traduciendo las historias del mundo.