Respuesta de autoridades ante disturbios civiles en Trinidad y Tobago provoca debate sobre el poder de la Policía y la confianza pública

Policías antidisturbios en el Anfiteatro de St. James, Trinidad, durante las protestas Drummit25Summit, 18 de abril 2009. Foto de Georgia Popplewell vía Flickr (CC BY-NC-ND 2.0).

Después de que unos agentes del Servicio Policial de Trinidad y Tobago dispararan y mataran a tres hombres en la zona desfavorecida de Morvant el 27 de junio, hubo protestas callejeras generalizadas y acusaciones de que sus muertes eran extrajudiciales.

Aunque a los policías involucrados se le ha asignado solo tareas administrativas, los disturbios han provocado discusiones continuas sobre el poder y el papel de la policía, exacerbadas aún más por la publicación de una foto el 1 de julio en la portada del periódico Trinidad and Tobago Newsday en la que se muestra a unos policías armados que apresan a un manifestante contra el suelo. Uno de los oficiales, en una táctica que evocaba la muerte de George Floyd, fue captado con la rodilla presionada contra el cuello del manifestante.

Una historia de agresión

En Facebook, la usuaria Tillah Willah situó esta violencia policial en un contexto histórico, que publicó la foto de una celda para esclavos que visitó el 3 de julio, experiencia que describió como «una manera interesante de terminar una semana de intensa rabia y reflexión sobre lo que significa tener un cuerpo policial:

Consider the fact that the TTPS was first set up in 1592 to protect the property of people who were holding people as property. That the Police Force was essentially formed to protect Spanish interests against the First Peoples. Consider that during the 300+ years after, all plantations had their own security/policing systems to protect their property, including the humans that they owned. Consider that after full Emancipation in 1838, the police force was disbanded in 1839 for reorganization and reopened in 1841 to protect plantation owners from loss of property, that is, to stop the people that they legally owned a few years before, from stealing their property. This is of course after they were given compensation for the loss of their human property.

So at its root, the police force, was not set up to protect and serve the population at large. The criminalization of the bodies of Indigenous, Africans and Indians is built into the DNA of the police force. […] Which came first, the idea of criminality or the idea of who is a criminal? That’s the question I’d really like to get an answer for.

Tengamos en cuenta que el cuerpo de Policía se creó en 1592 para proteger la propiedad de personas que tenían personas como propiedad. Que la Fuerza de Policía fue constituida, esencialmente, para proteger los intereses españoles contra los Pueblos Originarios. Tengamos en cuenta que durante los más de 300 años posteriores, todas las plantaciones tuvieron sus propios sistemas de seguridad/policía para proteger su propiedad, incluidos los humanos que poseían. Tengamos en cuenta que después de la plena Emancipación en 1838, la Policía fue disuelta en 1839 para reorganización, y fue reabierta en 1941 para proteger a los dueños de las plantaciones de la pérdida de sus propiedades, es decir, para evitar que los anteriores dueños legales de sus tierras se las robaran. Esto, por supuesto, después de que se les diera una compensación por la pérdida de su propiedad humana.

Así que, desde su origen, la Policía no se ha creado para proteger y servir a toda la población. La criminalización de los cuerpos de indígenas, africanos e indios está incorporada en el ADN de la Policía. […] ¿Qué fue primero, la idea de la criminalidad o la idea de quién es un criminal? Esa es la pregunta para la que me gustaría tener una respuesta.

De manera similar, muchos usuarios de las redes sociales publicaron reflexiones sobre el artículo de la periodista Sunity Maharaj sobre la revolución en la región:

It took rebellion and rioting, not a sense of justice, to restore our humanity from enslaved property and to inch us forward from people without rights to full citizenship, even if only in name for too many in Morvant, Laventille, Beetham and Sea Lots, to name a few. […]

In the pantheon of that first civilisation of Caribbean leaders were men and women of extraordinary courage, intelligence and deep love and understanding of this land. Their heroic stand against European invasion is the first volume of the Caribbean's epic story of travail and triumph.

Se necesitó de rebelión y disturbios, no de un sentido de justicia, para restaurar nuestra humanidad de la propiedad esclavizada y para alejarnos de la gente sin derechos a la ciudadanía plena, aunque sea solo en nombre de demasiados en Morvant, Laventille, Beetham y Sea Lots, por nombrar algunos. […]

En el panteón de esa primera civilización de líderes caribeños había hombres y mujeres de extraordinario coraje, inteligencia y profundo amor y comprensión de esta tierra. Su heroica postura contra la invasión europea es el primer volumen de la épica historia del Caribe de esfuerzo y triunfo.

El lenguaje importa

Siglos después, el propósito de la Policía sigue estando en desacuerdo con el propósito de la protesta. Y los internautas están atando cabos.

Rápidamente se planteó la cuestión del lenguaje: no solo se ha sabido que el Comisionado de Policía, Gary Griffith, utiliza palabras que menosprecian y humillan, que se refiere a los delincuentes como «cucarachas», sino que ha defendido su decisión de hacerlo. Dice que sus palabras tienen por objeto proteger a sus agentes y tranquilizar a los ciudadanos respetuosos de la ley.

Sin embargo, el podcaster Franka Philip dijo que tenía un significado mucho mayor:

The language used by some of our leaders to describe criminal elements has infected many and now they describe all people from particular areas in those pejorative terms. This disturbs me. When we stop respecting people's humanity, we have a huge problem.

El lenguaje usado por algunos de nuestro líderes para describir a elementos criminales ha influenciado a muchos y ahora describen a todos de algunas zonas determinadas con esos términos despectivos. Esto me molesta. Cuando dejamos de respetar la humanidad de las personas, tenemos un gran problema.

Como para subrayar el punto, el profesor universitario Amilicar Sanatan publicó una serie de citaciones en Facebook –brutales en su crudeza y honestidad– de personas que viven en esas zonas tan desfavorecidas. Por ejemplo:

These protests is about identity and respect. We poor and we might not be as great in academics and everything and we have wrongdoers but we are people. We mean something. We are people.

Esas protestas tratan de identidad y respeto. Somos pobres y tal vez no seamos tan grandes en lo académico y todo eso y tenemos malhechores, pero somos personas. Significamos algo. Somos personas.

En Facebook, Marcus Skinner también afirmó que para que haya progreso debe cambiar el lenguaje:

Watching the incidents that took place today and the reactions I saw across the social spectrum of ‘these violent animals…troublemakers…good for nothings…vermin…I bet their mothers are going to say they were good boys…never hurt anybody'…I have to stop and weep
I’d like to say first and foremost these are human beings […]
We are looking at symptoms of a problem
A deep, difficult and longstanding problem
And we are blaming the victims [and] if we don’t stop missing the god damn point
It’s not going to be the last time we see it.

Viendo los incidentes de hoy y las reacciones que vi en todo el espectro social de «estos animales violentos… alborotadores… buenos para nada… alimañas… apuesto a que sus madres van a decir que eran buenos chicos… nunca lastimaron a nadie»… Tengo que parar y llorar.
Me gustaría decir que primero y más importante es que estos son seres humanos […].
Estamos viendo los síntomas de un problema.
Un problema profundo, difícil y antiguo.
Y estamos culpando a las víctimas, y si no dejamos de perder el maldito punto…
No será la última vez que lo veamos.

La posición del Estado

Otro aspecto de los disturbios que hizo hablar a las personas fue la sugerencia del ministro de Seguridad Nacional, Stuart Young, de que a los ciudadanos de las a comunidades menos favorecidas se les pagaba para provocar disturbios.

Si bien algunos consideraron que esto podía ser plausible teniendo en cuenta que las elecciones generales del país están programadas para el 10 de agosto, otros opinaron que la afirmación de Young negaba tanto el papel de los sucesivos gobiernos en el descuido de esas zonas como la voluntad de los manifestantes.

El artista rapso Wendell Manwarren señaló que este enfoque «viene directamente del libro de jugadas colonial:»

The recent words coming out of the mouths of the Commissioner of Police and the Minister of National Security is serious cause for concern. To describe people protesting and demanding justice for the killing/'murder’ of Joel Jacobs, Noel Diamond and Israel Clinton as ‘enemies of the state’ and ‘criminal elements…being paid to create disturbance’ With a ‘well orchestrated plan to destabilize the country’ is to seek to demonize and discredit a sector of the national community that continues to be regarded as less than and spoken down to and treated in a heavy-handed manner by those sworn to serve and protect us all from abuse of power.

Las palabras recientes del inspector de Policía y del Ministerio de Seguridad Nacional son muy preocupantes. Cuando se describe a las personas que protestan y exigen justicia por el asesinato de Joel Jacobs, Noel Diamond e Israel Clinton como «enemigos del Estado» y «elementos criminales… a quienes se les paga para crear disturbios» con un «plan bien orquestado para desestabilizar el país» se pretende demonizar y desacreditar a un sector de la comunidad nacional a la que se sigue viendo con menosprecio y se tratan con mano dura qjuienes han jurado servirnos y protegernos a todos de los abusos de poder.

La historia se repite

El aspecto más desconcertante de la cuestión es que la historia no es nueva. En una publicación de Facebook, Keston K. Perry trató de desentrañar las causas:

So another 3 black men killed right? Joel Jacob, Noel Diamond, Israel Clinton have now lost their lives to the systemic racism and oppression that is poverty, hardship, overpolicing, corporate and political corruption in Trinidad and Tobago. 43 people lost their lives to police shootings this year alone, most of whom were Black. […]

It's because in a society like Trinidad and Tobago, some people's children are more valuable than others. Black people's children especially if you live in certain areas and you don't look, speak or appear a certain way, your life is of no value to the state or to the corporate elites that fund the political office holders who are beholden to them and would not act against their corruption.

Así que mataron a otros tres hombres negros, ¿verdad? Joel Jacob, Noel Diamond, Israel Clinton han perdido la vida por el racismo y la opresión sistémicos que son la pobreza, las penurias, excesos policiales y la corrupción empresarial y política en Trinidad y Tobago. Solo en este año, 43 personas perdieron la vida por disparos de la Policía, la mayoría eran negros. […]

Esto porque en una sociedad como Trinidad y Tobago, los hijos de algunos son más valiosos que los de otros. Los hijos de los negros, especialmente si viven en ciertas zonas y no eres, hablas o tienes un cierto aspecto, tu vida no tiene valor para el Estado ni para las élites corporativas que financian a los titulares de cargos políticos que están en deuda con ellos y que no actuarían contra su corrupción.

Por su parte, la criminóloga Renee Cummings sugirió algunas soluciones basadas en la justicia:

We must invest in — not alienate — underserved and vulnerable communities. We must also invest in efforts to amplify the voice of civil society to accelerate change and reimagine police/community relations through robust public engagement and programs that build community resilience. […]

We need to discuss disinvestment within the context of discrimination and the painful interconnected challenges of intergenerational trauma, poly-victimization and a list of co-morbidities which includes police violence. A granular examination is required of the policies of separation and social isolation and how we have historically quarantined some communities, pre COVID-19, with prejudice, policing and politics. Justice brings closure and the lack of it leaves open wounds. The absence of a trauma-informed approach to criminal justice is like rubbing salt in those open wounds. Trust and transparency are required for police legitimacy, without them there’s no confidence in the justice system.

Debemos invertir en las comunidades vulnerables e desatendidas, no enajenarlas; también debemos invertir en esfuerzos para amplificar la voz de la sociedad civil para acelerar el cambio y reinventar las relaciones entre la Policía y la comunidad a través de un fuerte compromiso público y de programas que construyan la resistencia comunitaria […]

Es necesario examinar la desinversión en el contexto de la discriminación y los dolorosos desafíos interconectados del trauma intergeneracional, la múltiple victimización y una lista de comorbilidades que incluye la violencia policial. Se requiere un examen escrupuloso de las políticas de separación y aislamiento social y de cómo hemos puesto históricamente en cuarentena a algunas comunidades, antes del COVID-19, con prejuicios, Policía y política. La justicia significa cierre y si no hay, quedan heridas abiertas. La ausencia de un enfoque de la justicia penal basado en el trauma es como frotar sal en esas heridas abiertas. La confianza y la transparencia son necesarias para la legitimidad de la Policía, sin eso no hay confianza en el sistema de justicia.

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