Desde la muerte de George Floyd, barbadenses negros se expresan con más fuerza contra racismo
La muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis, Minnesota, provocó una intensa reacción en todo el mundo.
Mucho más allá de Estados Unidos, estallaron manifestantes con las voces de los que finalmente ya se habían hartado, como ciudadanos de Barbados, isla que aún sigue luchando contra las marcadas desigualdades raciales enraizadas en su muy arraigada.historia colonial.
Desde la abolición de la esclavitud en las colonias británicas en 1843, y la independencia de Gran Bretaña en 1966, la mayoría negra en Barbados ha hecho innegables progresos económica, social y políticamente. Sin embargo, en un estudio sobre la identidad blanca en el Caribe, barbadenses blancos afirmaron que no existía el privilegio blanco.
Pese a esta percepción, las tensiones raciales del país han continuado agudizándose y, a la luz de la atención internacional por el homicidio de George Floyd, no se pueden seguir ignorando.
Las redes sociales en Barbados se han convertido en una herramienta crucial para que los barbadenses negros se pronuncien contra el racismo sistemático e interpersonal que, como muchos confirman, les han afectado psicológicamente. Etiquetas como #ScreenshotARacist [captura la pantalla de un racista], #DoTheWork [haz el trabajo], #BlacketyBlackBlackBlack [negro, negro, negro. negrísimo] y #SupportBlackBusiness [apoya los negocios negros] describen el llamado colectivo de los barbadenses negros que se manifiestan con valentía contra la desigualdad racial.
«Rebelión del pueblo»
Aparte de los disturbios de Barbados de 1937 que, según sostienen algunos panafricanistas, debería llamarse la «Rebelión del pueblo», el país ha visto poca agitación política y social.
Sin embargo, estos disturbios fueron decisivos: los disturbios fueron incitados por la deportación de Clement Payne, muy apreciado por barbadenses negros como líder laborista que defendió la formación de sindicatos, y contribuyeron a la reforma que finalmente conduciría a la independencia en 1966.
En Crisis of an Intellectual Tradition («Crisis de una tradición intelectual»), el catedrático Ian Boxhill afirma que, como resultado de ser colonizados exclusivamente por los británicos y de poseer una población negra relativamente pasiva, «países como Barbados […] parecían tener una orientación demasiado consensuada o simplemente ser demasiado tranquilos». En un artículo sobre las relaciones raciales en Barbados, el educador retirado Ralph Jemmott sugirió que la «clase media ilustrada negra, en general, tiende a apartarse del compromiso cívico masivo en asuntos de razas».
Esta percepción de los barbadenses de color que apoyan la situación actual —a pesar de las desigualdades sociales y económicas perpetuadas por el racismo sistemático— es una noción que muchos descartan elocuentemente, como la activista Luci Hammans durante la marcha Black Lives Matter en la capital, Bridgetown, el 13 de junio, en la que proclamó:
As we marched today, we took steps of resilience, because to protest in Barbados needs permission and requests […] the Public Order Act was created to stop Black Power protests in Barbados, and to appease the political and economic elite in 1937, because we were not passive then and we are not passive now!
Mientras marchábamos hoy, dimos pasos de resistencia, porque para protestar en Barbados hacen falta permisos y socilitudes […] La Ley de Orden Público fue creada para detener las protestas del Poder Negro en Barbados, y para apaciguar a la élite política y económica en 1937, ¡porque no nos quedamos pasivos entonces ni nos quedaremos ahora!
Varios niveles de racismo
Muchos barbadenses negros han sufrido de primera mano los estragos emocionales del racismo interpersonal. No obstante, el racismo sistemático representa otro nivel de dolor y rechazo, manifestado por instituciones sociales que perpetúan la injusticia racial pese a estar establecidas para servir a todos los ciudadanos.
El racismo sistemático se caracteriza por las normas, los códigos y las prácticas —tanto secretos como públicos— que crean ventajas y desventajas basadas únicamente en la raza, y amplía la cantidad de retos que experimenta la gente de color. En Barbados, esto salta a la vista cuando se trata de la educación, el sistema sanitario, la movilidad social y, esencialmente, la adquisición intergeneracional de bienes.
Mientras unos usuarios de redes sociales contribuían con una lista de recursos para aconsejar a «TODOS los barbadenses blancos o que ‘pasen por blancos’, y otras personas blancas que vivan en Barbados» sobre cómo ser antirracista, a varios barbadenses blancos les dio por reivindicar que los barbadenses negros se estaban subiendo al carro del movimiento Black Lives Matter, y que la marca estadounidense del racismo no tenía nada que ver con Barbados.
En Facebook, Risée Chaderton-Charles respondió:
It is quite fascinating to see white/white adjacent Bajans and those seeking the shelter of their privilege try to convince themselves and us that the real reason there is racism in Barbados is because “the blacks” just won’t play nice with them and simply ignore the things they say.
Apparently racism was well on its way to being solved in Barbados until upstart activists—influenced by America and her completely unrelated racism of course—started “bullying” good, kind, decent people who “don’t see colour” and whose magically lily white circle of close friends was just a matter of happenstance.
I swear this is PhD level gaslighting.
Es fascinante ver a barbadenses blancos/cercanos a blancos y a los que buscan el refugio de sus privilegios intentar convencerse a sí mismos y a nosotros de que la verdadera razón de que haya racismo en Barbados es porque «los negros» no quieren ser amables con ellos y prefieren ignorar las cosas que dicen.
Aparentemente, el racismo estaba a punto de resolverse en Barbados hasta que activistas advenedizos —influenciados por Estados Unidos y su racismo para nada relacionado— empezaron a «acosar» a gente buena, amable y decente que «no se fija en el color» y cuyo círculo de amigos cercanos blanco como la azucena por arte de magia es pura casualidad. Juro que esto es intentar enloquecer con nivel de doctorado.
Al mismo tiempo, sin embargo, muchos barbadenses blancos más jóvenes daban su apoyo a la marcha Black Lives Matter en Bridgetown.
Activismo penetrante
Los barbadenses negros más jóvenes —cultos, conscientes, elocuentes y apasionados— no respondieron con la pasividad que se atribuye tan frecuentemente a las previas generaciones. En su lugar, estimularon sus voces para expresar su sentimiento de injusticia, e iniciaron un nivel profundamente penetrante y potente de activismo digital.
Igualmente importantes fueron las llamadas a la comunidad negra para reconocer el poder que tiene para influir en la economía local. Como respuesta a las sugerencias de que comprometerse a apoyar a las empresas con propietarios negros por un día como muestra de solidaridad equivalía a promover el odio hacia los blancos, la usuaria de Facebook Shaka Mayers bromeó:
This was said elsewhere but it bears repeating:
White People: «Black people should show more unity amongst themselves and support one another.»
Black People: «We're holding one day where we do nothing but support one another.»
White People: «THAT'S RACIST!»
Yuh can't ****ing win ?
Esto lo han dicho en todas partes pero merece ser repetido:
Blancos: Los negros deberían mostrar más unidad entre ellos y apoyarse los unos a los otros.
Negros: Vamos a dedicar un día a no hacer otra cosa que apoyarnos los unos a los otros.
Blancos: ¡ESO ES RACISTA!
No hay p*** manera de ganar ?
Los activistas barbadenses también participaron en el Día del Apagón internacional el 7 de julio, y usaron Facebook para llamar la atención sobre las empresas con propietarios negros a la vez que se comprometían a «emplear el poder económico para luchar contra la injusticia racial y la disparidad económica».
Como respuesta, algunos negocios famosos por valorar el dólar turístico por encima del gasto local parecieron reconocer de repente la influencia económica de la mayoría barbadense negra, y rápidamente dieron marcha atrás en un intento por conservar clientes. Uno de estos establecimientos, que trató de renovar su imagen de redes sociales, se encontró pronto con un impactante reproche digital, en la que destacaban el hecho de que los activistas barbadenses negros no se dejan influir fácilmente por promesas vacías, sino que permanecen comprometidos con la causa de desmantelar el racismo sistemático.
Este mensaje está claro: no seguirán aceptando tácitamente la situación actual. El desenredo del tapiz racista de la sociedad barbadense ha comenzado, y no parará hasta que hayan tejido una nueva realidad de igualdad y equidad para todos los barbadenses.