Trabajadores bielorrusos apoyan protestas con huelgas masivas

El personal inicia una huelga en la planta de BelAz en Bielorrusia, 13 de agosto de 2020. Foto de bnpunion / Instagram.

Hoy hay que ser muy valiente para salir a protestar en Bielorrusia. La policía antimotines ha usado la violencia extrema contra los ciudadanos y detuvo a más de 6000. Esos ciudadanos protestan contra el intento del presidente Alexander Lukashenko, quien gobierna desde 1994, de permanecer en el poder durante un sexto mandato tras una dudosa elección presidencial el 9 de agosto. Se niegan a creer que Lukashenko haya obtenido 80 % de los votos, según las cifras oficiales, contra solo 9 % de su contendiente, Svetlana Tsikhanouskaya, quien luego tuvo que exiliarse a la vecina Lituania. Al menos dos personas murieron; los centros de detención están repletos, y existen acusaciones creíbles de tortura y maltrato.

También hay que ser muy valiente para participar de un paro en Bielorrusia, donde tienen leyes estrictas que limitan las huelgas. En esencia, el país «no garantiza derechos laborales», destacó la Confederación Sindical Internacional (CSI) en una declaración reciente sobre la crisis. Aún así, los trabajadores bielorrusos no se acobardaron; la tensión empezó el 10 de agosto en la inmensa metalúrgica de la ciudad de Zhlobin. Ese mismo día, apareció un llamado en el canal de Telegram Мая краiна Беларусь («Mi país, Bielorrusia») que instaba a los trabajadores a exigir que sus jefes apoyaran el llamado a nuevas elecciones y el fin de la violencia policial.

Desde entonces, las protestas escalaron en todo el país y dentro de varios sectores. En la capital Minsk, los conductores de tranvía hicieron paro para protestar contra el arresto de uno de sus compañeros durante una manifestación. El personal de una azucarera de Zhabinka también está de huelga, al igual que los ingenieros de la fábrica de tractores de Minsk.

Las autoridades no se quedaron de brazos cruzados: Se ha visto camionetas y furgonetas policiales frente a varios establecimientos. El 11 de agosto, Nikolai Zimin, expresidente del sindicato de trabajadores de la industria minera y química de Bielorrusia, y Maxim Sereda, director ejecutivo del Sindicato de Mineros Independientes, fueron sentenciados a varios días de prisión por un juzgado de Soligorsk, donde los mineros estaban de huelga. Los últimos días, Lukashenko subestimó a los manifestantes y los llamó «ovejas» y provocadores pagados por las fuerzas extranjeras. En un mitin el 10 de agosto, se refirió a ellos como «criminales» y desocupados:

Основа всех этих так называемых протестирующих — люди с криминальным прошлым и сегодня безработные. Нет работы, значит, «гуляй дядя по улицам и проспектам.» Поэтому я по-хорошему прошу и предупреждаю всех: устроиться [надо] на работу тем, кто не работает

El perfil social de todos estos supuestos manifestantes es de gente con un pasado delictivo o gente sin empleo. ¿No trabajamos? Bien, «vamos a pasear a las calles y avenidas». Por eso les pido y les advierto de buena fe: Si están sin trabajo, van y buscan empleo.

Sin embargo, parece que muchos trabajadores no comparten su opinión. Aunque en gran medida los sindicatos oficiales de Bielorrusia están supeditados a los intereses del Gobierno, existe en el país un movimiento sindical independiente representado por el Congreso de Sindicatos Democráticos de Bielorrusia (BKDP). Es un movimiento que sobrevivió a las represiones e intimidaciones, y sigue presente en algunos lugares de trabajo. Su comité ejecutivo publicó una enérgica declaración el 12 de agosto con una postura muy clara:

Белорусский народ не признал Лукашенко законно избранным Президентом и повсеместно в стране начались массовые акции протеста. Захвативший власть правящий режим с жестокостью, шокировавшей весь мир, учиняет расправы над участниками мирных акции протеста. Невиданная жестокость силовых структур повлекла за собой человеческие жертвы.

Мы требуем немедленного прекращения репрессий, расправ и убийств граждан страны, незамедлительного освобождения всех незаконно задержанных, закрытия всех уголовных дел, связанных с участием в массовых акциях протеста, освобождения всех политзаключенных.

Забастовки, которые уже происходят в стране, показывают растующую политическую активность рабочих. Незаконно удерживая власть режим ведет страну к экономическому коллапсу – банкротству и закрытию предприятий, потере рабочих мест, нищете народа.

El pueblo de Bielorrusia no reconoce a Lukashenko como el presidente electo legítimamente, y estallaron protestas masivas en todo el país. El régimen actual, que tomó vilmente el poder ante el asombro del mundo entero, tomó represalias contra los participantes de las protestas pacíficas. La violencia sin precedentes de los servicios de seguridad ha provocado la pérdidas de vidas.

Exigimos el cese inmediato de la represión, la violencia y los asesinatos de ciudadanos, la liberación sin demoras de todos los detenidos ilegalmente, el cierre de todos los procesos penales conectados con la participación en las protestas masivas y la liberación de todos los presos políticos.

Las actuales huelgas nacionales demuestran la participación política de los trabajadores. Este régimen, que se aferra ilegalmente al poder, está llevando al país al colapso económico: A la quiebra y cierre de negocios, a la pérdida de empleos, al empobrecimiento de la gente.

En la carta, no llamaron a huelga a los trabajadores, porque explicaron que eso generaría un riesgo real de despidos masivos. No obstante, también es justo decir que la lógica de este activismo obrero es un poco distinta a las huelgas tradicionales en el sentido más estricto del concepto: los trabajadores exigen que sus directores, en nombre de las empresas, repudien formalmente a Lukashenko y a su régimen.

Se trata de un acto con un fuerte significado político en un país como Bielorrusia, que tiene una de las tasas más altas de empleo público del mundo. A diferencia de Rusia, Bielorrusia no sufrió la «doctrina de shock» de privatizaciones de la década de 1990, y dejó a muchas industrias esenciales en manos del Estado. Esto le ganó algunos elogios a Lukashenko por haber logrado una relativa estabilidad social, aun mientras construía un estado rígidamente autoritario. Sin embargo, ese ofrecimiento empezó a mermar durante los últimos años, cuando se vieron estrategias para reducir parte del bienestar social e, incluso, aplicar impuestos a los desempleados, que avivaron las olas de protestas. Tadeusz Giczan, académico investigador sobre Bielorrusia del University College London, explicó a Global Voices que hace tiempo que los trabajadores empezaron a perder la fe en ese otrora poderoso contrato social:

Lukashenko lost the support of the «ordinary people» after his 2017 tax against «social parasites». But most importantly, the economy hasn't been growing since 2010 and there are no government plans to change that. The discontent has been growing for quite some time and erupted right now due to a number of indirect reasons, such as the mishandling of the COVID-19 crisis and the emergence of strong opposition leaders.

Lukashenko perdió el apoyo de la «gente común y corriente» después de su impuesto de 2017 al «parásito social». Pero aún más importante: No hay crecimiento económico desde 2010, y no hay planes gubernamentales para cambiar eso. El descontento ha estado creciendo desde hace un tiempo, y estalló ahora debido a numerosas razones indirectas, como el mal manejo de la crisis del COVID-19 y el surgimiento de fuertes líderes opositores.

A diferencia de Ucrania, las fábricas y empresas grandes no están en manos de poderosos oligarcas capaces de dirigirlas independientemente del poder político. Por el contrario, los directores designados rinden cuentas a un ente superior, el Estado, y ahora a sus subordinados. El siguiente es un ejemplo de las peticiones que reciben y que hacen circular los trabajadores de la planta metalúrgica Belkard, en la ciudad de Hrodna, al oeste del país:

Прямо сейчас около двухсот работников МСП ОАО «Белкард» – это крупный производитель автомобильных компонентов для автомобилей всех типов и модификаций – вышли на территорию предприятия с требованием к руководству, чтобы оно обратилось к местным органам власти и в МВД с требованием прекратить жестокость и чрезмерное применение силы, а также необоснованные задержания со стороны силовиков.

Также работники Белкарда настаивают на освобождении задержанных граждан и проведении проверки Генпрокуратурой правильности подсчета голосов по каждому избирательному участку в Гродно.

— Усы Лукашенко, Telegram, August 14

En este momento, unos 200 trabajadores de Belkard JSC, megaempresa productora de componentes de automotores, se dirigen a las instalaciones de la empresa para exigir que sus directores apelen a las autoridades locales y al Ministerio del Interior para exigir que pongan fin a la violencia y al uso de la fuerza, y también a las detenciones arbitrarias de personas por parte de los servicios de seguridad y la Policía.

Además, los trabajadores de Belkard exigen la liberación de todos los ciudadanos detenidos y que el fiscal general evalúe la precisión del conteo de votos en cada distrito electoral de Hrodna.

A juzgar por lo que informan los medios, este tipo de demandas se están haciendo en las mayores empresas del país, tanto estatales como privadas. El personal de la planta química Azot, en Hrodna, hizo circular una carta similar con el apoyo del sindicato independiente. Un posible punto de inflexión es la huelga de BelAz, una de las empresas más grandes y reconocidas del país que fabrica vehículos industriales pesados. La empresa tiene ingresos anuales de aproximadamente 970 millones de euros y clientes en todo el mundo.

Ahora circulan videos en redes sociales que muestran reuniones tensas entre los trabajadores y sus directores. Los primeros dejaron claro dónde están sus lealtades:

El Hrodna, Bielorrusia, los funcionarios municipales se reúnen con los trabajadores en huelga de la planta fertilizadora química Azot.

-Levanten la mano si votaron por Lukashenko.
-Solo los funcionarios levantan la mano.
-Levanten la mano si votaron por Tsikhanouskaya.
-Casi todos los empleados la levantan.

El siguiente video muestra a los trabajadores de BelAz marchando y gritando «¡Vuelvan a contar [los votos]!», en referencia a los resultados electorales:

El activismo no se limita al personal industrial. Uno de los videos más vívidos de los últimos días muestra a varios integrantes de la Filarmónica Nacional de Bielorrusia que cantan mientras sostienen pancartas donde dicen «Me robaron la voz»:

?Integrantes de la Filarmónica Nacional de Bielorrusia también se unieron a la huelga laboral. El sonido pone la piel de gallina.

Con el deterioro de la situación en Bielorrusia, ahora muchos observadores temen que Lukashenko haya alejado a un sector de la oposición que, en algún momento, podría haber estado dispuesto a negociar con él. Por ende, las peticiones de los directivos a las autoridades podrían ser los únicos canales de diálogo que quedan, según explica Volodia Artiukh, investigador ucraniano especializado en relaciones laborales en Bielorrusia, que recientemente escribió sobre la composición social de las protestas para OpenDemocracy:

What I wrote about organised labour as the only agent capable of articulating and pressing clear demands and forcing the authorities to listen, can be illustrated with a video from a meeting of BelAZ plant workers with the mayor of their city that happened today afternoon. Several hundred workers gathered at the plant gate and met with their director and the mayor of Zhodin, who promptly arrived. The conversation was heated but respectful. The mayor looked confused and timid. Workers demanded release of their colleagues and relatives from jails, expulsion of special police force from their city («Why do we need wages if we are beaten up?»), recounting of votes. They insist their city is safe, they control the situation. The mayor couldn't make any clear promises, of course, but he agreed to meet with the workers outside of the factory in the evening to discuss their demands. He was cheered with «Thank you!» and «Mayor with the people» chants. The plant never stopped, but after watching the video I am less skeptical about the possibility of a real protracted strike with walkouts. So far this is the only channel through which the protesters can force the authorities into a sort of a dialogue on a local level. If the central authorities cut it, worse for them.

Lo que escribí sobre la mano de obra organizada como único agente capaz de articular y plantear exigencias claras, y de obligar a las autoridades a prestar atención se ilustra en el video de una reunión de trabajadores de la planta de BelAZ con el alcalde de su ciudad, que tuvo lugar esta tarde. Varios cientos de trabajadores se reunieron en la entrada de la planta y se encontraron con el director y el alcalde de Zhodin, quien llegó de inmediato. La conversación fue acalorada pero respetuosa. El alcalde parecía confundido y tímido. El personal exigió la liberación de sus colegas y familiares, la expulsión de la ciudad de las fuerzas especiales de la Policía («¿Para qué queremos sueldos si nos golpean?») y el recuento de votos. Insisten en que la ciudad está segura, que tienen la situación bajo control. El alcalde no pudo hacer ninguna promesa firme, por supuesto, pero aceptó reunirse ahí con ellos esa tarde para oír sus demandas. Fue vitoreado con unos «¡Gracias!» y cantos de «El alcalde con rl pueblo». La planta nunca se detuvo, pero tras haber visto el video, estoy menos escéptico sobre la posibilidad de que haya paros que lleven a una verdadera huelga. Hasta ahora, es el único canal por el cual los manifestantes pueden obligar a las autoridades a llegar a alguna forma de diálogo a escala local. Si las autoridades centrales lo cortan, pues lo tendrán peor.

En una conversación con Global Voices, Artiukh advirtió sobre los riesgos de subestimar la magnitud de estas huelgas, e hizo énfasis en que fueron estrategias valientes y sin precedentes en el contexto bielorruso. Es más, debido al bloqueo de internet en el país durante las elecciones y las protestas, ha sido difícil establecer la magnitud de estas movilizaciones laborales. En cuanto el país volvió a estar en línea, las verdaderas dimensiones de las protestas se hicieron más visibles, y esto es un hecho significativo. Si los trabajadores en huelga pueden beneficiarse del fondo de paro nacional anunciado el 13 de agosto, podrían crecer aún mucho más en cantidad.

Mientras tanto, siguen aumentando la cantidad de negocios y empresas cuyo personal se declara en solidaridad con la oposición. La tarde del 13 de agosto, el personal de MGTS (red municipal de telecomunicaciones de Minsk) anunció un paro.

El mundo laboral de Bielorrusia es un espacio de lucha tanto como las calles y plazas del país. En efecto, pueden llegar a ser más cruciales en los días venideros.

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