¿Qué está pasando en Tailandia? Jóvenes activistas protestan para proteger la democracia y la libertad de expresión

Manifestantes demócratas, liderados por estudiantes de los movimientos «Juventud Libre» y «Unión Estudiantil de Tailandia», exigen reformas democráticas frente al Monumento a la Democracia en Bangkok, 18 de julio de 2020. Foto y leyenda de Darika Bamrungchok.

Este artículo de Darika Bamrungchok es de EngageMedia, organización de medios, tecnología y cultura sin fines de lucro; se editó y reproduce en Global Voices como parte de un acuerdo de asociación de contenidos. 

Tras años de represión, censura e injusticias bajo un gobierno militar, miles de manifestantes están saliendo a las calles en Tailandia y usando internet para exigir cambios políticos y reformas democráticas. Lo que comenzó como manifestaciones estudiantiles por la democracia en febrero de 2020, ha evolucionado hasta convertirse en numerosas protestas, lideradas por estudiantes y jóvenes tailandeses de 14 años, que tienen lugar casi diariamente en al menos 55 de las 77 provincias del país.

Tres peticiones

Este movimiento es la primera vez en la historia moderna de Tailandia que se critica públicamente a la monarquía, ya que hacerlo es un delito punible con la cárcel. Las protestas, lideradas por el Movimiento del Pueblo Libre, exigen cambios en un país con un largo historial de represión de la disidencia. En virtud del objetivo general de tener «un gobierno democrático con el monarca bajo la Constitución», exigen tres cambios claves en el actual gobierno tailandés: disolver el Parlamento, redacción de Constitución que tiene respaldo del Ejercito, y dejar de intimidar y detener arbitrariamente a los críticos.

Sin embargo, al igual que los recientes ataques a la libertad de expresión en línea en las naciones vecinas de Filipinas y Hong Kong, el Gobierno también está silenciando cada vez más a manifestantes y medios tailandeses, en espacios físicos y digitales.

El 26 de agosto, Tattep “Ford” Ruangprapaikitseree y Panumas “James” Singprom, líderes de Pueblo Libre, fueron detenidos por su papel en la manifestación contra el Gobierno del 18 de julio.  Luego se les concedió libertad bajo fianza. El día anterior, por presiones del Gobierno tailandés, Facebook bloqueó el acceso en Tailandia a la página «Royalist Marketplace», que tiene más de un millón de miembros que usan la página para discutir sobre la monarquía. Sin embargo casi de inmediato, Facebook dijo que estaba preparado para impugnar legalmente la petición del Gobierno. No obstante, ya se ha creado otro grupo, con el mismo nombre, con más de 500 000 miembros que se unieron en el primer día de su creación.

Además, los medios locales tampoco pueden informar libremente sobre el acoso y la intimidación del Estado contra los manifestantes, pues temen ser blanco de las medidas legales del Gobierno y de una repercusión negativa financiera.

Primera oleada de protestas

A finales de febrero de 2020, la primera oleada de protestas estudiantiles se desencadenó en Tailandia cuando el Tribunal Constitucional disolvió el partido opositor «Futuro Adelante», muy popular entre los jóvenes. Poco después, el Gobierno tailandés firmó un decreto de emergencia que prohibía las manifestaciones contra el Gobierno con el fin de frenar la propagación de COVID-19.  Sin embargo, en junio, los tailandeses se habían enfadado aún más con el Gobierno por las crecientes dificultades económicas provocadas por la pandemia, la desaparición del activista antigubernamental Wanchalearm Satsaksit en Camboya y las supuestas deficiencias del sistema judicial en el caso de Vorayuth Yoovidhya, heredero multimillonario acusado de matar a un policía en un accidente automovilístico en 2012. Todas las acusaciones fueron retiradas, lo que provocó una protesta pública contra la impunidad de los ricos.

La segunda oleada de protestas

Esta combinación de injusticias, junto con el levantamiento del confinamiento en el país, desencadenó la segunda ola de protestas. El 18 de julio, el grupo «Juventud Libre» y la Unión Estudiantil de Tailandia organizaron una manifestación pacífica frente al Monumento a la Democracia de Bangkok que congregó a más de 2000 personas. Esta vez, las manifestaciones dirigidas por los estudiantes fueron mucho más poderosas y generalizadas, y atrajeron a un sector mucho mayor de la sociedad: el 16 de agosto, más de 20 000 personas cantaron repetidamente «¡Abajo la dictadura, viva la democracia!» frente al monumento.

Esta nueva generación de tailandeses también aprovecha la tecnología para organizar protestas «rápidas», cerrando así la brecha entre el activismo en línea y fuera de línea. Al igual que el movimiento de Hong Kong, este también este carece de liderazgo en gran medida, los participantes utilizan principalmente las redes sociales para protestar y movilizar a más personas en todo el país. Los sentimientos antigubernamentales y el descontento político se han difundido rápidamente en las redes sociales, en Twitter ya han aparecido varias etiquetas de protestas. Los jóvenes utilizan también plataformas como Tinder y TikTok para difundir sus mensajes de protestas, con símbolos, sátira y la cultura popular.

Aunque el Gobierno ha permitido a las personas expresar su disidencia y deseo de reformas, también ha incrementado los acosos, las detenciones y ha denunciado penalmente a los líderes estudiantiles y a los manifestantes que participaron en las pacíficas protestas. Además, si bien dijo que el prolongamiento del decreto de emergencia hasta septiembre no prohibirá las protestas políticas, la Policía sigue citando a los líderes por violar el decreto: esto significa que pueden seguir arrestando a los manifestantes por asistir a las protestas, además de sedición, entre otros delitos, en virtud de las represivas leyes del Código Penal de Tailandia.

En línea, el cierre del grupo Royalist Marketplace en Facebook es un claro reflejo de los peligros que conlleva expresarse contra el Gobierno y la monarquía. La etiqueta #NoTwitterThailand [Sin Twitter en Tailandia] encabezó la página de tendencias del país, a medida que los tailandeses se volvían cada vez más críticos con la vigilancia en línea del Gobierno y el recorte de la libertad de expresión. Todo esto se relaciona con el estreno de la cuenta oficial de Twitter de Tailandia en mayo, al que siguieron los cambios en la política de privacidad de Twitter. Esto llevó a muchos activistas tailandeses a sospechar de una intensificación de la vigilancia del Gobierno.

También los medios locales sufren una censura sistemática cuando se trata de cualquier cobertura crítica de la monarquía tailandesa.

Entre el 17 y el 19 de agosto, la organización de los Defensores Tailandeses para los Derechos Humanos (TLHR en inglés) documentaron 103 casos de acoso contra estudiantes o impedimento de expresar sus opiniones, incluido el «saludo de los tres dedos», llevar lazos blancos y sujetar pancartas en blanco.

El movimiento tailandés está listo para derrocar a la dictadura: entrevista con Patchanee Kumnak, periodista, activista para los derechos de los trabajadores de [la organización] Trabajadores Socialistas de Tailandia. ¿Qué está pasando en Tailandia?
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Cuando el ministro de Educación, Nataphol Teepsuwan, trató de hablar, GameOver coreó:

«Ponte en fila. Ponte en fila. Ponte en fila». ¿Qué está pasando en Tailandia?

Al menos 13 activistas, incluidos el abogado de derechos humanos Anon Nampa y dos raperos, fueron detenidos acusados de sedición y, de ser declarados culpables, los podrían condenar a penas de prisión de hasta siete años.

A comienzos de septiembre, todos habían quedado liberados bajo fianza. Sin embargo, agentes de seguridad vestidos de civil han seguido a algunos activistas, y creen que hay una lista de 31 personas que la Policía está tratando de detener por hablar en público. Dado que muchos de los manifestantes son estudiantes, existe una creciente preocupación por la posibilidad de que los escolares y los jóvenes se conviertan en blanco de ataques durante las actuales protestas.

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