«Guerra en Karabaj aleja más la posibilidad de resolver el conflicto», teme el político armenio Mikayel Zolyan

Político y analista armenio Mikayel Zolyan. Foto cortesía de Mikayel Zolyan, usada con autiorización.

El conflicto que actualmetne se desarrolla en Nagorno-Karabaj no solamente preocuipa a Armenia y Azerbaiyán. Este conflicto tiene significativas dimensiones internacionales: los países vecinos con intereses en el sur del Cáucaso pueden tener un rol significativo en aumentar o reducir la violencia. Como miembro de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (CSTO), encabezada por Rusia, Armenia tiene vínculos cercanos con Moscú. Por su parte, Turquía parece haber ofrecido amplio apoyo político y militar a Azerbaiyán durante la reciente lucha. Los cercanos Irán y Georgia observan cautelosos.

Mucho ha cambiando en Armenia desde que el cese al fuego de 1994 consolidó las cosas en Nagorno-Karabaj. Se han sucedido diversos gobernantes, muchos justamente por su postura sobre esta amarga disputa. En 2018, los armenios realizaron protestas masivas y derrocaron al presidente Serzh Sargsyan, que es de Nagorno-Karabaj. Estos acontecimientos, conocidos como la Revolución de Terciopelo, llevó a una nueva generación de políticas al poder. Una figura clave es Nikol Pashinyan, experiodista y hoy diputado de oposición que llegó a ser primer ministro de Armenia.

Otra figura es Mikayel Zolyan, que entró en la política en las elecciones parlamentaras de 2018 como diputado de la agrupación de Pashinyan, Alianza MIs Pasos. Zolyan también integra el Comité Permanente en Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional de Armenia. Antes de empezar su carrera política, Zolyan, con un doctorado en ciencia política, era un destacado analista y comentarista sobre el sur del Cáucaso para diversas instituciones de investigación. En esta entrevista, da su opinión sobre la reciente violencia en Karabaj y qué significa para Armenia y otros lugares.

En esta entrevista, Zolyan usa algunos términos para describir territorios y lugares que reflejan su propia perspectiva. No son una posición editorial sobre la situación. Para leer más sobre los nombres, lee este artículo. Esta entrevista se ha editado por brevedad y estilo.

Filip Noubel (FN): ¿En qué se diferencian los acontecimientos que empezaron el 27 de septiembre de otros ocurridos entre Azerbaiyán y Armenia?

Mikayel Zolyan (MZ): The short answer is that it is not an “escalation” any more. It is a full-blown war, with artillery, tanks, missiles, airplanes and killer drones. All this weaponry is being applied against the civilian population: Stepanakert [the capital of Nagorno-Karabakh] and other towns of Artsakh [an Armenian name for Nagorno-Karabakh] have been under heavy shelling for days, with casualties among the civilian population. The First Karabakh war — we can already call it that — ended in 1994, leaving behind an unstable ceasefire. It was often broken by more or less significant incidents, but still allowed most Armenians and Azerbaijanis to live in relative peace. The current war represents a completely new level of violence, unseen for 26 years. And many of the young people dying on the frontline on both sides were born long after the end of the first war.

Another major difference is that this time we know for sure what has happened: this war started around 7 a.m. on Sunday, September 27. The order to start the offensive came from Azerbaijan’s president Ilham Aliyev, with encouragement from Turkey’s president [Recep Tayyip] Erdoğan. These two people bear the full responsibility for all the deaths and destruction happening today. The fact that it was Azerbaijani forces who started the full-scale offensive is so obvious that even Aliyev’s propaganda is hardly trying to deny it. So is the fact that Turkish military are taking part in the fighting on Aliyev’s side, together with pro-Turkish mercenaries from Syria, recruited and transported by Erdoğan.

Mikayel Zolyan (MZ): La respuesta corta es que ya no es una «escalada». Es una guerra en toda regla, con artillería, tanques, misiles, aviones y aviones teledirigidos asesinos. Todo este armamento se está aplicando contra la población civil: Stepanakert [capital de Nagorno-Karabaj] y otras ciudades de Artsakh [nombre armenio para Nagorno-Karabaj] han sido objeto de fuertes bombardeos durante días, con bajas entre la población civil. La primera guerra de Karabaj –ya podemos llamarla así– terminó en 1994, y dejó atrás un inestable alto el fuego. A menudo se rompió por incidentes más o menos significativos, pero permitió a la mayoría de los armenios y azerbaiyanos vivir en relativa paz. La guerra actual representa un nivel de violencia completamente nuevo, no visto durante 26 años. Y muchos  jóvenes que mueren en el frente en ambos bandos nacieron mucho después del final de la primera guerra.

Otra gran diferencia es que esta vez sabemos con certeza lo que ha sucedido: esta guerra comenzó alrededor de las 7 a.m. del domingo 27 de septiembre. La orden de iniciar la ofensiva vino del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, con el estímulo del presidente de Turquía, [Recep Tayyip] Erdoğan. Ellos son totalmente responsables de todas las muertes y la destrucción que se están produciendo hoy. El hecho de que fueran las fuerzas azerbaiyanas las que iniciaron la ofensiva a gran escala es tan evidente que ni siquiera la propaganda de Aliyev trata de negarlo. También lo es el hecho de que los militares turcos están participando en los combates del lado de Aliyev, junto con mercenarios proturcos de Siria, reclutados y transportados por Erdoğan.

FN: ¿Por qué Turquía apoya tan abierta y destacadamente a Bakú esta vez? ¿Qué significa para las ambicionas de Turquía y para la política armenia?

MZ: The war in Artsakh is part of the regional strategy of Turkey’s Erdoğan, who seeks to re-create some version of the Ottoman Empire. Artsakh is just another piece in the chain of Erdoğan’s aggression along with Northern Syria, Northern Iraq, Libya, Greece, and Cyprus. His aim is to project power and make Turkey a key player in all these regions. He is competing with both Russia and the West.

And in this case, Erdoğan made Azerbaijan’s president Aliyev a tool for his neo-imperialist agenda. Aliyev has been willing to allow that, since his hereditary petro-dictatorship is under severe strain because of the weight of economic difficulties and lack of popular legitimacy. “A small victorious war” is the perfect way to salvage a crumbling autocracy, especially since anti-Armenian sentiment is pretty much the only thing that unites Aliyev supporters and critics in Azerbaijan.

For Armenia, Turkey’s involvement means that what is happening today is an existential matter. It takes only a little bit of empathy to understand what Turkey’s direct involvement means for a people that still vividly remembers the 1915 genocide in Ottoman Turkey, which by the way Erdoğan’s government continues to deny.

MZ: La guerra en Artsakh es parte de la estrategia regional de Erdogan de Turquía, que busca recrear alguna versión del Imperio Otomano. Artsakh es solo una pieza más en la cadena de agresión de Erdogan junto con el norte de Siria, el norte de Irak, Libia, Grecia y Chipre. Su objetivo es proyectar poder y hacer de Turquía un actor clave en todas estas regiones. Está compitiendo tanto con Rusia como con Occidente.

Y en este caso, Erdogan convirtió al presidente de Azerbaiyán Aliyev en una herramienta para su agenda neoimperialista. Aliyev ha estado dispuesto a permitir eso, ya que su petrodictadura hereditaria está bajo gran presión por el peso de las dificultades económicas y la falta de legitimidad popular. “Una pequeña guerra victoriosa” es la manera perfecta de salvar una autocracia que se desmorona, especialmente porque el sentimiento antiarmenio es prácticamente lo único que une a los partidarios y críticos de Aliyev en Azerbaiyán.

Para Armenia, la participación de Turquía significa que lo que está sucediendo hoy es un asunto existencial. Solo se necesita un poco de empatía para comprender qué significa la participación directa de Turquía para un pueblo que todavía recuerda vívidamente el genocidio de 1915 en la Turquía otomana, que, por cierto, el gobierno de Erdogan sigue negando.

FN: ¿Crees que Rusia no puede o no quiere imponer un cese al fuego, tal vez por la posición ambigua de Pashinyan sobre la dependencia de Armenia en Rusia?

MK: Russia is one of the mediators in the conflict, as co-chair of the Organization for Security and Cooperation in Europe (OSCE) Minsk Group, together with the US and France. For years, the Karabakh conflict was one of the few remaining areas where Russia and the West had a relatively efficient cooperation. The current war presents a major challenge to all the three mediators, since it undermines their role in the region, It is an especially acute challenge for Russia, since it is happening in the vicinity of its borders. Russia is also a military ally of Armenia, as member of the Collective Security Treaty Organization (CSTO), however the CSTO guarantees apply to the territory of the Republic of Armenia proper, while the Republic of Artsakh is not a member of CSTO. Finally, Russia also has a working partnership with Azerbaijan, which it is not willing to lose. Moreover, there is a strong Azerbaijani lobby in Russia, which is trying to paint Armenia’s current government as “secretly pro-Western”. In any case, Armenia after the [2018] revolution has been loyal to all its commitments. What we are doing today is keeping our partners, both Russia and other co-chair countries, informed about the situation, and it is up to them to choose which actions can be more efficient in stopping the war. We see that today both Russia, France, and the US are working to stop the conflict.

MK: Rusia es uno de los mediadores en el conflicto, como copresidente del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), junto con Estados Unidos y Francia. Durante años, el conflicto de Karabaj fue una de las pocas zonas restantes en las que Rusia y Occidente tuvieron una cooperación relativamente eficiente. La guerra actual representa un gran desafío para los tres mediadores, ya que socava su papel en la región, y es un desafío especialmente agudo para Rusia, pues ocurriendo cerca de sus fronteras. Rusia es también un aliado militar de Armenia, en su calidad de miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC); sin embargo, las garantías de la OTSC se aplican al territorio de la República de Armenia propiamente dicho, mientras que la República de Artsakh no es miembro de la OTSC. Por último, Rusia también tiene una asociación de trabajo con Azerbaiyán, que no está dispuesta a perder. Además, hay un fuerte grupo de presión azerbaiyano en Rusia, que está tratando de pintar el actual gobierno de Armenia como «secretamente prooccidental». En cualquier caso, después de la revolución [de 2018], Armenia ha sido fiel a todos sus compromisos. Lo que estamos haciendo hoy es mantener a nuestros socios, tanto Rusia como otros países copresidentes, informados sobre la situación, y les corresponde elegir qué acciones pueden ser más eficaces para detener la guerra. Vemos que hoy tanto Rusia, Francia y Estados Unidos están trabajando para detener el conflicto.

FN: En tu opinión, ¿cuáles son el mejr y el peor escenario para los próximos días y semanas?

MK: Well, we all hope that the fighting will end as soon as possible. However, it is hard to tell. The blitzkrieg strategy of the Aliyev regime has failed to achieve his goals, but he is doubling down, like a gambler who has already lost a lot. Erdoğan is encouraging Aliyev to keep raising the stakes, both through public statements and continuing flow of weapons and mercenaries into Azerbaijan. If this continues, the escalation of the war can become uncontrollable and have disastrous consequences for all sides involved. Today the South Caucasus is seen as the meeting point of Eastern Europe and post-Soviet Central Eurasia: both Azerbaijan and Armenia are members of the Commonwealth of Independent States (CIS), the Council of Europe, OSCE, EU's Eastern Partnership. If this war continues, especially with the involvement of mercenaries and terrorists, the South Caucasus may become the gate through which instability floods both Eastern Europe and the post-Soviet space. That is why I believe it is in the interests of both Russia and the West to stop this war as soon as possible.

MK: Bueno, todos esperamos que la lucha termine lo antes posible. Sin embargo, es difícil de decir. La estrategia de guerra relámpago del régimen de Aliyev no ha logrado sus objetivos, pero está doblando, como un jugador que ya ha perdido mucho. Erdoğan está alentando a Aliyev a seguir aumentando las apuestas, a través de declaraciones públicas y del continuo flujo de armas y mercenarios hacia Azerbaiyán. Si esto continúa, la escalada de la guerra puede llegar a ser incontrolable y tener consecuencias desastrosas para todas las partes involucradas. Hoy en día, el sur del Cáucaso se considera el punto de encuentro de Europa Oriental y la Eurasia central postsoviética: Azerbaiyán y Armenia integran la Comunidad de Estados Independientes (CEI), el Consejo de Europa, la OSCE y la Asociación Oriental de la Unión Europea. Si esta guerra continúa, especialmente con la participación de mercenarios y terroristas, el sur del Cáucaso puede convertirse en la puerta a través de la cual la inestabilidad inunde tanto Europa oriental como el espacio postsoviético. Por eso creo que es de interés para Rusia y para Occidente detener esta guerra lo antes posible.

FN: ¿Ves espacio para un diálogo en Azerbaiyán y en Armenia? ¿Qué voces lo piden, quiénes son y dónde están?

MK: Official negotiations can start only after the aggression against civilian population is stopped. As for contact between civil societies, it is hard to imagine such contacts at this point. In any case, Armenia is ready for dialogue, both on the government level and on the society level, but right now we are fighting to defend the lives of people in Artsakh, our freedom, our independence and the gains of the Velvet Revolution of 2018. I don’t know what Azerbaijanis are fighting for, but I assume they believe that they are defending some kind of a just cause. So, dialogue is hard to imagine today. When the war is over, there will be a lot of work to do in order to establish a new dialogue. I am sure that one day Armenians and Azerbaijanis will be able to come together and talk about their issues not as enemies, but as people who want to resolve them. But this war has made the possibility of conflict resolution even more distant. After the war in the 1990s there already was a lot of pain and suffering separating Armenians and Azerbaijanis. Unfortunately, the new war has made this gap even more difficult to bridge.

MK: Las negociaciones oficiales solo pueden comenzar después de que la agresión contra la población civil se detenga. En cuanto al contacto entre las sociedades civiles, es difícil imaginar esos contactos en este momento. En cualquier caso, Armenia está preparada para el diálogo, tanto a nivel gubernamental como a nivel de la sociedad, pero ahora estamos luchando para defender las vidas de la gente de Artsakh, nuestra libertad, nuestra independencia y los logros de la Revolución de Terciopelo de 2018. No sé por qué luchan los azerbaiyanos, pero supongo que creen que están defendiendo alguna causa justa. Por lo tanto, el diálogo es difícil de imaginar ahora. Cuando la guerra termine, habrá mucho trabajo por hacer para establecer un nuevo diálogo. Estoy seguro de que un día los armenios y los azerbaiyanos podrán reunirse y hablar de sus problemas no como enemigos, sino como personas que quieren resolverlos. Pero esta guerra ha hecho que la posibilidad de resolver el conflicto sea aún más lejana. Después de la guerra en la década de 1990 ya había mucho dolor y sufrimiento que separaba a armenios y azerbaiyanos. Desafortunadamente, la nueva guerra ha hecho que esta brecha sea aún más difícil de salvar.

Lee la entrevista al periodista azerbaiyano Rovshan Aliyev

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