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El proceso de reparaciones del Caribe (primera parte)

Categorías: Caribe, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Activismo digital, Ambiente, Derechos humanos, Desarrollo, Economía y negocios, Educación, Etnicidad y raza, Historia, Medios ciudadanos, Política, Relaciones internacionales
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Captura de pantalla de la transmisión en directo en Facebook «Un caso de reparaciones» [1] del Bocas Lit Fest, conversación con sir Hilary Beckles (derecha), presentada por Andy Knight (izquierda), 11 de octubre de 2020.

Este es el primer artículo de una serie que destaca el asunto de las reparaciones por la esclavitud en el Caribe. Se basa en los temas debatidos en la transmisión en directo del NGC Bocas Lit Fest (Festival Literario), «El caso de las reparaciones» [1], que incluye una conversación muy profunda con sir Hilary Beckles, presidente de la Comisión para la Reparación de CARICOM [2].

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón cambió el rumbo del «Nuevo Mundo» para siempre, al plantar la semilla de la colonización: siglos después, la región sigue lidiando con los debilitantes efectos de la ocupación e indecibles actos de violencia, que incluyen genocidios y esclavitud. Para llamar la atención sobre el tema, la Comisión de Reparaciones de la CARICOM, liderada por Hilary Beckles [3], académico e historiador que es también vicerrector de la Universidad de las Indias Occidentales, decidió conmemorar la fecha [4] como el Día Internacional de las Reparaciones.

El domingo 11 de octubre, el NGC Bocas Lit Fest transmitió en directo [1] una conversación con sir Hilary sobre los temas como parte de su calendario de actividades en línea para celebrar el décimo aniversario de este festival literario anual. Con el titulo «El caso de las reparaciones» tuvo miles de visitas en toda la región.

La comisión llamó a la colonización «uno de los acontecimientos más destructivos para la humanidad que dejó una huella duradera en todos los continentes», y sacó sus conclusiones [4] para probar que los efectos de este sistema inhumano van más allá de las repercusiones psicológicas, que incluyen también repercusiones económicas, culturales, demográficas, políticas y ecológicas:

When a wrong has been committed, it must be repaired. If you recognise that colonization has been a source of massive crimes against humanity, then reparations are legitimate. If you refuse these reparations, then you deny the criminal nature of colonial crimes.

This is why we are forcefully demanding reparations, and this demand is non-negotiable.

Cuando se ha cometido algo malo, se debe reparar. Si se reconoce que la colonización ha sido una fuente de crímenes masivos contra la humanidad, entonces las reparaciones son legítimas. Si rechazasl as reparaciones, entonces niegas la naturaleza criminal de los crímenes coloniales.

Por eso exigimos contundentemente las reparaciones y esta petición no es negociable.

Hasta ahora, se han logrado varias cosas, la más significativa es la firma [5] de un acuerdo histórico, por el valor de 20 millones de esterlinas [más de 26 millones de dólares estadounidenses], para las reparaciones por esclavitud entre la Universidad de las Indias Occidentales y la Universidad de Glasgow en 2019. Sin embargo, la Comisión cree que es necesario hacer mucho más.

Además de su plan de acción de 10 puntos, aboga [6] por la celebración de una cumbre [7] de alto nivel sobre reparaciones en el Caribe destinada a convertir las meras disculpas en acciones que puedan anunciar un cambio de rumbo en el desarrollo de la región.

En este artículo de la serie, Global Voices examina cómo el legado de la esclavitud hizo posible la muerte de George Floyd [8] y por qué la colonización es un proceso todavía en curso en el Caribe.

El «momento George Floyd»

La atención internacional brindada al movimiento Black Lives Matter [9] ha ofrecido al Caribe [10] una oportunidad de llamar la atención sobre la necesidad de reparaciones.

Andy Knight, a quien entrevistó sir Hilary para la transmisión en directo, señaló que se necesitó que el «linchamiento de un hombre de 46 años en el siglo XXI […] se mostrara en televisión a vista de todo el mundo, para finalmente desatar ese sentido de indignación a nivel mundial» mientras Floyd suplicaba por su vida. Sus últimas palabras («no puedo respirar») se han convertido en un símbolo de la asfixia de oportunidades «que los negros de todo el mundo han tenido que soportar durante más de 400 años».

Sir Hilary vinculó a George Floyd al legado de la esclavitud, al referirse a un punto clave de su libro «La primera sociedad negra esclava – Tiempos de Barbaridad de Gran Bretaña en Barbados, 1636-1876″, publicado por la editorial de la Universidad de las Indias Occidentales en 2016. Fue el momento en que dice que las vidas negras solo importaban en relación a un paradigma económico: en 1636, los colonizadores británicos en Barbados aprobaron una ley, conocida como el Código de Esclavos de Barbados [11], que constituyó el primer marco de la noción de los negros como propiedad.

Este código entonces se difundió en la región y en Estados Unidos como «modelo de la América de las plantaciones», marco en el que se percibía a los negros como valiosos sólo como herramientas para la acumulación de riqueza extrema. La manera tan brutal con la que murió George Floyd 384 años más tarde, según sir Hilary, es una representación gráfica de las consecuencias de este código, que subraya lo fácil que es prescindir de la vida de los negros como espectáculo y muestra de poder.

Barbados: Un «lugar fundamental para experimentar con la supremacía blanca»

Si bien la mayoría de los territorios del Caribe resistieron a los intentos de ocupación de los europeos, en Barbados [12], los británicos, encontraron una isla abandonada. Los españoles y los portugueses, que llegaron antes [1], llevaron a los habitantes indígenas a trabajar en México y Brasil. Los que lograron escapar huyeron a colinas montañosas donde tuvieron una mejor oportunidad para escapar, lo que dejó a los colonizadores británicos un lugar donde podrían crear una sociedad basada en la esclavitud [13], modelo que los inversionistas [14] consideran de «interés nacional». Todo los disidentes que se opusieron a la esclavitud por razones morales quedaron ignorados [15].

Cuando llegó la emancipación [16] en 1834, Gran Bretaña, que ya se había convertido en una potencia competitiva a nivel mundial a costa de los esclavos, dio un giro a la narración, dijo que la esclavitud ya no era de interés nacional. En este punto, dice sir Hilary, la posición del Gobierno británico era que no participaría en la destrucción de la cultura social y económica que había creado.

Al clasificar 600 000 esclavos africanos como propiedad, Gran Bretaña pudo recompensar a los propietarios de esclavos con 20 millones de libras [más de 26 millones de dólares estadounidenses] en efectivo, más 25 millones de libras [más de 32 millones de dólares estadounidenses] que los propios esclavos pagaron con mano de obra, los obligaron a trabajar gratuitamente [16] para financiar su propia emancipación. El modelo de la supremacía blanca, dice sir Hilary, «cambia la historia y reprime la verdad».

«La justicia reparadora tiene que ver con el desarrollo»

Para equilibrar la balanza, la Comisión de Reparaciones de la CARICOM propone una cumbre de reparaciones [17] entre el Caribe y Europa, que incluya a universidades y grupos de la sociedad civil para entablar una seria discusión para honrar esa deuda y desarrollar un plan de desarrollo para el Caribe.

La violencia de la colonización no es un proceso incompleto. El Caribe sigue [18] siendo un espacio colonizado [19], por eso la comisión planea apelar al Comité Espacial de Descolonización [20] de Naciones Unidas para que continúe con el trabajo iniciado en la década de 1960. En palabras de sir Hilary, la colonización es «historia contemporánea» y por tanto, Gran Bretaña debe «volver a la mesa».

En la próxima entrega de esta serie se hablará del subdesarrollo del Caribe y de cómo Gran Bretaña puede empezar a saldar su deuda pendiente con la región.