Solidaridad entre hondureños tras el paso del huracán Eta

Captura de pantalla de video de YouTube de Noticias Telemundo imágenes de Honduras, 5 de noviembre de 2020.

Cuando el huracán Eta azotó Centroamérica castigó una región ya severamente golpeada. Lo que empezó como un huracán de categoría 4 pronto pasó a ser tormenta tropical, y para el 9 de noviembre, se había informado de 235 muertos  por inundaciones, deslizamientos de tierra y derrumbe de casas. Los números siguen aumentando día a día.

En Honduras, hay 1.6 millones de personas afectadas y miles necesitan refugio. En el lugar de los hechos, las personas sienten una «combinación de angustia, indignación y solidaridad», según Maite Matheu, directora de país para Honduras de la organización humanitaria CARE. En conversación telefónica con Global Voices desde la capital, Tegucigalpa, dijo: «Hay mucha solidaridad entre los hondureños, entre familias, personas que ayudan a otras familias a salir del agua, hasta a los animalitos».

Matheu explicó que hay un sentir generalizado de indignación porque Honduras –como el resto de Centroamérica– vio los pronósticos de huracanes una semana antes de que el huracán tocara tierra. Sin embargo, parece que el Estado no tomó medidas preventivas ni evacuó a la gente a tiempo.

En Twitter, la periodista Jennifer Avila explicó:

Por su parte, los medios se centraron en los daños en el norte, donde se ubica la mayor parte de la actividad económica de libre mercado– incluidas las maquiladoras.

Por su parte, CARE está poniendo atención en la comunidades más vulnerables en el Corredor Seco de Honduras, al sur y suroeste del país, que ha sido devastado por sequía los últimos cinco años. Para cuando Matheu habló con Global Voices, aún había 200 mujeres, niñas y personas mayores que habían estado en los techos más de 30 horas en esa zona. Dijo que la situación era tan dura que los hondureños estaban rentando botes privados para salvarlos.

Los huracanes son un desastre climático natural que ha empeorado por el calentamiento global causado por el hombre. y Centroamérica es una de las regiones más vulnerables al cambio climático. Muchos pequeños granjeros familiares en todo el norte de Centroamérica han tenido problemas para cultivar alimentos, lo que los ha obligado a migrar a México y Estados Unidos por inseguridad alimentaria.

La pandemia de COVID-19 también ha exacerbado la pobreza y la extrema pobreza. mientras la economía se deteriora y aumenta la brecha de la desigualdad. A CARE le preocupa un is éxodo masivo de desplazados. Matheu explicó «si las poblaciones más pobres y más marginadas no tienen prioridad en la recuperación, habrá miles de personas en caravanas hacia el norte».

El fantasma de los huracanes pasados

Se ha comparado la fuerza del huracán Eta con un huracán de 1998 que destruyó barrios enteros y costó más de 20 000 vidas: «Las imágenes que hemos visto no recordaron el huracán Mitch«, dijo Matheu.

En 1998, el huracán Mitch borró un barrio entero en Tegucigalpa; 7000 personas murieron y 11 000 desaparecieron. Algunos dicen que Eta será peor que Mitch. La parte norte de Honduras está inuindada, es probable que vuelva a llovar en la noche.

Los analistas creen que la devastación del huracán Mitch fue un factor crucial en el empobrecimiento de Honduras, cuyas consecuencias aún se sienten. El estado de protección temporal de Estados Unidos, que ha beneficiado a 83 836 hondureños y nicaragüenses, originalmente estaba dirigido a victimas del huracán Mitch.

Huracán Eta, hay demasiadas razones para los profundos problemas en Honduras hoy, pero tiendo a pensar que mucho se remonta a la devastación del huracán Mitch en 1998, que desplazó a millones y mató a miles. 1/4

Preguntas sobre gobernabilidad

Para hacer frente al huracán Eta, el Gobierno hondureño solicitó que el Banco Interamericano de Desarrollo adelantara parte de sus fondos –alrededor de 35 millones de dólares estadounidenses– originalmente reservados para enfrentar la crisis climática. Sin embargo, el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández ya se ha visto plagado de acusaciones de corrupción sobre uso de fondos internacionales para asistencia del COVID-19.

Que se haga mal uso de fondos destinados para desastres no es nuevo en la región. El expresidente de El Salvador Francisco Flores fue investigado por presuntamente haber hecho mal uso de dólares de fondos taiwaneses para ayuda por terremotos y el huracán Mitch. Murió mientras estaba bajo arresto domiciliario en 2016.

La política en Honduras ha estado cada vez más inestable desde el golpe político de 2009 que derrocó al izquierdista Manuel Zelaya. Estados Unidos, junto con otros países latinoamericanos, reconocieron el nuevo gobierno.

En 2017, el presidente Hernández prestó juramento para un segundo mandato entre fuertes acusaciones de fraude y protestas, incluidas acusaciones de fiscales estadounidenses de que es coconspirador en planes de tráfico de drogas. En 2019, su hermano Tony Hernández fue condenado por traficar cocaína a Estados Unidos.

Como activistas de derechos humanos, analistas y periodistas consideran que Honduras ha sido tomado por el crimen organizado e intereses corporativos, la solidaridad local es clave para la sobrevivencia de muchos hondureños.

Las organizaciones locales y los hondureños en el extranjero también han estado recolectando fondos, que llegan a comunidades afectadas a las que son difíciles de acceder por falta de energía eléctrica y las inundaciones.

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