Veredicto del Tribunal Europeo de Derechos Humanos exonera a columnista macedonio condenado por difamación en 2010

Nikola Gelevski. Foto de Nebojša Gelevski, usada con autorización.

Esta historia apareció originalmente en Meta.mk. Aquí publicamos una versión editada gracias a un acuerdo de contenidos compartidos entre Global Voices y Metamorphosis Foundation.

En septiembre de 2020, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emitió un veredicto que ordenaba a la República de Macedonia del Norte pagar una indemnización de 3000 euros a Nikola Gelevski por violación de su libertad de expresión, según anunció el portal Okno.mk.

El fallo del tribunal de Estrasburgo está relacionado con un caso de difamación presentado por Dragan Pavlović, conocido popularmente como «Latas», exeditor en jefe del periódico Večer y del canal de televisión Sitel TV, contra el columnista por su artículo titulado «Los megáfonos del callejón del Führer«, publicado por Utrinski vesnik el 31 de marzo de 2009.

Influencia del Gobierno en los medios entre 2007 y 2017

Los audios filtrados publicados en 2015 mostraron que altos cargos del partido populista entonces gobernante, el VMRO-DPMNE, influyeron directamente en la política editorial diaria de medios de comunicación gestionados por Dragan Pavlović, Latas.

En una de esas conversaciones con el entonces ministro de Cultura, Latas se quejaba personalmente de que su canal de televisión Sitel TV servía «como condón de la propaganda del VMRO-DPMNE». En otra conversación, el jefe de la policía secreta, Sašo Mijalkov, le recordó que el régimen inyectaba dos millones de euros anuales en la agencia que gestionaba. Latas replicó que ellos se ganaban ese dinero «ejecutando» los servicios de propaganda requeridos, a diferencia de otros medios de comunicación menos efectivos.

Según datos publicados por el nuevo gobierno del partido socialdemócrata SDSM, en el poder desde 2017, el régimen del VMRO-DPMNE entregó 10,2 millones de euros de dinero de los contribuyentes a Sitel TV durante el periodo 2010-2017.

El artículo de Gelevski documentaba el comportamiento de algunas personalidades de los medios, incluido Latas, que incitaban y justificaban la violencia organizada por el partido entonces gobernante contra las protestas de estudiantes en la plaza principal de Skopie el 28 de marzo de 2009.

En su columna, trazó paralelismos con el surgimiento del nazismo en la Alemania de la década de 1930 —como el uso de propaganda y matones que golpeaban a los opositores políticos— a la vez que advertía de la deriva dictatorial que se apreciaba en el país y que podía causar una guerra civil. Gelevski exigía crudamente explicaciones a los responsables, como al dirigente del partido gobernante Aleksandar Bičikliski y al presentador de televisión Janko Ilkovski. En esa época, una de las personas más poderosas que nombró era Latas, miembro del círculo más íntimo de poder que rodeaba al entonces primer ministro Nikola Gruevski y a su primo, el jefe de la policía secreta Sašo Mijalkov.

En 2010, Latas ganó un proceso privado por difamación que duró un año. Gelevski intentó impugnar el veredicto de la jueza Ljubinka Baševska y apeló a más altas instancias de tribunales nacionales, y llegó al Tribunal Constitucional en 2012, sin conseguir ningún veredicto favorable.

En esa época, la difamación formaba parte del Código Penal, y el fallo implicaba la comisión de un delito. En 2012 se despenalizó la difamación, que pasó a formar parte del Código Civil, lo que significa que ya no acarrea sentencias de prisión, aunque implica multas tan elevadas que también tienen un efecto disuasorio.

Tras agotar la vía de apelaciones en los tribunales nacionales, Gelevski presentó el caso ante el TEDH en diciembre de 2012. Casi ocho años después el tribunal ha declarado que «el Gobierno ha admitido que hubo interferencia en la libertad de expresión del demandante».

En la explicación del veredicto, el TEDH reitera que «las personas, y en particular los periodistas que participan en un debate público sobre un asunto de interés general están autorizados a recurrir a cierto grado de exageración o provocación», y también declara que la «condena penal del solicitante podría tener un efecto paralizante en el debate político entre miembros de los medios en temas de importancia».

En una declaración publicada por el portal cultural Okno.mk, Gelevski escribió:

Задоволен сум, се разбира, од пресудата на Судот за човекови права. Исто така, се разбира, задоволен сум што оваа пресуда има пошироко општествено значење, не е само моја лична сатисфакција.

Со пресудата добивме уште еден доказ за недемократската природа на режимот на Груевски кој 11 години управуваше со сè во Македонија: од урбанизам и култура до судство и медиуми. Управуваше со својата послушна војска, не сам, и сигурно не е единствениот виновник за ужасните 11 години кои нè уназадија, како општество, на сите рамништа.

Пресудата е важна и за македонските новинари, колумнисти и, воопшто, луѓето што се појавуваат во јавноста, охрабрувајќи ги да бидат принципелни, чесни, храбри и упорни.

Пресудата треба да го замисли и македонското судство кое безрезервно цела деценија беше во функција на еден исклучително деструктивен и опасен режим.

За жал, во многу сфери сериозно не се оддалечивме, во овие три години, од злокобните стратегии и практики на груевизмот. Ова особено се однесува на судството и медиумите. Така што, и од тој аспект, оваа пресуда од Стразбур, дури и после десет години од настаните, можеби може да биде барем мал поттик да почнат да се менуваат лошите состојби кај нас, не само во сферата на човековите права.

Estoy encantado con el veredicto del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por supuesto. También estoy muy contento de que este veredicto tenga un significado más amplio en la sociedad, más allá de mi satisfacción personal.

El veredicto brinda otra prueba más de la naturaleza antidemocrática del régimen de Nikola Gruevski, que lo gobernó todo en Macedonia durante 11 años: del urbanismo a la cultura, de la judicatura a los medios. No gobernó solo, pero gobernó con su propio ejército obediente de seguidores, por lo que él no es el único culpable de esos terribles 11 años que nos retrasaron, como sociedad, en todos los ámbitos.

Este veredicto es importante para los periodistas y columnistas macedonios, y en general, para la gente que aparece en público, ya que los incentiva a ser personas de principios, honestas, valientes e insistentes.

El veredicto debería inducir a la reflexión a la judicatura macedonia, que sirvió sin reservas a un régimen extremadamente destructivo y peligroso durante una década.

Desgraciadamente, a lo largo de los tres últimos años, no nos hemos aventurado muy lejos de las malignas estrategias y prácticas del gruevismo. Esto es especialmente cierto en el caso de la judicatura y los medios. Por tanto, desde esa perspectiva, este veredicto de Estrasburgo, aunque llega diez años después de lo sucedido, puede ser un pequeño incentivo para comenzar a cambiar la mala situación de nuestro país, y no solo en la esfera de los derechos humanos.

Aunque la reforma de la judicatura fue una de las principales promesas electorales del gobierno que sustituyó al régimen de Gruevski en 2017, las nuevas autoridades se excusan en la falta de apoyo de la oposición para una renovación masiva de la legislatura que permitiría vetar a jueces y fiscales. Muchos de los que propiciaron la existencia del estado que la Unión Europea describió como «estado capturado» en 2016 todavía ocupan puestos de responsabilidad en las instituciones estatales. La jueza Ljubinka Baševska, que falló en contra de Gelevski, sigue siendo magistrada del Tribunal Penal Básico de Skopie.

Un informe de la Comisión Europea sobre Macedonia del Norte reconoce ciertos progresos en el área, añadiendo que «siguen siendo necesarios esfuerzos para asegurar una implementación sistemática del plan de acción actualizado de la estrategia de reforma judicial», y el informe del Departamento de Estado sobre Prácticas de Derechos Humanos afirma que una «limitada independencia judicial, politización de la institución de control de la judicatura y una financiación inadecuada del sistema judicial siguen obstaculizando el funcionamiento y la efectividad de los tribunales».

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