Personas trans organizan su primera marcha en Ecuador

La primera Marcha Nacional Trans de Ecuador, 20 de noviembre 2020. Foto de Andrea Romero, utilizada con permiso.

Probablemente el nombre de Rita Hester no sea lo suficientemente conocido entre la opinión pública, pero sí tiene mucho significado para las colectivas trans en diversas partes del mundo. Hester, una mujer transgénero negra, fue brutalmente asesinada en 1998 en Estados Unidos.

El crimen, hasta hoy, sigue sin resolverse. De hecho, cuando Hester fue asesinada, un mes antes diversos medios informativos en Estados Unidos dieron una amplia cobertura al asesinato del joven gay Matthew Shepard. Dicho tratamiento no tuvo el mismo despliegue tras el asesinato de Rita Hester.

Desde entonces, cada 20 de noviembre, en distintos países se conmemora el Día Internacional de la Memoria Transexual. En Ecuador, en el marco de esta fecha, se realizó la primera Marcha Nacional Trans. Pachaqueer, una de las colectivas participantes, circuló un boletín de prensa que consignaba parte del pensamiento político:

#marchamostrans en ruptura cøntracultural y pølítica pørque #estamoshartas de las élites y cønsevadurismøs lgbtiq+. marchamøs para reclamar espaciøs dønde læs persønas trans pødamøs ser recønøcidæs desde la autønømia de nuestras existencias. marchamøs en memøria de nuestræs muertæs y en resistencia de nuestræs cuerpæs.

Esta marcha resonó en ciudades ecuatorianas como Santo Domingo, Ambato, Riobamba, Loja, Cuenca, Machala y Esmeraldas. La organización nacional estuvo a cargo de la Red Comunitaria Trans en Guayaquil.

Coca y Mota, quienes fundaron y gestionan Pachaqueer, conversaron con Global Voices por Zoom. Se presentan con dichos nombres e identidad de género libre de binarismos sociales.

La primera Marcha Nacional Trans de Ecuador, 20 de noviembre 2020. Foto de Andrea Romero, utilizada con permiso.

Carlos E. Flores: ¿Cuál fue el objetivo y qué propuesta política planteó la primera Marcha Nacional Trans en Ecuador?

Coca: Uno de los principales detonantes para la organización desde la autonomía y desde la colectividad de esta marcha fue que estamos hartas, estamos cansadas de la deuda social, de la deuda estatal, de la mercantilización de la lucha trans. Entonces, sentimos que estos 23 años en Ecuador la despenalización [de la homosexualidad] está vigente, ya no somos detenidas simplemente por el hecho de existir pero sigue habiendo una discriminación social, una penalización en las calles hacia las cuerpas trans. Y las élites o las hegemonías que han llevado la lucha LGTBI, aquí en el país, durante todo este tiempo, lo único que han hecho ha sido lucrar de las muertes de las personas trans, de las necesidades de la población trans. Sentimos que ha llegado a un punto en que nosotras ya no queremos dialogar con estas organizaciones porque nos sentimos instrumentalizadas a pesar de que esta lucha por la despenalización [de la homosexualidad] en el país fue encabezada por personas travestis y transexuales e, irónicamente, esta misma población es la que ha sido rezagada durante toda la historia […]

La primera Marcha Nacional Trans de Ecuador, 20 de noviembre 2020. Foto de Andrea Romero, utilizada con permiso.

CF: ¿Qué demandas concretas plantearon al Estado en el marco de esta marcha?

Coca: Bueno, hay un sinnúmero de demandas. Por ejemplo, la inserción del cupo laboral trans dentro del Código de Trabajo, las garantías y derechos para niñez y adolescencia, el acceso libre y gratuito de procesos de hormonización, los inhibidores para adolescencia trans, las garantías para adultas y adultos mayores trans, garantías para trabajadores sexuales […] Estas son las que más encabezaban esta necesidad de demandar al Estado. También la reparación para las compañeras y compañeres asesinades en la época de los 80s y 90s en el régimen de dictadura de León Febres Cordero, cuando era penalizada la homosexualidad y había el [artículo] 516 [del entonces Código Penal] que permitía la persecución a personas transexuales y travestis por las calles donde eran asesinadas, desaparecidas, torturadas. Ahora hay una demanda ingresada a la fiscalía, al Estado, por caso de lesa humanidad donde hace más o menos un año y medio que se ingresó el trámite y esta denuncia no avanza, entonces era una posibilidad de generar un poco de presión. Los mismos policías que fueron los que se encargaron de todas estas vejaciones a la población trans, ahora ellos gozan de jubilaciones, de una estabilidad económica y nuestras compañeras, nuestras próceres de la despenalización cada vez son menos y están en la precarización absoluta, están olvidadas. Entonces, [la marcha] es también por el ejercicio de la memoria y de la visibilidad.

La primera Marcha Nacional Trans de Ecuador, 20 de noviembre 2020. Foto de Andrea Romero, utilizada con permiso.

CF: Cuando se habla de reparación, ¿a qué tipo de reparación se refiere?

Mota: Principalmente la reparación debería ser que el Estado reconozca que hubo tortura, asesinato y desapariciones por parte de la policía nacional en complicidad con el Estado de turno contra la población trans y contra la población LGTBI. Esta sería la mínima reparación, tener el reconocimiento del Estado. De ahí hay obviamente otras reparaciones como la económica, reparaciones en el campo de la seguridad social, por ejemplo. Esto se está gestando obviamente para las personas que fueron víctimas de estas agresiones en esas épocas. Hay una lista larga de personas que se va acortando con el tiempo; lamentablemente mientras se espera que la justicia llegue, las mujeres trans siguen muriendo.

CF: Finalmente, ¿saben cuál es la situación de la población trans en los centros carcelarios en Ecuador?

Mota: Nosotras tenemos información cercana de la Red Comunitaria Trans que trabaja muy de cerca con el tema de mujeres trans privadas de libertad y también con mujeres transmigrantes. Lamentablemente, como decíamos en el inicio de estas declaraciones, existe un monopolio no solamente en el Ecuador sino en la región que se acreditan como organizaciones de lucha LGTBI u organizaciones y federaciones trans que lo único que hacen es lucrar de lo que son las muertes de las personas y lo que hacen es levantar cierta información que está disponible públicamente pero no recaban más allá, es decir, no se hace un seguimiento al tema de reparación y justicia. Eso por un lado. Por otro lado, por supuesto que el sistema carcelario en el país tiene un déficit absoluto en el término de igualdad, en el respeto de género, de reconocimiento de la identidad trans. Lamentablemente, las mujeres trans tienen que ser destinadas a los reclusorios de hombres, ahí es donde tienen que hacer su tránsito. Muchas incluso tienen que parar su transición o tienen que de alguna u otra forma buscar las posibilidades de iniciar esa transición dentro de la privación de la libertad, estando encerradas, siendo privadas de libertad. Es una cosa humillante para una mujer trans tener que ingresar a un calabozo de hombres. Es humillante. Además es también exponernos una vez más a doble, triple, cuádruple vulneración porque vamos a ser objeto de violaciones, de vejaciones y un sinnúmero de maltratos por el tema de nuestra identidad de género.

Actualización: la primera respuesta de la entrevista fue aclarada el 12 de diciembre 2020 para reflejar mejor el sentido de la persona persona entrevistada sobre la posición de los otros grupos LGBTI.

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