Durante los últimos años, los movimientos sociales en América Latina se han fortalecido creando redes de colaboración que se extienden más allá de las fronteras de cada país y que generaron cambios políticos y sociales para alcanzar o ampliar derechos humanos fundamentales. La otra cara de la moneda es que, lamentablemente, también han crecido y se han hecho más visibles los grupos conservadores que se oponen a muchos de estos cambios.
Una muestra es lo que ocurrió en agosto, en plena pandemia: En Brasil se hizo público el caso de una niña negra de diez años que llevaba 22 semanas de gestación. El agresor sexual era su tío, quien la violaba reiteradamente desde que tenía seis años de edad.
Cuando la menor tomó la decisión de abortar, el hospital del Estado de Espíritu Santo se negó. Entonces, la niña dejó su casa y viajó más de 1800 kilómetros, hasta el Estado de Pernambuco, donde le realizaron la intervención de acuerdo a la ley vigente de Brasil que permite el aborto en estos casos.
El proceso no fue fácil: Los grupos antiderechos (mal llamados provida) hicieron todo lo posible por impedir el aborto. Invocaron a Dios, llamaron “asesinos” a los médicos e intentaron bloquear los accesos al hospital. A estas acciones se sumó la presión de la Ministra de la Mujer y pastora evangélica Damares Alves.
Este, como todos los casos que se registran en la región, es un problema de salud pública y de vulneración de derechos humanos. Son embargo, los antiderechos, con un crucifijo en una mano y la biblia en la otra, arremeten contra las políticas públicas en favor de los derechos de las mujeres y de las diversidades sexuales (LGBTIQ+).
En los últimos años, estos grupos se han articulado con mayor eficacia. Este despliegue e incidencia en la opinión pública abre interrogantes: ¿Quiénes están detrás de estos grupos provida? ¿De qué manera se articulan las confesiones católicas y evangélicas contra los derechos sexuales y reproductivos, y las identidades de género? ¿Cuáles son sus nexos en el campo político? ¿Qué tácticas y estrategias de incidencia realizan?
Estas fueron algunas de las preguntas que nos planteamos para evidenciar con mayor nitidez a estos actores que pretenden influir en el Estado con el propósito de eliminar las políticas públicas relacionadas con el género.
De hecho, este brainstorming nos llevó a poner en cuestión el término “provida”. Esto fue clave para saber cómo observamos a estas personas u organizaciones que se oponen a leyes que califican como “antinaturales”: Interrupción voluntaria del embarazo, métodos anticonceptivos, matrimonio igualitario, entre otros.
Pero, esas leyes o normativas corresponden al campo de los derechos humanos. Entonces, más que provida, se trata de grupos antiderechos.
Fue así que tres medios digitales de Ecuador (Ojo al Dato, Wambra Radio y La Barra Espaciadora) y otro de Guatemala (Nómada) decidimos construir un mapa de relaciones, y desde ahí, dar algunas respuestas.
Durante siete meses, desde fines de 2019 hasta mayo o junio de 2020, nuestro equipo de diez periodistas recolectó, verificó y contrastó la información, incluso afrontando las limitaciones que impuso la pandemia. Para alcanzar nuestro propósito, se recorrieron tres momentos: Uno, identificar a todos los actores antiderechos posibles (personas u organizaciones); dos, seleccionarlos de acuerdo a su grado de influencia; y tres, construir una base de datos.
Ese tercer paso contó con la experiencia de la Fundación Conocimiento Abierto, con quienes se categorizó y se limpió la información periodística recolectada. Además, idearon la visualización del sitio que tuvo como referencia proyectos similares y anteriores como Quién es Quién (Silla Vacía), Quién es Quién en los negocios y la política (Poderopedia) o el mapa de poder de América Latina (QuiénEsQuién.Wiki).
Este quién es quién en los grupos antiderechos significó recoger información desde distintas fuentes, como políticos, académicos y activistas (incluso del propio movimiento antiderechos), rastreo y búsqueda profunda en Internet y redes sociales, peticiones de ley de acceso a la información pública, o asistencia a espacios públicos donde se presentaban estos actores para conocer sus mecanismos de incidencia social.
Todo esto se reflejó en una data abundante, que incluso contó con información económica de empresas privadas vinculadas a los sectores antiderechos. Sin embargo, debido a la emergencia sanitaria que impuso restricciones de movilidad, no se pudo profundizar lo suficiente para identificar una posible “ruta del dinero”.
Y, como todo trabajo que goza de una metodología periodística, el 18 de octubre se publicó aquella información rigurosa (no especulativa). El siguiente es el video de presentación de la plataforma:
Decidimos hacerlo en formato de Wiki, construyendo perfiles de los antiderechos con el ánimo de que sirva de fuente de consulta para un público diverso interesado en conocer más de cerca a estos actores y sus relaciones. La visualización del sitio por medio de esferas y líneas revela dos niveles: a) las relaciones directas de un actor, y b) las relaciones indirectas. Estas últimas entendidas como una suerte de «puerta giratoria» que podría abrir nuevas conexiones con otros actores que tienen la misma aspiración política: Luchar contra lo que despectivamente llaman “ideología de género”.
Por medio de estos perfiles, el usuario o usuaria encontrará, por ejemplo, quién es la conexión del Capitol Ministries en Ecuador que, según investigaciones de prensa en el continente, es una organización religiosa impulsada por altos funcionarios del expresidente Donald Trump desde la Casa Blanca; o, la dupla católica-evangélica que tentará la Presidencia de la República en las próximas elecciones nacionales en Ecuador, en febrero de 2021.
Este trabajo periodístico deja abiertas otras interrogantes para evaluar a futuro: ¿Es posible hacer un update de los más de 60 actores identificados? ¿Cabe un timeline que refleje las acciones periódicas que realizan estos grupos? ¿Es posible integrar a otros países? ¿Se puede concretar la “ruta del dinero” que quedó pendiente?
Este material periodístico es una semilla.
Es importante recordar que los grupos antiderechos son actores que inciden en la vida pública, con consignas y premisas religiosas a todas luces regresivas en materia de derechos. Por lo tanto, están sujetos al escrutinio público.
En nombre de Dios, la Familia y la Libertad, estos grupos impulsan un modelo político, económico y social en sentido contrario a las sociedades más integradas, equitativas y democráticas. Una reciente publicación de la Fundación Rosa Luxemburgo, Región Andina da cuenta de ello.
Te invitamos a explorar el sitio: Wikiantiderechos.