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Designan a Marina Salandy-Brown «madrina» de la literatura caribeña, miembro honorario de la Real Sociedad de la Literatura

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Buenas noticias, Cine, Educación, Literatura, Medios ciudadanos, Mujer y género
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Miembros honorarios de la Real Sociedad de la Literatura 2020. Podemos ver a Marina Salandy-Brown, fundadora del festival literario NBC Bocas, en la esquina inferior izquierda. Captura tomada del sitio web de la Real Sociedad de la Literatura.

Durante los últimos 10 años, Marina Salandy-Brown [2] ha estado expandiendo el ámbito y el alcance del Festival Literario NGC Bocas [3] (llamado por su patrocinador principal, la Compañía Nacional de Gas de Trinidad y Tobago [4]), ahora considerado el mayor festival del Caribe. Pero ella ha sido lectora durante toda su vida. Ahora, su pasión por la literatura de la región le ha valido ingresar como miembro honoraria en la Real Sociedad de la Literatura (RSL), que este año está cumple 200 años [5].

En agosto se enteró de la intención de la RSL de hacerla miembro honorario, y tenía planeado viajar al Reino Unido en octubre para asistir a la ceremonia. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 lo cambió todo: actualmente, Londres se encuentra en un confinamiento nivel 2 [6] (categoría de riesgo elevado por coronavirus) y las fronteras de Trinidad y Tobago permanecen cerradas.  [7]

Aún así, la invitaron –como invitan cada año a los nuevos miembros– para seleccionar la pluma de un escritor ilustre con la cual firmar con su nombre en un libro de registro que data de 1820.  Sus opciones incluían George Eliot [8], Charles Dickens [9], Jean Rhys [10] y Andrea Levy [11].

Marina Salandy-Brown, fundadora del Festival Literario NGC Bocas. Imagen cortesía del festival, utilizada con autorización.

Siempre que va a Londres para firmar el registro, Salandy-Brown planea utilizar la pluma de Levy. «Es una mujer con una profunda conexión con el Caribe, y, además, yo la conocí cuando fue jueza [12] del Premio Saga», me cuenta en entrevista telefónica. El ya extinto Premio Saga [13] fue un premio literario creado por la actriz Marsha Hunt [14] para celebrar a los nuevos novelistas británicos negros.

La importancia de la Membresía Honorífica de RSL no pasa inadvertida para Salandy-Brown. «Es algo enorme, particularmente para alguien que trabaja fuera de la metrópolis, y trabaja en algo que algunos pueden considerar secundario, como puede parecer la literatura caribeña».

Sin embargo, se puede argumentar que la literatura caribeña también es algo importante, y Bocas ha sido una parte fundamental en este paso.

Salandy-Brown tiene claro que el reconocimiento no le pertenece solo a ella, sino a los numerosos patrocinadores [15] del festival, y al grupo de gente comprometida que hace posible que cada año el festival sea un éxito. «Este compañerismo de la RSL es también un honor para la literatura caribeña y para el Festival Literario NGC Bocas», exlica. «No pueden ignorarnos más. Los escritores caribeños están ganando premios [16], están recibiendo ofertas de libros [17], y muchos de esos escritores le reconocen el mérito al Festival».

Cabe señalar que la novela de Ingrid Persaud titulada «Love After Love» [18] (Amor después del amor) ha sido recientemente seleccionada para el Premio de Primera Novela Costa [19], y Monique Roffey ha sido seleccionada por su obra «The Mermaid of Black Conch» (La sirena de la concha negra) para el Premio de Novela Costa [19]. [19] También cabe señalar que Ayanna Gillian Lloyd ha firmado un acuerdo para su libro [17] con Hamish Hamilton [20], y que la obra «One Year of Ugly» (Un año de feladad) de Caroline MacKenzie ha sido seleccionada [21] por Netflix. Salandy-Brown dice que los seminarios que organiza Bocas, así como los talleres y las clases magistrales han ayudado a crear esta nueva generación de escritores locales, y a construir un mercado donde poder mostrar sus escritos. Algunos escritores incluso han comenzado a llamarse «Bocas writers,» («Escritores de Bocas»), ya que el Festival les ha ayudado a perfeccionar su arte.

Las autoras Ifeona Fulani (izquierda) y Bernardine Evaristo (derecha) charlan en el Festival Literario NGC Bocas celebrado en 2014. Fotografía cortesía del festival, utilizada con autorización.

Explica que «siempre hemos estado escribiendo en el Caribe, pero antes de la llegada de Bocas, nadie había creado realmente un espacio aquí que tuviera la capacidad de poner a los escritores locales en la trayectoria del sector editorial internacional. ¿Dónde más encontrarás a Marlon James [22], Bernadine Evaristo [23], Kei Miller [24] u Olive Senior [25] lean tus historias y dar sus impresiones?

Los escritores consagrados también obtienen beneficios, en el Festival siempre hay agentes internacionales, académicos y editoriales. Los escritores expertos, muchos residentes en el extranjero, tienen la posibilidad de volver a casa e interactuar con el público caribeño y de ofrecer colaborar en una novela conjuntamente con sus héroes. «La publicación es un asunto delicado», dijo Salandy-Brown.

Sin embargo, cuando creó el Festival hace una década, ¿se imaginó que llegaría tan lejos? «Hicimos nuestra parte y la gente empezó a darse cuenta», contó a Global Voices. «Muy a menudo acuden al Festival representantes de diferentes asociaciones como RSL, el Consejo Británico [26] y la Fundación de la Commonwealth [27]. Nosotros solo seguimos haciendo nuestro trabajo persiguiendo la máxima excelencia. No nos proponemos ganar premios ni reconocimientos, se trata del trabajo. No nos permitimos distraernos con estas cosas, pero es bonito que te reconozcan».

Novelista Marlon James en el escenario en el Festival Literario organizado por NCG Bocas en 2019. En 2015, la obra de James titulda «Una breve historia de siete asesinatos» ganó el premio Man Brooker. Fotografía cortesía del Festival Literario NGC Bocas, utilizada con autorización.

El propio Festival NGC Bocas ha constituido un premio que reconoce a las celebridades. El Premio Henry Swanzy por servicio distinguido a las Letras Caribeñas [28] reconoce a quienes apoyan a la literatura local. Swanzy, que a finales de la década de 1940 heredó el programa «Caribbean Voices» [29] de la BBC, ayudó a algunos escritores reconocidos como Walcott [30], Lamming [31] o Naipaul [32], y convirtió las series en un hogar para la literatura caribeña y facilitó el patrocinio de sus escritores. Por sus esfuerzos, Swanzy fue conocido como el «padrino de la edad de oro de la literatura caribeña».

En esta nueva era, Salandy-Brown puede ser su madrina, y la RSL no es la única que ha notado la diferencia del trabajo realizado por ella y el Festival NGC Bocas. Chile otorgó su primer Premio Fernando de Magallanes a la innovación a Salandry-Brown por «su enorme trabajo para promover el arte de la escritura en Trinidad y Tobago, y en el Caribe angloparlante». El embajador chileno en Trinidad y Tobago, Juan Aníbal Barría, se refirió a Salandy-Brown como una «exploradora como Magallanes, que ha conseguido construir un espacio educativo que cruza las fronteras del conocimiento y contribuye a la divulgación de la abundante cultura caribeña gracias a su disciplina, su trabajo e innovación».

CineLit [33] ha sido un elemento clave del Festival Literario NGC Bocas: se trata de un festival de cine latinoamericano/caribeño situado en la agenda literaria. Salandy-Brown explica que «lo más importante del CineLit es que las películas están relacionadas con los libros, los escritores y sus historias. El Caribe y Latinoamérica están tan cerca desde un punto de vista geográfico que queríamos acercarnos unos a otros, y el cine es una de las mejores vías de comunicación que pueden salvar la brecha lingüística existente». El minifestival resalta largometrajes y documentales, que incluyen adaptaciones de clásicos literarios de Latinoamerica y el Caribe. Y añadió «era una manera de mostrar películas que habitualmente no se ven aquí, y así abrir los ojos a la población local a la literatura de sus vecinos».

Muy apropiadamente, el premio Magallanes a Salandy-Brown se le entregó el premio encapsulado en una brújula, como homenaje a su espíritu innovador. En Punta Arenas, la capital de la región más al sur de Chile, se plantó un árbol en su nombre como parte de un proyecto de reforestación de la zona. Es un gesto que significa mucho para una mujer que nunca sintió que echara raíces.

Explicó también: «me fui a la universidad sola cuando tenía 17 años. Y he vivido en tantos países diferentes que tiendo a ser un poco acaparadora, por eso me aferro a aquellas cosas que siento que me anclan. Puedo contarte exactamente de dónde es cada uno de los libros que tengo». Cuando pase la pandemia, espera visitar el árbol acompañada de su nieto de cuatro años, y quizás pueda explicarle cómo su amor por las historias del Caribe le dio a la región y a sus escritores una conexión permanente con el mundo.