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Sin oxigeno, pacientes con COVID-19 mueren asfixiados em Manaos, capital brasileña en el corazón de la Amazonía

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Activismo digital, Derechos humanos, Desastres, Medios ciudadanos, Política, Salud, COVID-19

Trabajadores transportan cilindros de oxigeno al lado de la cámara frigorífica de cadáveres, Manaos. Foto: Bruno Kelly/Amazônia Real.

Este texto es de Leanderson Lima, con la colaboración de Kátia Brasil e Iris Brasil y se reproduce aquí en virtud de una asociación entre Global Voices y la agencia Amazônia Real [1].

En la madrugada del 14 de enero de 2021, la tragedia se instalo en Manaos. Pacientes internados con COVID-19 comenzaron a morir por falta de oxigeno en tres hospitales públicos de la capital do estado do Amazonas, al norte de Brasil.

Según el Sindicato de Médicos de Amazonas (Simeam), entre 20 y 40 pacientes podrían haber muerto sin oxigeno, pero el número puede ser mayor. El Gobierno de Amazonas no respondió a los pedidos de información enviados por la agencia Amazônia Real para confirmar los datos.

“Se habla de entre 20 y 40 personas, pero no tenemos cómo precisarlo. Tenemos la impresión de que las personas están ocultando [los datos]. No tenemos servicio de verificación de muertes. No hay acceso à información. Si llamara a la Fundación de Vigilancia en Salud para pedir [información], no me la darían”, afirmó el presidente de Simeam, Mário Vianna.

Manaos protagonizó uno de los capítulos más dramáticos de la pandemia en abril de 2020, cuando se abrieron fosas comunes [2] en los cementerios locales para afrontar el aumento repentino de sepelios. El promedio de sepelios diarios ese mes fue de más de 81, según datos de la prefectura [3]. El promedio habitual de la ciudad es de 34.

Después de un período de estabilidad controvertida, los casos de COVID-19 volvieron a aumentar en diciembre de 2020. En los 13 primeros días del año, 518 personas murieron en Amazonas por el coronavirus. El 13 de enero, la Prefectura de Manaos registro 94 sepelios en cementerios públicos.

“Si no se interviene [en la salud] y si no hay una canalización de recursos para Amazonas, Brasil puede pasar por la situación de Manaos. Incluso porque tenemos mutaciones virales que se pueden diseminar por todo Brasil y agravar la situación”, recordó Vianna.

A inicios de enero, Japón detectó una nueva variante de coronavirus [4] en cuatro viajeros que habían estado en Amazonas. La nueva cepa fue responsable del primer caso de reinfección en el estado [5], y se sabe que es una mutación original de la región. Se asocian otras mutaciones identificadas en Sudáfrica e Inglaterra a un aumento de transmisión del virus.

Además de temores por la nueva variante, el drama humanitario en Manaos ahora se extiende a las UCI. La capital se transformó en un surrealista mercado de venta y arrendamiento de cilindros y recarga de oxigeno, que se usa en el tratamiento de COVID-19 en pacientes que presentan falta de aire o insuficiencia respiratoria.

En esa semana, comenzaron a circular en redes sociales propagandas de arrendamiento de equipos. Por ejemplo, un anuncio ofrecía arrendar un cilindro con carga de 50 litros, para 15 días, por precios entre 4750 y 10 000 reales (entre 900 y 1900 dólares estadounidenses). La venta se ofrecía hasta en tres cuotas con tarjeta de crédito. “Esta noche en Manaos se acabó el oxigeno, ya no hay en las fábricas”, dijo un proveedor al reportaje el 14 de enero.

En un intento desesperado por contener el caos en la capital, la única de las 62 ciudades de Amazonas con UCI, el gobernador Wilson Lima determinó que la Policía Militar protegiera las puertas de las unidades de salud. El Gobierno teme la invasión de pacientes con el nuevo coronavirus, pues ni la lluvia del 14 de enero impidió que centenas de personas fueran a los hospitales para que los atendieran o para pedir noticias de sus parientes. Muchos fueron agredidos por policías, según constató Amazônia Real.

Lima decretó toque de queda [6] entre las 19:00 horas y las 6:00 horas durante 10 días, hasta el 23 de enero. Por la falta de oxigeno, el Gobierno también dispuso la transferencia de 235 pacientes de COVID-19 de Manaos a hospitales en otros estados [7].

Para atender la demanda de los hospitales públicos y privados, según el gobernador, los proveedores White Martins, Carbox y Nitron deberían entregar 76 500 metros cúbicos al día. Por el momento, las empresas solo pueden suministrar 28 200 metros cúbicos por día. “Para subsanar el déficit, se está buscando en Fortaleza y São Paulo el insumo para llevarlo en aviones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB)”, dijo Lima, sin informar cuántos pacientes morirían por falta de oxigeno en los hospitales de Manaos.

Drama en familia

El empresario Francisco da Chagas Netto, 41 años, corre contra el tiempo para encontrar dónde reabastecer los cilindros de oxigeno para su abuela, Maria de Nazareth Araújo, de 85 años, y su tía, Jacqueline Araújo Cruz, de 48 años, que están en casa. A ambas las han diagnosticado con COVID-19.

“Es una sensación de  impotencia. El dinero vale una porquería en un momento así. Nadie te vende”, se derrumbó en el reportaje. “Es una sensación de tragedia. Ver a quien quieres tendida en una cama, con necesidad de precisando de oxigeno para sobrevivir y sin poder solucionarlo. Ves a tu abuela preguntando por qué no encuentras el aire… Es muy triste”.

La abuela tuvo los primeros síntomas después de Navidad, el 27 de diciembre, y la familia empezó a usar medicamentos que se usan en Brasil como tratamiento precoz para la enfermedad, aunque sin confirmación científica de eficacia [8]. El 1 de enero, la familia buscó una unidad de salud, pero les dijeron que la abuela de Francisco no reunía los criterios para que la internaran. Los resultados de los exámenes que pidió un médico particular fueron un golpe para la familia. María de Nazareth ya estaba con el 80 % del pulmón comprometido. La tía de Francisco, Jacqueline, tiene el 60 % de pulmón comprometido.

“Estamos en la lucha con las dos, El médico pidió oxigeno urgente, y lo compramos”, y relató que cambió un cilindro de su oficina de pintura de automóviles por un cilindro medicinal, con capacidad de 24 horas. Además de eso, pudo comprar un cilindro más pequeño.

“Estaban mejorando, pero ahora no logro recargar el cilindro con oxigeno. Con la saturación baja, no sé que podrá ocurrir”, dijo preocupado. Francisco estaba recargando el cilindro más grande por 350 reales (65 dólares estadounidenses) y el pequeño por 150 reales (28 dólares estadounidenses). “Son 500 reales (93 dólares estadounidenses) todos los días solo en oxigeno. La fisioterapia cuesta 200 reales (37 dólares estadounidenses) para cada una por día. Los exámenes costaron 445 reales (83 dólares estadounidenses) cada una, y cada visita diaria del médico cuesta 800 reales (149 dólares estadounidenses)”, dice.

Oxigeno para Manaos

La situación caótica de las unidades de salud de Manaos movilizó una red de solidaridad en las redes sociales para la compra de cilindros y equipamientos respiratorios por medio de donaciones y financiamiento colectivo en línea.

Ek 14 de enero, la artista manauense Karine Magalhães y otras seis personas iniciaron la campaña “Manaos por un Respiro”, para comprar cilindros de oxigeno, reanimadores, máscaras, y otros equipos. Además de la dificultad para encontrar proveedores para los cilindros, dice que el primer día, la campaña consiguió 805 reales (150 dólares estadounidenses), cuando el menor valor de un cilindro es de 4000 reales (746 dólares estadounidenses).

“Recibimos llamadas de parientes de pacientes internados en hospitales y en casa que necesitan oxigeno”, cuenta Magalhães.

El mismo 14 de enero, cuando los medios nacionales informaron que se había acabado el oxigeno en la ciudad, se viralizó la etiqueta #OxigênioParaManaus [9] [oxígeno para Manaos] en Twitter, que recibió el apoyo de personalidades, incluidos jugadores de futbol [10].

El humorista y youtubero Whindersson Nunes [11], con más de 41 millones de suscritos en su canal, también movió a otros artistas en una red de donaciones para garantizar cilindros de oxigeno con urgencia en Manaos.

SOS Amazonas
La salud necesita de nuestra ayuda.
Haz tu donación a través de uno de los canales mencionados abajo o pide la cuenta del proyecto
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¡Se necesitan 20 cilindros de 50 litros de oxigeno para distribuir en las unidades más urgentes en Manaos!
¡Hola, amigos artistas! A la hora del espectáculo es muy bueno cuando el público nos recibe con cariño, ¿no es así? ¿¿¿Vamos a retribuir???
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Para el epidemiólogo de Fiocruz da Amazônia, Jesem Orellana, Amazonas debe romper la cadena de transmisión del nuevo coronavirus, pues la actual situación solamente agrava la demanda de camas. “La epidemia nunca se controló. En verdad, fue largamente descuidada. ¿Vieron a la prefectura de Manaos o al Gobierno estatal haciendo alguna campaña de rastreo de infectados? Nunca. Ahí está la omisión en la atención básica, en la prevención. No tiene sentido abrir una cama de hospital para que la gente muera o esté allí [con secuelas]”.

Según Orellana, Manaos llegó al caos por factores previos a la pandemia. La capital de Amazonas tiene una precariedad histórica en la infraestructura médica hospitalaria, desde la atención básica, que podría ayudar a la prevención. “La mayoría de personas que no cumplen con las medidas viven en condiciones precarias. Son personas que dependen de la informalidad”, dijo, citando datos del Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística (IBGE), que señalan que el 53 % de la población de Manaos vive en condiciones precarias de vivienda. “Los otros factores de la epidemia son el hecho de que el Gobierno de Amazonas y las prefecturas, sobre todo Manaos, jamás han realizado campañas de pruebas masivas”.