Caricaturista chino-australiano Badiucao camina fina línea para evitar secuestro político

Imagen del dibujante chino-australiano Badiucao en alusión a que se cree que varias empresas, como Muji, compran algodón cosechado por prisioneros de etnia uigur en Sinkiang. Imagen utilizada con autorización.

Estar en medio de dos países actualmente inmersos en una de las peores disputas en años es un espacio difícil de navegar, y más si se trata de un franco artista visual. Este es el caso de Badiucao, caricaturista chino-australiano conocido por su postura en derechos humanos, libertad de expresión y su lucha contra el racismo, que aunque recibe ataques de partidarios de Pekín, se encuentra cada vez más aislado y enemistado con todos los lados en Australia.

Badiucao nació en China continental, y buscó asilo político es Australia, país del que ahora es ciudadano. Su arte buscar actuar como una voz de la razón, criticar la instrumentalización política y apoyo a los derechos humanos en todo el mundo.

Un momento decisivo en las relaciones bilaterales entre Australia y China llegó en 2020, que empeoró significativamente por una serie de disputas económicas, políticas e ideológicas que aún no se resuelve, Hasta 2020, ambos países disfrutaron de una luna de miel económica: en 2014, Camberra y Pekín anunciaron que su relación estaba en una «sociedad estratégica integral». Para cuando llegaron a momento cumbre de su integración económica en 2019, China había absorbido más de la cuarta parte del comercio de Australia: solamente ese año, 1.4 millones de turistas chinos visitaron Australia.

Para 2020, la sociedad se deterioró cuando Australia planteó su preocupación por asuntos de derechos humanos y democracia en el contexto de muchos ciudadanos chino-australianos, estudiantes de Hong Kong y a favor de Taiwán que fueron atacados por partidarios de Pekín en Australia. Pekín rechazó las críticas y respondió con una serie de prohibiciones a importaciones australianas claves. La situación aumentó a fines de 2020 cuando China decidió no comprar artículos claves a Australia, como el carbón. La prohibición podría haber causado escasez de energía a millones de chinos.

En entrevista telefónica con Global Voices, Badiucao sugirió que el los efectos colaterales diplomáticos no deberían haber sido una sorpresa:

I think the problem has been present for a very long time, because it was never mutually beneficial. China sees Australia as a ground for infiltration, from education to politics to media. For such a long time, the Australian government was short-sighted about this relationship, it only saw the economic benefit, but [not] much beyond.

Creo que el problema existe desde hace mucho tiempo, porque nunca fue mutuamente beneficioso. China ve a Australia como un terreno de infiltración, desde la educación hasta la política y los medios. Durante mucho tiempo, el Gobierno australiano fue miope respecto a esta relación, solo vio el beneficio económico, pero [no] mucho más allá.

La pandemia de COVID-19 no ayudó. A muchos de los 260 000 estudiantes chinos que estaban en 2019 se les impidió regresar, y Camberra acusó a Pekín de falta de transparencia en su gestión de la pandemia. El incidente perjudicó a ambas partes: entes sociales y gubernamentales han emprendido movimientos contra China o contra Australia, algunos incluso violentamente racistas.

Etiqueta de vino diseñada por Badiucao en la que se pide a otros países que compren vino australiano después de que China prohibiera sus importaciones. Imagen utilizada con autorización.

Para explicar la crisis, Badiucao señala una diferencia fundamental en valores y tolerancia a las criticas entre países:

Australia has realized that this toxic relationship has to end and that basic values, such as freedom and democracy, can no longer be overlooked. Canberra wants to make clear [that] the relationship must be mutually beneficial, and that Beijing needs to know the difference in their value systems. However, China is not used to any kind of criticism of its government, and responds in an outrageous manner, particularly under Xi Jinping's strategy of wolf warrior diplomacy.

Australia se ha dado cuenta de que esta relación tóxica tiene que terminar y que no se pueden seguir ignorando los valores básicos, como la libertad y la democracia. Camberra quiere dejar en claro que la relación debe ser mutuamente beneficiosa, y que Pekín debe conocer la diferencia de sus sistemas de valores. Sin embargo, China no está acostumbrada a ninguna crítica a su Gobierno, y responde de forma escandalosa, sobre todo bajo la estrategia de Xi Jinping de la diplomacia del guerrero lobo.

El caricaturista cree que la crisis es un saludable revelación para Australia y para el resto del mundo, al determinar si depender económica de China:

I think that because of the geographic locations of China and Australia, we are the first country in the free world seeing the problems of this relationship. China is not willing to play by the rules like other democratic countries. I hope there could be an alliance against those bully threats China can project on countries like Australia, as in the case of the wine exports.

Creo que debido a la ubicación geográfica de China y Australia, somos el primer país del mundo libre que ve los problemas de esta relación. China no está dispuesta a jugar con las reglas como otros países democráticos. Espero que pueda haber una alianza contra esas amenazas intimidatorias que China puede proyectar sobre países como Australia, como en el caso de las exportaciones de vino.

Estrecho espacio para la democracia

Aunque esta crisis puede haber sido una llamada de alerta, Badiucao encuentra cada vez más difícil que lo escuchen en Australia. Aunque la derecha y la extrema derecha tienen una fuerte línea contra el Partido Comunista Chino, explica que ese discurso a menudo incluye elementos de xenofobia y racismo. Por otro lado, muchos en la izquierda temen criticar a China en nombre de la corrección política, por temor a que los acusen de apoyar el racismo.

Dentro de las comunidades chinas de Australia, las narrativas son más complejas y no favorecen a Badiucao. Se estima que 1.2 millones de chinos australianos (cerca del 6 % del total de la población) vienen de geografías muy diferentes, como descifra Badiucao:

We often overlook the differences within the community: there are second or third generations; they don’t really know much about what is happening in mainland China, and they might have a sense of nostalgia more related to Jackie Chan movies. There are also recent Hong Kong immigrants who have a different understanding of their identity and political stand. But here is the bottom line: we have to tell the difference between people [and] government. The Chinese government does not represent the Chinese people. Unfortunately, some Chinese-Australians are brainwashed by platforms […] in Australia.

A menudo pasamos por alto las diferencias dentro de la comunidad: hay segundas o terceras generaciones; no saben mucho de lo que ocurre en la China continental, y tal vez tengan un sentir de nostalgia más relacionado con las películas de Jackie Chan. También hay inmigrantes recientes de Hong Kong que tienen una comprensión diferente de su identidad y posición política. Pero esto es lo esencial: tenemos que distinguir entre el pueblo y el Gobierno. El Gobierno chino no representa al pueblo chino. Por desgracia, a algunos chino-australianos les han lavado el cerebro las plataformas […] en Australia.

Badiucao cree que el Gobierno australiano no está haciendo lo suficiente para comunicar esta distinción entre el Gobierno chino y ser chino, y que debe invertir en la comunidad chino-australiana mucho más eficientemente para contrarrestar el filtro de propaganda de Pekín a través de WeChat y TikTok.

Caricaturas para derechos humanos

Para Badiucao, la mejor manera de difundir el mensaje de derechos humanos universales es a través de su arte. Las caricaturas políticas casi no requieren traducción y se pueden entender can be inmediatamente en todo el mundo. Paradójicamente, la pandemia de COVID-19 ha tenido un efecto positivo en su alcance. Prácticamente, las actividades de arte fuera de línea se han detenido, pero Badiucao siempre ha usado medios sociales para difundir su arte, lo que ha sido ventajoso para él.

Su caricatura que traslada al icónico Hombre del Tanque de Pekín de 1989 al contexto de Estados Unidos de Trump muestra lo poderosas que puede ser la integración de imágenes globales:

Imagen del icónico Hombre Tanque de la Plaza de Tiananmen de 1989 transpuesto al contexto de la América de Trump, por Badiucao. Imagen utilizada con autorización.

El arte satírico político puede ser global, pero Badiucao advierte contra la manipulación en torno a esta forma de libertad de expresión que ocurre en países autoritarios como China. En  noviembre y diciembre de 2020, Wuhe Qilin (乌合麒麟 ), artista satírico de China continental, publicó un serie de imágenes alteradas con Photoshop que señalaban una investigación realizada por el Ejército de Australia, que halló que los soldados del país habrán cometido crímenes de guerra en Afganistán.

Badiucao explica por qué hay que tener mucho cuidado al comparar el rol y la función de las caricaturas en China y las democracias:

I wouldn't use the term ‘artist’ or ‘political cartoonist': the whole narrative [that] he is an independent artist who cares about human rights in Afghanistan is bogus. Here is a telling detail: the work he posted on November 23 on Weibo has no signature of the user ID and no time stamp, which is mandatory as per Weibo regulations. This could indicate Wuhe Qilin himself provided the original copy to the Chinese authorities. Besides, for a long time, he smeared Fang Fang, the author of the Wuhan Diary, [portraying her] as a villain hired by the CIA. He is not an independent artist, because there is no such thing as independence in China. If you don’t collaborate, you don’t have a shred of space to survive or you end up in prison.

Yo no usaría el término «artista» ni «caricaturista político»: toda la narrativa de que es un artista independiente que se preocupa por los derechos humanos en Afganistán es falsa. He aquí un detalle revelador: la obra que publicó el 23 de noviembre en Weibo no lleva la firma del usuario ni la marca de tiempo, que es obligatoria según las normas de Weibo. Esto podría indicar que el propio Wuhe Qilin proporcionó la copia original a las autoridades chinas. Además, durante mucho tiempo desprestigió a Fang Fang, autora del Diario de Wuhan, la presentó como una villana contratada por la CIA. No es un artista independiente, porque en China no existe la independencia. Si no colaboras, no tienes ni una pizca de espacio para sobrevivir o acabas en la cárcel.

Baiduacao respondió a Wuhe Qilin con una serie de imágenes que muestran a un soldado del Ejército de Liberación Popular que repite el mismo gesto dirigido a los uigures, tibetanos y hongkoneses, y se pregunta si China permitiría a Wuhe Qilin ser crítica de las violaciones de derechos humanos de su país:

Nuevo Arte

Los crímenes de guerra de Australia en Afganistán ciertamente es una desgracia nacional y debe ser condenado.

Sin embargo, me preocupa, ¿cuándo permitirá China una investigación independiente sobre su propio genocidio contra uigures, tibetanos y la brutal represión en Hong Kong?

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