En la región Mabaruma de Guyana, ubicada en una estrecha meseta sobre la selva, no lejos de la frontera con Venezuela, es un bosque de árboles de caucho casi centenarios, en peligro de ser talados para facilitar la expansión de la carretera.
Los ambientalistas locales dicen que además de producir oxígeno y de absorber dióxido de carbono, los árboles son un rasgo «icónico» de la zona. Han iniciado una petición en línea para detener la tala.
Quienes apoyan la expansión de la carretera han propuesto un ejercicio de reforestacón. Por su parte, los defensores ambientales mantienen que los árboles más viejos, como los que están en la avenida Philbert Pierre (llamada Rubber Walk), actúan como «aspiradoras», y absorben más carbono que los árboles más jóvenes. Han pedido a quienes participan en el proyecto de expansión del camino que consideren a los árboles en su diseño, y encontrar una ruta alterna alrededor. Al 9 de febrero, la petición contaba con 4300 firmas.
Se había programado la tala de los árboles para el 27 de enero. Los activistas lamentaban que los habitantes de Mabaruma no estaban viendo la situación completa. Nigel Dharamlall, ministro de Gobierno Local y Desarrollo Regional, dio instrucciones al alcalde de la ciudad de detener la tala, y explicó que los árboles eran un «sello distintivo» de la zona. Sin embargo, en este momento 10 y 12 árboles ya se habían sacrificado.
Las autoridades sostienen que las consultas con la comunidad se han realizado en el gobierno anterior, en que supuestamente los habitantes dijeron que veían los árboles como un peligro. El ministro Dharamlall solicitó que se publicaran los resultados de la consulta —con los nombres de los participantes—, y pidió al Ministerio de Obras Públicas que presentara una solución de ingeniería apropiada que permitiría que los árboles restantes se quedaran en pie.
La municipalidad respondió que pedirá a expertos forestales que determinen si los árboles son una amenaza a la seguridad de los habitantes.
Por su parte, GSA News informó que los habitantes de la zona a ambos lados del asunto, dijeron que los árboles han sido largo tema de debate. Aunque algunos están a favor de la ruta para desarrollar la zona, otros sostienen que la carretera se puede extender sin afectar los árboles, que son un punto de referencia y se han vuelto atracción turística.
En Facebook, la usuaria Raquel Thomas-Caesar expresó que el «desarrollo que tiene en cuenta el legado sigue siendo desarrollo», y publicó fotos de la zona y una breve historia.
El libro «A Life in Guyana Volume 2″ del autor Vincent Roth atribuye a Philbert Pierre, que gestionaba una plantación de caucho y cacao de mil acres a lo largo del río Aruka, el mérito de ser «un hombre visionario» que «creía en la prosperidad» del distrito noroeste de Guyana y hacía todo lo que estaba en su mano para fomentarla. Plantó los árboles de caucho en 1922.