El 8 de febrero, China bloqueó Clubhouse, red social de intercambio de audio con sede en Estados Unidos, que los internautas de la China continental han estado utilizando para debatir temas políticamente sensibles lejos de las miradas indiscretas de los censores del Gobierno.
Clubhouse se fundó en 2020, y es la red social que ha crecido más rápidamente en todo el mundo. Los usuarios, que actualmente superan los dos millones, pueden abrir salas de chat privadas para amigos o unirse a salas públicas con hasta 5000 personas. La aplicación sigue siendo solo de invitación y está disponible exclusivamente en iOS.
Aunque no está disponible en las tiendas chinas de Apple, los usuarios de China continental pueden descargarla si cambian la ubicación del móvil. Al parecer, los códigos de invitación se vendían en Taobao, mercado virtual, por entre 10 y 50 dólares estadounidenses.
Por un momento, Clubhouse logró romper el Gran Cortafuegos chino y, el primer fin de semana de febrero, varios medios locales se percataron de la existencia de salas de chat denominadas «¿Tiene Sinkiang campos de concentración?» (新疆有個集中營) y «Amigos de Tíbet y Sinkiang, queremos invitarlos a charlar» (「西藏跟新疆的朋友,我們想找你們過來聊天」).
En ambas salas, las conversaciones duraron horas. Algunos usuarios dijeron que tenían familiares detenidos en los campos de educación de Sinkiang o informaron que vivían con miedo y bajo vigilancia. Aunque hubo varios patriotas en línea que cuestionaron la credibilidad de los testimonios, algunos chinos han expresaron su empatía, y hasta culpa, por no poder hacer nada para cambiar la situación. Muchos quedaron impactados al escuchar los testimonios.
Tanto Kaiser Kuo, presentador de podcast Sinica, y Gady Epstein, editor del periódico The Economist en China, estuvieron en la sala de chat «¿Tiene Xinjiang campos de concentración?». Kuo resumió las discusiones en un hilo de comentarios en Twitter.
This discussion in Chinese on Xinjiang is still going on in Clubhouse. Good running thread below. One speaker just asked if 20% of Han Chinese were locked up, forced to speak Uyghur, etc, how would Han Chinese feel about that? Remarkable https://t.co/2sh4kV0xNr
— Gady Epstein (@gadyepstein) February 6, 2021
1/6 En este momento, en Clubhouse hay una sala en chino sobre los campos [de concentración] de Sinkiang.
2/6 Se dijeron cosas verdaderamente sinceras. Una mujer preguntó seriamente cómo manejar el sentido de ofensa, su defensiva instintiva, como ciudadana han confrontada con las acusaciones y las pruebas de la atrocidad. Hasta ahora no hay ninguna negación ni disculpa abierta.
3/6 Sin duda, hay escepticismo y mucha tendencia a suavizar la situación y a ponerse a la defensiva –«Bueno, ¿no es correcto intentar evitar un 11 de septiembre?» [NdT referencia a los atentados del 11 de septiembre 2001 en Estados Unidos] y cosas por el estilo–, pero considero una victoria cualquier cosa que empuje a la gente hacia una realidad más compartida.
4/6 Sospecho que más debates de este tipo, que por desgracia no es probable que duren, son tan importantes para cambiar las cosas que cuentan como las sanciones de Magnitsky, las listas de entidades y los boicots al algodón.
5/6 Hay que recordar que muchos participantes están en el extranjero, en América del Norte, en Europa, fuera de la República Popular China, en Gran China. Y los usuarios de iPhone son más bien urbanos, cosmopolitas y menos nacionalistas, ¿los verdaderos patriotas utilizan Huawei, Xiaomi y Oppo, ¿verdad?. Aún así, esto es alentador.
6/6 Ahora, un hombre de tercera generación han, nacido en Sinkiang, está hablando desde Estados Unidos. Es testigo de los disturbios de julio de 2009. Habla de las víctimas (han) de la violencia. Dice que se opone a la excesos coercitivos (de los campos) pero que, en general, apoya a la represión contra el terrorismo. Lo más defensivo que he oído hasta ahora.
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Esta discusión en chino sobre Sinkiang sigue en Clubhouse. Un buen hilo de conversación a continuación. Un usuario acaba de preguntar si el 20 % de los han fueran encarcelados, obligados a hablar uigur… ¿Cómo se sentirían los chinos han al respecto? Asombroso.
Además, en Clubhouse hay otras salas de chat en las que se debaten temas como el incidente de Tiananmén de 1989, la ley de seguridad nacional de Hong Kong, el feminismo o el activismo juvenil.
Esas discusiones atrajeron la atención de medios extranjeros, y también del medio estatal chino Global Times, que citó a un líder de opinión de Weibo que afirmaba que los «secesionistas de Hong Kong y del Tíbet podrían utilizar la red social como arma para difundir sus ideas políticas y convertirse en otra plataforma de opinión contra China».
Muchos comentaristas habían previsto que la plataforma acabaría bloqueada en China. Badiucao, artista político y muy activo en esas discusiones, dijo que la plataforma era «una válvula de aire en una olla a presión» cuando habló con el periodista independiente William Yang:
… noise that the whole world can hear it. However, we don't know when the #China government's big hand is going to close off that air valve. Regardless, it shows that situation inside the pot isn't as smooth-sailing as the Chinese government tries to make it look.
— William Yang (@WilliamYang120) February 8, 2021
Así es como Badiucao describió el creciente número de usuarios chinos en Clubhouse durante nuestra entrevista: «Clubhouse es como una olla a presión en China. Cuando alguien libera un poquito la válvula, el aire (es decir, los usuarios chinos) empezarán a salir y harán mucho…
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…ruido que todo el mundo pueda escuchar. Sin embargo, no sabemos cuándo la gran mano del Gobierno chino va a cerrar esta válvula de aire. Sea como sea, esto demuestra que la situación dentro de la olla no es tan tranquila como el Gobierno chino trata de hacer ver.
Después de que el Gobierno chino cerró la «válvula de aire», los que quedaban en la plataforma empezaron a discutir estrategias para crear un espacio no censurado para debatir genuinamente sobre las cuestiones políticas entre internautas chinos de distintas regiones.
Algunos usuarios también están preocupados por la seguridad de la plataforma, ya que fomenta la inscripción con nombre real y pide acceso a datos personales, como contactos y huellas dactilares de voz. Otros han expresado su preocupación por el hecho de que la API (interfaz de programación de aplicaciones) de Clubhouse pertenezca a Agora, empresa con sede en Shanghái.