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Un vistazo más detallado a la discusión política en China en la plataforma Clubhouse

Categorías: Asia Oriental, China, Hong Kong (China), Taiwán (RdC), Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Tecnología
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Imagen de The Stand News. Usada con autorización.

Esta es la primera parte de un reportaje sobre los debates políticos que ha originado Clubhouse en China a principios de febrero de 2021,  publicado [2] en The Stand News el 12 de febrero. La versión en inglés ha sido traducida por Neris Jonathan y se publicó en Global Voices mediante un acuerdo de asociación de contenidos.

Un día, un hombre de la etnia china han entró en una sala de Clubhouse llamada «¿Hay campos de concentración en Sinkiang?», y escuchó a oradores uigures contar sus experiencias en esos campos. Al cabo de un rato, el hombre encendió su micrófono y dijo a los demás miembros de la sala que había tenido que parar el auto a un lado del camino porque no pudo contener sus sentimientos y lloró a lágrima viva.

La sala de debate de Sinkiang fue creada el 6 de febrero por Charles (seudónimo), natural de China continental que vive en Estados Unidos desde hace más de diez años.

Charles contó a The Stand News que sus amigos de China continental habían registrado sus cuentas en Clubhouse ese día y decidió abrir una sala de chat a través de la aplicación. Le gusta sacar a debate temas controvertidos en su círculo social, ya que algunos de sus amigos tienen conexiones gubernamentales. Quería hablar de Sinkiang, ya que varios medios extranjeros habían tomado declaraciones de los supervivientes de que en los campos de concentración las mujeres eran sometidas a violaciones sistemáticas.

Tras una ronda de conversaciones privadas con sus amigos, decidieron abrir la sala. En menos de una hora se habían unido miles de personas. Al principio, muchos chinos de etnia han se mostraron sorprendidos cuando supieron la noticia. Poco después, un uigur que trabajaba fuera de China continental entró en la sala y les contó su historia. Más tarde, entraron en la sala uigures de todas partes del mundo.

El encuentro duró 12 horas. Charles comentó que la «sala hizo que la gente se sintiera segura y más cómoda para expresar sus sentimientos más vulnerables».

Rayhan Asat, uigur que contó la historia de su familia en «¿Hay campos de concentración en Sinkiang?», contó a Stand News:

I always wanted to have this kind of opportunity (referring to having the chance of speaking before a Chinese audience). Maybe someone will be willing to talk to me and listen to me if I choose speak the truth.

Siempre quise tener una oportunidad así (refiriéndose a tener la oportunidad de hablar ante un público chino). Quizá alguien esté dispuesto a hablar conmigo y escucharme si decido contar la verdad.

Rayhan Asat es la primera uigur en obtener un título de posgrado en Harvard. Se mudó a Estados Unidos en 2009 y obtuvo la residencia permanente. En 2020, Rayhan Asat decidió hablar públicamente de su hermano menor, Epkar Asat, que lleva cinco años desaparecido desde que regresó a China continental de Estados Unidos en 2016. Recién a mediados de 2020 se enteró de que su hermano había sido condenado a 15 años de prisión por presunta incitación al odio racial.

Rayhan Asat dijo que tenía más confianza para contar sus historias en Clubhouse ya que todos eran iguales en la sala. Antes de que ella hablara, un «rosadito» (patriota chino en internet) no dejaba de repetir el discurso oficial chino de que la política de Sinkiang era para combatir el terrorismo. Otros intervinieron y rebatieron su afirmación.

Rayhan Asat relató la historia de la desaparición de su hermano menor en la sala. Confesó a los miembros:

I am extremely worried that they might be torturing my little brother as we speak.

Tengo miedo de que puedan estar torturando a mi hermano menor en este momento.

Los padres de Rayhan Asat son miembros del Partido Comunista Chino: su padre es funcionario del Gobierno y trabaja en el departamento de servicios de agua. Su madre es profesora emérita de química, mientras que su hermano menor era un empresario que mantenía buena relación con el Gobierno local. Destacó:

Even though (they) are a “model” family, (authorities) still sent him (Rayhan Asat’s younger brother) to a concentration camp.

A pesar de ser una familia «modelo», (las autoridades) lo enviaron (al hermano de Rayhan Asat) a un campo de concentración.

Rayhan Asat habló durante más de dos minutos sin ser interrumpida. Algunos lloraban, mientras que otros empezaron a pedirle disculpas cuando terminó de hablar.

Rayhan Asat aún recuerda que durante la conversación, un han dijo:

I am really grateful for this Uyghur for speaking up, I understand your pain.

Me siento agradecido a esta uigur por hablar, entiendo tu dolor.

Entonces, otro han dijo:

Don’t say that you understand her pain, you will never understand their pain.

No digas que entiendes su dolor, nunca entenderás su dolor.

Rayhan Asat se sintió conmovida:

People began (to) show the most sincere side of themselves…they started to become our allies.

La gente empezó a mostrar su lado más sincero… empezaron a convertirse en nuestros aliados.

Cuando otros empezaron a difundir el debate en la sala Sinkiang en Facebook y en Twitter, más personas se registraron en Clubhouse para ser testigos de este debate público interétnico y multirregional.

Charles cree que el diálogo fue posible porque se le dio el enfoque de una «narración»:

Like movies, the genre is not to give you a lesson but to tell you a story. In the end, you learn something or get some inspirations from the story.

Como en las películas, el género no es para enseñarte una lección sino contarte una historia. Al final aprendes algo o te inspira la historia.

Mientras el debate sobre los campos de concentración de Sinkiang seguía candente, muchos usuarios de Clubhouse de China continental, Taiwán y Hong Kong empezaron a acoger temas políticos.

Zoula, reportero urbano y activista de derechos cívicos, fue el anfitrión de la sala «Reporteros políticamente incorrectos», en la que se debatieron temas políticos transfronterizos como la independencia de Taiwán, las protestas de Hong Kong y las medidas de prevención del COVID-19 en distintas partes del mundo. Explicó que, con el fin de crear una comunidad no polarizada, había implantado una serie de reglas en la sala: cada orador no puede hablar más de dos minutos y no se permiten los ataques verbales. Zoula subrayó que el objetivo del debate es compartir experiencias y hechos más que convencer a los demás.

Raphael (seudónimo) fue asignado como moderador de la sala «Cantonés pregunta a hongkonés» poco después de unirse al debate. Al final, duró tres días y dos noches. Contó que había tenido la oportunidad de asistir a clases de política con estudiantes de China continental, pero nunca había tenido debates tan extensos con ellos. Raphael escuchaba sin parar las conversaciones de la sala, excepto cuando dormía:

I was able to hear the tone of their voices, their usage of words, their cultural and social habits. I could not have learned all these through written text.

Pude escuchar el tono de sus voces, su uso de las palabras, hábitos culturales y sociales. Todo eso no lo habría podido aprender con un texto escrito.

El tema más candente de la sala fue la relación política entre Hong Kong y China. Raphael se sorprendió al escuchar que algunos chinos continentales apoyan las protestas de Hong Kong:

user from Hong Kong like myself tried very hard to explain the political struggle in Hong Kong, we hope that we could resolve the antagonism between people from Hong Kong and China… what we are doing today is just tiny steps, but if we gave up the chance, we will also be the [political] minority.

Los usuarios de Hong Kong, como yo, nos esforzamos por explicar la lucha política de Hong Kong, con la esperanza de resolver el antagonismo entre los pueblos de Hong Kong y China… lo que estamos dando son solo pequeños pasos, pero si dejamos escapar esta oportunidad, también seremos una minoría [política].

Lokman Tsui, profesor adjunto de la Escuela de Periodismo y Comunicaciones de la Universidad China de Hong Kong, ha estado investigando los nuevos medios de comunicación y, por tanto, ha estado mucho tiempo observando detenidamente los debates de Clubhouse. Se dio cuenta de que los espacios que los usuarios han creado en Clubhouse son similares a las esferas públicas descritas por [el filósofo] Jürgen Habermas:

The participants in the room have different opinions. When someone says something offensive to others, someone will immediately step in to ask him to calmly explain their points of view. Habermas said that we cannot let emotions drive the conversation. Such principle has been achieved during the discussions on sensitive topics related to Mainland China, Taiwan, and Hong Kong. This is really impressive. Secondly, everyone gets a turn to talk, everyone is equal. For example, some moderators even set up a time limit and have male and female speakers take turns alternately.

Just like the salons and the cafés where people would sit down and talk while they sipped on their cups of coffee in Paris during the 18th century, public spheres are fundamental for democratic societies. The main point isn’t to win a debate but to connect members of a society and that they share a community of fate. And to a certain extent, Clubhouse has achieved this. For example, many people in Hong Kong hold prejudice against people from Mainland China, but after they experienced the discussion on Clubhouse, many told me that people from Mainland China are also human. The dialogue [makes the imagined enemy] more humane or civilized.

Los participantes de la sala tienen opiniones diferentes. Cuando alguien dice algo que los demás encuentran ofensivo, otro interviene inmediatamente para que explique con calma su punto de vista. Habermas sostiene que no podemos permitir que las emociones dirijan la conversación. Este principio se ha conseguido durante los debates de temas delicados relacionados con China continental, Taiwán y Hong Kong. Esto es realmente admirable. En segundo lugar, todo el mundo puede tomar la palabra, todos son iguales. Por ejemplo, algunos moderadores establecen un límite de tiempo y hacen que los oradores femeninos y masculinos se turnen.

Al igual que los salones y cafeterías donde la gente se sentaba a hablar con una taza de café en el París del siglo XVIII, las esferas públicas son fundamentales para las sociedades democráticas. No se trata de ganar un debate, sino de conectar a los miembros de la sociedad y que compartan una comunidad de destino. Y Clubhouse lo ha conseguido hasta cierto punto. Por ejemplo, mucha gente de Hong Kong tiene prejuicios contra los habitantes de China continental, pero tras asistir al debate de Clubhouse, muchos me dijeron que los habitantes de China continental también son humanos. El diálogo hace que el enemigo imaginado sea más humano o civilizado.

Clubhouse quedó bloqueado [3] en China continental el 8 de febrero, un día después del cierre de la sala de Sinkiang. Lokman Tsui escribió en Facebook:

What the Chinese Communist Party wants to block is our ability to express humanity at our best and our ability to resolve conflict through dialogue.

Lo que pretende el Partido Comunista Chino es bloquear nuestra capacidad de expresar lo mejor de la humanidad y nuestra capacidad de resolver los conflictos mediante el diálogo.