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Ha fallecido el activista y escritor trinitense Colin Robinson, que hizo una «labor de historia social»

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Derechos humanos, LGBTQI+, Literatura, Medios ciudadanos, Mujer y género
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Activista y escritor Colin Robinson participa en el Festival Literario Calabash, 2007. Foto [1] de Georgia Popplewell en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0 [2]).

Colin Robinson [3], escritor trinitense y activo defensor [4] de derechos LGBTQ+, falleció el 4 de marzo tras una larga batalla contra el cáncer de colon. Tenía 58 años.

Robinson fue uno de los fundadores de la Coalición de Defensa para la Inclusión de Orientación Sexual (CAISO) [5], organización de sociedad civil que defiende asuntos de derechos humanos para las comunidades LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales) de Trinidad and Tobago y ha generado asociaciones con organizaciones feministas activistas y otras.

CAISO lo apodó [6] su «Director de Imaginación», y en su comunicado sobre el fallecimiento elogió [7] cómo «personificó la lucha por la justicia con imaginación creativa y nos inculcó la importancia de una voz y esfuerzo colectivos».

Robinson dijo [6] que su trabajo en CAISO er sobre tres temas que lo emocionaban: análisis, alianzas y defensoría:

Leadership in CAISO provides opportunities to learn so much about policy and government, like how easily anyone can engage officials in a small place. I’ve grown to understand and own concerns of movements CAISO’s built alliances with—children’s advocates, violence survivors, people with disabilities, the highway rerouters—and admire the generosity and passion of other leaders. CAISO’s given me space to practise imagination. Imagination is as critical to social justice as power. Unless we imagine more just futures and how we get there, change won’t come.

El liderazgo en CAISO ofrece la oportunidad de aprender muchas cosas sobre la política y el Gobierno, como la facilidad con la que cualquiera puede involucrar a los funcionarios en un lugar pequeño. He llegado a comprender y hacer mías las preocupaciones de los movimientos con los que CAISO ha establecido alianzas –defensores de niños, sobrevivientes de violencia, personas con discapacidades, los desviadores de las autopistas– y a admirar la generosidad y la pasión de otros líderes. CAISO me ha dado espacio para practicar la imaginación. La imaginación es tan fundamental para la justicia social como el poder. Si no imaginamos un futuro más justo y cómo llegar a ahí, no habrá cambio.

Robinson entendió [8] profundamente que el concepto de justicia para uno se debe trasladar [9]justicia para todos [10]. Su muerte generó un reacciones de organizaciones como Cause An Effect [11] (Causa un efecto), que busca mejorar la vida de personas con discapacidades en Trinidad y Tobago:

Thank you Colin Robinson, for your tireless work in the advocacy space. […] Thank you for your service and all that you did, with the time that you had.

Gracias, Colin Robinson, por tu incansable trabajo en la esfera de la defensa. […] Gracias por tu servicio y por todo lo que hiciste, con el tiempo que tuviste.

Su amiga y colega Gabrielle Hosein, catedrática [12] del Instituto para Estudios de Género y Desarrollo de la Universidad de las Indias Occidentales, señaló [13] cómo Robinson hacía conexiones automáticas [14] entre grupos aparentemente diferentes:

More than ten years ago, Colin gave a speech I’ll never forget. It was on reproductive rights, but he somehow wove in Spiritual Baptists, LBGTI folk and others you wouldn’t think share the same cause. If all who understood discrimination or life at the margins of state law and social acceptance were able to connect to each other’s desires for inclusion, then we could strengthen each other’s struggle to equally belong as many different bodies.

Hace más de diez años, Colin dio un discurso que nunca olvidaré. Trataba sobre los derechos reproductivos, pero de alguna manera incluyó a los bautistas espirituales, a los LBGTI y a otras personas que no se pensaría que comparten la misma causa. Si todos los que entienden la discriminación o la vida en los márgenes de la ley estatal y la aceptación social pudieran conectar con los deseos de inclusión de los demás, entonces podríamos fortalecer la lucha de cada uno por pertenecer por igual a muchos cuerpos diferentes.

En sus tributos en línea, colegas [15] y amigos recordaron [16] su coraje [17] y tutoría [18] a jóvenes, el significado [19] de su trabajo, y su amor a la vida [20] hasta cuando estaba «muriendo activamente».

Hacer la «labor de la memoria»

Robinson, que escribía una columna semanal [21] para Newsday de Trinidad y Tobago, usaba la plataforma para contar de su batalla con el cáncer. En un artículo de mayo de 2020 anunció [22] que su condición era terminal. Su refrescante franqueza en ese artículo hizo que se difundiera libremente en plataformas de medios sociales en su momento:

My genes had bred a cancer that’s a better activist than me, which had promptly spread. I was Stage IV. […] And I am going to cuss the next person who tells me that, despite the bad news, they are praying for my total recovery.

There comes this moment when you realise—or decide—that what you are doing is dying. And that you need to quickly learn how to.

Mis genes habían engendrado un cáncer más activista que yo, que se había extendido rápidamente. Estaba en fase IV. […] Y voy a maldecir al próximo que me diga que, a pesar de las malas noticias, está rezando por mi total recuperación.

Llega ese momento en el que te das cuenta –o decides– que lo que estás haciendo es morir. Y que tienes que aprender rápidamente cómo.

Parte de ese proceso fue lo que Robinson llamó [22] la «labor de la memoria» [23]:

[…] recording what I remember; and helping others to remember the paths I have trodden by leaving better markers of them—memoir-writing and archiving. This is not work only for the well-known. Indeed, in some ways it is work that is far more important for those not in the public record to undertake. […] It is the work of social history.

[…] registrando lo que recuerdo; y ayudando a otros a recordar los caminos que he recorrido [en los que he] dejado sus mejores huellas: escribiendo y archivando. No se trata de un trabajo solo para los bien conocidos. Es más, en cierto modo es un trabajo mucho más importante para quienes no están en el registro público. […] Es el trabajo de la historia social.

Robinson, el escritor

Como escritor, Robinson colaboró con diversas publicaciones, como el libro «Beyond Homophobia» [24] (Más allá de la homofobia), con el objetivo de trastocar la percepción de la región de profundamente homofóbica por medio de centrarse en las «experiencias y voluntad» de los LGBTQ caribeños.

Peepal Tree Press, que publicó la primera colección de poesía de Robinson, «You Have You Father Hard Head» [25] (Tienes la cabeza dura de tu padre) en 2016, describió [25] su verso como «agudamente consciente de la complicada historia de raza, política e identidad en el Caribe […] tensa, irónica y muy evocativa de diversos entornos y culturas que le han dado forma a lo largo de los años» («cabeza dura» es una expresión muy usada en el Caribe que significa terco).

Como escritor, era un apreciado amigo del Bocas Lit Fest, que incluyó su poesía [26] en varios paneles en vivo y actividades en línea. El primer festival literario del Caribe publicó un declaración [27] sobre su fallecimiento que reconocía su activismo y trabajo en derechos humanos, sus «columnas consistentemente provocadoras» y, por supuesto, su poesía:

We will return to his poems and other writings for the intrigue of his ideas and the pleasure of his wit. The difference he made, and the difference he was, will endure.

Volveremos a sus poemas y otros escritos por la intriga de sus ideas y el placer de su ingenio. La diferencia que marcó, y la diferencia que fue, perdurará.

Su viaje al activismo

Robinson era uno de cuatro hijos [28] criados por una directora de escuela y un padre que trabajaba como director general en el sector financiero. Al terminar la secundaria en Puerto España obtuvo una beca y fue a Yale en 1980.

Sin embargo, la distinguida universidad le pareció un «espacio culturalmente desafiante» y se trasladó a la Universidad de Nueva York, donde se licenció en antropología. Luego obtuvo una maestría en política y gestión sanitaria en The New School [29], y vivió y trabajó en Nueva York durante más de 20 años.

Su trabajo en defensa del colectivo LGBTQ+ surgió después de su primera experiencia de ver morir de sida a un conocido. «Me puse a trabajar en el VIH», dijo [28] a su colega Lisa Allen-Agostini, «y realmente no lo he dejado». Su escritura se desarrolló orgánicamente paralelamente a su organización comunitaria, convergencia que hace que Allen-Agostini considere [28] que su obra es canónica, «ya que es uno de los pocos poetas caribeños abiertamente gay».

Amilcar Sanatan, profesor universitario y también poeta, citó [30] la poesía de Robinson como importante para reconsiderar la masculinidad y el patriarcado caribeños [31].

Por su parte, Robinson considera [28] que lo que más ha marcado la diferencia a escala nacional ha sido su columna en el periódico, pues le ha permitido «escribir como gay sobre asuntos de actualidad y cultura».

Su legado

Cuando la condición de Robinson empeoró, dio a conocer vía Facebook [32] que le quedaba poco y que estaba dispuesto a conectarse y que gustaría recibir mensajes, llamadas y visitas mientras se preparaba para hacer su transición.

Invitación a la actividad virtual por Zoom para honrar al escritor y activista Colin Robinson, difundido vía WhatsApp.

El 26 de febrero, una semana antes de su muerte, el Instituto Lloyd Best del Caribe [33] organizó una actividad por Zoom de lectura de poesía de Robinson, a la que asistió con algunos amigos cercanos y colegas. Fue un tributo a su obra y a su infatigable labor en derechos humanos.

Robinson deseó [28] poder vivir para ver ocurrir algunos cosas claves en Trinidad y Tobago: la expansión de la ley de igualdad de oportunidades [34] para proteger [35] a miembro de la comunidad LGBTQ+, la fundación de una institución  de derechos humanos nacional y una centro compartido de servicios de gestión para organizaciones no gubernamentales, y la adopción [36] de pautas de salud pública internacionales que dio acceso a medicación antirretroviral a personas sin VIH, algo que a lo que se opone [37] el ministro de Salud, Terrence Deyalsingh. Robinson no tuvo reparos en decir [38] que su intención era acosar al ministro.

Sin duda, ese mismo sentido del humor intervino en la decisión de CAISO de llamar a su premio para activismo transformacional y audacia artística, nombrado en honor a Robinson, el Premio Cabeza Dura [39], y un adecuado testimonio del hecho de que Robinson será recordado en igual medida por su trabajo en derechos humanos y su obra escrita.

La activista Stephanie Leitch despidió [40] a Robinson: «Gracias por querernos cuando nadie más nos quería», y la poeta Shivanee Ramlochan reflexionó [41]:

His work has lit a lamp long before I picked up a pen, and I followed that light in part without knowing its source. That is how a writing ancestry works, how a community is made around you.

Su obra encendió una lámpara mucho antes de que yo tomara un bolígrafo, y he seguido esa luz en parte sin conocer su origen. Así es como funciona una ascendencia de la escritura, como se hace una comunidad a tu alrededor.