Doctor Wayne Kublalsingh, líder del Movimiento de Desvío de la Autopista de Trinidad y Tobago

El activista doctor Wayne Kublalsingh durante el Drummit2Summit, St. James. Trinidad, 18 de abril de 2009. Foto de Georgia Popplewell vía Flickr (CC BY-NC-ND 2.0). Imagen editada con autorización.

Nota editorial: En 2012 y 2014, Global Voices siguió la historia del activista y académico doctor Wayne Kublalsingh, que emprendió dos huelgas de hambre para protestar contra la construcción del tramo de la autopista entre Debe y Mon Desir, destinado a conectar San Fernando y Punto Fortin, dos importantes núcleos urbanos del sur de Trinidad, que obligaría a muchas familias a mudarse y dañaría el entorno. Junto con el Movimiento de Desvío de la Autopista, Kublalsingh emprendió acciones legales contra el Estado, ya que seguían las obras de la autopista sin consultar a las partes interesadas. El 26 de octubre de 2020, la Corte Suprema le dio razón.

Esta entrevista de Nicole Vallie se publicó originalmente en Cari-Bois News. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo de asociación de contenidos.

La pasión por el ambiente de Wayne Kublalsingh se remonta a su infancia vivida en la zona de las plantaciones de la caña de azúcar de Trinidad, pero el activismo pasó a formar parte de su vida recién durante su docencia en la Universidad de las Indias Occidentales, cuando un estudiante le pidió ayuda pues la empresa Caroni Limited, donde trabajaba su padre, estaba a punto de cerrar. Defendió que las 77 000 acres de terreno llano de la desaparecida empresa formaran parte de una nueva plataforma económica diseñada para regenerar las posibilidades económicas de los agricultores desplazados y sin voz.

El hecho de que el gobierno de entonces diera por cerrado su informe no lo disuadió, como tampoco lo disuadió la tendencia al «desarrollo» que daba luz verde a megaautopistas y a colosales iniciativas energéticas con poca o ninguna consideración por los bienes sociales o ecológicos del país. Por el contrario, se vio impulsado por las necesidades de las personas y comunidades que defendía.

Nacimiento de un movimiento

En 2004, los habitantes de cuatro pueblos entre Debe y Mon Desir se enteraron de los planes de construcción de una gran autopista a través de la zona. Algunos tramos de la autopista se iban a construir cerca de humedales ambientalmente delicados y a través de comunidades que se habían construido a partir de mediados del siglo XIX cuando comenzó el régimen de servidumbre de las Indias Orientales.

Los lugareños, muy conscientes de la hidrología del sistema de albufera circundante y de la propensión del área a las inundaciones, habían presionado contra la autopista hasta 2010. Aunque se había emitido un Certificado de Autorización Ambiental (CAA) para la propuesta de la autopista, un nuevo gobierno tomó el poder, y prometió que no se procedería con la construcción. Por eso, las comunidades afectadas no impugnaron la emisión del CCA ante los tribunales.

Sin embargo, en 2011, cuando quedó claro que no se cumpliría con lo prometido, los lugareños se dirigieron a Kublalsingh para que fuera su portavoz y así se formalizó el Movimiento de Desvió de la Autopista (HRM). El nombre fue una elección intencionada: no estaban contra la construcción de una autopista, sino que consideraban que podía hacerse sin destruir sus casas y los humedales circundantes. Su causa recibió mucha publicidad gracias a varias manifestaciones multitudinarias y a las dos controvertidas huelgas de hambre de Kublalsingh.

La primera vez, el gobierno aceptó una revisión independiente del proyecto que, al parecer, costó más de 700 000 dólares trinitenses (algo más de 100 000 dólares estadounidenses). El Gobierno ni siquiera consideró el informe, lo que llevó a Kublalsingh a emprender la segunda huelga de hambre, en la que se produjeron numerosos viajes en hospital y una desagradable reacción de funcionarios estatales, políticos y el público en general.

HRM en los tribunales

Tras ocho largos años antes los tribunales, el juez James Aboud de la Suprema Corte de Justicia dictaminó que el comportamiento del gobierno de entonces infringía todas las reglas de justicia natural, desafiaba la expectativa legítima del HRM en el marco de la Ley de Revisión Judicial y vulneraba sus derechos constitucionales:

Having spent over $700,000 for the HRC Report, it is unconscionable that the Government should have decided to entirely disregard its recommendations.

Después de haber gastado más de 700 000 dólares en el informe del CDH (Comité de Derechos Humanos), es inconcebible que el Gobierno haya decidido ignorar por completo sus recomendaciones.

Aboud condenó al Estado a pagar una indemnización por daños y perjuicios de 500 000 dólares trinitenses (unos 75 000 dólares estadounidenses), y a cubrir los costos legales del HRM. Sin embargo, Kublalsingh afirma que «habría sido un resultado mejor» si el tribunal hubiera ordenado al Gobierno que se atuviera a las conclusiones del informe encargado de forma independiente.

En este momento, el Gobierno no está obligado a detener la construcción de la autopista ni a reconsiderar el proyecto de ninguna manera. Por lo tanto, el HRM tiene previsto proseguir con sus asuntos pendientes antes la corte (en una de las cuales Kublalsingh acusó al Estado de «intimidar a los ciudadanos para salirse con la suya») con la esperanza de que las victorias allí tengan una influencia positiva en los demás casos.

Broma para algunos, héroe para otros

Kublalsingh describe las huelgas de hambre como «lo más terrible y perversa» que se ha hecho a sí mismo. Actualmente, tiene problemas en el corazón,  los pulmones y los riñones como resultado de su calvario. Además del impacto en su salud, fue detenido en varias ocasiones y despedido de su trabajo en la universidad. Sin embargo, no se arrepiente:

For 200 days I sat at the front of the prime minister’s office. People [would] smile at me, bring me water, stop and talk to me, and others would ridicule me when they see me, up to today. They see me as a joke, and they do this because their leaders have told them that I am a joke. [Few] people understand the importance of this revolution, of this struggle; it has not been explained to them. They only begin to see you with validity and respect when the court approves you.

Durante 200 días me senté frente a la oficina del primer ministro. Las personas me sonreían, me traían agua, se paraban a hablar conmigo y otros me ridiculizaban cuando me veían, hasta hoy. Me ven como una broma y eso porque sus líderes les han dicho que soy una broma. [Pocas] personas comprenden la importancia de esta revolución, de esta lucha: no se les ha explicado. Solo empiezan a verte con respeto y validez cuando el tribunal te aprueba.

Al preguntarle si se siente reivindicado con esa victoria legal, dijo que eso solo llegaría «cuando se cuente la historia de las personas […], la gente que se levantó primero contra ese desarrollo irresponsable y dijo no».

Se remonta a aquel estudiante cuyo padre trabajaba para Caroni Limited, descartado por las «grandes empresas mundiales invitadas por los Gobiernos y que vienen aquí a absorber nuestros activos sociales y financieros ecológicos». Obtienen el beneficio», dice Kublalsingh, «nos dan las sobras y vuelven a casa».

En cambio, quiere un desarrollo liderado por las personas, donde las comunidades «tengan la capacidad de generar sus propios productos, crear sus mercados, vender globalmente, trabajar localmente y traer prosperidad y paz a Trinidad y Tobago».

Nicole Vallie es profesional del ambiente con un máster en Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sostenible, que ha trabajado ampliamente con organizaciones de la sociedad civil en el Caribe para promover el desarrollo sostenible y responsable.

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