En el Día Internacional de la Mujer, ciudadanos de Trinidad y Tobago eligen desafiar a la violencia de género

«Dejen de culpar a las víctimas».
«Necesitamos calles seguras, ¡no vergüenza ni culpa!»
Mujeres protestan en la Plaza Woodford de Puerto de España. La protesta se realizó después de que el entonces alcalde de la ciudad, Raymond Tim Kee, culpara a la percusionista japonesa Asami Nagakiya, que apareció asesinada el 10 de febrero de 2016. Foto de Janine Mendes-Franco, utilizada con autorización.

En el Día Internacional de la Mujer, mientras el mundo se centra en la lucha por la igualdad y celebra los logros de las mujeres y denuncia los prejuicios de género, Trinidad y Tobago se centra en la seguridad de las mujeres a raíz de los preocupantes índices de violencia de género del país.

El 8 de marzo, hasta 15 grupos de la sociedad civil, incluidas organizaciones feministas, de derechos humanos, LGBTQ+ y de justicia social, realizaron una «Marcha por las Mujeres».

Un artículo del periódico Trinidad y Tobago Guardian señaló:

This country has seen women soar in all spheres of life, from media, politics, law enforcement and business, all the way to the Presidency. […]

But many women in this country have also been suffering in silence […] many have endured and still endure violence.

Este país ha visto a mujeres ascender en todas las esferas de la vida, desde los medios de comunicación, la política, las fuerzas del orden y los negocios, hasta la Presidencia. […]

Sin embargo, muchas mujeres de este país también han sufrido en silencio […] muchas han soportado y siguen soportando violencia.

Los dos últimos feminicidios de gran repercusión en el país, el de Ashanti Riley, secuestrada por el conductor de un auto de alquiler privado y el de Andrea Bharatt, a quien se vio por última vez con vida cuando subía con una amiga a un auto con matrícula de taxi falsa, han hecho que la gente sea mucho más consciente de la urgencia del problema.

Tras estos dos asesinatos, los trinitenses abogaron por la adopción de medidas concretas para proteger a las mujeres. Hasta ahora, el Parlamento ha aprobado el proyecto de ley de pruebas, que introduce mecanismos más modernos para la obtención de pruebas en los juicios penales, y ha aprobado el aerosol de pimienta como herramienta de autodefensa. Esto hace que muchos se pregunten si las muertes de estas dos jóvenes han marcado por fin un punto de inflexión en lo que los ciudadanos están dispuestos a soportar.

La presión ciudadana y de los grupos de la sociedad civil, y también la Marcha para las Mujeres del 8 de marzo, ha sido constante. La marcha, esfuerzo de colaboración de varios grupos de la sociedad civil, como Womantra (ONG dedicada a las mujeres), CAISO (Coalición de Defensa para la Inclusión de Orientación Sexual), Conflict Women (Mujeres en Conflicto), Act for Change TT (Actos para el Cambio Trinidad y Tobago) y la Red de ONG del país para el Avance de las Mujeres, se reunió en el principal centro de transporte de Puerto España y terminó frente a la Red House, el Parlamento de Trinidad y Tobago, donde los participantes pidieron a los miembros del Gobierno y de la oposición que «tomaran medidas inmediatas contra la violencia de género».

Además, muchos internautas, hombres incluidos, publicaron vídeos en los que explicaban por qué «marchaban».

Mujer protesta en la plaza Woodford de Puerto España, 12 de febrero de 2016, después de que se encontrara asesinada a la percusionista japonesa Asami Nagakiya. Su pancarta: «Enseña a nuestros hijos a no abusar de las mujeres», habla del núcleo del problema de la violencia de género en Trinidad y Tobago. Foto de Janine Mendes-Franco, utilizada con autorización.

En el espíritu del tema #ChooseToChallenge (elige desafiar) de este año para el Día Internacional de la Mujer, muchas trinitenses se pronunciaron, incluida la presidenta Paula-Mae Weekes, cuyo silencio público sobre las muertes de las dos jóvenes fue muy criticadas en las redes sociales. Aunque consideró que era «justo y perfectamente comprensible en una sociedad que se ha acostumbrado a la reacción instantánea y a los medios sociales», la presidenta señaló que la sociedad debe asumir parte de la responsabilidad por producir hombres que cometen estos crímenes inenarrables.

En los tres años en los que ocupa el cargo de presidenta, hasta 155 mujeres han perdido la vida por la violencia de género. Dijo que la defensa continua de un electorado vibrante ayudaría a crear un clima que permitiera un cambio transformador en lo que respecta a la seguridad y el bienestar de las mujeres en el país.

La humorista Simmy the Trini estuvo de acuerdo y publicó en Facebook:

If we want to see change, we need to continue challenging the systems that impact us negatively. We need to continue pressing for legislation that takes into consideration our various issues and challenges.

I am grateful to be alive at a time when women are collectively speaking up and out against the atrocities we face. No longer willing to suffer in silence. No longer ashamed or afraid to demand the right to live lives free of violence with access to education, healthcare and opportunities for empowerment.

Si queremos ver cambios, tenemos que seguir desafiando los sistemas que nos afectan negativamente. Tenemos que seguir presionando para conseguir una legislación que tenga en cuenta nuestros diversos problemas y retos.

Estoy agradecida de estar viva en un momento en el que las mujeres están alzando la voz colectivamente y denunciando las atrocidades a las que nos enfrentamos. Ya no estamos dispuestas a sufrir en silencio. Ya no se avergüenzan ni tienen miedo de exigir el derecho a vivir sin violencia, con acceso a la educación, la atención sanitaria y las oportunidades de empoderamiento.

Como dice el editorial del Guardian:

Gender-based violence and domestic violence are no longer ‘not my business’ in Trinidad and Tobago; now they are everybody’s business. They are being seen for what they are—crimes against women. Crimes that are no longer culturally accepted. Crimes that can no longer be buffered with an apology or easily dismissed.

These crimes have been hurting this country’s women and doing unspeakable damage to the heart of this nation—which women undoubtedly are.

La violencia de género y doméstica han dejado de ser «un problema mío» en Trinidad y Tobago: ahora es un problema de todos. Se ven como lo que son: delitos contra las mujeres. Crímenes que ya no son culturalmente aceptados. Crímenes que ya no pueden ser amortiguados con una disculpa o fácilmente desestimados.

Esos crímenes han perjudicado a las mujeres de este país y han causado un daño indescriptible al corazón de esta nación, que son las mujeres, sin dud.

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