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Jordanos protestan un año bajo la ley de defensa sin beneficios, mientras aumentan casos de COVID-19

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Jordania, Derechos humanos, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Política, Protesta, COVID-19

Mural in Amman, Jordan saying

La relajación por parte del Gobierno jordano de un estricto toque de queda de 2020 propició la rápida propagación del COVID-19, pero las dificultades económicas continuaron. Este grafiti, de una calle de Amán, dice «Aliméntame [se lee como Vacúname]. Tengo hambre». Imagen de Flycatchr [1], vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0 [2]).

Desde sábado 13 de marzo, cientos de manifestantes han salido a la calle [3] en todas las ciudades de toda Jordania para exigir [4] responsabilidades por la negligencia del sector sanitario, la derogación de la draconiana Ley de Defensa y un cambio [5] de gobierno.

La molestia con el Gobierno se venía agudizando desde hacía meses por políticas contradictorias y confusión política. Sin embargo, lo que hizo estallar las protestas fue la muerte [6] de nueve personas, incluidos pacientes de COVID-19, por fallos en el suministro de oxígeno en un hospital público.

Los manifestantes fueron recibidos con gases lacrimógenos [7] seguidos de detenciones [8] masivas.

El periodista local Nidal Salama publicó ese video de la represión:

[La Policía] dispersa a los manifestantes con gas lacrimógeno en la ciudad de Áqaba.

Durante las protestas, mientras los participantes transmitían los hechos en directo a través de distintas redes sociales, los usuarios de todo el país experimentaron lenta conectividad a internet y cortes de funciones específicas, como la transmisión en directo de Facebook. La restricción de la red se ha convertido en una práctica habitual [11] en todos los casos de disturbios sociales. La mayoría de los medios locales tampoco cubrieron las revueltas mientras se producían, lo que provocó un apagón mediático.

La gente pide la derogación de la [ley de] defensa. Derogación de la ley de defensa.

Las protestas coincidieron con el primer aniversario de la promulgación de la infame ley de defensa de Jordania, que otorgó al Gobierno amplios poderes para dictar órdenes con el pretexto de ayudar a contener la propagación del virus. Sin embargo, la ley ha resultado ser inútil: entre mediados de marzo y finales de septiembre de 2020, Jordania registró [15] un total de 61 muertes y 11 825 casos confirmados de COVID-19. El 17 de marzo, exactamente un año después de que se promulgara la ley, el reino registró [16] 56 muertes y 9532 en tan solo un día.

El país que fue elogiado [17] por su gestión de la pandemia, está alcanzando ahora el máximo de capacidad [18] en sus hospitales públicos y privados, otra razón por la que los manifestantes se han reunido en todo el reino.

Nuevo gobierno en medio de la pandemia

La falta de ineficacia de la ley de defensa fue una de las cosas que avivó el enfado de la gente. Con la economía nacional muy afectada por la pandemia, y las tasas de desempleo cercanas del 25 % [19], la aplicación selectiva de la abrumadora ley ha representado una carga más.

A principios de octubre, el Parlamento llegó al final de su mandato de cuatro años, lo que provocó su disolución, seguida de la dimisión [20] reglamentaria del primer ministro y su gabinete, tal como prevé  la Constitución. Se nombró [21] un nuevo primer ministro, el exasesor del Rey, Bisher Al-Khasawneh, quien anunció al día siguiente que el país quedaría bajo un bloqueo total de cuatro días. Muchos cuestionaron [22] la insistencia del Gobierno en seguir adelante con las elecciones a pesar del aumento de casos de COVID-19.

A mediados de noviembre, se formó un nuevo Parlamento, ensombrecido por la pandemia. Cuando la votación llegó a su fin, comenzó el bloqueo de cuatro días. Sin embargo, al conocerse los resultados, los ganadores violaron [23] el confinamiento y se reunieron en masa en las calles para celebrarlo con canciones, bailes y disparos. Esto provocó la indignación pública, lo que llevó al primer ministro a ordenar la dimisión [24] del ministro de Interior recién designado, y al personal de seguridad a disolver rápidamente las concentraciones masivas.

En Twitter, el usuario Salma Nims dijo:

Pregunta: Ahora que estamos recibiendo videos de las celebraciones [postelectorales] de todas partes, ¿podrían dejarnos pasear por el barrio con nuestros hijos?

Otro usuario de Twitter se burló de la respuesta de disculpa del primer ministro Al-Khasawneh a las críticas:

Nos disculpamos con los ciudadanos que se atuvieron a la ley [y no violaron el confinamiento].

En junio de 2020, cuando el anterior ministro de Salud declaró [29] el COVID-19 como «marchito y muerto», el nuevo gobierno siguió debilitando los confinamientos en enero y febrero. Los casos aumentaban, pero el Gobierno siguió suavizando las restricciones, abrió sectores como escuelas y gimnasios, y retiró el confinamiento de los viernes. Desde mediados de febrero, cuando los casos aumentaban rápidamente, el Gobierno hizo un anuncio tardío para asegurar los toques de queda nocturnos, y el restablecimiento [30] del confinamiento durante los viernes.

Más fallos en el gabinete

El nuevo gabinete sufrió otro fracaso poco después. El 28 de febrero 2021, el ministro de Justicia, Bassam Talhouni, y el ministro de interior, Samir Mubaideen, tuvieron que dimitir [31] tras un escándalo: los dos ministros estuvieron a una cena con más de seis personas sentadas en una mesa, que es un incumplimiento [32] de las órdenes de seguridad e higiene establecidas para limitar los brotes del virus.

Poco después, el rey nombró [33] a Tawfiq Kreishan y Ahmad Ziadat como ministros en funciones de Interior y de Justicia. Mubaideen no había sido nombrado hasta finales de noviembre, después de que Tawfiq Halalmeh fue obligado a dimitir [34] por no haber aplicado correctamente un confinamiento postelectoral

El 7 de marzo, se produjo [35] otra reorganización del Gobierno para acelerar las reformas guiadas por el Fondo Internacional Monetario. El primer ministro Khasawneh reorganizó su gabinete y nombró nuevos ministros, incluido un nuevo ministro de interior, Mazen Faraya [36]. Antes Faraya era el vicepresidente del Centro Nacional de Seguridad y Gestión de Crisis, una de las unidades gubernamentales que gestionan la pandemia. No se sabe si Faraya sigue ocupando el cargo de vicepresidente.

Al burlarse de la rápida rotación y reciclaje de gobiernos y miembros del gabinete, los usuarios jordanos de Twitter retuitearon este comentario, que remonta al 2012, pero que consideran válido en la actualidad:

Tres jordanos entran en un bar. El rey destituye al primer ministro y disuelve el Parlamento. Así es como terminan todas las historias en Jordania.

El nuevo gabinete anunció rápidamente toques de queda más estrictos para contener la rápida propagación [38] del virus y el preocupante aumento del personal hospitalario y de la ocupación de las camas de la UCI, a partir del 13 de marzo.

Una vez más, el Gobierno nos ha sorprendido con sus decisiones de última hora. Esto provocará un aumento del contacto entre las personas y las estampidas que presenciaremos en los próximos dos días supondrán más casos de COVID. Y la próxima semana se impondrán más restricciones a los ciudadanos para contener esta propagación masiva. Pagamos el precio de esta improvisación con demasiada frecuencia.

Escándalo por la falta de oxígeno

En las primeras horas del sábado 13 de marzo se supo que habían muerto personas como consecuencia de un corte de oxígeno de dos horas [5] en las salas del hospital público de la ciudad de Al-Salt, al oeste de la capital Amán. Entre ellos había pacientes de COVID-19.

Policía rodea el hospital de Al-Salt mientras pacientes mueren por falta de oxígeno
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Temprano en la mañana, llegó la noticia de que mi querida tía había fallecido por COVID-19. Poco después, saltó la noticia de un nuevo fracaso gubernamental en Jordania. Era una de los pacientes que fallecieron a causa de la falta de oxígeno en el hospital general de Al-Salt.

Se produjo un revuelo en todo el país, lo que desencadenó una disparatada cadena de acontecimientos: primero, el Rey despidió [43] al ministro de sanidad, Nathir Obeidad, y nombró a Faraya, ya ministro del Interior y vicepresidente del Centro Nacional de Seguridad y Gestión de Crisis, como nuevo ministro de Salud. Actualmente se lleva a cabo una investigación para determinar las causas por las que no se suministró a tiempo el oxígeno al hospital.

Un usuario jordano de Twitter publicó con sarcasmo la reacción del primer ministro ante la caótica gestión del Gobierno en la pandemia y por las muertes:

Tras un año de confinamientos y toques de queda con escaso, o nulo, alivio socioeconómico para los ciudadanos, el país no se encuentra en una buena posición para una recuperación a largo plazo de la pandemia. Con medidas más estrictas en el horizonte, la rabia pública en aumento y la proximidad del Ramadán [47], hay mucha incertidumbre sobre lo que va pasar.

Según el periodista Basil Alrafaih:

La autoridad recurrirá a más violencia, como expresión del deterioro de su crisis, de su ineficacia y de su incapacidad para encontrar soluciones. No se enfrentará al dilema, se cuidará de negarlo y de afrontar sus manifestaciones.