Compañía israelí de hackeo de teléfonos detiene ventas a Bielorrusia y Rusia

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Activistas por los derechos digitales afirman que Estados represores utilizaron herramientas de Cellebrite para coartar a opositores y manifestantes. Imagen por Gerd Altmann de Pixabay

Cellebrite, compañía israelí de inteligencia digital conocida por sus herramientas de extracción de datos de smartphones, anunció que paralizará las ventas a los Estados y fuerzas de seguridad de Bielorrusia y Rusia.

La decisión se tomó tras revelarse que la tecnología elaborada por la compañía fue utilizada por agentes estatales para perseguir y presionar a grupos minoritarios y activistas opositores de Bielorrusia y Rusia, y también en Hong Kong y Bangladesh.

En julio de 2020, el diario israelí Haaretz publicó un informe que arrojó luz sobre las cuestionables prácticas de hackeo denunciadas por activistas por los derechos civiles. Según el informe, Yossi Carmil, director ejecutivo de Cellebrite, anunció el 18 de marzo de 2021 un cambio en la política de exportación de la empresa para asegurar que la compañía opera «de acuerdo a las reglas y normativas internacionales aceptadas».

En julio de 2020, Eitay Mack, abogada y activista por los derechos humanos, junto con decenas de activistas en Israel y Hong Kong, mostraron documentos que relacionaban el software de Cellebrite con la persecución estatal de opositores políticos, minorías étnicas, activistas LGTBIQ+ y defensores de derechos en Rusia. También hicieron circular una petición a la empresa para que cese la exportación de sus herramientas a Estados opresores. Anteriormente, Mack ya había presionado con éxito a Cellebrite para que dejara de vender sus productos a las fuerzas de seguridad chinas y hongkonesas.

Estos documentos del Ministerio de Asuntos Internos de Bangladesh muestran que el Batallón de Acción Rápida (RAB) se ha entrenado en el uso de herramientas de hackeo de teléfonos Cellebrite y equipos de vigilancia masiva de códigos de identificación únicos (IMSI).
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Este abogado por los derechos humanos hace campaña para prohibir la ayuda militar de Israel a regímenes autoritarios.
Contó a I-Unit que Bielorrusia y Hong Kong han usado los servicios de Cellebrite para acceder a los teléfonos de manifestantes.

Una de las herramientas más populares de Cellebrite es UFED, solución de software usada para acceso forzado y extracción de datos de smartphones. El Comité de Investigación de Rusia ha admitido públicamente haber utilizado esta herramienta con frecuencia con anterioridad. El medio independiente ruso MediaZona informó en marzo de 2021 que se reconocía el uso de UFED en el caso de Lyubov Sobol, abogada de la Fundación Anticorrupción y asociada políticamente al opositor Alexéi Navalni.

En diciembre de 2020, Sobol fue detenida tras tratar de visitar a uno de los supuestos envenenadores de Navalni en su domicilio. Investigadores estatales confiscaron su teléfono e intentaron acceder a su contenido. Actualmente se encuentra en arresto domiciliario, tras las masivas protestas en apoyo de Navalni en enero de 2021.

El régimen del presidente de facto bielorruso Aleksandr Lukashenko ha impuesto creciente presión en opositores y activistas del país desde las disputadas elecciones de agosto de 2020, y han desembocado de la misma manera en multitudinarias manifestaciones en el país.

Aunque Cellebrite niega haber vendido sus soluciones a Bielorrusia, Mack afirma  que el régimen bielorruso ha usado herramientas de Cellebrite para hackear los teléfonos de manifestantes detenidos. El sitio web de tecnología de la información dev.by halló 17 registros en el sitio web de la fiscalía bielorrusa que indican que, entre 2013 y 2019, el Comité de Investigación y el Comité de Análisis Forense compró el software UFED, renovó licencias, contrató asistencia técnica y otros servicios de Cellebrite.

Durante el último año, Cellebrite también ha promocionado sus capacidades de espionaje y rastreo ante Gobiernos de todo el mundo para colaborar en el rastreo de contactos durante la pandemia de COVID-19. Abogados expertos en privacidad han advertido que regímenes autoritarios podrían usar como pretexto la grave crisis sanitaria para multiplicar la vigilancia de sus ciudadanos, el almacenamiento de datos sin consentimiento y el rastreo de la localización.

Un reciente informe de Pandemic Big Brother, iniciativa conjunta de la organización rusa de defensa de los derechos digitales Roskomsvoboda y el centro de derechos humanos bielorruso Human Constanta, que rastrea las medidas de vigilancia impuestas por la pandemia en la región, halló que esta vigilancia sin control puede representar una «amenaza para la privacidad, la libertad de movimiento, la elección de residencia y la libertad de reunión, y puede socavar la confianza ciudadana en las autoridades».

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