Infraestructura ruinosa y falta de oxígeno dificultan respuesta de India ante el COVID-19

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Más de 2000 personas murieron de COVID-19 en un solo día en India. El miércoles 21 de abril, una interrupción en el suministro de oxígeno también dejó 24 pacientes muertos, y demostró de manera devastadora hasta qué punto la pandemia ha arrasado la infraestructura de la tercera mayor economía de Asia.

En medio de la emergencia de salud pública causada por la segunda ola de COVID-19 en el país, el Gobierno está acelerando las vacunaciones a la vez que expande las medidas locales de cuarentena, en lugar de imponer confinamientos masivos.

El Ministerio de Salud registró 2023 muertes el 21 de abril, el mayor número desde que comenzó la pandemia hace más de un año. Desde falta de medicamentos esenciales como remdesivir y la escasez de oxígeno hasta la carencia de camas hospitalarias, las ciudades y pueblos de India enfrentan una crisis aparentemente insalvable.

Los expertos hablan de un incremento de los casos de COVID-19 en ciudades de nivel 2 y nivel 3 (ciudades y pueblos pequeños clasificadas según su población, que a menudo carecen de infraestructuras esenciales para el tratamiento) en todo el país, y a pesar la falta de datos, los científicos indios especulan con que el actual brote esté causado por una nueva variante india, bautizada como B.1.617, que se ha extendido al menos a otros 15 países.

Las imágenes de hospitales sufriendo escasez de oxígeno, de piras funerarias masivas y cuerpos en el suelo mientras los familiares intentan encontrar un transporte, y el hecho de que los indios eludan las vías normales y prefieran financiar la estancia en el hospital y los balones de oxígeno en Twitter, como informa Reuters, revelan la falta de preparación del Gobierno indio.

Danish Siddiqui, reportero gráfico de Reuters, tuiteó imágenes sobrecogedoras de un hospital de Nueva Delhi:

Escenas de dentro y fuera de un hospital de COVID-19, en plena expansión de la enfermedad en Nueva Delhi (India), 15 de abril de 2021.
India registró más de 200 000 nuevos casos y más de mil muertos hoy.

El epidemiólogo Ramanan Laxminarayan resumió en The New York Times cómo ha pasado la situación de India de controlada a sombría en solo unas semanas, y explica que la situación «es resultado directo de la complacencia y falta de preparación del Gobierno».

El Gobierno indio se dio mucha prisa en declarar su victoria sobre el virus, e incluso convocó una reunión para hablar de su éxito. Los mensajes del Gobierno indio, encarnados en sus mítines electorales y la celebración de festivales, fueron como mínimo confusos, y dieron como resultado que los estados indios suavizaran sus confinamientos para reactivar la economía.

Narendra Modi, primer ministro de India, ha recibido fuertes críticas por su mala gestión de la epidemia y por convocar varios mítines electorales con decenas de miles de asistentes en el estado de Bengala Occidental. Esta semana, cuando la escala de la segunda ola ya era evidente, Modi dijo que el virus estaba asolando India «como una tormenta», pero no consintió en dar una rueda de prensa sobre la crisis.

De 1700 muertes el martes [20 de abril], el recuento de fallecidos a causa del COVID-19 el miércoles [21 de abril] por la mañana es de 2023. En cualquier otra democracia, el primer ministro del país estaría convocando una conferencia de prensa, respondiendo preguntas de los periodistas sobre los asuntos más urgentes y tranquilizando a la población.

Los epidemiólogos afirman que un compendio de factores, como variantes muy infecciosas del virus, mítines políticos masivos y el festival religioso de Kumbhamela –que atrajo a más de 10 millones de personas– ha multiplicado la propagación del COVID-19. Y según informa AFP, en esta segunda ola, los niños y los adultos menores de 45 años están sufriendo con mayor dureza la enfermedad, que antes se consideraba más peligrosa para las personas mayores.

Vacunación y conflicto político

Para asegurar la vacunación masiva después de que varios estados informaron que se les estaban acabando las dosis, India notificó que cualquier persona de más de 18 años tendría derecho a ser vacunada desde principios de mayo. El Instituto Suero de India, con sede en Pune, anunció que cobraría un precio fijo de 400 ruias (5,30 dólares) por dosis de la vacuna a los hospitales, casi el triple que el precio previamente acordado entre el instituto y el Gobierno indio.

I lost my beautiful friend today. She was the greatest, funniest, biggest hearted person who’d always stand you for a rum and Coke with a plate of kabobs. Shaoli was extremely high risk because of her underlying health conditions, and had been trying to get a vaccine 1/n https://t.co/q7nqT1eFa1

— Naheed Phiroze Patel is on hiatus (@bookwalee) April 22, 2021

Hoy perdí a mi preciosa amiga. Era la persona más fantástica, divertida y con el corazón más grande, la que siempre se apuntaba a un ron con Coca Cola y un plato de kabobs. Shaoli era de altísimo riesgo por sus problemas preexistentes de salud, y había intentado conseguir una vacuna.

Puesto que la obligación de conseguir vacunas recae sobre los estados indios —lo que exime al gobierno de Modi de responsabilidad alguna en la vacunación—, el anuncio recibió una indignada respuesta de los políticos y los Gobiernos estatales.

El ministro jefe de Kerala, Pinarayi Vijayan, tuiteó:

El primer ministro de India debería reconsiderar su nueva política de distribución de vacunas para asegurar la disponibilidad y que no se incurre en más cargas financieras, y permitir a los estados ejercer sus obligaciones constitucionales en materia de salud.

El exprimer ministro Manmohan Singh escribió a Modi, con sugerencias para acelerar la vacunación en India y consejos al Gobierno que considerara el porcentaje total de población vacunada en lugar de centrarse en las cifras absolutas. Singh, de 88 años, que después contrajo COVID, afirma que India podría mejorar su respuesta a la enfermedad con un mejor diseño de su política. Su consejo fue rechazado por el ministro indio de Salud, Harsh Vardhan, que respondió que Singh podría aconsejar a su propio partido, el Congreso Nacional Indio, al que acusó de intentar desbaratar el esfuerzo de vacunación de India. Vardhan reconoció que el Gobierno indio compartía el énfasis de Singh en la vacunación, y señaló que otros congresistas indios «no parecen coincidir» con las opiniones de Singh, puesto que difunden sus dudas sobre las vacunas y ni siquiera «han dicho una sola palabra de gratitud a nuestra comunidad científica y a los fabricantes de las vacunas por innovar en circunstancias tan agotadoras».

A mediados de abril, el periodista Vinay Srivastava, de la ciudad de Lucknow, murió de COVID-19 mientras tuiteaba en vivo detalles de sus menguantes niveles de oxígeno y buscaba ayuda de las autoridades gubernamentales. Srivastava, de 65 años falleció sin conseguir una intervención médica cuando su nivel de oxígeno cayó al 52 % (el nivel normal es de 95 % o más). Srivastava afirmó que ningún doctor ni hospital respondió su llamado.

Los crematorios y tanatorios de India no tienen espacio para enterrar a los muertos, mientras los trabajadores hacen lo imposible por administrar los últimos ritos, que se complican por la falta de personal y de kits de seguridad. Las noticias revelan que los crematorios indios trabajan sin parar, lo que ha provocado que se fundan las estructuras metálicas de los hornos y se derrumben chimeneas debido al uso continuo durante 14 días, datos que ilustran el creciente número de fallecimientos.

Al mismo tiempo, se ha sabido que algunos estados comunican cifras de muertos por debajo de las reales. El empresario tecnológico Peri Maheshwer afirmó en Facebook:

An analysis by Financial Times across seven districts in 4 states, 1,833 people died while only 228 have been officially reported.

Según un análisis de Financial Times en siete distritos de cuatro estados, han muerto 1833 personas, pero solo se han contabilizado oficialmente 228.

Mientras el sistema sanitario indio se fuerza hasta quebrarse, muchos pacientes sucumben a infecciones en casa o en las calles sin asistencia médica. Estas muertes no se cuentan como fallecimientos relacionados con el COVID-19, por lo que las cifras comunicadas por los estados son mucho menores que la realidad, como informa el Financial Express.

Pero conforme India emerge de la tremenda contracción de sus cifras de crecimiento trimestral, los políticos se muestran reticentes a imponer confinamientos masivos que podrían hacer cerrar negocios y enviar a los migrantes de vuelta a sus pueblos. En lugar de estos confinamientos, Modi ha pedido a los líderes de los estados que hagan cuarentenas en barrios y enclaves.

Urvashi Kapoor colaboró con este artículo.

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