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Pareja namibia emprende batalla para llevar a casa a sus mellizas nacidas por vientre de alquiler

Categorías: África Subsahariana, Namibia, Sudáfrica, Activismo digital, Derechos humanos, LGBTQI+, Medios ciudadanos, Protesta
A photo of Phillip Lühl (left)and his husband Guillermo Delgado with their family. Photo sourced from the petition page with permission

Foto de Phillip Lühl (derecha) y su marido Guillermo Delgado con su familia. Foto tomada de la página de su petición [1], usada con autorización.

El 19 de abril, un tribunal de Namibia denegó los documentos de viaje a dos mellizas, nacidas en Sudáfrica a través de gestación en vientre de alquiler en marzo. Las niñas son hijas de una pareja del mismo sexo, y esta negativa es la }última novedad de un caso que ha provocado un debate nacional sobre los derechos de las personas LGBTQ+ en Namibia.

Phillip Lühl, que es ciudadano namibio, se encuentra en Durbán, Sudáfrica, desde el nacimiento de sus hijas con su marido mexicano, Guillermo Delgado, que es el padre legal de Paula y Maya. No han podido llevar a las niñas a Windhoek donde vive la pareja.

Hasta ahora, el Ministerio del Interior namibio ha denegado a las recién nacidas los documentos necesarios para viajar a Namibia, y exige a Lühl que se someta a una prueba de ADN para determinar su parentesco.

Entonces, Lühl llevó el Ministerio ante el tribunal, argumentó que su petición de una prueba de ADN viola las leyes namibias y las leyes internacionales, pero su petición fue denegada. Como informó [2] el periódico The Namibian el 19 de abril, el juez Thomas Masuku dictaminó que sería una «extralimitación judicial» obligar a las autoridades a expedir los documentos de viajes a las dos bebés.

En los certificados de nacimiento sudafricanos de las mellizas figuran Lühl y Delgado como sus padres, pero ninguno tiene ciudadanía sudafricana. Las dos niñas «se han convertido en apátridas de facto«, como dice Lühl en un documento público [3] que redactó con los detalles principales del caso.

La pareja tiene ya otro hijo nacido en Sudáfrica a través de vientre de alquiler en 2019. Aunque pudieron llevar al niño a Namibia, su solicitud de ciudadanía por descendencia está pendiente desde hace dos años.

El caso de Lühl y Delgado ha sido ampliamente debatido en las redes sociales, y para muchos namibios, es un símbolo de la lucha de la comunidad LGBTQ+ del país por la igualdad de derechos.

La búsqueda de la pareja para reunir a su familia se llevó a cabo cuando Namibia se preparaba para celebrar sus 31 años de independencia el 21 de marzo, lo que llevó a muchos a considerar la protección de las minorías sexuales como uno de los fallos de las instituciones del país.

El Gobierno solicita prueba de ADN de paternidad de las mellizas.
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Nací en exilio y tengo muchos amigos que tuvieron hijos en el extranjero. A nadie sometieron a pruebas de ADN para demostrar que uno de nuestros padres es namibio cuando solicitamos la ciudadanía. ¿Estamos haciendo las reglas sobre la marcha?

Si estos bebés hubieran nacido de una pareja heterosexual, ¿[el ministro del Interior, Frans] Kapofi seguiría pidiendo el ADN? Tiene que dejar de dirigir ese Ministerio como si fuera su casa.

Cuando los hijos de la lucha por la liberación regresaron a casa en 1990, nadie pidió prueba de paternidad porque eso sería una violación de su dignidad.

Al 28 de abril, una petición en línea [1] iniciada por Lühl y Delgado para exigir a las autoridades que les permitan reunirse con su familia ya tiene }más de 5000 firmas.

El 25 de marzo, cuando la solicitud de Lühl llegó a la primera vista judicial en Windhoek, un centenar de personas organizaron una manifestación de solidaridad.

Varios grupos de derechos humanos han salido en apoyo a la pareja, como Hermana Namibia [8], que a lo largo de varios días ha publicado en su página de Facebook historias de otras parejas del mismo sexo que han tenido experiencias similares con las autoridades namibias.

«No sé por que tenemos que luchar tanto por ser quienes somos. Lo que somos NO es un delito. No perjudica a nadie. Cuando nos conocimos, no imaginamos ni por un segundo que acabaríamos aquí».
Daniel (sudafricano) y Johann (namibio) se mudaron a Windhoek en 2017 con su hijo, Lucas. Se casaron en Sudáfrica en 2015. «Pensamos que podíamos dar a nuestro hijo la oportunidad de conocer parte de la familia de su papá en Namibia y pasar buenos momentos con ellos», cuenta Daniel. Se informaron en Asuntos Internos sobre el permiso de trabajo y la residencia permanente, ya que tenían el certificado de matrimonio y una empresa turística registrada. Les aconsejaron que solicitaran un permiso de trabajo y no la residencia, ya que su matrimonio no está reconocido, y así lo hicieron. Y luego ni eso funcionó: la solicitud de Daniel fue rechazada, y también la apelación y la prórroga del visado de visitante.
Durante este proceso, Daniel tuvo que salir del país algunas veces para poder estar en el país legalmente, con un visado de visitante. Siguieron rechazando la solicitud de permiso de trabajo de Daniel, y finalmente Daniel y Johann tuvieron que buscar asistencia legal. Sus abogados solicitaron un interdicto judicial urgente en nombre de Daniel, que ahora le permite estar legalmente en el país mientras dure el proceso judicial contra el Ministerio del Interior.
Ya han pasado más de tres años. La fecha del juicio está fijada para abril de 2021.
«Estamos luchando por el reconocimiento y la validez de nuestra unión. Cuando nos trasladamos a Namibia, no sabíamos lo que nos esperaba. Sí, llegamos aquí, nuestro hijo pudo pasar vacaciones y ocasiones especiales con sus seres queridos, hizo amigos muy especiales, perdió a algunas personas muy queridas por nosotros y fue aceptado sin rechistar. Pero, en medio de toda esa belleza, nos enfrentamos a pesadillas de viajes, renovaciones de visados, cargas financieras pues uno de los miembros de la pareja no puede trabajar, y gastos legales, por nombrar solo algunos. Todavía seguimos adelante. Sí, tal vez necesitemos algunos trozos aquí y allá cuando todo esto termine, pero nos mantenemos con grandes esperanzas.
Ahora bien, imagínate lo privilegiado que se es por el hecho de ser heterosexual. Sé que si mi sexualidad hubiera sido una elección, habría elegido ser heterosexual cualquier día, con la mayor sonrisa: sabiendo muy bien el privilegio que me espera».
Familias Juntas. Traigan a casa Paula y Maya.

Ndiilokelwa Nthengwe, responsable de promoción y comunicación de Out-Right Namibia [9], organización sin fines de lucro que aboga por los derechos de minorías sexuales y de género, dijo a Global Voices en un correo electrónico:

As an organization, [the protest] is something that's been long overdue, as we advocate not only for the right to have a family, but for marriage equality that is inclusive of LGBTQIA+ families.

Como organización, [la protesta] es algo que debería haberse hecho hace tiempo, ya que defendemos no solo el derecho a tener una familia, sino la igualdad matrimonial que incluya a las familias LGBTQIA+.

Añadió que el caso tiene implicaciones mayores para Namibia:

LGTBQIA+ families who are socio-economically vulnerable often do not have adequate resources to challenge the state and its oppressive and discriminatory systems, but socially, families continue to live amongst the broader Namibian population.

Las familias LGBTQIA+ que son vulnerables desde el punto de vista socioeconómico no suelen tener los recursos adecuados para retar al Estado y a sus opresivos sistemas discriminatorios, pero desde el punto de vista social, las familias siguen viviendo entre la población de Namibia en general.

No todas las voces en redes sociales mostraron solidaridad con Lühl y Delgado. Algunos señalaron la ley namibia y el hecho de que ni la maternidad de alquiler ni el matrimonio entre personas del mismo sexo [10] están permitidos en el país.

A esas mellizas, Paula y Maya, les encantaría volver a casa y conocer a su hermano Yona, de dos años. ¿Qué es lo que impide a papá Felipe llevar a las niñas a casa en Namibia? ?? ¿Tal vez el Ministerio del Interior de Namibia podría iluminarnos?
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Solo porque esto sea legal en Sudáfrica no lo hace legal aquí.. Por Dios.

Algunos condenaron la homosexualidad en sí misma, la consideran un «fenómeno occidental» que hay que rechazar. Otros señalan los valores religiosos.

FAMILIA SEPARADA: Dos niñas recién nacidas no pueden viajar desde Sudáfrica a casa de sus padres en Windhoek, después de que el Ministerio del Interior se negara a expedirles los documentos de viaje. Sus padres son una pareja homosexual, que se casaron en Sudáfrica hace seis años.
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Esto es bueno. Esto es África no Europa, aquí no aceptamos todas las tonterías.

TRAIGAN A LAS MELIZAS A CASA… Las mellizas de Philip Lühl y Guillermo Delgado nacieron por gestación de alquiler, y el Gobierno de Namibia exige que Lühl demuestre su paternidad para que las bebés reciban la ciudadanía. Vídeo de Arlana Shikongo.
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La cultura blanca para los países europeos/continente, no aquí. Los blancos deben respetar la cultura africana como hacen los negros africanos con los países europeos… No podemos aceptar que la cultura blanca se mezcle o sustituya a la nuestra, sin embargo, aceptamos que los blancos sean nuestros únicos compañeros.
¿Qué demonios?

«El Gobierno solicita prueba de ADN de paternidad de las mellizas».
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Dios no creó a Adán y Esteban, creó a Adán y Eva, aquí no hay confusión. Eso muestra que los hombres que no fueron creados, con un vientre que es por eso que estuvieron de acuerdo con alguien. La ley de Dios sigue siendo la ley de Dios y dijo que desobedecerlo es una maldición que vienen sobre usted y sus hijos.

A ese punto, la contradicción del argumento se hace evidente. Por un lado, ven a la homosexualidad como resultado de la influencia europea en África, mientras que justifican la discriminación con referencia a los valores cristianos, impuestos por los colonialistas europeos.

Nthengwe comenta este enredo de la lucha descolonizadora y las declaraciones homofóbicas:

The fight for liberation has always been highjacked by cisgender heterosexual (black) men, and this fundamentally erased the efforts and advocacy of women and consequentially, that of the LGBTQIA+ contributions (intentionally and unabashedly). This is the colonial legacy and hang-up nobody boldly intends to address fully and honestly”, writes Ndiilokelwa Nthengwe.

La lucha por la liberación siempre ha sido secuestrada por los hombres cisgénero heterosexuales (negros), y esto ha borrado fundamentalmente los esfuerzos y la defensa de las mujeres y, en consecuencia, las contribuciones de [la comunidad] LGBTQIA+ (intencionada y descaradamente). Este es el legado colonial y el obstáculo que nadie se atreve a abordar plena y honestamente», escribe Ndiilokelwa Nthengwe.

Queda por ver si las autoridades cumplirán los derechos de Lühl y su familia. Mientras tanto, las muestras de solidaridad de los namibios, en redes sociales y en la protesta en Windhoek, son un testimonio de las aspiraciones de varias partes de la sociedad del país, cuyas aspiraciones podrían dejar estar reflejadas en sus leyes.