Desaparición de juez fugitivo podría empañar relaciones entre Ucrania y Moldavia

mykola chaus

Mykola Chaus, juez ucraniano que vive en Chisinau, presuntamente secuestrado en abril de 2021. Imagen de cortesía de RISE Moldova.

A principios de abril, el juez ucraniano Mykola Chaus fue presuntamente secuestrado por desconocidos en Chisinau, capital de Moldavia. Chaus había huido a Moldavia en 2016 de Ucrania, donde se le investiga por aceptar un cuantioso soborno.

Cinco días antes de su desaparición, Chaus fue objeto de una investigación conjunta de los equipos de reportaje de RISE Moldova (sitio web de investigación en el que trabajo como periodista) y Slidstvo.info (medio periodístico de investigación ucraniano), en la que se repasaban los acontecimientos referidos a la llegada encubierta del juez a Moldova en 2016. Otro informe de investigación se publicó cinco días después del supuesto secuestro de Chaus y se centró en su desaparición en Chisinau. Este artículo para Global Voices resume nuestras investigaciones sobre la historia de Chaus, la supuesta participación de los servicios secretos ucranianos en su traslado y el trasfondo de los escándalos de corrupción que actualmente complican la relación de Ucrania con Moldavia.

¿Por qué Moldavia?

Mykola Chaus, juez del tribunal del distrito de Dniprovsky en Kiev, capital de Ucrania, fue noticia por primera vez el 9 de agosto de 2016, cuando los detectives de la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) atraparon al funcionario mientras escondía 150 000 dólares en dos envases de cristal. El dinero era de un soborno que había recibido a principios de ese año. Como el juez gozaba de inmunidad judicial, evitó la detención inmediata y se escondió. A pesar de las múltiples citaciones de los fiscales y de una persecución internacional de las fuerzas del orden ucranianas, varias semanas después Chaus consiguió escapar de la acusación y abandonó Ucrania.

Una vez que llegó a Moldavia y se instaló en Chisinau, el fugitivo solicitó asilo por motivos de persecución política. Este proceso de apelación judicial, aún en curso, permitió al magistrado aplazar cuatro años su extradición, solicitada por Ucrania en 2017, por los delitos de corrupción presentados contra Chaus.

Irónicamente, el Parlamento moldavo reconoció recientemente que la corrupción es un «desastre nacional» y la «principal amenaza para la libertad, la seguridad y el bienestar» en una declaración adoptada en junio de 2019. Fue después de que uno de los oligarcas más ricos del país, Vladimir Plahotniuc, escapara de Moldavia después de que su partido quedra fuera del poder por una coalición opositora.

Plahotniuc, exlegislador y presidente del gobernante Partido Democrático de Moldavia (DPM), era considerado el gobernante informal de la república, a pesar de no haber ocupado ningún cargo público durante varios años. Su influencia se veía reforzada por un clan de funcionarios públicos amigos que gobernaban Moldavia a su pedido.

Entre otras cosas, Plahotniuc también fue socio comercial del expresidente ucraniano Petro Poroshenko. Por tanto, la elección de Moldavia como país de refugio para Chaus era una solución obvia, según la opinión compartida de los funcionarios de las fuerzas de seguridad de Kiev y Chisinau, que hablaron extraoficialmente..

¿»Juez de bolsillo» que sabe demasiado?

En Kiev, el juez prófugo era conocido como el «juez de bolsillo» de Poroshenko, pues supuestamente estaba al tanto de los diversos casos judiciales en los que estaba involucrado el equipo del expresidente y de la influencia rutinaria de la «justicia por teléfono» en los procedimientos judiciales que ejercen los políticos. Esto también significaba que era un testigo potencial en cualquier investigación futura de abuso de poder o persecución de opositores políticos por parte del exjefe de Estado.

En una entrevista con Global Voices, Yevgenia Motorevska, periodista de investigación ucraniana de Slidstvo.info y autora de las investigaciones sobre Chaus, dijo que había varias partes en Ucrania interesadas en el paradero de Chaus:

His speedy return to Ukraine is of interest to the current government of President Volodymyr Zelenskyy. Mykola Chaus is a valuable witness in one of the criminal cases also featuring Ukraine’s former President Petro Poroshenko. The latter is currently Zelenskyy’s main opponent. The current government has repeatedly indicated their intention to prosecute Poroshenko on criminal charges.

Su rápido regreso a Ucrania interesa al actual gobierno del presidente Volodymyr Zelenskyy. Mykola Chaus es un valioso testigo en uno de los casos penales en los que también está implicado el expresidente de Ucrania, Petro Poroshenko. Este último es actualmente el principal oponente de Zelenskyy. El gobierno actual ha indicado en repetidas ocasiones su intención de procesar a Poroshenko por cargos penales.

Motorevska afirma que la desaparición del juez «también podría ser conveniente para el expresidente Poroshenko», pues distraería de las investigaciones actuales sobre sus propias actividades.

Silencio de Kiev

Muchos vieron el regreso de Chaus a Ucrania como beneficioso para el equipo de Zelenskyy, hasta que fue secuestrado el 3 de abril de 2021. El presunto secuestro podría plantear preguntas incómodas para Zelenskyy y para su homólogo moldavo, el presidente Maia Sandu.

Los medios de ambos países especulan ahora con que el secuestro del juez podría haber sido organizado conjuntamente por los servicios secretos de Ucrania y Moldavia con la bendición tácita de los despachos de Sandu y Zelenskyy. Sin embargo, todavía no ha aparecido ninguna prueba que sustente estas afirmaciones.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Moldavia nos dijeron que en las dos semanas posteriores a la desaparición de Chaus, la presidenta Sandu hizo al menos tres intentos de ponerse en contacto por teléfono con su colega ucraniano para hablar del incidente, pero nunca lo consiguió.

Al mismo tiempo, los funcionarios de Kiev han negado cualquier relación con la desaparición de Chaus. Andrey Chernyak, portavoz de la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania, calificó el secuestro de «provocación de los servicios secretos rusos».

Personas de interés

Mientras las autoridades ucranianas desvían la culpa, Moldavia ha estado recopilando pruebas sobre los implicados en el secuestro como parte de una investigación penal activa. Este reportero pudo revisar algunos de los detalles del caso. Basándose en estos materiales y en otras fuentes abiertas usas por los reporteros de RISE Moldova y Slidstvo.info, se pueden extraer varias conclusiones.

En primer lugar, parece que los investigadores penales moldavos han podido rastrear los movimientos de la mayoría de las posibles personas de interés en el caso, desde su llegada a Moldavia desde Ucrania y hasta su salida del territorio moldavo.

Los hechos recogidos por la investigación penal oficial y la información obtenida por nuestro equipo internacional de periodistas de investigación sugieren que el secuestro fue una operación especial, planificada al menos con meses de antelación. Hasta el 20 de abril, nuestro equipo pudo localizar e identificar cinco pasaportes ucranianos falsos, cuyos propietarios salieron de Moldavia el 3 de abril, el día en que Chaus fue secuestrado.

En realidad, en la operación de desaparición podrían haber participado personas que llegaron de Ucrania entre febrero y marzo de 2021 y otras que llevaban varios años en Chisinau. Entre ellos se encuentra Serhiy Smetanyuk, agregado militar de la embajada ucraniana en Moldavia. Salió de Moldavia hacia Ucrania con poca anticipación en un auto con matrícula diplomática pocas horas después de que se conociera la desaparición de Chaus. Los investigadores creen que la persona secuestrada podría haber estado en el autp. Hasta ahora, Ucrania no ha accedido a la petición de Chisinau de retirar la inmunidad al diplomático para que los investigadores puedan interrogarlos.

El equipo de reporteros ha cotejado la información sobre varias posibles personas de interés facilitada por fuentes cercanas a la investigación moldava con los registros estatales abiertos oficiales de Ucrania. Algunas de las personas en cuestión han trabajado anteriormente en las fuerzas del orden ucranianas.

La causa penal oficial también incluye hechos desenterrados por el equipo de reporteros de RISE Moldova y Slidstvo.info que se publicaron en nuestra segunda investigación, publicada después de la desaparición de Chaus. Ahí se encuentra la doble identidad de una de las personas de interés ucranianas en el caso del secuestro, que se sabe que tiene conexiones con la inteligencia ucraniana.

En general, el expediente penal está plagado de hechos descubiertos por los periodistas de investigación. Por ejemplo, hay imágenes de decenas de cámaras de videovigilancia cuyas secuencias del día de la desaparición de Chaus fueron analizadas por nuestro equipo.

Un caso con repercusiones políticas

Además de la investigación oficial, el Parlamento moldavo también está examinando los hechos clave de la llegada de Chaus a Chisinau y su posterior desaparición. Los legisladores moldavos han formado una comisión investigadora especial sobre el asunto.

En una reunión especial de la comisión, celebrada a puerta cerrada, se escucharon las declaraciones de los agentes de la ley moldavos; a este reportero también lo invitaron a hablar sobre la investigación en colaboración. Los legisladores se mostraron especialmente interesados en la metodología de inteligencia de fuente abierta (OSINT) que el equipo de reporteros usó para reunir pruebas para el informe de investigación sobre el caso de secuestro, titulado «Un juez para el contrabando«.

A los parlamentarios les pareció sorprendente que, en pocos días, unos cuantos periodistas de Moldavia y Ucrania hubiera conseguido recoger pruebas de video de las cámaras de circuito cerrado de televisión, verificar los registros de salida de las diez personas de interés en el caso de secuestro, revisar sus biografías e historiales laborales, e incluso descubrir un pasaporte falso usado por uno de los sospechosos. Algunas de las personas de interés incluso hicieron comentarios sobre la investigación (video en ucraniano).

Fuentes cercanas a la investigación oficial moldava dijeron a este reportero que es lamentable que «en lugar de fortalecer la cooperación entre Kiev y Chisinau, los servicios de seguridad ucranianos actuaran imprudentemente por su cuenta sin informar a la parte moldava que hizo que el sistema de seguridad moldavo en su conjunto quedara mal».

Uno de los miembros de la comisión parlamentaria especial señaló en un comentario a GV que «en el actual clima político, este incidente hace el juego al Kremlin y a los «kremlinovici» (término que describe a los actores políticos moldavos que apoyan a las autoridades rusas)».

Según el legislador, que pidió permanecer en el anonimato por la investigación en curso sobre el caso de Chaus:

…to rebuild trust, the Ukrainian side should either acknowledge their participation in this controversy or assist in identifying the real culprits and their handlers who may be connected to the abduction. The acknowledgement could be public or private, but must provide notice of substantial detail through the law enforcement channels.

…para reconstruir la confianza, la parte ucraniana debe reconocer su participación en esta controversia o ayudar a identificar a los verdaderos culpables y a sus manipuladores que puedan estar relacionados con el secuestro. El reconocimiento podría ser público o privado, pero debe dar detalles sustanciales a través de los canales de aplicación de la ley.

Los expertos que hablaron con este reportero creen que el secuestro del juez podría conducir a un enfriamiento temporal de las relaciones bilaterales entre Moldavia y Ucrania.

Sea cual sea el resultado, la historia de la huida de Chaus a Moldavia y el hecho de su desaparición demuestran los riesgos que supone para la seguridad regional el uso continuado de los poderes policiales y judiciales por parte de las élites políticas de Ucrania y Moldavia en beneficio propio.

Aleksey Tulbure, director del Instituto de Historia Oral de Moldavia, cree que los dos países «tienen la oportunidad de buscar soluciones conjuntas a problemas similares (como el separatismo) y establecer prioridades conjuntas en política interior y exterior, así como construir un entendimiento mutuo entre los jefes de Estado. Sería inaceptable desaprovechar esta oportunidad».

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