Indígenas se unen a la lucha nacional en la huelga de Colombia

Claudia Pai y otras mujeres Awá que participan en las mingas y manifestaciones de Colombia. Foto cortesía de Clever Bolaños, utilizada con autorización.

Desde el primer día de huelga nacional de Colombia los indígenas se han unido a la lucha por la justicia, la igualdad y la salud, aprovechando su histórica experiencia de resistencia a la discriminación y al trato injusto. Desde 1492, cuando llegaron los conquistadores europeos a América Latina y desde el nacimiento de la República Colombiana hace 200 años, los indígenas han cuestionado a los Gobiernos que amenazan su soberanía y sus derechos a la autodeterminación, reconocidos por Naciones Unidas.

La huelga nacional de Colombia se organizó inicialmente el 28 de abril de 2021, contra los proyectos de ley de reforma fiscal y sanitaria, sin embargo se convirtió en un movimiento social que ha cobrado apoyo en todo el país. A pesar de que el Gobierno retiró la propuesta de reforma tributaria, la indignación popular siguió contra la pobreza, la corrupción y la violencia impuesta por el Estado.

>Juan Orlando Moriano, consejero Awá. Foto por Willinton Rodríguez, utilizada con permiso.

Diana Jembuel, periodista indígena del pueblo misak, explicó a Global Voices por qué su gente apoyó la huelga:

Besides the refusal of the tax and health reform, there is another critical issue: the return of aerial spraying with glyphosate, which impacts crops, land, water resources, and people’s health; in addition to the murder of indigenous leaders.

Además del rechazo a la reforma fiscal y sanitaria, hay otra cuestión crítica: el regreso de las fumigaciones aéreas con glifosato, que afectan los cultivos, la tierra, los recursos hídricos y a la salud de las personas. Además del asesinato de líderes indígenas.

En abril de 2021, el Gobierno colombiano permitió la fumigación con glifosato de Monsanto en los cultivos ilícitos de coca, después de que el herbicida estuvo prohibido desde 2015 por sus potenciales efectos cancerígenos. El Parlamento Europeo afirmó que esta medida «afectará gravemente los ecosistemas, la biodiversidad y los derechos de la comunidad» y que esta «decisión se produce en un contexto de creciente violencia contra las poblaciones y los defensores indígenas y afrocolombianos».

Las estadísticas de violencia son desalentadoras. En 2020, Indepaz, Instituto de Estudios para la Paz y el Desarrollo, informó que 269 líderes indígenas fueron asesinados desde 2016 hasta junio 2020. Este año, 20 de los 60 líderes sociales asesinados pertenecían a comunidades indígenas.

Los líderes indígenas son asesinados, entre otras razones, por defender su tierra ancestral, a la que llaman Madre Tierra, de los colonos y por oponerse a la presencia de corporaciones multinacionales y narcotraficantes en su territorio que se aprovechan de los recursos naturales.

El 12 de mayo, los pueblos  misak, kokonuco y otros pueblos indígenas y colombianos marcharon en Popayán a ritmo de música:

Guardias indígenas protegen la vida de los manifestantes

Durante la primera semana de mayo, se estableció un corredor humanitario en Cali para trasladar alimentos y suministros médicos después de que la circulación de mercancías se viera interrumpida por las protestas. El 11 y el 12 de mayo, se estableció otro en Popayán para entregar combustible además de otros artículos básicos. En este caso, los indígenas desempeñaron un papel fundamental al establecer corredores humanitarios con la ayuda de la guardia indígena, hombres, mujeres y niños indígenas desarmados que vigilan y protegen sus tierras ancestrales en coordinación con sus autoridades y comunidades tradicionales.

Durante la protesta, el objetivo de la guardia indígena es proteger a los manifestantes en diferentes lugares. Primero, fue en Cali donde protestaban los jóvenes, y ahora en Popayán.

Guardia Indígena Awá. Foto por Clever Bolaños, utilizada con autorización.

Jhoe Sauca, representante legal del pueblo kokonuco, integra el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), dijo a Global Voices que se unieron a otros manifestantes «para fortalecer la lucha». Y añadió:

Based on our experience, we help organize and offer mediation with our Indigenous guard, who organized the humanitarian corridors in Cali and Cauca to provide food and fuel despite the attacks against them on Sunday 9 [of May], when at leastnine people were injured.

A partir de nuestra experiencia, ayudamos a organizar y ofrecer mediación con nuestra guardia Indígena, que organizó corredores humanitarios en Cali y Causa para proporcionar comida y combustible, a pesar de los ataques contras ellos el domingo 9 [de mayo], cuando al menos nueve personas resultaron heridas.

Mientras tanto, en la provincia de Nariño, al suroeste del país, hombres y mujeres indígenas protestan en las calles. Entre ellos estaba Juan Moriano, consejero indígena, líder comunitario del pueblo Awá y también guardia indígena.

Juan Moriano dijo a Global Voices que se han declarado en minga, que se refiere a una práctica colectiva comunitaria para apoyar diferentes causas sociales:

Our Indigenous guard is here to defend the life and collective interests, and also to inspire young Indigenous people to keep this peaceful practice of protection. On April 28, when the National strike started, we declared ourselves in Minga with the purpose of unifying  forces demanding the Iván Duque's government to stop aerial spraying with glyphosate, the health reform, and to fulfill its obligations emanating from thePeace Agreement signed in 2016.

Nuestra guardia indígena está aquí para defender la vida y los intereses colectivos, y también para inspirar a los jóvenes indígenas a mantener esa pacífica práctica de protección. El 28 de abril, cuando comenzó la huelga nacional, nos declaramos en minga con el propósito de unificar fuerzas exigiendo al gobierno de Iván Duque el cese de las fumigaciones aéreas con glifosato, la reforma a la salud y el cumplimiento de sus obligaciones emanadas del Tratado de Paz firmado en 2016.

El pueblo awá siguió protestando en las calles de Nariño contra el asesinato de su gente, cuyo número se estima ahora en 42, así como contra las desapariciones y el desplazamiento forzoso de cientos de awá de su tierra.

Claudia Pai, consejera para familias y mujeres de la principal organización de los awá, la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa), expresó que es importante defender sus derechos en el estado multiétnico de Colombia, donde debe prevalecer el derecho a la vida, la dignidad y el territorio.

There is still cultural racism and even more [discrimination] towards women. For this reason, it is relevant to make visible our rights, and adhere to the Minga protecting our great territory, Katsa Su.

Sigue habiendo racismo cultural y aún más [discriminación] hacia las mujeres. Por eso, es importante visibilizar nuestros derechos y adherimos a la minga que protege nuestro gran territorio, Katsa Su.

Mientras esto ocurre en Nariño, María Montano, vicegobernadora misak de un enclave en Morales, en el norte de Cauca, dijo a Global Voices que derribar a los monumentos de los conquistadores es otro acto de resistencia, ya que los colonizadores llevaron a cabo el exterminio de los indígenas.

Derribo del monumento a Sebastián de Belalcazar en Cali el 28 de abril. Foto de AIS0 Comunicaciones, utilizada con permiso.

En 2020, los misak derribaron el monumento construido en honor del conquistador Sebastián de Belalcazar en Popayán, la capital del Cauca, provincia fuertemente afectada por la violencia contra los líderes indígenas. Durante la huelga actual, derribaron a dos más: la estatua de Belalcazar en la ciudad suroccidental de Cali, y la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá, la capital de Colombia.

Mientras que muchas personas entienden la necesidad de reescribir las narrativas históricas desde la perspectiva de los pueblos históricamente oprimidos, otros colombianos califican esos actos de vandalismo.

María Montano respondió a esta crítica:

We are not vandals, Sebastián de Belalcazar was a rapist, a murder… Conquerors stole our land. It is why the Movement of Indigenous Authorities of South-West Cauca reject these monuments. We demand the rights of the Indigenous to be respected.

No somo vándalos, Sebastián de Belalcazar fue un violador, un asesino… los conquistadores robaron nuestra tierra. Es por eso que el Movimiento de Autoridades Indígenas del Cauca Suroccidental rechaza esos monumentos. Exigimos que se respeten los derechos de los indígenas.

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