Despensas comunitarias dan esperanza en medio de la pandemia y la crisis económica en Filipinas

Una de las centenares de despensas comunitarias iniciadas para ayudar a los pobres. Foto de Defend Jobs PH, usada con autorización.

Un banco de comida iniciado por la comunidad con la intención de paliar el hambre en medio de la pandemia y sus consecuencias económicas ha inspirado diversas iniciativas de ayuda mutual en Filipinas.

Se les conoce localmente como «despensas comunitarias» y son espacios en las aceras o en plazas en lo que la gente colabora con comida y otros artículos para que los tome quien lo necesite. La primera despensa comunitaria se armó el 14 de abril de 2021 en la calle Maginhawa, zona residencial de clase media en Ciudad Quezón.

Ana Patricia Non, de 26 años, es la organizadora de la primera despensa comunitaria,  colocó una carreta de bambú con alimentos básicos en la calle Maginhawa.

¡DETECTADO! | Esta despensa comunitaria de Maginhawa podríoa florecer como setas en toda el área metropolitana, en todo el país. Que este acto de solidaridad entre nosotros, los filipinos, sea uno de los pasos para reemplazar a este incompetente y tirano gobierno de Duterte.
RESISTIR
Solidaridad en plena crisis de COVID.

El tuit hace referencia a críticas contra el presidente Rodrigo Duterte por el mal manejo de la crisis de la pandemia.

La carreta salió con una cartulina manuscrita en tagalo: «Magbigay ayon sa kakayahan, kumuha batay sa pangangailangan», que significa «Dar según las capacidad de cada quien, no según la necesidad de uno». Esta adaptación del famoso  credo marxista rápidamente se volvió viral como idea de establecer despensa comunitaria ganó terreno días después de que empezó la despensa de Maginhawa.

Al 17 de abril de 2021, se contaron más de 44 despensas comunitarias, desde Davao e Iligan en la isla sureña filipina de Mindanao y en Pangasinan, al norte de la capital, en un estudio de un grupo de sociólogos filipinos. Ahora, un mapa digital con colaboración colectiva ayuda a encontrar la ubicación de despensas comunitarias, cuenta la existencia de más de 800 sitios a nivel nacional cuya gran mayoría está en la región de la capital.

Detrás de estas iniciativas están grupos activistas, organizaciones religiosas y ciudadanos preocupados que han estado ayudando a las comunidades a organizar despensas, recursos colectivos y solicitar donaciones de todos los estratos. La manera en que se ha adoptado la iniciativa de las despensa comunitaria en amplias partes de la sociedad muestra el deterior de la situación para los mas pobres y vulnerables en el mayor confinamiento del mundo mientras el gobierno de Duterte no logra contener la pandemia.

Con el cierre de las actividades económicas, la restricción de la circulación y el confinamiento de las personas en sus hogares, millones de familias han sufrido la pérdida de puestos de trabajo y de fuentes de ingresos, sin recibir suficiente ayuda y apoyo financiero estatal para sobrevivir a la crisis.

Datos de la Autoridad Estadística de Filipinas muestra un aumento sin precedentes de personas sin empleos de 2.44 millones de personas en enero de 2020, antes de que golpeara la pandemia, a 4.1 millones de personas en febrero de 2021. La cantidad de desempleados o con empleo que buscan trabajo adicional, se elevó de r6.3 millones de personas a 7.85 millones de personas en el mismo periodo.

La situación se puso más difícil cuando un aumento de casos de COVID-19 llevaron al gobierno de Duterte a reinstaurar confinamientos más estrictos hacia fines de marzo de 2021. Una ayuda financiera de mil pesos filipinos (20 dólares) que el Gobierno ofreció para cerca de 22.9 millones de familias empobrecidos alcanza para solamente tres días de mera subsistencia, según el umbral de pobreza del Gobierno. Y después de un mes, los funcionarios admiten que solamente 4.4 millones de familias han recibido esta ayuda.

Los usuarios de medios sociales han señalado que la idea de las despensas comunitarias viene de una tradición comunitaria nativa llamada “bayanihan”, que implica a personas que se unen para trabajar como una comunidad para lograr un objetivo común.

VER: Patricia Non del despensa comunitaria de Maginhawa se emociona de saber que ahora hay más de 70 despensas comunitarias en Ciudad Quezón, inspiradas en lo que ella empezó.
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La “despensa comunitaria” definitivamente ha revelado las grietas en la respuesta del Gobierno a la pandemia, pero al mismo tiempo destacó el valor filipino del bayanihan.

A pesar de las amenazas de los poderes, los filipinos seguirán ayudando a quienes lo necesitan en sus respectivas comunidades.

En realidad, el concepto detrás de la despensa comunitaria, bayanihan, trae alegría – quienes no tienen nada son quienes están ayudando…

Mientras la comunidad emprende iniciativas de ayuda mutua para suplir momentáneamente las carencias ante las medidas gubernamentales, muchos cibernautas coinciden en que el gobierno de Duterte debe responder por su incapacidad para frenar la pandemia y dar apoyo económico a la población.

Cada nueva despensa comunitaria destaca el hecho de que los civiles, hasta quienes tienen su propia lucha contra la pandemia, tienen más empatía e iniciativa para hacer lo que pueden por sus compatriotas filipinos que el gobierno de Duterte.
Renuncia, Duterte.

Cada nueva despensa comunitaria destaca el hecho de que los civiles, hasta quienes tienen su propia lucha contra la pandemia, tienen más empatía e iniciativa para hacer lo que pueden por sus compatriotas filipinos que el gobierno de Duterte.
Renuncia, Duterte
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Imaginen si todos los recursos entregados por el Estado y sus compradores se canalizar hacia un sistema nacional de seguridad alimentaria fundado en prncipios similares a la despensa comunitaria. imaginen si el Estado desde el comienzo hubiera abordado la crisis con compasión humanitaria.

En lugar de aliviar las dificultades de la gente, la reacción instintiva del gobierno de Duterte fue reprimir las crecientes iniciativas de despensas comunitarias, calificaron de comunistas  a sus organizadores o los acusaron de ser rebeldes comunistas. Las despensas comunitarias de todo el país han denunciado la vigilancia, la elaboración de perfiles y el acoso de las fuerzas policiales.

La despensa comunitaria de Maginhawa hace una pausa a sus operaciones hoy por razones de seguridad en medio de denuncias de calificaron de comunistas.

En una publicación de Facebook de su organizadora, Ana Patricia Non, revela que la Policía le pidió su número personal y le preguntó su afiliación

Las páginas oficiales de Facebook de los departamentos de policía locales también publicaron imágenes en las que se acusa a la despensa comunitaria de ser «centros de reclutamiento» de rebeldes comunistas. Una despensa comunitaria en la ciudad de Cagayan de Oro, en la isla de Mindanao, tuvo que cerrar después de que sus organizadores, incluido un joven profesor de física de la Universidad de Filipinas, fueron señalados por la Policía como rebeldes comunistas.

Publicación en Facebook, ya eliminada, difundida por el Distrito Policial de Quezón, en la que se  califican de comunistas a las despensas comunitarias.

MIRA: se están difundiendo folletos cerca de la despensa comunitaria de Cagayan de Oro de Kauswagan en los que se acusa a sus voluntarios de ser miembros del Nuevo Ejército del Pueblo de Filipinas. ¡¡¡¡¡¡¡¡Esto tiene que parar!!!!!!!!

Por su parte, un memorándum interno filtrado de una oficina regional de la Policía Nacional Filipina en la isla de Mindanao reveló un complot oficial para que las unidades policiales realicen campañas de donación imitando la despensa comunitaria. El memorándum, que afirma seguir órdenes de «altos mandos», también daba instrucciones a la Policía para «sembrar beneficiarios» que luego se someterán a sesiones fotográficas como forma de «ganar terreno en la lucha contra la insurgencia».

¿TRUCO PUBLICITARIO? Un memorándum interno de la Policía Nacional en Cagayan de Oro en el que se instruye a sus unidades a llevar a cabo actividades de despensa comunitaria. En un aparente truco de relaciones públicas, el memorándum también llama a «plantar a los civiles beneficiarios» para proyectar la «participación de la comunidad».

El propio presidente Duterte, en un discurso público nocturno, criticó la despensa comunitaria de «solo un espectáculo» y a sus organizadores como «descerebrados». El general Antonio Parlade, portavoz del Grupo de Trabajo Nacional para Acabar con el Conflicto Armado Comunista Local comparó a Ana Patricia Non, organizadora de la Despensa Comunitaria de Maginhawa, con Satanás. Cabe recordar que Duterte formó el grupo de trabajo en 2018 para canalizar los esfuerzos de todos los organismos gubernamentales hacia su «enfoque nacional» en su guerra contra la insurgencia.

Pero la represión de Duterte sobre las iniciativas de ayuda mutua del pueblo ha generado una fuerte reacción pública, que se puso una orden de mordaza a los portavoces de su grupo de trabajo contra el comunismo para que no comentaran sobre las despensas. Los ataques del gobierno de Duterte a las despensas comunitarias solamente han alimentado el descontento de la población con la incompetente respuesta del Gobierno a la pandemia, que no cesa.

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