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Prohibición de burka en Sri Lanka afectaría la seguridad nacional y los derechos humanos

Categorías: Asia del Sur, Sri Lanka, Arte y cultura, Censura, Derecho, Derechos humanos, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Mujer y género, Religión, The Bridge
Women wearing the niqab at the botanical garden of Kandy (Sri Lanka). Image via Flickr by Ji-Elle. CC BY-SA 3.0. [1]

Mujeres con nicab en el jardín botánico en Kandy, Sri Lanka. Imagen vía Flickr de Ji-Elle [1] (CC BY-SA 3.0 [2]).

Este artículo de Savitri Hensman [3] apareció originalmente en Groundviews, galardonado sitio web de medios ciudadanos en Sri Lanka. Publicamos una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido con Global Voices.

El 27 de abril, el gabinete de Sri Lanka aprobó la propuesta de prohibir [4] el uso en público de burkas [5] y otras prendas que cubren la cara. Se espera que la propuesta sea aprobada en el Parlamento, donde la coalición gobernante Alianza Libertad Popular de Sri Lanka tiene una mayoría de casi un tercio. Esto sigue a otras medidas del Gobierno esrilanqués, que incluye prohibir el sacrificio de vacas [6]cierre [7] de escuelas religiosas y una nueva regulación de prevención del terrorismo [8] dirigida a musulmanes y otras minorías [9].

Muchos en Sri Lanka y el extranjero han condenado [10] la inminente prohibición a usar burkas como una violación a los derechos humanos. El relator especial de Naciones Unidas sobre Libertad de Religión o Creencia, Ahmed Shaheed, comentó [11] que esa prohibición es contraria al derecho internacional:

Sri Lanka prohibirá las burkas, clausurará mil escuelas islámicas por ‘seguridad nacional’.

E ministro de Seguridad Pública dice que la burka es una ‘señal de extremismo religioso’, y muchas escuelas islámicas están incumpliendo la política de educación nacional.
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?La prohibición de burkas es incompatible con las garantías de derecho intenacional del derecho de manifestar la religión o creencia y la libertad de expresión!

Sri Lanka prohibirá las burkas, clausurará mil escuelas islámicas por ‘seguridad nacional’.

El ministro de Seguridad Publicos, Sarath Weerasekara, había sostenido [14] que la burka afecta la “seguridad nacional” y era una “señal de extremismo religioso”. Pero es probable que la prohibición perjudique [15] y no mejore la seguridad nacional, y está considerada una distracción peligrosa [16] de intentos para abordar la pandemia de coronavirus. Socava la generación de confianza que ayudaría al país de unirse para contrarrestar el aumento de contagios.

Dirigido a minorías, socava derechos humanos

El antecedente de la prohibición incluye una situación que se deteriora gradualmente [17] para musulmanes y otras minorías, y disidentes en Sri Lanka que, como ya ha ocurrido, ha allanado el camino de una mayor erosión de derechos humanos y la democracia. Esto ha incluido acoso y ataques [18] de grupos de odio que hacen mal uso del budismo para ganar poder, escudados por el régimen. También ha habido intentos de culpar a toda la comunidad musulmana por los atentados de Domingo de Pascua el 21 de abril de 2019 [19], a pesar del hecho que muchos musulmanes ya se habían comprometido con las autoridades a actuar contra los cabecillas, a lo que se agregado que la inteligencia india ha dado advertencias específicas [20] poco antes de los ataques.

Despupes de los atentados de 2019, hubo una prohibición temporal [21] al uso de prendas que cubran la cara en público que puedan ocultar la identidad, supuestamente por razones de seguridad nacional. Sin embargo, esa prohibición —que se agrega al estigma que los musulmanes enfrentaron— daba poca ventaja pues funcionarias de seguridad han revisado a toda mujer sin ofrecerles suficiente privacidad para descubrirse.

La victimización y el acoso continuaron después de que se levantó la prohibición [22] cinco meses después, mientras empeoraba la represión general y los derechos humanos y la democracia se deterioraba. Esto tuvo un nuevo giro durante la pandemia.

Durante 11 meses, a parientes dolidos de musulmanes muertos de COVID-19 se les negó la oportunidad de enterrar a su muertos [23] como establece su fe, y el Gobierno insistía en la cremación por falsas razones de salud pública. En otras partes del mundo, los entierros seguían con normalidad, pues no presentaban riesgos para el público. A comienzos de 2021, el Gobierno finalmente cedió, pero inicialmente eligió un lugar remoto en una isla al norte que hubiera sido sumamente inapropiado [24]. Después de protestas, el lugar se cambió [25], aunque enterrar a  sus seres queridos siguió siendo un largo proceso para muchos.

Además, el 9 de marzo, se aprobó una regulación [8] que permitía a personas quedar detenidas dos años sin juicio si se les acusa de “discordia religiosa, racial o comunitaria”.  Fue una expansión de la ya dura ley de prevención de terrorismo [26], que permite al Estado retener personas en “centros de reintegración” sin pruebas de delitos. Esto tuvo condena internacional [27].

Violación de derechos humanos

Como señaló al Comisión International de Juristas (CIJ) [28], la libertad de religión y creencia está garantizada de acuerdo con el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos [29] (PIDCP), de la que Sri Lanka es signatario. Ninguna limitación a la libertad de religión debe ser discriminatoria y debe ser necesario y proporcionado para proteger el orden, la salud y la moral púbicos o los derechos y libertades fundamentales de otros.

Según el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas [28], de acuerdo con la PIDCP la “observancia y la práctica de la religión o de las creencias pueden incluir no solo actos ceremoniales, sino también costumbres tales como … el uso de prendas de vestir distintivas o de cubrirse la cabeza”. Como señaló [28] el director legal y de políticas de la CIJ , Ian Seiderman:

The Sri Lankan Government’s justification for banning face coverings rings hollow during a time when it has quite sensibly made the wearing of face masks in public mandatory to address the COVID-19 pandemic.

La justificación del Gobierno de Sri Lanka para prohibir la cubierta facial suena vacío en en un momento en que ha hecho obligatorio el uso de mascarillas en público para enfrentar la pandemia del COVID-19.

La libertad de tener o adoptar una religión o creencia también está garantizada en el artículo 10 de la Constitución de Sri Lanka [30]. Según e artículo 12, todas las personas son iguales  ante la ley y no se debe discriminar a ningún ciudadano por razones de raza, religión, lenguaje, casta, sexo, opinión política o lugar de nacimiento. El artículo 14 (1) (e) garantiza la libertad de manifestar la religión o creen en culto, observancia, práctica y enseñanza.

En algunas partes [31] del mundo, ha habido apoyo [32] para la prohibición de la burka por la creencia de que es opresiva para la mujer. Aun si muchos rechazan estos aspectos dentro de las principales religiones que tienen actitudes restrictivas al género, no es liberador dar a políticos o policías hombres el poder de dictar cómo se deben vestir las mujeres, ni usar la fuerza contra quienes no cumplen.

Daños a la seguridad nacional

Lejos de aumentar la seguridad nacional, la prohibición del burka distancia más a los musulmanes y promueve un enfoque de política basado [33] en la división y el abuso de poder. Esta medida provocaría constantes enfrentamientos en las calles, un mayor aislamiento de las mujeres y un sentimiento de humillación hasta entre quienes no soñarían con usar burka. Esto debilitaría aún más la posición de los musulmanes que buscan una Sri Lanka pacífica y multicultural.

Investigadores que estudiaron [34] países de Europa que habían restringido el uso del velo en espacios públicos descubrieron, en 2019, que lejos de reducir el extremismo, estas restricciones se relacionaban con un aumento de la actividad terrorista. El equipo de investigación, Stuti Manchanda y Nilay Saiya, de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, señaló [35] que los «Estados que aplican la prohibición del velo son estadísticamente mucho más propensos a experimentar más ataques terroristas islamistas y más letales que los países donde no existen estas leyes».

La prohibición de la burka es un juego peligroso, especialmente durante la pandemia, cuando la confianza y el cuidado mutuo pueden ser vitales para frenar la destructiva propagación del virus. Los actos de preocupación y solidaridad que tienden puentes entre comunidades pueden marcar una gran diferencia a largo plazo, por muy sombría que sea la situación actual.