Abusos de empleadores contra trabajadoras domésticas de Hong Kong aumentaron drásticamente durante el confinamiento de la pandemia

Domestic workers who suffered physical and sexual abuse and rights advocates from Mission for Migrant workers and AMCB. Photo: Selina Cheng/HKFP.

Este artículo lo escribió Selina Cheng y lo publicó Hong Kong Free Press el 29 de junio de 2021. Se vuelve a publicar en Global Voices en virtud de un acuerdo de asociación de contenidos.

Las trabajadoras domésticas de Hong Kong han enfrentado un aumento de abusos físicos y sexuales –incluida la violación– a raíz de la recomendación oficial de que permanezcan encerradas en casa para evitar la propagación del coronavirus.

Según los grupos de derechos, el número de casos de abusos físicos graves por parte de empleadores de Hong Kong, como palizas, manoseos, violaciones, largas jornadas de trabajo y privación del sueño, ha aumentado considerablemente como consecuencia de las restricciones impuestas a las trabajadoras domésticas por la pandemia del COVID-19.

La situación de quienes sufren abusos mientras siguen la recomendación del Gobierno de quedarse en casa se agravó porque algunos empleadores les prohibieron hasta salir de casa en sus días libres, con lo que les impidieron buscar ayuda.

Putri, indonesia de 29 años, aceptó su primer trabajo en el extranjero en Hong Kong en 2019. A los pocos días de empezar a trabajar para un nuevo empleador en Yuen Long, en febrero de 2021, su jefa le pidió que le diera un masaje a su marido, quien le manoseó los pechos. En los días siguientes, intentó violarla en el sofá del salón, donde ella dormía por la noche.

Putri declaró en una rueda de prensa el 2 de julio que se defendió de las insinuaciones del marido.

«Estaba muy asustada y temblando en ese momento», dijo en una declaración en bahasa indonesia, su lengua materna, a través de una videollamada en la que se protegió su identidad. «Quería irme, pero no sabía dónde buscar ayuda», dijo.

Putri dijo que el mismo hombre la violó dos veces alrededor de las 3 de la mañana un día y otra vez a la mañana siguiente. «Intenté detenerlo, pero era muy fuerte», dijo. Posteriormente pidió permiso para dormir en el techdo de la casa, petición que la esposa rechazó inicialmente. Pero luego le dieron un colchón y algunas mantas.

Además, Putri tenía que trabajar desde las 5:30 de la mañana hasta la medianoche porque el sofá del salón era su cama, y solo podía dormir cuando sus jefes terminaban de ver la televisión por la noche.

En marzo, Putri descubrió que estaba embarazada y la señora de la casa la llevó al médico. Dijo que sus empleadores le dijeron que debía abortar o enfrentarse a la pérdida de su trabajo. Putri se negó a abortar y pidió ayuda a un grupo de derechos indonesio a finales de abril, durante su primer día libre en tres meses.

El empresario, de 44 años, fue detenido a raíz de una denuncia presentada a la Policía el 19 de mayo, según informó la Policía. El hombre quedó detenido y fue acusado de tres cargos de atentado al pudor y un cargo de violación ante un tribunal dos días después.

Medidas del Gobierno lo empeoraron

Las trabajadoras domésticas de Hong Kong han soportado largas jornadas de trabajo y pérdida de días libres durante la pandemia de COVID-19. También las han sometido a pruebas obligatorias de COVID-19, requisito que los activistas de derechos califican de discriminatorio.

Un estudio realizado por el Ente Coordinador de Migrantes Asiáticos (AMCB) reveló que unos 40 000 trabajadores domésticos extranjeros en Hong Kong no tuvieron días de descanso durante la pandemia y 20 000 solo tuvieron un día libre al mes. Según la legislación de Hong Kong, los trabajadores domésticos tienen derecho a un día libre a la semana, y a vacaciones laborales.

Una encuesta independiente de la Misión para los Trabajadores Migrantes reveló que las denuncias de acoso y abuso sexual que sufrieron los trabajadores en los hogares se triplicaron en 2020, y las de abuso físico aumentaron un 2 %. Alrededor de siete de cada 10 personas dijeron que trabajaban más de 11 horas al día, mientras que tres de cada 10 dijeron que trabajaban más de 16 horas diarias.

A principios de este año, el Secretario de Trabajo y Bienestar, Law Chi-kwong, instó a los trabajadores domésticos inmigrantes a permanecer en el domicilio de sus empleadores en sus días de descanso. La legisladora a favor del sistema Elizabeth Quat llegó a proponer un confinamiento para las trabajadoras domésticas hasta durante sus vacaciones.

«El Gobierno de Hong Kong que nos dijo que nos quedáramos en casa empeoró la situación: los empleadores lo utilizaron para encarcelar y esclavizar a las trabajadoras domésticas extranjeras», dijo Sringatin, activista indonesia de AMCB.

En otro caso de abuso, dos indonesias, Herlina y Uun, estaban empleadas en un hogar de Tuen Mun que tenía un total de cuatro trabajadoras domésticas. Cada una de las mujeres fue asignada a trabajar en un piso distinto de una casa de cuatro plantas y se les prohibió hablar entre ellas. Las cuatro tenían la tarea de cuidar a dos adultos, seis niños, 75 perros, ocho tortugas y ocho acuarios y jaulas de pájaros..

A Herlina su empleador le propinó repetidas palizas con cañas de pescar. A veces no la dejaban dormir como castigo. «Desde febrero de 2020, durante la pandemia de COVID-19, se nos prohibió salir y se nos exigió descansar en casa. Solo se nos permitía salir de casa para comprar comida o enviar dinero», dijo Herlina.

La agencia de trabajadores domésticos también confiscó los pasaportes y los contratos de trabajo de las mujeres.

La Policía dijo que había recibido una denuncia de ataque con artefactos de pesca en Tuen Mun hacia las 5 de la mañana del 24 de junio. Un hombre de 47 años fue detenido como sospechoso de agresión común y quedó en libertad bajo fianza el 29 de junio.

En abril, Herlina tuvo que trasladar tres grandes acuarios, pero se le prohibió recibir ayuda de sus compañeros de trabajo. Uno de los acuarios se cayó durante el traslado, y le provocó un profundo corte en el pie izquierdo a Herlina. Le administraron antibióticos, pero recién al día siguiente la llevaron al hospital, donde le dieron nueve puntos, según su declaración.

Otras dos mujeres, Selly (seudónimo) y Eden, fueron sometidas a otras formas de abuso físico y acoso sexual antes de que pidieran ayuda a los grupos de derechos.

Las cinco mujeres han abandonado los hogares de sus empleadores y viven en refugios proporcionados de la Misón para Trabajadores Migrantes y AMCB, dijeron sus representantes. El empleador de Herlina y Uun fue detenido el 27 de junio por agresión común, según las ONG.

«Los demás trabajadores de Hong Kong no tienen que vivir con miedo», decía un comunicado del Ente Coordinador de Migrantes Asiáticos. «Por el contrario, si su trabajo no es seguro, pueden avisar y encontrar condiciones laborales más seguras. [Los trabajadores domésticos migrantes] merecen los mismos derechos».

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