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Detienen a «Familia Afortunada»: Cómo las autoridades chinas detuvieron y condenaron a toda una fiesta de cumpleaños

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Asia Oriental, China, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Religión

Campamento de transformación a través de la educación, municipio de Qiaerbage, Shache. Foto de Bitter Winter [1] (CC BY-NC-SA 2.0 [2]).

En enero de 2018, Nauryzbai Izbasar invitó a varios amigos y sus familias a la fiesta de cumpleaños de su hija a través de un grupo de WeChat llamado «Familia Afortunada». La fiesta, que se celebró en una aldea [3] remota en la región china de Sinkiang, fue una ocasión para reunirse y reír. Más de tres años después, podemos aclarar qué salió mal tras la fiesta.

Ciertamente, los 18 hombres de la fiesta fueron detenidos en horas y días posteriores a la fiesta. Luego recibieron condenas de prisión de entre 15 y 23 años.

Toma tiempo y es difícil obtener información sobre las personas detenidas en Sinkiang por «propagar el extremismo» y «reunir a una multitud para alterar el orden público» . Los relatos personales y el boca a boca sustituyen a la divulgación pública en esta zona tan secreta y vigilada.

En la región viven uigures, kazajos y otros grupos étnicos mayoritariamente musulmanes. Desde 2017 son blanco de políticas gubernamentales cada vez más brutales, que incluyen trabajos forzados, campos de reeducación, separación de familias y duras penas de prisión para una gran parte de las poblaciones minoritarias.

A uigures, kazajos y otros grupos étnicos mayoritariamente musulmanes se les presenta ampliamente como «separatistas de la patria [4]» o simplemente «terroristas [5]» en el discurso chino dominante, incluidas las declaraciones del Gobierno y los medios. Se han visto privados de sus derechos humanos [6] más básicos, como la libertad de religión [7], de movimiento [8] o de transmitir su idioma nativo [9].

A los detenidos se les suele enviar a prisión o a los llamados «campos de reeducación». Sin embargo, según los observadores, esos campos se parecen cada vez más a prisiones y deberían definirse como tales.

En una declaración escrita a Global Voices, Gene Bunin, investigador dedicado [10] a la opresión de los musulmanes en el oeste de China, dijo:

Not everything can be lumped into ‘camps’, not only because most of these really seem to be closed or closing, but also because even in 2017 a good fraction of the detained wasn't sent for study but simply to jail. Of course, it's even more important to insist on this distinction now, since very many of the current victims are serving long prison sentences.

No todo se puede clasificar como «campos», no solo porque la mayoría parecen estar realmente cerrados o clausurados, sino también porque hasta en 2017, no se envió a buena parte de los detenidos a estudiar, sino simplemente a la cárcel. Por supuesto, es aún más importante insistir en esta distinción ahora, ya que muchas víctimas actuales están cumpliendo largas penas de prisión.

Detenciones selectivas y humillación

La fiesta de cumpleaños tuvo lugar en una pequeña aldea del condado de Chapchal, en Sinkiang (China).

Según varios familiares de los detenidos que viven en Kazajistán, meses después, las autoridades del pueblo metieron en un edificio a los padres de los hombres detenidos y no los dejaron salir. Mientras tanto, a los detenidos los pasearon por las calles para que todo el mundo los viera. Les encadenaron manos y pies. Se leyeron sus nombres, edades y sentencias en voz alta.

Aliya Beksultan, kazaja de 29 años que creció en la aldea, habló de los detenidos a Global Voices a través de una entrevista telefónica.

I know all those people who got arrested, and they are all innocent, good people. They all used to live ordinary lives with their families, worked as taxi drivers, ran small businesses and so on.

Conozco a todas las personas detenidas, son todas inocentes y buenas personas. Todos llevaban una vida normal con sus familias, trabajaban como taxistas, tenían pequeños negocios, etc.

Aliya describió lo que supuso la incursión en el pueblo de su infancia.

All of this, the lengthy sentences and the public announcement of it, they did it to scare people. Our village is small with only around 200 families, so everyone knows each other.

Todo esto, las largas condenas y su anuncio público, lo hicieron para asustar a la gente. Nuestro pueblo es pequeño, con unas 200 familias, así que todos se conocen.

El anfitrión Nauryzbai Izbasar tenía 31 años cuando fue detenido. Además era el imán local y tuvo una condena de 23 años de prisión, según confirmó su hermana desde Kazajistán en un video [11].

Beken Erzhuma fue condenado en un primer momento a 15 años, pero como se negó a declararse culpable después, el juez añadió cuatro años más a su sentencia, según Aliya Beksultan.

Las esposas de los detenidos, que estaban en la fiesta, fueron internadas inmediatamente en los llamados campos de reeducación. Permanecieron ahí durante unos siete meses. Solo dos de las mujeres se libraron de este trato por estar embarazadas. Una es la cuñada de Aliya.

De modelo a seguir a delincuente

A Shattyq Daulet, también de 30 años, se le diagnosticó leucemia cuando recibió su condena de 19 años. Muchos de sus parientes fuera de China, y también documentos oficiales, confirmaron su detención.

Según los documentos oficiales [12] del tribunal, lo acusaron de «incitar al odio racial, la discriminación étnica y reunir a una multitud para alterar el orden público».

En pocos meses y ante los ojos del estado chino, Daulet pasó de ser un modelo a seguir a delincuente. En 2017, los medios locales [13] publicaron un retrato suyo, en el que se describía a Daulet come un hombre que se hizo solo, que pasó de la pobreza a un exitoso negocio de reparación de teléfonos móviles.

Fue premiado por el Comité del Partido de la Liga de la Juventud Comunista por ser un modelo a seguir en materia de emprendimiento juvenil.

Ahora se desconoce su condición en una prisión en Kuytun [14], 280 km al noreste de Ili, la capital provincial más cercana a su aldea.

El resto de los 18 detenidos fueron condenados luego a 15 años, según testimonios [15] [archivo en PDF].

Inexplicable precio a pagar

Zhanatbek Beksultan [16], 32 años, es otro de los desafortunados miembros del grupo de chat «Familia Afortunada», que ahora cumple una sentencia de 15 años de prisión por asistir a la fiesta. Su hermana Aliya, que ahora vive en Kazajistán, contó cómo se enteró de la incursión a la fiesta de cumpleaños.

I first heard rumors in springtime 2018 from people that had travelled from China to Kazakhstan, that 18 persons had been arrested at a birthday party in my home village. But it was not until October that I learned from my parents that my brother was actually one of them.

En el segundo trimestre de 2018, empecé a escuché rumores de personas que habían viajado de China a Kazajistán, sobre 18 personas detenidas en una fiesta de cumpleaños en mi pueblo natal. Sin embargo, recién en octubre que supe por mis padres que mi hermano era uno de los detenidos.

A través de varios canales de comunicación y después de varios meses, Aliya obtuvo la notificación de encarcelamiento [17] de su hermano, en la que se indicaba que se le había condenado por «propagar el extremismo» y «reunir a una multitud para alterar el orden público».

Como el anfitrión de la fiesta era un imán, cree que las autoridades interpretaron erróneamente que la reunión era religiosa.

Los datos anecdóticos de varios casos muestran que, desde 2017, las grandes concentraciones son cuidadosamente vigiladas por las autoridades. No existen leyes claras y públicas al respecto, lo que contribuye a la aplicación arbitraria de la vigilancia.

En una base de datos de registros policiales [18] filtrada, se muestra que este tipo de reuniones son vigiladas debido al potencial «riesgo» que suponen para el orden público. La fiesta de cumpleaños de la «Familia Afortunada», que acogió a más de 40 personas, se ajusta perfectamente a la descripción.

Aun así, Aliya sigue desconcertada por el hecho de que su hermano deba pagar semejante precio solo por ir a una fiesta.

My brother is just an ordinary man. He has two children and used to be a taxi driver along with some seasonal farm work. Now, my brother is allowed to talk to his family on the phone for three minutes every week. But they must only speak in Mandarin, which means he can not talk to my parents, because they don't speak Chinese. Since the arrest, my parents have visited him just once in prison, and at that time his hands and feet were shackled.

Mi hermano es un hombre corriente. Tiene dos hijos y era taxista además de trabajar en una granja por temporadas. Ahora, mi hermano puede hablar con su familia por teléfono durante tres minutos cada semana. Pero solo deben hablar en mandarín, lo que significa que no puede hablar con mis padres, pues no hablan chino. Desde la detención, mis padres solo lo han visitado una vez en la cárcel, y esa vez tenía las manos y los pies encadenados.