Declive del occitano: ¿Fracaso de las iniciativas culturales o fracaso del Estado?

Captura de pantalla de un video de YouTube que explica la historia y presencia actual de la lengua occitana.

Entre la veintena de lenguas llamadas lenguas regionales que se hablan en Francia metropolitana, seis están en la categoría de occitano o lengua de oc. Pese a que más de medio millón de personas hablan occitano, y lo sostiene una práctica educativa, mediática y cultural, la lengua ha visto disminuir la cantidad de hablantes. ¿Cuál es la causa?

El occitano (se pronuncia “outsita” en occitano) extrae su nombre de la división de lenguas romances derivadas del latín en torno a la pronunciación de la palabra “oui” (sí) según una línea que divide Francia en dos. En el norte, toma la forma de la palabra “oïl”, mientras en el sur se convierte en “oc”, lo que da origen a los términos de lengua de oc y de occitano, que también se usan para describir el sector geográfica y cultural de Occitania de que representa la mayor parte del sur de Francia.

Como lengua escrita, el occitano está acreditado desde el siglo X, y ha funcionado como lengua literaria, jurídica y oral hasta el siglo XVIII. A partir del siglo XIX, se convirtió en una lengua principalmente que sigue siendo la dominante de las poblaciones de Occitania, la mayoría de las cuales no entiende francés.

¿Quién habla occitano hoy?

La cantidad de hablantes occitáfonos que se presta a numerosas interpretaciones que reflejan diferentes definiciones del dominio y práctica de una lengua.

Hoy en día, las estimaciones varían: una investigación lingüística de 2020 de la Oficina de la Lengua Occitana, entidad pública creada en 2016 que abarca 22 departamentos, realizada con 8000 personas en gran parte de Occitania, indica que el 7 % en promedio de la población habla occitano. Esta población representa más de medio millón de hablantes.

Actualmente, se distinguen seis variantes principales de occitano según la región donde tienen la mayor parte de hablantes: gascón, languedocino, provenzal, auvernés, limosín y vivaroalpino.

Fuera de Francia, otros dos países reconocen el occitano como lengua con situación regional oficial: España, en la región del valle de Arán, e Italia en los valles occitanos del Piamonte y Liguria. Mónaco cuenta igualmente con el 15 % de occitanófonos.

En Francia, los occitanófonos son en promedio hombres de 66 años que viven en el campo y que practican esta lengua principalmente en familia y con sus amigos y vecinos. Más detalles de la encuesta están disponibles en este video de YouTube:

Es importante destacar que ya no existen occitanófonos monolingües. Se puede dividir a los hablantes de esta lengua en dos categorías: una población mayor de 60 años y que habla occitano pues la familia les ha transmitido la lengua, y un segundo grupo que se podría calificar de neooccitanófonos que aprenden la lengua en escuelas de inmersión, y cuyos padres p familia no siempre habla occitano.

En cuanto a la educación escolar, el occitano cuenta con varias escuelas de inmersión llamadas Calandreta. El occitano también se propone como matera facultativa en las escuelas y se enseña en las universidades, donde es posible obtener un diploma superior en legua y cultura occitanas.

Al nivel de medios, existe una cadena de televisión en occitano, OcTele, varias estaciones de radio, en general bilingües occitano y francés, y una serie de sitios de información regional en occitano. El rol de los medios es esencial, valorizan una lengua y contribuyen a transmitirla a las generaciones futuras pues inculcan esa lengua en la modernidad y la cultura numérica.

A la vez, la cultura es un vector que permite conservar la herencia del pasado, evita la reducción del folklore o la museología. Por ese motivo, el mundo occitano dispone de diversas instituciones culturales que participan del prestigio de la lengua: academias literarias como los Juegos Florales que datan de 1694, la fundación Félibrige, que data de 1854, el Congreso Permanente de la Lengua Occitana, la Oficina de la Lengua Occitana ya mencionada, las casas editoriales en occitano.

Algunas de estas iniciativas, al igual que algunos medios, se benefician de un apoyo financiero del Estado y también algunos privados.

Una lengua que sigue amenazada

Todas las iniciativas descritas en este artículo son positivas y muestran una renovación segura, aunque un hecho sigue demostrado: la cantidad de hablantes no deja de disminuir. No parece que se lo pueda atribuir a la falta de iniciativas culturales.

El fenómeno del retroceso se relaciona con el envejecimiento de hablantes occitanófonos tradicionales, cuya generación disminuye poco a poco. Pero reducir un problema a una explicación puramente demográfica sería demasiado simplista.

En efecto, existen factores políticos igualmente esenciales. Una de las principales razones es la imposición del francés, que desde hace tres siglos acumula argumentos jurídicos para impedir un uso más extendido del occitano. Así, desde 1802 está prohibido hablar otro idioma que no sea francés en la escuela pública. Esa prohibición está reforzada por sanciones y se mantuvo hasta la década de 1950, cuando se comenzó a enseñar algunas lenguas regionales.

El debate está lejos de terminar, como lo demuestra la última polémica que en torno a la llamada ley Molac de 2021 sobre la enseñanza inmersiva en la escuela pública, pues el Estado sigue firmemente vinculado al artículo 2 de la Constitución francesa que declara: “La lengua de la República es el francés”.

Los cibernautas de lenguas regionales y sus representantes –activistas, personalidades políticas y de cultura– se pueden referir a la Carta Europea de Lenguas Minoritarias o Regionales, pero por ahora París se niega a ratificar esta carta, después de haberla firmado. Esta desconfianza repetida con respecto a las lenguas regionales explica la dificultad de valorizar el occitano en el seno de las generaciones más jóvenes, y sobre todo a escala más extendida.

Así lo explica Jean-Christophe Dourdet, investigador de lenguas occitanas, en un artículo de 2020:

La question de la revitalisation des langues est avant tout une question sociolinguistique. Plutôt que de demander une reconnaissance officielle des langues, d’autres approches de « revitalisation » visent à revendiquer des droits linguistiques pour les locuteurs et groupes de locuteurs de ces langues. Cette approche ne fonctionne que s’il existe une conscience linguistique suffisante pour permettre une revendication de groupe. En France, les locuteurs des langues de France ne présentent en général qu’une très faible conscience linguistique étant donné qu’ils considèrent leurs idiomes comme des « patois » au sens d’objets dépréciés. Cette idée est le fruit de décennies de politiques linguistiques françaises niant toute diversité linguistique au profit du tout français comme langue universelle d’émancipation.

La cuestión de la revitalización de las lenguas es una cuestión sociolingüística, ante todo. En lugar de buscar el reconocimiento oficial de las lenguas, otros enfoques de «revitalización» pretenden reclamar derechos lingüísticos para los hablantes y grupos de hablantes de esas lenguas. Este enfoque solo funciona si hay suficiente conciencia lingüística para permitir una reivindicación de grupo. En Francia, los hablantes de las lenguas del país suelen tener muy poca conciencia lingüística, consideran sus modismos como «patois», como objetos depreciados. Esta idea es el resultado de décadas de políticas lingüísticas francesas que niegan la diversidad lingüística y favorecen el francés como lengua universal de emancipación.

La situación solamente puede evolucionar en un sentido de revalorización activa en el caso de un apoyo político inequívoco que no considere a las lenguas regionales como una amenaza. Al respecto, la carta europea es muy clara al definir sus objetivos:

La Charte se fonde sur une approche qui respecte pleinement les principes de souveraineté nationale et d’intégrité territoriale. Elle ne conçoit donc pas les relations entre les langues officielles et les langues régionales ou minoritaires en termes de concurrence ou d’antagonisme ; le développement de ces dernières ne doit pas, en effet, entraver la connaissance et la promotion des premières. Selon la Charte, chaque langue a sa place légitime.

La Carta se basa en un enfoque que respeta plenamente los principios de soberanía nacional e integridad territorial. Por tanto, no concibe relación entre las lenguas oficiales y las regionales o minoritarias en términos de competencia o antagonismo; el desarrollo de las regionales o minoritarias no debe obstaculizar el conocimiento y la promoción de las lenguas oficiales. Según la Carta, cada lengua tiene su legítimo lugar.

James Costa, investigador británico que trabaja en lenguas occitanas y escocesa, entre otras, resume bien la situación pue recuerda que la demanda de más derechos para el occitano se ubica con una visión abierta hacia el futuro:

In that sense, language revitalization isn’t about regenerating pre-existing groups, but about inventing new ones, on new terms, while drawing on a construction of those groups as timeless or ancient.

En ese sentido, la revitalización lingüística no se trata de regenerar grupos preexistentes, sino de inventar otros nuevos basados en nuevos principios, mientras se usa una base atemporal o antigua de esos grupos.

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