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Indonesia enfrenta críticas por falta de apoyo financiero en medio de confinamientos

Categorías: Asia Oriental, Indonesia, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Salud, COVID-19

Presidente indonesio, Joko Widodo, anunció la ampliación de las restricciones de medidas por COVID-19 de Indonesia. Captura de pantalla tomada de un video de ABC's News [1].

Indonesia enfrenta un «tsunami de COVID-19 [2]» que afecta a familias de todo el archipiélago. Todo el sudeste asiático ha tenido un aumento [3] de casos en las últimas semanas, aunque Indonesia es el país que ha experimentado el mayor repunte y se considera el actual epicentro mundial.

El 28 de julio, Indonesia registró más de 45 000 casos [4], unos alarmantes 15 000 más que el día anterior. Ese mismo día, el país registró 2069 muertes conocidas, la más alta hasta la fecha. Con un total de casi 87 000 muertes y sin un final a la vista por la variante Delta, altamente contagiosa, muchos ciudadanos critican al Gobierno por su respuesta aparentemente inadecuada a la pandemia y la falta de apoyo socioeconómico en medio de las estrictas restricciones de COVID-19.

En las últimas semanas, han estallado protestas en todo el país contra los confinamento a causa de la pandemia impuestos por el Gobierno.

Así está el Gobierno local de la ciudad de Bandung esta tarde, espero que todo esté bien.
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Protesta frente al ayuntamiento de Bandung contra restricciones por COVID-19 en Indonesia. El confinamiento afecta obviamente los puestos de trabajo y los alimentos. Muchos indonesios aún recuerdan la violencia de la crisis económica asiática de 1997-2004.
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Restricciones por COVID-19

El 3 de julio, Indonesia puso en marcha un programa de emergencia de restricciones de actividades públicas [9] (conocido como PPKM) de varios niveles para frenar la propagación del virus. Durante el último mes, en Yogyakarta, Yakarta y Bali, regiones con las mayores tasas de COVID-19, hubo restricciones de nivel 4. Esto incluía medidas de distanciamiento social, restricción de viajes y comidas en el interior, un toque de queda a las 8:00 p.m. y obligación de trabajar desde casa para trabajadores no esenciales, entre otras medidas.

En parte, las as restricciones se aplicaron para preparar el Eid al-Adha del lunes 19 de julio, una de las principales fiestas islámicas. Indonesia es el país con más musulmanes del mundo y suele tener una migración masiva durante Eid, ya que los ciudadanos visitan a sus amigos y familiares en toda la región.

Las autoridades esperaban que se redujeran los viajes internos en ese periodo, pues el cierre de mayo durante el Eid al-Futri [10] resultó relativamente infructuoso, pues hubo un aumento de los casos.

Mientras tanto, los hospitales de Indonesia están llenos y los suministros de oxígeno se han agotado. Hacia fines de julio, los hospitales de Yakarta estaban al 73 % de su capacidad y los de Bali están actualmente al 80 %. Las familias se sumen en desesperación y falta de esperanza cuando los hospitales se quedan sin oxígeno [11], y a principios de julio, el Hospital General Doctor Sardjito de Yogyakarta vio morir a 63 pacientes [12] de COVID-19 fuera del hospital mientras esperaban camas y tratamiento..

Hoy, varios periodistas publicaron los resultados de su cobertura colaborativa de la crisis del oxígeno que se produjo en el Hospital Doctor Sardjito el 3 y 4 de julio. Entrevistamos a familias de pacientes que murieron en ese momento y recopilamos datos sobre las muertes durante la crisis de oxígeno. Este es el resultado de nuestra cobertura.
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Los medios indonesios colaboran en la investigación de la muerte de más de 60 pacientes en el hospital de Sardjito, en Yogyakarta, supuestamente por falta de oxígeno. Antes, la dirección del hospital negaba el caso.

El Gobierno también está luchando con una lenta campaña de vacunación contra el COVID-19. Solo el 6,9 % de la población está totalmente vacunada, unos 64 millones de personas de un total de 276 millones. Para complicar las cosas, la mayor parte de la población vacunada en Indonesia –incluido el personal sanitario– fue vacunada con Sinovac, que ha demostrado ser menos eficaz [15] contra la variante Delta, más agresiva.

A partir del 26 de junio, Indonesia amplió sus restricciones por COVID-19 hasta el 2 de agosto, pero las rebajó del nivel 4 al 3, y permitió la reapertura de mercados tradicionales, mezquitas y centros comerciales, permite algunas comidas en interiores y ampliado el toque de queda hasta las 9:00 p.m. Aunque los casos de Indonesia van en aumento, el Ministro de Finanzas de Indonesia, Sri Mulyani Indrawati, declaró [16] que están tratando de proteger a la gente al tiempo que consideran la economía del país.

Dificultades financieras

La ampliación de las medidas se produce tras muchas críticas y protestas, ya que los ciudadanos enfrentan dificultades económicas y sociales por el confinamiento. Muchos cibernautas han recurrido a Twitter para señalar la falta de apoyo gubernamental durante las restricciones del COVID.

La protesta de los indonesios para no prolongar el confinamiento se debe a la falta de ayuda social y financiera del Gobierno. Es por desesperación. Es un contexto muy diferente al de las protestas contra las vacunas y las mascarillas en muchos países desarrollados.

Según [18] Asfinawati, directora de Asistencia Jurídica de Yakarta, muchos sospechan que el Gobierno ha evitado continuamente calificar las restricciones del COVID-19 de «confinamiento» porque la etiqueta les obligaría a dar a los ciudadanos mayores prestaciones sociales y apoyo, según sus leyes de cuarentena y salud pública.

Yuni, que trabaja como limpiadora en Yakarta, declaró a Australian Broadcasting Network,

If the government asks us to stay at home they have to give us a financial subsidy but in reality, it's just empty promises. Until now I've never received a thing.

Si el Gobierno nos pide que nos quedemos en casa, tiene que darnos una subvención económica, pero en realidad son solo promesas vacías. Hasta ahora no he recibido nada.

El programa de ayuda social de Indonesia se ha visto salpicado de escándalos en los últimos meses, ya que el entonces ministro de Asuntos Sociales y funcionario del Partido Democrático de Lucha de Indonesia (PDI-P), Juliari Batubara, fue acusado [19] de malversar 2.7 billones de rupias indonesias (186 300 dólares estadounidenses) del programa de ayuda social y detenido en junio. Batubara ha sido condenado a 11 años de prisión.

Desde antes del escándalo, muchos ciudadanos estaban en desacuerdo con los programas de ayuda estatal y denunciaban corrupción generalizada. En una entrevista [20] con The Guardian, Eni Rochayati, coordinador de la Red de Pobres Urbanos de Yakarta, dijo:

[The] government said we would get Rp 300,000 [20 US dollars], but last year we received only around Rp 120,000 [8.3 US dollars],” said Eni. “When we received it we still have to share it with other neighbors who don’t get them.

El Gobierno dijo que recibiríamos 300 000 rupias [20 dólares estadounidenses], pero el año pasado solo recibimos unas 120 000 rupias [8,3 dólares estadounidenses]», dijo Eni. «Y cuando lo recibimos, tenemos que compartirlo con otros vecinos que no lo reciben.

Algunas ciudades informan de inseguridad alimentaria y de granes alzas subidas de precios como consecuencia de los confinamiento y la interrupción de las líneas de suministro.

Los precios de los alimentos están subiendo en Jogja. Hablando con mi vendedora de jugos, me dijo que la fruta cuesta ahora cuatro veces lo que costaba antes de las medidas por COVID.

Eni habló de las dificultades por el confinamiento en las comunidades más pobres de Indonesia.

Rich people can stay at their houses relying on their monthly income. But we have to go out there to earn money every day. If we don’t do that, then our family members who are still healthy will get sick from starving. … Stay at home, using masks, social distancing, all of these would not be working if we are starving. We don’t live alone. We have families, children to feed.

Los ricos pueden quedarse en sus casas dependiendo de sus ingresos mensuales. Pero nosotros tenemos que salir a ganar dinero cada día. Si no lo hacemos, los miembros de nuestra familia que aún están sanos enfermarán de hambre. … Quedarse en casa, usar máscaras, distanciarse socialmente, todo esto no funcionaría si nos estamos muriendo de hambre. No vivimos solos. Tenemos familias, hijos que alimentar.

Muchos voluntarios y organizaciones comunitarias han tomado cartas en el asunto [23] ante la ausencia del Gobierno. Los internautas han acudido a Twitter con las etiquetas #WargaBantuWarga [24] (ciudadanos ayudan a ciudadanos) y #SalingJaga [25] (cuidarse unos a otros) para ofrecer ayuda, como paquetes gratuitos y transporte, dinero y donaciones de arroz.

La pandemia se acerca a su punto más álgido en Indonesia, y esta atención comunitaria podría convertirse en la norma, ya que la red de seguridad financiera del país se ve presionada y más negocios se ven obligados a cerrar entre las restricciones.