Madre de travesti asesinada en Brasil convierte el luto en bandera de lucha

Zilda Vermont, madre del travesti Laura Vermont | Foto: Caê Vasconcelos/Agência Mural

Este texto es de Caê Vasconcelos y Lucas Veloso, y se publicó originalmente en el sitio web de Agência Mural en mayo de 2021. Se reproduce aquí en virtud de un acuerdo para compartir contenido con Global Voices, con algunas modificaciones.

Zilda Vermont Laurentino, de 60 años, no ha pasado un solo día de los últimos seis años sin pensar en su hija, Laura Vermont, travesti, asesinada en junio de 2015, cuando tenía 18 años. Fue un asesinato brutal, en São Miguel Paulista, al este de São Paulo. Una víctima más en un país que ocupa uno de los primeros lugares de violencia contra personas LGBTIQA+ del mundo.

A partir de su pérdida, Zilda adoptó el sobrenombre Vermont (que su hija Laura escogió como nombre social) y la causa trans como bandera. Laura era la menor de sus tres hijas, y recuerda que era la alegría de la casa. A los 16 años, cuando le contó a su familia sobre su identidad de género, la joven encontró comprensión. Su miedo y el de la familia pasó a ser el mundo exterior, como acabó confirmándose.

Tras la muerte de su hija, Zilda entró a la ONG Mães pela Diversidade [Madres por la diversidad], organización creada por padres de lesbianas, gais, bisexuales, travestis transexuales, y le puso el nombre de Laura a un Centro de Ciudadanía LGBT en São Miguel Paulista.

“Laura abrió una cuenta en varias tiendas y compraba zapatos para quien no tenía. No medía esfuerzos para ayudar. Cuántas quedé asombrada porque llegaba con tres o cuatro amigos a quienes habían expulsado y que ella quería acoger», recuerda la madre.

Cuenta también que parte de su fuerza viene de la fe a través del espiritismo y las cartas que cree están psicografiadas con mensajes de Laura. En una vio el pedido para que Zilda continuara la lucha por la justicia y los derechos. “Lo que fortalece es que Laura me dejó una gran misión. En las cartas [psicografiadas] siempre dice: «sigue porque la lucha es nuestra», afirma.

Pero antes de levantar la bandera por Laura y continuar su lucha, Zilda enfrentó una depresión severa, y los pedidos de ayuda que recibía de madres de otras personas LGBTIQA+ la ayudaron a enfrentar el cuadro.

“Suelo ir al Desfile LGBT, y muchos jóvenes vienen a abrazarme y me dicen que hoy hay más libertad gracias a Laura. Siento su presencia cuando estoy en esos espacios. Es lo que me tiene en pie”, explica.

El año de la muerte de Laura, Brasil registró el asesinato de 113 personas trans y travestis en el país, según datos del Observatorio Trans. En 2020, el número aumentó a 175 asesinatos, según un documento de Antra (Asociación Nacional de Travestis y Transexuales).

A pesar del registro de los casos de violencia, Zilda dice que siente más respeto en su región con el tema que hace algunos años, pero reconoce que hay mucho por hacer.

Zilda agrega “Después de la muerte de Laura, las cosas han mejorado. Laura movió todo, pero aún no es suficiente. Cuando abrí el Centro de Ciudadanía, me amenazaron las familias de los policías involucrados en su muerte».

En mayo de 2021, la familia de Laura ganó judicialmente una indemnización del Estado, que reconoció que hubo omisión de ayuda y que los policías que actuaron en el caso mintieron en su declaración. El delito aún espera juicio.

Laura murió después de una agresión, cuando volvía a casa después de una fiesta, el 20 de junio de 2015. El informe médico señaló muerte por traumatismo craneal. El crimen ocurrió en la avenida Nordestina, Vila Nova Curuçá, al este de São Paulo, cerca de la casa donde viva la familia.

Se identificó a cinco hombres sospechosos de haberla matado. Después de la agresión, Laura recorrió la avenida para buscar ayuda y se encontró con dos policías militares. Para la justicia, los policías fueron negligentes y cometieron fraude procesal en su declaración.

Según el reportaje del sitio de noticias G1, dos policías se distrajeron durante el servicio y dejaron que Laura entrara el auto. Acabó con el auto chocado contra un muro. Uno de los policías agredió a Laura y el otro le disparó en un brazo, señala el reportaje

El periodista Luiz Fernando Uchôa, de 37 años, uno de los mejores amigos de Laura, recuerda que la muerte afectó a la Familia Stronger, colectivo de la zona este que acoge a personas LGBT no aceptadas por su familia biológica.

“No conseguimos lidiar con la muerte de Laura, principalmente por cómo ocurrió”, dijo Uchôa, la violencia del ataque.

Luiz coincide que uno de los legados de Laura es que exista un centro con su nombre. “Eso delimita que no vamos a aceptar la LGBTfobia institucional”, resume.

El centro que lleva el nombre de Laura está administrado por la municipalidad de São Paulo, y desarrolla acciones como atención a víctimas de violencia, prejuicio y discriminación y les dan apoyo jurídico, psicológico y de servicio social, con seguimiento para presentar denuncias policiales y otra orientación.

Luiz sugiere que para ampliar el trabajo se necesitan acciones educativas en las escuelas, además de centros culturales sobre diversidad sexual y de género.

“Creo que con estas acciones en lugares puntuales de la periferia, donde hay mayor concentración de personas, lograremos avanzar en trabajos comunitarios. Las iglesias lo hacen”, señala sobre los trabajos comunitarios realizados por organizaciones religiosas, como entrega de comida.

Otro punto que impide que se implante una política que atienda a esa población es la falta de datos. Actualmente, solamente la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales recopila datos de muertes y violencia cometidas contra la población trans del país.

Una de las críticas de la falta de datos es la paulista Carolina Iara (PSOL), mujer intersexual y travesti que trabajó en la alcaldía de la capital paulista. “No existen esos datos. En verdad, [no existe] programa ni pauta trans en el ejecutivo paulistano”, dijo en un reportaje de 32xSP, proyecto de Agência Mural en asociación con Rede Nossa SP.

Según Symmy Larrat, presidenta de ABGLT (Asociación Brasileña de Lesbianas, Gais, Bissexuales, Travestis, Transexuales y Intersexuales), la falta de información perjudica las acciones municipales y a la población, además de invisibilizar.

Su opinión es igual a la de Luiz. “No hay registros de nuestra población, ¿no es así? Si no hay registros, no hay datos, no hay tipificación. Solamente te puedo decir que son muchas muertes, pero hay algo muy impreciso», explica.

Para tratar de cambiar el escenario, comenta que es necesario presionar a los concejales para que recopilen datos.

“Debemos exigir que ese registro se incluya en el presupuesto municipal o que el concejal destine un presupuesto. Sin datos no hay cómo hacer políticas públicas efectivas”, explica.

En los registros policiales, la LGBTfobia pasó a enmarcarse en el delito de racismo, después de una decisión del Supremo Tribunal Federal, según la ley 7.716/89, hasta que se apruebe una norma específica para penalización.

Además, el tribunal determinó que, en casos de homicidio doloso, cuando la muerte es intencional, la identificación de LGBTfobia se debe considerar como circunstancia agravante del delito, por configurar motivo que sin justificación moral.

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