Cómo enfrentar el legado de la violencia sexual en tiempos de guerra en Bosnia y Herzegovina

Foto de Pete Muller del Proyecto Mi cuerpo, zona de guerra, usada con autorización.

Esta historia de Alec Anderson y Chiara Zardoni se publicó originalmente en Balkan Diskurs, proyecto de Post-Conflict Research Center (PCRC). Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

I would like to invite all women and men to speak up, to tell the truth and talk about what was done to them. We need to record and remember what happened; this is the only way to achieve justice. Presentation of the International PSVI Protocol in Bosnia and Herzegovina, Post-Conflict Research Center

Me gustaría invitar a todas las mujeres y hombres a hablar, decir la verdad y contar lo que les hicieron. Necesitamos registrar y recordar lo que sucedió; esta es la única forma de lograr justicia. Presentación del Protocolo Internacional PSVI en Bosnia y Herzegovina, Centro de Investigación Post – Conflicto

La violencia sexual relacionada con los conflictos ha existido durante mucho tiempo y también ha sido ignorada en las sociedades en conflicto, y después de los conflictos. Este sigue siendo el caso de Bosnia y Herzegovina, país que sobrevivió a una devastadora guerra entre 1992 y 1995 durante la cual se generalizó usar la violación como arma de guerra.

Según un informe de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que analizó los procedimientos judiciales de las entidades políticas que componen Bosnia y Herzegovina como Estado (Federación de Bosnia y Herzegovina, República Srpska y Distrito de Brčko), entre 2004 y 2014, más de 20 000 mujeres y niñas fueron violadas durante la guerra de Bosnia.

Se desconoce oficialmente cuántos hombres y niños fueron violados, pero se estima en unos 3000 según la investigadora Sabina Husić, directora de Medica Zenica, organización que brinda apoyo a las víctimas de la violencia.

Además, como lo explicó el Centro de Derecho Humanitario en su documento de política de 2019, más de un tercio de todas las personas que comparecieron ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, tribunal internacional encargado de enjuiciar los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia, recibieron condenas por cargos de violencia sexual. Desafortunadamente, muchas dificultades socavan el objetivo de poner fin a la impunidad de los perpetradores de violencia sexual relacionada con el conflicto y lograr el reconocimiento, protección efectiva y compensación para los sobrevivientes. Sin embargo, se han realizado mejoras a nivel nacional y las organizaciones de la sociedad civil han desempeñado un papel clave en el logro de estos objetivos.

La violación fue tipificada como crimen de lesa humanidad por el artículo 5 del estatuto de
Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia. Este fue el primer tribunal internacional que procesó explícitamente casos de violencia sexual. Además, de acuerdo con estas normas relativamente nuevas, la sola existencia de un conflicto armado juega un papel clave en los casos de violencia sexual. Ciertamente, el tribunal afirma que el «conflicto armado no tiene que haber sido causal de la comisión del crimen, pero la existencia de un conflicto armado debe haber jugado, como mínimo, un papel sustancial en la capacidad del perpetrador para cometerlo». En relación a esto, una enmienda de 2015 al Código Penal de Bosnia y Herzegovina de 2003, revocó un requisito anterior, en el que los fiscales debían mostrar demostración explícita de fuerza o amenaza, una mejora importante. Es de suma importancia señalar que estas mejoras legales se produjeron gracias al coraje de 16 sobrevivientes de Foča que tomaron el estrado de testigos en un tribunal de justicia internacional, como se muestra en los documental del 2011, Vine a testificar.

Sin embargo, algunos tribunales aún no respetan plenamente esta mejora legal y se adhieren a la presunción de inocencia de los presuntos violadores, conocida como el principio de in dubio pro reodictaminar a favor del acusado. Como resultado, muchos tribunales han absuelto a los acusados de casos en los que el testimonio de un sobreviviente no se consideró creíble.

Según un informe posterior publicado por la OSCE en 2017, otro grave desafío se refiere a la calificación de los casos de violencia sexual en conflictos como crímenes «ordinarios» y no como crímenes de guerra. Esta calificación no reconoce la relación inherente entre el conflicto y la violencia sexual, ni el trauma asociado, y priva a las sobrevivientes de los beneficios de la regla probatoria especial asociada con los casos de violencia sexual en tiempos de guerra.

Asimismo, a menudo se denuncia la falta de un sistema adecuado de protección de testigos. No obstante, en 2012 el Código de Procedimiento Penal introdujo medidas de protección específicas, como sesiones judiciales a puerta cerrada, expulsión del acusado de la sala del tribunal y medidas específicas para testigos muy vulnerables.

Finalmente, como explicó Amnistía Internacional en su presentación a la relatora especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, la dificultad para obtener indemnizaciones por daños morales, o reparaciones es uno de los mayores problemas que enfrentan las sobrevivientes en Bosnia y Herzegovina en la actualidad. Los tribunales son reacios a otorgar daños morales, y optan por remitir a los sobrevivientes a procesos civiles que no garantizan las medidas de protección antes mencionadas. Una vez que un tribunal ha concedido las reclamaciones de indemnización, suele ocurrir que los acusados no pueden pagar y los tribunales rara vez hacen cumplir sus fallos. Dada esta situación, tras una petición internacional de juicio, el Comité de Naciones Unidas Contra la Tortura exigió a Bosnia que estableciera un sistema eficaz de indemnización para los sobrevivientes de crímenes de guerra en 2017. Desafortunadamente, poco se ha avanzado en el cumplimiento de esta obligación.

Es importante destacar que las organizaciones de la sociedad civil se han esforzado para llenar las deficiencias y brechas dejadas por el Estado. Este proceso, en el que personas de todos los ámbitos se han unido para resolver problemas que su Gobierno no puede o no quiere resolver, se ve una y otra vez en el mundo e ilustra el papel vital, a menudo ignorado, que desempeña la sociedad civil como la columna vertebral de una democracia en funcionamiento.

Para los sobrevivientes de violencia sexual relacionada con el conflicto en Bosnia y Herzegovina, la historia no es diferente. Jagoda Rošul-Gajić, experta en derechos internacionales de las mujeres, identificó a las organizaciones de la sociedad civil de mujeres como la «fuerza dominante» que trabaja para la inclusión y el apoyo de las mujeres en los procesos de paz y reconciliación en Bosnia y Herzegovina. Organizaciones grandes y pequeñas han emprendido iniciativas enormemente importantes para ayudar a las sobrevivientes a acceder a reparaciones y justicia. Estos incluyen apoyo psicológico y terapia para sobrevivientes, asistencia legal gratuita, servicios vitales de protección de testigos para sobrevivientes que viven cerca de sus perpetradores, incansables grupos de presión e iniciativas de discurso público.

Sin embargo, la justicia de transición para las sobrevivientes de violaciones en tiempos de guerra requiere algo más que justicia punitiva o reparaciones materiales. Es necesario que toda la sociedad reconozca los abusos contra los derechos humanos experimentados para avanzar hacia la paz colectiva. La sociedad civil juega un papel importante en la formación no solo de las actitudes de otras personas hacia los sobrevivientes de violencia sexual durante conflictos, sino también de las actitudes de los sobrevivientes hacia sí mismos.

Es muy importante hablar de estas mujeres como sobrevivientes en lugar de víctimas pasivas para desestigmatizar sus experiencias, resaltar su resiliencia y empoderarlas como líderes. Esto puede lograrse mediante uso del lenguaje en el discurso público, pero también mediante iniciativas que combatan directamente los estereotipos destructivos que consideran a los sobrevivientes de violencia sexual en Bosnia y Herzegovina como «indefensos» o dependientes del bienestar. Es importante educar al público y a los propios sobrevivientes sobre los atroces crímenes de guerra cometidos en su contra, y sobre el hecho de que estos crímenes merecen una reparación y un reconocimiento. Como señala Janine Clark, experta en violencia sexual en conflictos, y justicia transicional, demasiado énfasis en el trauma y la victimización puede quitar poder a los sobrevivientes, homogenizar sus experiencias y conducir a percepciones sociales «altamente reduccionistas» que impiden la sanación.

Este artículo es parte de la serie Balkan Diskurs “Progresos y desafíos para abordar la violencia sexual relacionada con los conflictos”, que destaca la experiencia de las sobrevivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos en Bosnia y Herzegovina y en el extranjero.

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