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Las mascarillas salvan vidas, pero también se están volviendo un gigantesco problema de residuos

Categorías: Asia del Sur, Nepal, Ambiente, Derecho, Desastres, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Salud, COVID-19
Image by Deewash Shrestha via Record Nepal. Used with permission. [1]

Imagen de Deewash Shrestha vía Record Nepal. Usada con autiruzación.

Este artículo de Prasansha Rimal se publicó en The Record (Nepal) [1], y Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

La gestión de residuos, especialmente en el sector médico, ya era un rubro problemático [2] en Nepal y no hizo más que empeorar durante la pandemia de COVID-19. Según un informe del Banco Mundial de septiembre de 2020 [3], en Nepal se vierten diariamente 2600 toneladas de residuos en los vertederos. El informe estima que, del total de residuos generados, hasta el 56 % son orgánicos, el 16 % de vidrio, el 8 % de papel y el 13 % de plástico. Sin embargo, los productos de plástico –especialmente utensilios de un solo uso, equipos de protección personal (EPP), mascarillas quirúrgicas, protectores faciales y guantes– se han vuelto más omnipresentes [4] desde que comenzó la pandemia.

Estos productos de plástico son esenciales para mantener el funcionamiento de los hospitales y proteger a los trabajadores de primera línea, y también se han convertido en habituales en los hogares, llevar una mascarilla antes de salir a la calle se ha convertido en rutinario. Pero el aumento del uso de mascarillas, guantes, batas y bolsas desechables, implica que también se desechen con la misma frecuencia.

Raj Krishna Shrestha toma té mientras espera a que la gente se acerque a su camión para deshacerse de sus residuos domésticos. Temprano cada mañana, Shrestha, de 52 años, conduce su camión desde Balkumari hasta Lagankhel, estaciona frente al hospital de Patan y espera para recoger los residuos del día anterior. Después, conduce para recoger más residuos en los alrededores antes de verterlos en Balkumari.

Esta ha sido durante mucho tiempo la rutina diaria de Shrestha. Aunque no han cambiado mucho las cosas para él desde que empezó la pandemia, algo que sí es diferente son los residuos que recoge cada día: ahora hay mucho más plástico [5].

Un estudio [6] de febrero de 2021 estima que, desde que comenzó la pandemia, la cantidad mundial de residuos plásticos generados es de 1,6 millones de toneladas al día. El estudio calcula además que cada día se desechan 3400 millones de mascarillas y protectores faciales de un solo uso. El COVID-19 ha invertido el impulso de una batalla mundial de años para reducir la contaminación por residuos plásticos, dicen los autores. Según estimaciones de Grand View Research [7], consultora de negocios global, las ventas de mascarillas desechables se dispararon de 800 millones de dólares estadounidenses en 2019 a 166 000 millones en 2020. Este fuerte aumento en la compra de mascarillas desechables se correlaciona con un aumento en la cantidad de residuos [8].

Y eso es solo una parte de la historia. Lo preocupante no es solo la cantidad de residuos que se generan, sino la mala gestión de su eliminación. Para los trabajadores del sector de los residuos, como Shrestha, esto ha hecho que aumente el miedo a infectarse [9].

«Nadie separa sus residuos domésticos en degradables y no degradables. Esto es peligroso para nosotros y demuestra claramente que la gente no piensa dos veces al decidir qué pasa con las máscaras o los guantes que ha usado cuando estaba infectada», dijo Shrestha. «También demuestra que la gente tiene poca consideración por nuestro trabajo y nuestra seguridad».

Diversos estudios [6] han constatado que el virus del COVID-19 puede sobrevivir hasta 72 horas en el plástico, y desechar las máscaras y guantes usados junto con otros residuos domésticos podría suponer el riesgo de fortalecer la cadena de transmisión.

«La cantidad de mascarillas quirúrgicas y otros plásticos ha aumentado definitivamente. A veces, da miedo tener que recoger mascarillas quirúrgicas [10] porque nunca se sabe quién puede haberlas usado. Pero no podemos dejar de trabajar. Tenemos familias que cuidar», afirma Urmila Deula, barrendera de 40 años contratada por el municipio de Lalitpur.

Image by Deewash Shrestha via Record Nepal. Used with permission. [1]

Imagen de Deewash Shrestha vía Record Nepal. Usada con autorización.

«En Nepal, todavía no se han calculado los datos por el aumento del uso del plástico desde la pandemia, por falta de recursos y de personal. Sin embargo, se puede afirmar que los residuos de plástico han aumentado desde el inicio de la pandemia con solo observar el aumento [5] del uso diario de mascarillas quirúrgicas, guantes y botellas de desinfectante», dijo el doctor Buddhi Sagar Poudel, portavoz del Ministerio de Bosques y Ambiente.

Además de la falta de personal y de presupuesto para separar los residuos, hay un problema mayor: la falta de conciencia general [11] del público respecto a la eliminación de residuos.

«La gente no piensa en separar sus residuos domésticos y, por lo que residuos como mascarillas y guantes van directamente a los vertederos», dijo Poudel.

Existe legislación –como la Ley de Gestión de Residuos Sólidos de 2011 [12] y las Directrices de Gestión de Residuos Sanitarios de 2014– que obliga a segregar los residuos. Las Directrices de Gestión de Residuos Sanitarios [13] recomiendan que las instituciones sanitarias no mezclen sus residuos no peligrosos con otros residuos, y que las instituciones sanitarias eliminen sus propios residuos médicos.

Los hospitales más grandes, como el Hospital de Bir [14], el Hospital Docente de la Universidad de Tribhuvan y el Hospital de Patan, pueden eliminar sus residuos adecuadamente, ya que cuentan con los recursos necesarios. Los hospitales privados, como el Alka Hospital de Lalitpur, también intentan hacer lo mismo.

«Autoclavamos los residuos médicos relacionados con el COVID-19, ya que así se reduce el riesgo de propagación del virus a través de residuos médicos», afirma Navaraj Thapa, director del laboratorio del Hospital Alka.

Pero no todos los hospitales [15] siguen las directrices, y los organismos locales y los hogares no se preocupan por segregar los residuos.

«Hemos dado instrucciones y pedido que los residuos de los hogares, que podrían ser infecciosos, como mascarillas quirúrgicas, ropa u otros materiales usados por contagiados de COVID-19, se mantengan separados durante 72 horas antes de mezclarlos con otros residuos del hogar», dijo Sarkar Bir Shrestha, encargado del vertedero de Okharpauwa [16]. «Pero no tenemos ningún mecanismo para comprobar si el público sigue nuestras instrucciones».

Una solución sencilla a este problema sería elegir alternativas sostenibles y ecológicas en lugar del plástico. Las mascarillas de tela lavables y reutilizables, por ejemplo, podrían ayudar. Un trabajo de investigación sobre mascarillas de tela [17] descubrió que los productos textiles que tienen menos de 300 TPI (hilos por pulgada) tienen una eficacia de filtración superior al 80 %, lo que protege bien contra el virus. El documento también recomienda otra alternativa a las mascarillas de un solo uso: usar dos capas de mascarillas de algodón o franela de al menos 100 TPI. Una máscara multicapa bien ajustada que combine una capa de algodón de 600 TPI y un filtrado electrostático produce una eficacia superior al 90 %, comparable a la de las mascarillas N95, dice el documento.

«Además de fomentar el uso de mascarillas de tela, otra solución al problema del aumento de residuos plásticos sería incinerar los residuos médicos o desecharlos adecuadamente en vertederos estructurados», afirma Stuti Sharma, responsable de asociaciones y promoción de Doko Recyclers [18].

Pero a largo plazo, el viejo principio de «reducir, reutilizar y reciclar» sigue siendo la única forma sostenible de enfrentar la creciente contaminación por plásticos, dicen los expertos. Todos, personas, organizaciones, hospitales y organismos locales, deben poner de su parte.

«La posibilidad de que el COVID-19 se extienda es mayor cuando no hay participación de la comunidad», afirma Prakash Pathak, director gerente de la Fundación de Reciclaje de Chatarra [19]. «Las autoridades tienen que idear una alternativa a las mascarillas quirúrgicas y a los EPI, ya que así se reduciría la producción de plástico en origen. Pero lo más importante es que todos clasifiquen correctamente sus residuos».