Relato del tormento y el trauma del pueblo indígena tamang a través de semillas sagradas, papel hecho a mano y pizarras

El artista Subas Tamang usa como lienzo semillas del árbol de Damocles, considerado sagrado por muchos pueblos indígenas de Nepal. Foto de Sanjib Chaudhary. usada con autorización.

Las semillas translúcidas del árbol de Damocles (Oroxylum indicum), meticulosamente pegadas, forman el lienzo del artista nepalí Subas Tamang. Las semillas redondas, conocidas por sus valores medicinales, se consideran puras y sagradas ya que están encerradas en vainas con forma de espada, lejos del contacto de abejorros y otros insectos. En un guiño a la posibilidad de que las semillas se conviertan en árboles, Subas Tamang cuenta las historias de discriminación y opresión sufridas por los indígenas tamang a manos del Estado, en particular de los gobernantes rana.

«Esta semillas se llaman ko ko mhendo o flor del corazón en tamang, y están arraigadas en la cultura y los rituales tamang», explica Subas a Global Voices. «Los tamangs adjuntan estas semillas a las invitaciones que se envían en ocasiones propicias. Se han convertido en símbolos de la identidad tamang».

Por eso Subas eligió las semillas sagradas para contar las historias, llamadas kaiten en tamang. El kaiten es la historia oral tamang de los orígenes de la vida humana, la cultura y la tradición que suele contar un narrador anciano, el tamba. Al igual que los chamanes usan las semillas para curar a los enfermos, Subas las usa como medio para curar las heridas del pasado, las heridas del tormento y el trauma.

Los hombres tamang se vieron reducidos a meros porteadores, portadores de palanquines, de narguiles y paraguas, y a labores de construcción. Las mujeres tamang trabajaban como niñeras y nodrizas, además de cantar, bailar y entretener a los gobernantes.

Pipa I, obra de Subas Tamang, muestra el destino de los tamang reducidos a trabajadores de baja categoría. Foto de Subas Tamang. Usada con autorización.

Los tamangs tenían prohibido alistarse en el Ejército británico. El único rango para ellos en el Ejército de Nepal era el de pipa, los trabajadores serviles en los escalones más bajos del Ejército. Nunca pudieron ascender en el escalafón. Subas lo ilustra con su obra Pipa I, que muestra a cuatro hombres llevando doko, cestas de mimbre, a la espalda.

Su grabado en madera sobre ko ko mhendo, titulado Gole Kaila, muestra al protagonista Tularam Tamang, alias Gole Kaila, martirizado en 1950 en Biratnagar, ciudad del este de Nepal. Aunque murió luchando contra el régimen de los rana para instaurar la democracia, nunca se le concedió la condición de mártir.

Gole Kaila, grabado en madera sobre ko ko mhendo, retrata al protagonista Tularam Tamang, a quien nunca se le concedió la condición de mártir a pesar de su sacrificio. Foto de Sanjib Chaudhary. Usada con autorización.

Otro medio que Subas elige para sus obras es el lokta, papel nepalí hecho a mano, el mismo papel que sus parientes producían a partir de la corteza de la planta de papel nepalí y que llevaban a los palacios de la capital, Katmandú, como corvée (trabajo forzado no remunerado en lugar de impuestos). El mismo papel llevaba órdenes y leyes que los atormentarían aún más. Pero Subas vuelve a contar la historia de la angustia de su comunidad a través del mismo papel. Sus obras Kagaji Rakam, Kagaji Rakam I y Baigani Rakam muestran a hombres con el traje tradicional pero con la cabeza cubierta por, respectivamente, un ramo de flores lokta, una hoja de papel hecho a mano y un ramo de mangos.

Las obras de arte Kagaji Rakam, Kagaji Rakam I y Baigani Rakam muestran cómo se obligaba a los tamangs a trabajar como mano de obra corvada. Foto de Subas Tamang. Usada con autorización.

Sobre su trabajo, Subas dijo:

In order to pay taxes, Tamangs had to work for free for the State. The Tamangs from Bumtang of Nuwakot District had to collect lokta barks, process them into paper and carry those papers to the palace. Each household would need to produce 200 sheets of paper. Likewise, Tamangs had to work in fruit orchards and carry the fruit, especially mangoes to the palaces in Kathmandu. They had to leave Kathmandu the same day after dropping the fruit.

Para pagar los impuestos, los tamangs tenían que trabajar gratis para el Estado. Los tamangs de Bumtang, en el distrito de Nuwakot, tenían que recoger cortezas de lokta, transformarlas en papel y llevar esos papeles al palacio. Cada hogar debía producir 200 hojas de papel. Asimismo, los tamangs tenían que trabajar en huertos frutales y llevar la fruta, especialmente mangos, a los palacios de Katmandú. Tenían que salir de Katmandú el mismo día después de dejar la fruta.

Subas no se detiene aquí. En su obra Hami aafai aafno pahichan lekhnnechhau (Escribiremos nuestra identidad nosotros mismos), serie de cinco pizarras, graba fragmentos de textos problemáticos y sentenciosos sobre los tamangs, y luego los borra con papel de lija y deja una pizarra en blanco.

En su obra Hami aafai aafno pahichan lekhnechhau, Subas retrata el texto sentencioso que prevalece incluso en los materiales de estudio basados en el plan de estudios de la Comisión de Servicios Públicos. Foto de Sanjib Chaudhary. Usada con autorización.

«Incluso un material de estudios sociales que se dice basado en el nuevo plan de estudios de la Comisión de Servicios Públicos retrata erróneamente a los tamangs como personas dispuestas a vender a sus hijas y nueras, e incluso a ellos mismos, solo por una buena comida», dijo Subas. «Quiero decir por qué debemos confiar en la historia escrita por otros. Vamos a escribir nuestra propia historia».

La exposición «Kaiten: historia, memoria, identidad» se presentó en la Galería de Arte Siddhartha, Baber Mahal Revisited de Katmandú, hasta el 28 de septiembre de 2021.

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