Oficialmente, China y Etiopía se jactan de tener una sólida asociación. Etiopía ha atraído a casi 700 empresas chinas y es el segundo país africano en recibir préstamos de China. El rápido crecimiento económico de Etiopía, combinado con la adopción de parques industriales y de fabricación, construidos por China y siguiendo su modelo, ha llevado a algunos medios a describir a Etiopía como «la China de África». Los principales partidos políticos de Etiopía, el Partido de la Prosperidad, y antes el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), han mantenido fuertes relaciones con el Partido Comunista Chino. Etiopía es también uno de los principales socios de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China en África.
En la cultura popular etíope, sin embargo, la presencia china suele verse como una amenaza cultural multifacética. Por un lado, existe una preocupación generalizada, expresada a través de las redes sociales, sobre la comunidad china como portadora de prácticas culturales exóticas, especialmente en lo que respecta a los hábitos alimentarios. Por otro lado, hay inquietud por la apropiación cultural china de la cultura tradicional etíope, como las versiones más baratas de las artesanías y prendas etíopes fabricadas en China en las tiendas y mercados locales.
Al igual que en otros países que se han adherido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la llegada de las comunidades de emigrantes y empresarios chinos a Etiopía creó algunas fricciones. Es difícil determinar exactamente cuántos residentes chinos hay en Etiopía, pero algunas estimaciones sugieren que hay al menos 60 000.
Comida: Un tema delicado
Estas tensiones en el lado etíope se suelen expresar a través de discusiones sobre los hábitos alimenticios de los habitantes chinos. En particular, se les acusa de violar las costumbres alimentarias de Etiopía. La cocina etíope consiste en gran medida en verduras y lentejas cocidas, así como en platos de carne y guisos picantes, todo servido en un pan plano agrio hecho de grano de teff, injera. La carne se limita al cordero, la ternera y el pollo, y el marisco (con la excepción de un simple pescado) se consume muy poco. A los chinos se les suele describir como consumidores voraces de animales prohibidos, como burros, y también de artículos exóticos e incluso ilícitos, como serpientes, insectos y ratas.
Los comentaristas etíopes de redes sociales critican la disposición de los chinos a comer burro. Algunos comentarios alegan que el consumo de burro por parte de los chinos se está produciendo a escala masiva. Un artículo afirma que hasta un millón de burros han sido arrebatados ilegalmente a los granjeros etíopes y vendidos a mataderos de burros chinos que los usan para producir la medicina tradicional ejiao. Esta medicina, hecha de piel de burro, se usa en China para mejorar la circulación sanguínea. La publicación en redes sociales expresa la preocupación por la desaparición de los burros en un plazo de 10 a 15 años en Etiopía si no se detiene esta venta y matanza masiva. Algunos medios etíopes, como el diario privado Ethiopian Reporter, también informaron de la preocupación generalizada por la desaparición de los burros. Citando un estudio de Brooke Ethiopia, un artículo señala que «la industria productora de ejiao en China está poniendo en serio peligro la vida y el sustento de millones de etíopes pobres».
En Etiopía, los burros se usan exclusivamente para el transporte y, al igual que los animales domésticos como perros y gatos, no están destinados al consumo de alimentos. En las zonas rurales, los burros son especialmente venerados, ya que sobre todo mujeres y jóvenes los usan para transportar mercancías.
Según la organización británica Donkey Sanctuary, casi el 80 % de la población etíope depende de los burros. Los comentaristas etíopes señalan los peligros que el sacrificio y la exportación de burros suponen para el desarrollo rural de Etiopía, y también para su fibramoral. Por ejemplo, un comentario señala que abrir el matadero de burros va en contra de las tradiciones sagradas y religiosas de Etiopía. Irónicamente, este comentarista sugería que podría aceptarse que los chinos abrieran sus propios criaderos de burros, siempre que no se llevaran los burros de Etiopía..
Otros comentarios relacionados con la comida ofrecían exageraciones sarcásticas y dramáticas de los hábitos alimentarios chinos. Una publicación de Facebook cuenta el siguiente chiste: «Si Adán y Eva fueran chinos… podríamos haber seguido en el cielo. Porque los chinos Adán y Eva se habrían comido la serpiente en lugar del fruto prohibido». Otra publicación insta en broma al Gobierno etíope a recurrir a la comunidad china para enfrentar la crisis de la langosta, pero no con tecnologías, sino haciendo que se coman las langostas.
Es importante reconocer la mezcla de mensajes exotizados y racializados en estos comentarios relacionados con la comida. Al emplear motivos alimentarios, los comentaristas etíopes de redes sociales también parecen cuestionar la humanidad de los residentes chinos, los presentan como «otros» repulsivos y distantes. En un video, este mensaje se transmite de forma más directa. El video muestra un grupo de famosos actores etíopes en un restaurante chino que se burla de la comida china. Mientras la camarera china sirve diferentes ingredientes para un plato caliente, incluido marisco, los actores se burlan de los ingredientes, especialmente del marisco. Los comentarios sobre la comida también transgreden a los chinos. Cuando uno de los actores entra al baño y encuentra a su amigo todavía sentado en la mesa, dice: «Si te casas con ella no habrá ningún problema. La enviarás al patio de la casa y se comerá todo lo que encuentre». Este comentario toma el relato de un inquilino chino que come ratas y retrata a la camarera china como malvada y casi peligrosa.
Estas asociaciones del pueblo chino con hábitos alimentarios exóticos han adquirido un nuevo significado geopolítico a la luz de la pandemia. Algunos comentaristas en línea atribuyen el consumo de alimentos prohibidos al brote inicial de COVID en Wuhan, y sugirien que Dios se molestó y castigó a los chinos. Otros son más directos y relacionan el sufrimiento mundial de la pandemia con las elecciones alimentarias de los chinos: «Los chinos comieron la comida… y los pueblos del mundo se están lavando las manos».
Producción de recuerdos y apropiación cultural
Además de los diferentes hábitos culturales de las comunidades chinas, la apropiación cultural china ha surgido en el discurso popular sobre China en Etiopía. El debate sobre la producción china de cafeteras tradicionales etíopes es un ejemplo notable. Etiopía se precia de ser uno de los mayores productores de café del mundo y también se le conoce como la cuna del café. La técnica tradicional de preparación del café usa unas elegantes vasijas alargadas de arcilla negra llamadas jebena, fabricadas por artesanos etíopes. Pero recientemente han aparecido en los mercados y tiendas de cerámica etíopes jebenas fabricadas en China.
La reacción del público ha sido variada, desde cierta admiración por la eficacia china e incluso la esperanza de modernizar la producción etíope de jebena, hasta preocupación de que algunos chinos reivindiquen el jebena como invento propio, y críticas por sus características inauténticas, como su color blanco en lugar del negro tradicional. Algunos cibernautas afirman que comprar jebena fabricada en China es una falta de respeto al producto tradicional y pone en peligro los ingresos de los artesanos etíopes.
La fabricación china de prendas tradicionales etíopes es otro de los temas de debate más acalorados. Las prendas tradicionales, hechas de delicado y fino algodón, que suelen usarse en las ceremonias religiosas, son caras y son hechas a mano. Esto cambió con la fabricación china, que produce una versión mucho más barata con materiales típicamente sintéticos. Aunque estos productos más baratos se venden y compran en los mercados de Etiopía, la producción china ha recibido muchas críticas, y algunos hasta apuntan a los propios consumidores. «¡No deseamos unas felices fiestas a quienes usan ropa cultural fabricada en China!», dice una publicación en Facebook.
Otros comentarios críticos avergüenzan a los funcionarios locales, en este caso de la región de Amhara, por aceptar los vestidos tradicionales etíopes fabricados en China y usarlos durante la celebración de Ashenda. Algunos comentarios se dirigen al público etíope en general por no haber desarrollado la industria etíope del tejido a mano para convertirla en un producto exportable y haber dejado que los chinos se apropien de los diseños de la ropa tradicional etíope y se beneficien.
El interés público por los hábitos alimentarios exóticos chinos y por la posible apropiación de la cultura tradicional etíope habla de mayores desavenencias en los encuentros sino-etíopes. A nivel oficial, la relación sino-etíope parece seguir evolucionando como una asociación. Recientemente, se entregaron 300 000 dosis de vacunas chinas a Etiopía. A pesar de este gesto de generosidad de China, en Etiopía existe una preocupación social generalizada por la creciente presencia de China, enmascarada como exótica y peligrosa, y por la fuerza económica china como intrusa e inoportuna al «modernizar» la cultura etíope.
Los funcionarios etíopes seguirán celebrando los préstamos, las inversiones y las vacunas chinas, pero el flujo de capital podría no traducirse en encuentros culturales más profundos. Finalmente, el compromiso económico seguirá coexistiendo con los temores culturales y las sutiles expresiones de resistencia de la sociedad etíope.
Este artículo forma parte de una investigación del Observatorio Cívico de Medios sobre las narrativas contrapuestas sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y explora cómo las sociedades y las comunidades tienen diferentes percepciones de los posibles beneficios y perjuicios del desarrollo liderado por China. Para saber más sobre este proyecto y sus métodos, haz clic aquí.