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Inmigrantes sirios son víctimas de «mafia del tráfico de personas» en cárceles libias

Categorías: Europa Occidental, Medio Oriente y Norte de África, Italia, Libia, Siria, Juventud, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Refugiados

Barcos que transportan a migrantes entre las costas libias y europeas, que son desmantelados tras su hundimiento. Imagen de la revista Baynana.

El informe fue elaborado por Okba Muhammad [1] y publicado [2] en «Baynana» [3], revista independiente en línea para migrantes sirios en España. Se reproduce aquí en virtud de un acuerdo de asociación con Global Voices.

Abu Adnan, de 55 años, trató desesperadamente de vender la reserva de leña que había guardado para proteger a su familia del frío invernal en la ciudad de Nawa [4], gobernación de Daraa, al sur de la Siria. Necesitaba urgentemente dinero para pagar a los funcionarios de la prisión de Ghouta al-Shaal, al oeste de la capital libia, Trípoli, para rescatar a su hijo Ahmed, que había sido detenido por la guardia costera libia en el Mediterráneo.

Ahmed, 17 años e hijo menor de Abu Adnan, se dirigía a Italia el 31 de julio y desde inicios de septiembre estaba en una prisión afiliada al Gobierno de Acuerdo Nacional. Había partido hacía Trípoli a través del aeropuerto internacional de Damasco en mayo, con la intención de emigrar a Europa en busca de una vida más segura que la que llevaba en Daraa, donde los asesinatos [5] son frecuentes.

Muchos jóvenes sirios han abandonado el sur de Siria desde principios de 2021, por la inestabilidad de la región, y por miedo a ser arrastrados al servicio militar obligatorio y lanzados a las primeras líneas del norte del país. Muchos vendieron sus bienes en Siria para recaudar el dinero necesario para pagar a traficantes en Libia para que los llevaran a Italia y Malta en barco a través del Mediterráneo. Pero muchos nunca terminaron ese viaje.

Según el Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos, entre mayo y septiembre de 2021, la Guardia Costera libia ha detenido a 800 jóvenes migrantes sirios [6] cuando intentaban emigrar a Europa por el Mediterráneo desde las costas libias. Los jóvenes están encarcelados en cuatro prisiones de la capital: Al-Zawiya, Ain Zara, Abu Salim y Ghouta Al-Shaal, donde se encuentra Ahmed.

Persecución e incendio en medio del mar

Walid, sirio de 24 años, cuyo nombre se ha cambiado para protegerlo de la persecución mientras permanece en Libia, fue detenido por los guardacostas libios en medio del mar cuando iba a Italia. La embarcación llevaba 105 personas a bordo, que el 31 de julio fueron escoltadas al puerto de Trípoli y luego a la prisión de Al-Zawiya.

En una llamada con «Baynana», Walid describió su detención:

كدنا أن نقترب من السواحل الإيطالية، ثم اقتربت باخرة من القارب الذي كنّا نستقلّه، وبدأوا بالإشارة لنا بأيديهم، قررنا الهرب، لكن قامت الباخرة بإنزال قارب صغير يحمل 6 مسلحين، وقاموا بمطاردتنا ثم أطلقوا النار على محرّك قاربنا حتى تمكنوا من تعطيله، ثم اقتربت الباخرة وقاموا بنقلنا إليها، حيث كان يتواجد فيها قرابة 600 مهاجر آخرين من جنسيات مختلفة.

Estábamos a punto de llegar a la costa italiana cuando un barco se acercó a nuestra embarcación. Empezaron a apuntarnos. Decidimos escapar, pero el barco bajó una pequeña embarcación con seis hombres armados que persiguieron nuestra embarcación y luego dispararon su motor, y lo detuvieron. El barco se nos acercó y nos embarcó, había otros 600 inmigrantes de diferentes nacionalidades.

Los guardacostas del barco comenzaron a confiscar las pertenencias de los migrantes, dinero, teléfonos y pasaportes, arrojaron algunos de estos objetos al mar, según Walid. De ahí, trasladaron a los migrantes a las prisiones de Trípoli en un viaje que duró 10 horas.

«Italia ayuda a los guardacostas libios a interceptar embarcaciones de inmigrantes en el mar y los detiene ilegalmente en centros de detención sin la más mínima supervisión, además de que somete a los migrantes a malos tratos, violaciones, trabajos forzados y trata de humanos», dijo Ana Gonzalez-Paramo, investigadora principal de la Fundación PorCausa [7] de Madrid.

Además, Gonzalez-Paramo señaló que Frontex [8], Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, es una parte muy activa de este mecanismo, ya que envía información sobre la ubicación de los barcos en el mar Mediterráneo desde sus misiones de vigilancia aérea (drones) a la Guardia Costera libia, que a su vez comienza a asaltar las embarcaciones y a devolver a los migrantes a los centros de detención de Trípoli.

Duras condiciones de prisión

En un comunicado de prensa [6] emitido el 12 de agosto, el Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos afirmó que los detenidos viven en condiciones humanitarias muy precarias, señalan que son sometidos a violaciones que afectan a su seguridad y dignidad. El sufrimiento comienza desde el momento en que la Guardia Costera libia intercepta las embarcaciones de migrantes, los golpean y humillan, hasta que los llevan a centros de detención que carecen de requisitos humanos mínimos.

«Comemos lo que nos dan para mantenernos en pie», dijo Walid, y añadió que la única comida del día era a las 10 p.m., y consistía en un plato de arroz incomible por cada cinco personas.

También describe las prisiones como hangares construidos con bloques y cubiertos con planchas de hierro, lo que hace que aumente el calor en el lugar y provoque enfermedades entre los presos, y añade que «decenas sufrían enfermedades de la piel sin ninguna atención sanitaria».

Walid también dijo que Mohamed Youssef Barakat, vecino suyo de unos 40 años y de su pueblo natal, que estaba encarcelado en la misma prisión, murió de hambre y por las malas condiciones de la prisión. Walid se enteró de su muerte horas después de salir del centro de detención.

El investigador jurídico de Euro-Mediterráneo Monitor, Youssef Salem, responsabilizó al Gobierno libio de todas las prácticas abusivas que tienen lugar dentro de las prisiones y centros de detención que dirige, según el comunicado emitido.

Mientras tanto, Baynana no recibió respuesta a las preguntas que envió a Muhammad Hammouda, portavoz oficial de los medios del Gobierno de Acuerdo Nacional en Trípoli, sobre la detención y la tortura de los inmigrantes.

Cooperación europea con Libia

En un informe [9] publicado en julio, Amnistía Internacional acusó a las naciones europeas de complicidad en estas violaciones de derechos humanos, por ayudar a los guardacostas libios a interceptar personas en el mar y a detenerlas en Libia, y de ser plenamente conscientes del sufrimiento que padecen los migrantes. La organización pidió a Europa que pusiera fin a su cooperación con Libia en todo lo relacionado con migración y control de fronteras’

En el informe del 15 de julio titulado «Nadie va a venir a buscarte': Devoluciones desde el mar a centros de detención abusivos en Libia» [10], la organización documentó detenciones arbitrarias, torturas sistemáticas, violencia sexual a cambio de comida, trabajos forzados, y explotación durante los primeros seis meses de 2021. El informe detallaba las experiencias de 53 refugiados y migrantes detenidos en centros controlados oficialmente por la Autoridad Libia contra la Migración Ilegal.

La investigadora González-Paramo dijo:

الاتحاد الأوروبي مسؤول عن همجية ليبيا بشكل مباشر أو من خلال غض النظر عن أفعالها، حيث يتم تمويل الجماعات المسلحة التي تستفيد من المهاجرين، والتواطؤ مع هذه الجرائم يمرّ دون عقاب، بسبب استحالة المطالبة بالمسؤوليات والمساءلة في ديناميات إعادة التوطين أو الاستعانة بمصادر خارجية لمراقبة الهجرة.

La Unión Europea es responsable de la barbarie libia directamente o por hacerse la vista gorda, ya que financia a grupos armados que se aprovechan de los migrantes, y la complicidad en estos crímenes queda impune, debido a la imposibilidad de reclamar responsabilidades y rendir cuentas en la dinámica de reasentamiento o del control migratorio.

Trata de migrantes

Para liberar a los migrantes detenidos en las prisiones, los precios que cobran varían según las prisiones en las que se encuentran. Según testimonios de los migrantes, el precio de la liberación de la prisión de Ghouta al-Shaal, por ejemplo, es de 1200 dólares, mientras que es de 600 dólares para la prisión de Ain Zara y de 800 dólares para la prisión de Abu Salim.

Walid confirmó a la revista Baynana que sus colegas y él pagaron 850 dólares estadounidenses por persona a agentes locales de la prisión y a los vinculados a los contrabandistas y a los funcionarios de prisiones a cambio de su liberación, y describió «el asunto como algo parecido a las mafias de tráfico de personas».

En cuanto a Ahmed, de 17 años, su padre y su hermano se desvivieron por pagar los 1200 dólares para sacarlo de la cárcel y, a finales de septiembre, sigue recibiendo tratamiento en Trípoli para recuperarse de las condiciones inhumanas a las que fue sometido durante su detención en prisiones libias.