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Turquía y Armenia dispuestos a «normalizar sus relaciones» después de casi 30 años

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«Frontera turca» de Dumphasizer (CC BY-SA 2.0 [1]).

Turquía cerró sus fronteras [2] con Armenia en 1993 durante la primera guerra de Karabaj en una muestra de solidaridad con su antiguo aliado Azerbaiyán. Casi tres décadas después, Turquía está evaluando reabrir su frontera tras la victoria de Azerbaiyán en la segunda guerra de Karabaj en 2020.

Durante la visita del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a Azerbaiyán en diciembre de 2020, dijo [3], «Si se dan pasos positivos en esto, abriremos nuestras puertas cerradas». Un mes después, un asesor no identificado de Erdogan dijo [4] al periodista turco Asli Aydintasbas que Ankara estaba lista para «normalizar las relaciones con Armenia».

En febrero de 2021, el ministro del Exterior turco, Mevlüt Çavuşoğlu, condenó [5] el posible intento de golpe contra [6] el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, que dijo que el Estado Mayor emitió una declaración en la que pedía su renuncia.

El 24 de abril de 2021, durante su encuentro con el patriarca armenio Sahak Maşalyan, Erdogan dijo [7], «Es momento de revelar ar que como turcos y armenios hemos llegado a la madurez de superar los obstáculos juntos».

«Todos ganarían» si hubiera un acuerdo regional amplio, El ex primer ministro Ahmet Davutoglu dijo [8] a The Economist en mayo de 2021.

«Como Estado sin salida al mar, una frontera abierta y activa facilitaría el desarrollo económico y aliviaría la pobreza en un país}», escribió [9] Hans Gutbrod, catedrático de la Universidad Estatal de Illa en Tiflis, y David Wood, catedrático de la Universidad Seton Hall en un artículo de junio de 2021 para Foreign Policy. Agregan, «El acercamiento con Ankara también permitiría a Ereván abordar su casi dependencia en Rusia, por lo que promovería mayor estabilidad regional. Y Turquía también se beneficiaría, especialmente con el aumento del comercio».

En agosto, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, dijo [10] que el país estaba listo para fortalecer sus vínculos con Turquía después de señales positivas de Ankara. El Parlamento aprobó [11] un plan de acción de cinco años que afirma que Armenia estaba «lista para dar pasos para normalizar relaciones con Turquía». Aunque el plan se aprobó, fue muy criticado por legisladores de la oposición, según informó Civilnet.am.

Las intenciones de buena voluntad también se reflejaron [12] en que Armenia abrió su espacio aéreo a vuelos de Turkish Airline en ruta a Bakú.

El 29 de septiembre, el portavoz presidencial turco, İbrahim Kalınm, dijo [13] a una televisora turca, «En principio, estamos optimistas sobre la normalización con Armenia. La principal razón por la que terminamos nuestras relaciones diplomáticas y cerramos nuestra frontera en 1992 fue la ocupación de Karabaj. Con este problema resuelto, hay un obstáculo de normalización con Armeni̇a».

Turquía y Armenia estaban cerca de encontrar terrenos comunes en 2008 cuando Turquía el entonces presidente Abdullah Gul viajó [14] a Ereván para ver los dos primeros partidos de clasificación el Mundial de Fútbol entre Turquía y Armenia. Un año después, el presidente armenio, Serge Sarkisian, viajó a la provincia turca de Bursa para ver un partido entre dos selecciones de fútbol. El partido y la visita de Sarkisian a Turquía llegó luego de la firma de una serie de protocolos [15] en Zúrich destinados a normalizar las relaciones entre los dos países. Las negociaciones fueron descritas como «diplomacia de fútbol [16]«, y fracasaron después de que Turquía se retiró por la creciente presión de Azerbaiyán. Armenia declaró [17] formalmente nulos y sin efecto en 2018.

Ahora, las posibilidades de que Azerbaiyán interfiera [10] son escasas. «Ante el retiro de Armenia de esta región, Bakú vio como una traición que Turquía abriera su fronteras y lo criticó muy duramente. Ahora, tras la tregua, este asunto quedó fuera de discusión y no será sorpresa ver un tono más moderado de Azerbaiyán que el de 2009″, dijo Hasan Selim Özertem, analista político en Ankara, en entrevista [10] con Eurasianet.

En Armenia, hay opiniones divergentes sobre cómo esta nueva relación bilateral puede funcionar, seg+un el periodista Ani Mejlumyan en artículo [10] para Eurasianet:

Most Armenian analysts and officials believe that Yerevan should pursue normalization with Ankara one on one, without Russia, Azerbaijan, or anyone else getting involved. Turkey, meanwhile, appears to be more interested [3] in pursuing normalization in the framework of its proposed “3+3” platform, a regional body made up of the South Caucasus states and their neighbors: Armenia, Azerbaijan and Georgia, plus Iran, Russia, and Turkey.

La mayoría de los analistas y funcionarios armenios creen que Ereván debe buscar la normalización con Ankara de forma individual, sin que Rusia, Azerbaiyán ni nadie más se involucre. Turquía, por su parte, parece estar más interesada [3] en buscar la normalización en el marco de su propuesta de plataforma «3+3″, organismo regional formado por los Estados del sur del Cáucaso y sus vecinos: Armenia, Azerbaiyán y Georgia, además de Irán, Rusia y Turquía.

El rol que tendría Rusia está por verse. En el Foro New Knowledge en Moscú el 3 de septiembre, el ministro del Exterior ruso, Sergey Lavrov, dijo [18] que «ahora que acabó la guerra en Nagorno-Karabaj, hay motivos para desbloquear el proceso político, y los lazos de transporte y económico». En 2009, Rusia alentó abiertamente la «diplomacia de fútbol» y recibió bien la firma de los protocolos de Zúrich.

Sin embargo, también hubo «dimensiones morales» en juego, según [9] Hans Gutbrod y David Wood:

To achieve more effective, mutually beneficial relations, both the Armenian and Turkish governments should work to reframe the Armenian genocide—and the wider suffering that accompanied the downfall of the Ottoman Empire—as a shared history. This is an inevitably long, emotionally strenuous process. For Armenia, it means shifting toward a diplomacy that invites Turkish society to engage—whether through exhibitions, travel, or academic and cultural exchange. Indeed, Armenian and Turkish societies have far more in common than what divides them. They may find the same in their histories.

Para lograr relaciones más eficaces y mutuamente beneficiosas, el Gobierno armenio y el turco deberían trabajar para replantear el genocidio armenio –y el sufrimiento mayor que acompañó a la caída del Imperio Otomano– como una historia compartida. Este es un proceso inevitablemente largo y emocionalmente agotador. Para Armenia, significa cambiar hacia una diplomacia que invite a la sociedad turca a participar, ya sea a través de exposiciones, viajes o intercambios académicos y culturales. Es más, las sociedades armenia y turca tienen mucho más en común que lo que las separa. Pueden encontrar lo mismo en sus historias.

Una forma sería centrarse en las acciones y experiencias individuales en lugar de centrarse en los «castigos colectivos», argumentan Gutbrod y Wood. Señalan que las historias de quienes se solidarizaron con los armenios siguen sin contarse, y quizás ahora sea el momento adecuado para sacarlas a la luz, para reconstruir los lazos. Pero eso dependerá de la voluntad de ambas partes. Según [11] el plan de acción aprobado por el Parlamento armenio a finales de agosto, el Gobierno de Armenia seguirá presionando «para que las capitales del mundo reconozcan el genocidio armenio», lo que «reforzaría el sistema de garantías de seguridad de Armenia». Puede resultar más difícil. Ruben Melkonyan, académico de estudios turcos de la Universidad Estatal de Ereván, cree [19] que Armenia podría tener que abandonar el reconocimiento del genocidio ahora que el país está «en una posición débil».